Un caballo llora al sur de los espejos,
cruje el mar, la tarde
solemnemente fría.
El hábito molesta,
la piel estalla en gotas
de un sudor espeso
fétido e insomne.
Los perros se golpean.
se muerden, agonizan,
los gatos se degüellan
y beben sus orines.
El hábito maldice
al cuerpo y su delito.
Y un niño rompe en llanto.
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