LA PÁGINA DE ANDRÉS MORALES
La página de Andrés Morales (1962), poeta, ensayista y académico chileno, es un Blog de apuntes y escritos abierto a todos aquellos interesados en la literatura y, en especial, en la poesía. Contiene poemas, artículos, notas, comentarios, críticas, reseñas, fotografías y en general, todos los tópicos imaginables e inimaginables en torno a la poesía, el cine, la prosa y la literatura chilena, hispanoamericana, española y europea de todas las épocas y estilos.
Buscar este blog
José Saramago
viernes, 21 de marzo de 2025
viernes, 14 de marzo de 2025
jueves, 13 de marzo de 2025
martes, 11 de marzo de 2025
sábado, 8 de marzo de 2025
"LUIS SEPÚLVEDA, UN RECUERDO ENTRE EL ARTE Y EL AMOR ETERNO" POR EL POETA Y CRÍTICO ANTONIO ARÉVALO
La primera vez que vi a Luis Sepúlveda no sabía quién era. Yo había llegado a Biarritz unas horas antes, desde Roma, en tren, con motivo del Festival Biarritz Amérique Latine. Francisco Smythe me había llamado desesperado para hacerme una petición, la de llevar todos los cuadros de su autoría que yo tuviese. Pues las obras que debía haber recibido desde Santiago para exhibirse en tan importante festival, cuyo país invitado aquel año (1993) precisamente era Chile —, nunca llegaron. Así pues, me tocó viajar durante toda la noche. Salí de Roma, hice transbordo en Niza y llegué a Biarritz tras horas de viaje y en compañía de aquellas obras de arte clandestinas.
Descolgué de las paredes de mi casa al menos siete
cuadros de Smyhte. Eran obras que formaban y forman parte de mi propia
historia. Su incursión en las montañas es extraordinariamente hermosa,
mostrando una explosión de colores. Singular resulta la espontaneidad con la
que se crea la puesta en escena, exhibiendo una belleza que invita a adentrarse
en una especie de perspectiva o mirada de conexiones paradójicas entre el fu-
turo y el pasado, en un tiempo ya desaparecido.
Para ese viaje pude llevar conmigo muy poca ropa y
ningún equipaje, tan solo aquellos cuadros enfardados con extremo cuidado,
ocultos, camuflados. Los puse bajo la litera. Afortunadamente nadie se dio
cuenta del contenido y pasé sin problemas la frontera italo-francesa.
Me esperaba en la estación uno de los organizadores.
Entregadas las obras, me facilitó las direcciones del hotel, del restaurante y
del festival. A primera hora de la tarde me presenté en el festival, una gran
sala llena de acogedores sofás. Fue toda una sorpresa encontrar allí tantos
amigos. Mucha prensa, muchos escritores chilenos. Entre ellos, Jorge Edwards,
Mario Vargas Llosa, estaba Roberto Matta exponiendo una muestra del título
“Donqui”. Entre saludos, los flashes de los fotógrafos no cesaban.
Hasta que, de repente, todo paró. Apareció un hombre
de riguroso negro, con barba, botas y camisa desabrochada a la altura del pecho.
Era Luis. Inmediatamente toda la prensa abandonó al resto de los allí presentes
y se lanzó en pos de aquel hombre de barba y gafas, el cual no parecía prestar
atención a nadie más. Se puso a hablar de la revolución latinoamericana, del
momento vivido, de la libertad en Chile. Expresó que no apoyaba la
Concertación, lo cual era nadar a contracorriente, ni tampoco sus acuerdos con
los fascistas, con quienes habían hecho la tan discutida Constitución de 1980.
Pregunté quién era, pero nadie lo sabía. Se creó una especie de histeria por
parte de las personalidades presentes. Un resentimiento aristocrático, diría
yo, circunstancia que me divertía, pero no hice ademán de presentarme.
Permanece en mí todavía aquella imagen suya tan irreverente.
