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DESCUBREN
SU DESEO POR LAS NOCHES. LOS PERROS VAN LADRANDO Y ELLOS GRITAN. NADA LOS
DISTINGUE
NI
SEPARA. ES EL SUEÑO, EL PERFUME, LA DESGRACIA, DEL CRUEL DERRAMAMIENTO EN EL
PLACER.
Queremos perpetuar la descendencia
del líquido vertido en el vacío,
queremos deshacernos para entonces
abrir aquella herida deslumbrante.
Nada nos detenga en el impulso,
en la fiel cabalgadura emborrachada;
otros ya bebieron, vaya ahora
el turno de los muertos sin simiente.
Otros al destierro, al pan, la lluvia,
nosotros al desgarro, a la tortura
del húmedo en agraz sometimiento.
*
ABARROTADO
EL TREN DE LOS INSOMNES, DE LOS MUERTOS, DE LOS COTIDIANAMENTE ENFERMOS, MIRAN
SIN MIRAR LAS HORAS; OYEN SIN OIR EL RITMO, LA EXTRAÑA JUVENTUD QUE NUNCA HA
SIDO, LA PÚTRIDA VEJEZ ADONDE LLEGAN.
El trabajo hará libre a los esclavos,
el trabajo saciará aquellos sueños,
el trabajo dignifica y ennoblece,
el trabajo con vigor de una sonrisa.
El trabajo de amoníaco y vinagre,
el trabajo de Caín, de Abel, de Adán,
el trabajo de la cruz y la condena,
el trabajo del sudario, de la esponja.
El trabajo de los Hércules y Aquiles,
de David y Goliath, de aquel vecino
calvo ya de tanto hacer el gesto
de primate, de mandril, de mono enfermo.
El trabajo de animales en la feria,
el trabajo de las pulgas y de hormigas,
el trabajo como buey o como toro,
el trabajo del silencio sin derrota.
El trabajo de seguir en la batalla,
el trabajo sin amor en la pasión,
el trabajo que nos grita y nos escupe:
Todo eso sin descanso, sin dulzor.
*
SIN
ODIO, INDIFERENCIA NI PECADO. SIN MARES QUE CRUZAR PORFIADAMENTE; AUSENTE LA
BELLEZA DE LOS LABIOS: PERDIDOS EN EL HONDO POZO YERMO, SIN MIEDO NI DOLOR, SIN
EL PLACER, SIN PATRIA NI VENTURA, NI DESGRACIA: SIN SUEÑOS QUE SOÑAR NOS
DESCUBRIMOS CON LAS ENTRAÑAS SECAS EN LA TIERRA.
La ascensión es materia de los dioses
o de ángeles caídos que prosperan:
nosotros nos quedamos en el puerto
esperando algún navío que no vuelve.
Es la cruel esclavitud, la servidumbre,
la piedra que destroza nuestros dientes;
aquella única pasión entre montañas
de voces y espejismos desgarrados.
Lúcidos, huir de lo querido,
de la mísera porción de vida plena:
creer que la alegría nos devora
en un extraño rapto de avaricia.
Ninguna vana luz, ningún relámpago,
nada en el desierto: nadie aguarda.
La cárcel es la única morada.
*
EN
LA NIEBLA O EN EL SOL, DESPREJUICIADOS. LIBRES DE CADENAS Y GRILLETES. ALEGRES
DE VIVIR LA MUERTE ENTERA. ESTATUAS DE VACÍO VAPOROSO: PRESENCIA CONTENIDA,
DESLUMBRADA.
Los fantasmas no persiguen a los niños,
no destierran ni condenan, no nos mienten.
Los fantasmas ya no lloran por el odio,
no construyen el rencor, no palidecen.
Se contentan con gemir, con una risa
que penetra las murallas, las ventanas.
No nos buscan ni nos llaman, no repiten
la absurda ceremonia del temor.
Los fantasmas son heridas que no
cierran,
pensamientos huidizos de las noches:
Guerreros que regresan, no cobardes,
sueños despeñados sin amor.
*
ENTRE
EL RITMO Y EL DEMONIO DEL RELOJ, EN LA CRUEL DESOLACIÓN DE LO BALDÍO, DETRÁS DE
LAS MONTAÑAS DE CONCRETO, EL MAR POR FIN SE QUEDA DETENIDO; EL MAR YA
NAUFRAGADO EN TANTOS AÑOS, EL MAR, TESTIGO INMENSO DE LA MUERTE.
La música del mar desde la tierra,
el óxido de sal que no corroe,
los ángeles, las olas, el estruendo
de todo lo pasado en un instante:
el círculo de fuego, las palabras,
el gesto que acaricia sin venganza,
lo inútil, el espacio, aquellos gritos,
la marcha de los pies sobre la arena.
La insólita belleza de la calma,
el largo aliento quieto del silencio,
las horas del que vuelve con sus redes
llenas o vacías de esperanza.
Ciudades en la orilla que enrojecen,
bajeles, naves, remos que lo cruzan:
comercio de los ojos deslumbrados
y ávido rencor, envidia, llanto.
Historia de la historia que resuella,
que entonces es ahora y es mañana;
olvido que desangra en sus confines
bebiendo la memoria de sus pasos.
El ojo que lo mira, el ojo inquieto
habrá de ennoblecer su huella pura.
Nada ha de morir en este canto:
La música del mar descubre el tiempo.
(A Drago Štambuk)