La segunda vez que coincidimos fue cuando me tocó
hacer de cicerone y enseñarle los encantos del estío romano. Me lo llevé al Bar
della Pace. Bartolo, el legendario Bartolo, creador de aquel mítico local, hizo
el resto. Pronto estuvimos en la mira de los paparazzi, con el precursor
Rino Barillari, retratista de la dolce vita. El ambiente del bar
era cautivador. Recuerdo que Benedetta Mazzini, la hija de Mina, pidió ser
presentada.
Eran los años buenos de la noche romana, cuando a uno
lo sorprendía el amanecer con facilidad. Aquella noche no fue diferente. Pasé
los dos días siguientes en la cama con un buen resacón, prometiéndome dejar las
bebidas de alta graduación de una vez por todas. Y así fue. Más tarde serví de
intermediario entre Luis y periódico histórico de Roma, Il Messaggero.
Luis Sepúlveda ya era muy famoso en todo el mundo. La primera columna que
publicó no era sino el relato de un paseo nocturno por Roma, recién llegado a
la ciudad. Conseguí que una trattoria estuviese abierta a las dos de la mañana,
solo para él, al lado del Panteón. Un típico plato de pasta al olio,
aglio e peperoncino (aceite, ajo y aji) sirvió para mantenerlo con
fuerzas durante las horas siguientes.
Tenía 47 años y habían pasado siete desde la
publicación de El viejo que leía novelas de amor, su libro más
famoso. Luis Sepúlveda empezó a colaborar con una columna en Il
Messaggero en 1996, tras la invitación de quien había sido nombrado
director poco antes, Pietro Calabrese.
En el periódico tuvo lugar un gran encuentro con una
importante crítica de teatro, Rita Sala. Rita abandonó a su gran amor, un
director de orquesta de origen griego, por él. Nacida en Bolonia, había
iniciado su carrera periodística en La Stampa, aunque muy pronto se
mudó a Roma. En la capital italiana se convirtió en una de las voces más
importantes del Messaggero. Luis solía pasarse por la redacción el
domingo a primera hora de la tarde, cuentan los periodistas del Messaggero,
momento en el que había menos concurrencia. Lo hacía siempre acompañado de su
amiga Rita, la encargada de traducir sus columnas. Pero la historia terminó.
Más tarde se supo que Luis había vuelto con su primera esposa, Carmen, el amor
de su vida, una de las rosas de Atacama.
En 2018, Carmen y Luis vinieron a Roma. El embajador
chileno en Italia, Fernando Ayala, presentó el libro de Carmen. Fue la última
vez que los vi.
Luis Sepúlveda conoce a Carmen Yáñez en 1968. Carmen
tenía 15 años. Tres años después, deciden casarse en Santiago de Chile. En 1970
se produce la elección de Salvador Allende como presidente del país. Tras el
na- cimiento del primer hijo, el feroz golpe de Estado encabezado por Pinochet
y los militares felones termina con la presidencia de Allende, instaurando un
régimen dictatorial que va a durar 17 años. Para ambos es el comienzo de un
periodo de clandestinidad, detenciones, torturas y represión. Sus vidas
entonces toman caminos distintos.
Sepúlveda deja Chile en 1977, Carmen cuatro años
después. Él se instala en Alemania, ella en Suecia. Pero el destino los vuelve
a reunir en 1996. Poco después viajan a París. En 2004, ya en Gijón, en el
norte de España, se vuelven a casar.
Unidos
por un hilo inquebrantable que entrelaza sus destinos desde siempre. La historia
de amor entre Luis Sepúlveda y Carmen Yáñez, poeta chilena, parece salida de
una novela, tal y como confiesa un poema de Sepúlveda titulado La más
bella historia de amor.
Sobrevivientes
del régimen de Pinochet y de la inaudita violencia desatada por la dictadura y
las torturas en la cárcel. Más tarde separados durante años y finalmente reencontrados.
Volvieron
a luchar juntos contra un enemigo común: el coronavirus. Carmen, de nuevo,
logró vencer y sobrevivir. Pero Luis, en cambio, esta vez no lo consiguió. El
16 de abril de 2020 el escritor chileno fue uno de los primeros en morir a
causa del virus.
Se
podría pensar que, ante semejante amor, ni siquiera la muerte representa el
punto final. Como la poesía, los sentimientos saben sobrevivir.
A cinco
años de su desaparición, el presente escrito quiere ser un sincero homenaje al
amigo, a los poetas, Carmen y Luis, en definitiva, un homenaje a la historia de
un gran amor.
https://www.meer.com/it/87415-luis-sepulveda-un-ricordo-tra-arte-e-amore-eterno
miércoles, 5 de marzo de 2025
viernes, 28 de febrero de 2025
SELECCIÓN DE POEMAS DEL LIBRO "LOS REFLEJOS DEL AGUA" DEL POETA ESPAÑOL VICENTE BARBERÁ ALBALAT
A MODO DE ELEGÍA POR LA
MUERTE DE JOAQUÍN RIÑÓN
Perdónanos,
Señor,
pero nuestros ojos se pierden
en la noche
y solo encuentran las sombras
que la piel de la luz deja en
tus huesos.
Joaquín
Riñón
Sí. Puedo comprender por qué estoy triste.
Me siento como parte de la nada
que atenaza mi negra singladura
en un mar cuyas olas,
las heridas del tiempo y de su huella
no cesan de azotar.
A menudo nos llegan sentimientos
que alteran las miradas más profundas
y entonces apareces, todo luz,
con un halo de enorme intensidad
que conmociona y hunde mi alegría.
Todo altera los bordes de mi calma
y hasta el cielo se impregna de silencio.
Los badajos no están en sus canciones
y ya nada es lo mismo que antes fuera.
Tu Malvarrosa entera se desploma
y llora largas lágrimas.
Sin olvido recorro caminos compartidos.
Ningún rezo me sirve de consuelo.
Atrás quedaron, todas, tus querencias:
el cariño a tus hijos,
tus versos, tus poemas y ese gesto jovial
que el dolor de tu muerte no ha apagado.
Sefa ya nos dejó y hoy estáis juntos
en el lecho profundo inamovible
que acoge indiferente nuestros sueños.
Tu ausencia no será definitiva,
amigo fiel y confidente,
siempre hallarás reposo en mi memoria,
en mi modo de ser roca y estío.
Interminables idas y venidas
por las limpias aceras
de la Avenida de Aragón,
de tu casa a la mía,
en Siete Aguas,
donde cielos e infiernos
fueron
negados.
Mejor soñar en nada —escribiste una vez—
sin la negrura fría del misterio.
Hoy el misterio envuelve la espesura
de lo que fue y será, aunque no sea.
Pero mientras, amigo, del alma amigo,
nada podrá borrar nuestra amistad
y nunca morirá tu Malvarrosa.
Siempre en su playa quedarán
dicha y arena ardiente para encender tu luz.
Quién sabe si algún día
podremos conversar de nuevo
sobre tantas cuestiones que juntos compartimos.
ABISMO DE TINIEBLA
Piel
del aire que ciñe las palabras
de dulce transparencia incomprensible
cuando amanece el alba entre las nubes
coloreadas de blanca primavera.
Aire
que se diluye en nuestro pecho
y alienta las miradas de los pájaros
como una mariposa taciturna
que
abraza la alborada con sus alas.
No
hay soledad ni abismos imposibles,
los labios no conocen los secretos
que esconde el viento en su veloz partida.
Porque
morir no es solo claudicar
más allá de la luz del horizonte
donde el mar es abismo de tiniebla.
CHARLIE
Se
dirigía ilusionado
a la Quinta Avenida de Manhattan.
Se
cruzó en el camino con John Brown.
—¿A dónde vas, amigo?
—A ver a Dios.
—¡A ver a dios!
—Sí, en la esquina de St. Patrick
con la calle 50.
Pasaron
muchos años. Más de cien.
Miles
de pájaros murieron
y allí, con barba larga, estaba Charlie.
—¿Aún no ha llegado Dios?
—Querido John, tranquilo:
Yo sé que llegará
mañana.
HOY ME ALEJO INFELIZ DE LA TABERNA
El
hervor de la plaza me conmueve
y veo que los jóvenes disfrutan.
Al
dejarlos, recuerdo
las
horas que pasaron
entre copas
y risas.
Nada
fue tan hermoso.
Hoy el
vino no sabe como entonces
ni mis certezas son como debieran:
no me
atraen las rimas becquerianas
ni los versos románticos de Keats
ni me mueve mi Dios para quererte
en
este tiempo nuevo
que a
mi lado camina.
La
belleza del día ya ha pasado
y hoy me alejo infeliz de la taberna.
KAIRÓS
Y
quien habrá perdido seré yo.
César Vallejo
Tal
vez
estés
en el momento pertinente.
Como
amapola, como sol,
como quien sabe
esa oportunidad que alguien le da.
Es el
tiempo adecuado,
como una flor
consciente de su frágil consistencia
y en perfecto equilibrio, equidistante,
como funambulista experto.
Y con
toda la carga y la justa retórica
que acomoda el momento a la intención
y liga el pensamiento a la conducta
y al intenso diamante
de tu carácter, ánimo y razón.
Es tu
tiempo adecuado,
el que
debes buscar,
no importa en dónde estés.
No
dudes, aprovéchalo.
Después
vendrá el silencio.
Y
quien habrá ganado serás tú
THE BLACK WIND
El
viento negro viene del desierto,
viene cargado de intenciones sórdidas.
Es el
maldito viento que nos mata,
nos mata o nos arrastra hacia la muerte.
Reseca
las gargantas con su polvo,
y la lluvia lo posa sin clemencia
sobre los edificios de las urbes,
llenando el aire de una densa bruma
que esconde sin pudor la malbendita
intención controlada de su espada.
Entra
en todas las casas sin permiso
y se sienta en las sillas del despacho.
En su
seno transporta las peores
bacterias, entrenadas y dispuestas
a
suplantar el orden de la luz.
Atraviesa
la piel de las personas
y absorbe el contenido de la estancia.
De todo lo que toca se apodera
incluyendo la música del aire
y el sonido profundo del silencio.
UN MISMO RÍO
Recuperar
de nuevo la alegría,
vivir la misma piel,
sentir los dos en uno el mismo río…
De
nuevo disfrutar,
y esta vez para siempre,
sobre
horizontes llenos de grata lejanía
en una noche clara de nardos insumisos,
y en medio de las olas de un mar oscuro azul
vibrar con las estrellas en su angélico fuego.
Serán
días de música de perfecta cadencia,
días
para gozar con sorprendido amor
ni tan
siquiera haciendo por merecerlo nada.
Sin
perder cada uno su andadura emprendida,
sin prisa, lentamente, sin tener un horario,
hacia nuestro destino, esa cita que espera
y que siempre es final de lo que hemos vivido.
Y SI NO FUERA ASÍ
Que yo
fuera una luz que alumbrara la noche,
que
pudiera gozar del calor que me falta.
Y la
noche que fuera una brisa de viento,
Y si
no fuera así,
si no luz,
si no brisa,
si no viento
ni
noche inolvidable,
déjame
que me aleje
de la angustia que agobia
mi espera
indefinida.
Vicente Barberá Albalat (Ibarzos-Sierra Engarcerán) Castellón, 1937), es Maestro de Primera Enseñanza, Graduado Social, Licenciado en Filosofía y Letras (Sección de Pedagogía) por la Universidad de Valencia y Doctor por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Autor
y coautor de más de 40 libros y de un centenar de artículos en la prensa
especializada, destacamos sus libros (solo poesía):
A) Poesía: De amor y sombras (Páginacero, 2014), Ensayo para
un concierto y otros sonetos (Olélibros, 2016), Flor en el agua (Lastura, 2018), Después del Amor (Olélibros, 2018), Sonetos impares (Olélibros, 2018), Oscura y clara luz (Olélibros, 2020), Ese malbendito amor (Lastura, 2020), Cuaderno de soledades (Olélibros, 2021), Desde el andén
(Olélibros, 2022), La vida que vivimos (Olélibros, 2023) y Los
reflejos del agua (Olé Libros, 2024).
B) Otras actividades y
colaboraciones: Fundador del Club Poetas del Ateneo y
cofundador de El Limonero de Homero con cuyo grupo ha participado en cinco
antologías poéticas (2010, 2011, 2012, 2017 y 2021) ha organizado y participado
en numerosos recitales. Coordinador de EL AULA I DE POESÍA del Ateneo de
Valencia y creador y responsable del CICLO POETAS EN EL ATENEO. Ha participado
en las siguientes antologías: Poesías y
aparte (Creaciones literarias, 2008),
Alquimia de los sentidos
(Hipálage, 2010), Arquitectura de la
palabra (Alfons el Magnànim, 2012), Noche
soñada (2013), Antología
internacional de poesía contemporánea (Punto Didot, 2014), Antología pro derechos humanos II
(Ateneo Blasco Ibáñez, 2016), Miradas
para compartir la luz (Boreal, 2016), Ártemis
II (Boreal, 2017), Poetas y realidad
(Evohé, 2018), Épocas, (Joan
Machirant, 2019), Poetas del Ateneo
(Olélibros, 2018), Letras de porcelana
(Mis escritos-Buenos Aires, 2021), El
camino de las estrellas (Lastura, 2021), Torrent de paraules (Ajuntament de Torrent, 2021) y Anthologie Poétique & Artistique
Mondiale (editura pim, 2021). Ha publicado en Pliegos de Ítaca, Hojas de abedul y en las revistas Sant’Ana, Amigos de la Poesía, Corondel,
Valencia escribe y HLC.: Ha obtenido el segundo premio
en el XIV Poesía de Otoño y sido finalista en los certámenes
de Alfambra (en dos ocasiones), Ángel Ganivet y Premios de la Crítica
Valenciana (en tres ocasiones).
martes, 25 de febrero de 2025
PRÓLOGO DE LA ESCRITORA Y ENSAYISTA DRA. ZELJKA LOVRENCIC AL LIBRO "BITNO / ESENCIAL" DEL POETA CHILENO ANDRÉS MORALES
Andrés MORALES MILOHNIĆ: Bitno / Esencial,
Poemas seleccionados, Rama de Istria de DHK, Pula, 2025, 180 p. Traducido del
español por: Željka Lovrenčić.
El poeta, profesor universitario y ensayista chileno
de raíces croatas, el académico Andrés Morales Milohnić es considerado por la
crítica como uno de los mejores poetas hispanoamericanos de la generación
media. Su poesía ha sido publicada parcialmente en catorce idiomas.
En 2002, sus Poemas Seleccionados fueron
publicados en Croacia por D.S.M. Grafika, traducidos por Jordan Jelić y por mí.
En Santiago, por otro lado, se publicaron los libros bilingües
español-croata Poems/Poemas (2011) y Escrito en
glagolítico (2018), que también traduje al croata. También he
traducido sus poemas para las revistas Forum y Reči.
Conozco a Andrés desde hace mucho tiempo. Cuando vivía
en Chile, solíamos salir. Hemos publicado una traducción conjunta del
libro Poesía croata contemporánea (1997) y El viento
de las estrellas oscuras (2003) de Drago Štambuk. Escribió el prólogo
del libro de Mladen Machiedo titulado El emigrante y otros poemas, publicado
en Santiago en 2014. Como gran promotor de la cultura croata, publica noticias
sobre nuestro país y mis traducciones de las obras de escritores croatas
contemporáneos en su sitio web dedicado a Croacia.
Andrés Morales Milohnić (Milohnic, ed.) –
junto a Antonio Skármeta, Juan Mihovilovich y Ramón Díaz Eterović – pertenece a
un grupo de escritores chilenos con raíces croatas que representan lo más alto
de la literatura de este país sudamericano. Afirma que la poesía es su
"cadena perpetua" y dice: una vez que navegas por estas aguas, no hay
vuelta atrás. La poesía exige cada vez más del hombre. Comenzó a escribir a la
edad de trece años, publicando su primera colección a la edad de veinte. Su
poesía es hermética, es decir, no cree que un poeta deba confesarse al lector,
pero no debe cerrarse hasta el punto de la incomprensibilidad. La forma es
importante para él, su ego no está en primer plano. Sus temas frecuentes son el
dolor humano, el Mediterráneo, la soledad... En una entrevista, declaró:
"Soy oscuro porque veo el futuro". Le gusta la literatura del
palimpsesto (como decía Borges), es decir, Añade palabras de otros autores a un
gran tablero literario. Le gustan los juegos de palabras, la rima oculta, la
poesía libre, espontánea, pura. Su poesía es como el ruido, delata la desconfianza
del poeta hacia la palabra y el mundo, su cautela. Andrés Morales Milohnić
tampoco cree en la antipoesía, aunque aprecia mucho a Nicanor Parra. Continúa
con éxito la línea poética de sus compatriotas Óscar Hahn, Gonzalo Rojas y
Miguel Arteche, y sin duda de Pablo Neruda y Nicanor Parra, quienes demostraron
al mundo entero que Chile es tierra de poetas. Está influenciado por T. S.
Eliot, Rimbaud, Sor Juana Inés de la Cruz y Mallarmé. Por un lado, la poesía es
una de las formas de acercarse a la realidad y dar una visión personal de la
misma. Y por otro lado, es el mundo de lo imaginario, lo ficticio, el mundo de
los sueños. Morales dice que siempre compara la poesía con la física, la
astronomía, las partículas atómicas y las estrellas. Le proporciona un universo
entero e interminable con multitud de estrellas y galaxias; Es como una caja
china llena de sorpresas y posibilidades extraordinarias. No cree que la poesía
vaya a desaparecer nunca porque sea ante todo el canto. Andrés Morales Milohnić
es un poeta que rema de manera diferente a los demás. Su poesía no es fácil. No
causa risa ni ironía. Tal vez haya un poco de amargura en ello. Implica
reflexión y participación del lector. En su primera colección, Por
ínsulas extrañas, rechaza casi todo. Esto es poesía nihilista. Más tarde,
sus temas frecuentes fueron el amor, la muerte, el tiempo, el lenguaje, la
incapacidad de comunicarse, la decadencia del mundo y la belleza. Se puede
sentir su amor por la luz y la ligereza, pero también por la oscuridad y la
soledad. En la colección Verbo reflexiona sobre el lenguaje,
el hombre en general y los acontecimientos del mundo. Es una poesía que critica
la realidad y al mismo tiempo se reconcilia con el imaginario. La
colección Visión del oráculo contiene poesía profética en la
que el poeta demuestra que el hombre no solo tiene cerebro sino también
intuición, y el poeta es un gran visionario. Los temas de esta colección son:
el destino, el sueño, lo profético, el lado oscuro del mundo... La segunda
parte del libro se basa en la leyenda de amor entre la famosa reina fenicia
Dido y Eneas, pero los versos son más reflexivos que el amor. Morales Milohnić
ha afirmado en repetidas ocasiones que la poesía amorosa es la más complicada
para él.
Sobre este poeta, Eduardo Milán en el periódico
mexicano Vuelta afirma que este poeta "... Escribe con
asombro y recelo, su poesía no es un acto operacional sino un murmullo,
prevalece la cautela en sus palabras y en su trato con el mundo". Señala
que la poesía de Morales "... Progresa un poco, luego se detiene, es
cuestionable o afirmativo, se disuelve y luego se funde con su eco".
Señala además que Andrés "... dudando de sí mismo, duda del mundo, y el
mundo, a su vez, se refleja en un lenguaje roto y roto". La crítica Ana
María Cúneo de la Universidad de Chile enfatiza la necesidad de unidad de este
poeta, su deseo de una estructura poética que se materialice en una
organización casi matemática de los poemas. Miguel Arteche escribe sobre su
colección Escenas del derrumbe de Occidente que
trata de la decadencia de Occidente y de los tiempos turbios envueltos en la
muerte que se intentan tapar con el éxito, el poder o el dinero. También señala
que no hay un título clásico del poema en esta colección, sino solo sus
anuncios. Los reinos infernales que explora el poeta son festividades ardientes
y diabólicas, pero también heladas. El poeta escribe sobre sueños llenos de
pesadillas, sobre el demonio del reloj, sobre el dolor que se produce por la
noche, amigos muertos en la puerta, filas de muertos amontonados unos encima de
otros, sobre la espera en el puerto de un barco que nunca volverá a aparecer,
sobre el vals de la despedida... De hecho, Morales Milohnić explora el infierno
del presente. Pero, concluye Arteche, al final, con los versos, aparece el
relámpago, la belleza aún no vista de la paz en islas moradas de belleza
deslumbrante. La música del mar revela el tiempo y un largo aliento de silencio
como único alimento. Es un viaje a través del infierno y el purgatorio, y a
través de las ventanas abiertas se puede ver la playa de la infancia. Concluye
que Andrés Morales utiliza hábilmente su habilidad y la fuerza de sus pinturas
aquí y en otros libros, y en el temblor de la nostalgia encuentra el aliento
perdido de la infancia, que para el poeta es como una nueva vida. El
poemario Réquiem (2001), en palabras de Rolando Carrasco,
"moraliza" desde el interior de un poema ritual de la más trágica
modulación sobre el hombre, la muerte y la experiencia histórica. Escribe que
"... anunciando el nuevo milenio y siguiendo su aliento destructivo, los
versos de esta colección actualizan los latidos de la doble conciencia poética
que, sobre todo, impregna la última obra de Andrés Morales". Y continúa:
"Al practicar un pensamiento poético constante en la obra de Morales, los
signos inevitables de la destrucción de los elementos de la naturaleza y del
mundo se resistematizan en esta colección de versos, no solo para resaltar la
experiencia cósmica del fin en una metáfora, Kairós – que garantizaría a los conversos
un nivel suprahistórico – sino también porque es un anuncio profético que una
vez más prepara el escenario para la hazaña excepcional del destino humano – en
el tiempo y en la muerte. La polifonía de Mozart y la tragedia griega fingida
representan la suma de siglos de muerte, en los que encontramos en la expresión
dolorosa de la súplica y la súplica una pizca de culpa que haría posible un
nuevo nacimiento". Sin embargo, al final de la introspección poética de
Andrés Morales Milohnić, en la colección Réquiem, encontramos un
atisbo de renovación: Lux Aeterna.
Cuando Andrés Morales Milohnić publicó su primer
libro, el poeta chileno Gonzalo Rojas dijo que Milohnić estaba condenado a ser
poeta, a vagar, vagar, vagar y hacer lo que quisiera, dando prioridad al
éxtasis del sacrificio. También se dijo que este poeta, hoy grande y
significativo, no se quedará en un libro, sino que crecerá, volará... Andrés lo
confirmó muy bien. Así lo confirma esta selección, que, según sus deseos,
incluye todos los poemas de la colección Esencial y una
selección más corta de las colecciones Variaciones sobre "La
Pantera" de Rainer María Rilke y Premoción del vacío.
Željka Lovrenčić