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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

martes, 26 de julio de 2022

ACTIVIDADES DEL II CONGRESO DE FOLCLOR HISPANOAMERICANO ORESTE PLATH 2022





 

"ANTONIA DE LOS BARES" POR EL ESCRITOR CHILENO ANÍBAL RICCI


Nunca me agradó mi casa. Me sentía incómodo, principalmente porque el living era poco acogedor. Los sillones no te hacían sentir confortable, por lo que prefería ir a la casa de Antonia. Pero a ella tampoco le gustaba estar en la suya. Lo que se llama un par de seres errantes. Cada vez que nos juntábamos era para conocer un lugar diferente y cuando mi papá no me prestaba el auto, teníamos que ir obligados al Reloj, un pub situado a pocas cuadras del departamento de Antonia. Desde la primera vez, quedé sorprendido por la cantidad de relojes colgados en las paredes. Pero a pesar de que todos ellos anunciaban la hora, el lugar parecía suspendido en un espacio sin tiempo. No era del todo antiguo, puesto que sus paredes estaban empapeladas con una arpillera que le daba un toque informal. Y sobre esa tela había cientos de nombres, dedicatorias, frases inventadas e incluso poemas, que le daban cierta frescura a los distintos rincones del primer piso. Sus lámparas, en cambio, proyectaban tonos amarillos que añejaban la atmósfera, junto a varias reproducciones de Toulouse-Lautrec que transportaban hasta los comienzos del siglo XX. Con Antonia casi siempre nos sentábamos en el segundo piso, en un pequeño rincón junto a la escalera de caracol. Me encantaba lo pequeñita que era la mesa, pues nos permitía estar más cerca. Antonia me contaba de alguna película que había visto recientemente, mientras Charlie Chaplin nos observaba desde su afiche colgado en la pared. Yo era feliz cada vez que la besaba en ese espacio reservado solo para nosotros. Otras veces, cuando nos sentábamos en el primer piso, Antonia se dedicaba a leerme los rayados de los muros. Lo hacía concentrada, como si leyera grabados antiguos. Pero cuando volvía sus ojos hacia mí, la luz de la vela iluminaba su rostro. Yo veía como, con ademán infantil, tomaba los lápices de cera de la palmatoria de greda y se ponía a escribir en las paredes. No titubeaba en ningún momento, como si cada palabra le fuese susurrada por un espíritu. Sin embargo, yo prefería el segundo piso, debido a que con Charlie Chaplin, Antonia se mostraba más relajada y me dejaba besarla más a menudo. Desde la primera vez que mis labios probaron los suyos, tuve la sensación de estar besando a una niña. Yo la besaba, en tanto ella abultaba sus labios. Como si jamás la hubiesen besado antes. Pero luego me cortaba la inspiración con una sucesión de palabras lanzadas a toda velocidad.

 

El barrio Bellavista era otro de nuestros lugares habituales. Nos internábamos en cualquiera de los restoranes de calle Purísima, ya fuera el Libro Café o la Tasca Mediterránea, donde por lo general pedíamos champiñones al ajillo. Pero otras veces ingresábamos por Dardignac y nos tomábamos un par de birras, bien heladas, en el Manifesto, lugar donde vendían cervezas de todas partes del mundo. Para comer no ofrecían nada. Solo cabritas saladas para que siguieras pidiendo más chelas. Un bar nada que ver con los locales de Pío Nono. Tú entrabas y de inmediato veías, desde arriba, la totalidad de la barra en forma de U. Había que descender unos peldaños para acceder al espacio subterráneo. Con Antonia nos sentábamos de inmediato en unos pisos de metal súper incómodos, mismo material de la tosca barra, y nos poníamos a mirar las pantallas de televisión desmembradas que le daban al lugar un aire similar a la película Brazil de Terry Gillian. Hice catas de muchas marcas de cerveza hasta dar con mi favorita: la Corona de cuello largo. El limón le daba un sabor incomparable a ese brebaje amargo. Siempre me tomaba dos, mientras Antonia me conversaba de otros bares. Era una especie de ratoncito que conocía todos los rincones de la ciudad. Antonia siempre me transmitía del restorán que quedaba al lado: La Cava de Dardignac estaba cerrando cada vez que nosotros llegábamos, por lo que invariablemente perdía la oportunidad de degustar sus vinos y de probar su famoso café de bola. Descubrimos el Mala Sangre, en plena comuna de Providencia, la versión cuica del Manifesto. Te servían el trago que quisieras y además podías pedir una tabla de quesos. La idea metálica de la decoración vinculaba a ambos bares, aunque el Mala Sangre era más elegante. Las sillas, verdaderas esculturas de metal, resultaron tan incómodas como las del bar de Bellavista. Pero si había algo que hacía único al Mala Sangre, era el baño de hombres (supongo que el de mujeres era igual de peculiar). Apenas cerrabas el cerrojo metálico, quedabas atrapado en un espacio claustrofóbico de madera rojiza. Era como una cabina telefónica, donde a duras penas te dabas una vuelta. Las paredes estaban llenas de aplicaciones de metal, destacando el lavatorio cónico de latón, cuyo chorro de agua era accionado por una simple llave de paso. Totalmente distinto a los baños, con rayados en las paredes, de los restoranes que había frecuentado en mi época de colegio. Yo solía defenderlos en mis discusiones con Antonia. En ellos había comido los mejores queso-calientes al regresar de las fiestas y cuando nos daban las cinco de la madrugada, volvíamos al Rincón Tirolés. Disfrutaba de las historias de Antonia mientras el pasado se volvía innecesario. Sin darnos cuenta nos convertimos en un par de ermitaños en busca de pláticas y lugares ocultos.

 

lunes, 18 de julio de 2022

"MANCK" DE DAVID FINCHER, CRÍTICA DEL NARRADOR CHILENO ANÍBAL RICCI


 

MANK (2020)

Dirigida por David Fincher

 

«Estoy acabado», confiesa Herman Mankiewicz (Mank, para sus amigos y enemigos). Recién terminó de escribir el guion de «Ciudadano Kane» (1941), tras treinta días de reclusión en un motel solitario, donde Orson Welles corrió con los gastos, contratándole una dactilógrafa y una enfermera, esta última para asistirlo luego de un accidente carretero que lo dejó con movilidad reducida.

 

No está acabado por sus heridas físicas, tampoco por el alcoholismo que arrastra desde hace años, sino que está destruido porque él mismo se ha encargado de convertir su vida en un infierno. Su hermano Joseph le reprocha su papel de cínico portavoz de la sinceridad en el mundillo de Hollywood. «Tú mismo te pusiste el sombrero de bufón», le dice, e intenta convencerlo de que su guion no vea la luz pública. ¿Por qué lo haces?; Mank le responde que para pasar a la posteridad. «Es tu mejor trabajo», agregará el hermano, y el guionista intuye que no podrá escapar de la ratonera que construyó.

 

Su ego ha vencido, prefiere traicionar a los suyos a costa de destruir su entorno social. El alcohol ha ido mermando su vitalidad. Sabe que no vivirá demasiados años, quedará solo y desempleado, pero decide no traicionar sus principios.

 

Mankiewicz está desilusionado de Hollywood: el famoso productor Louis Mayer (de la Metro-Goldwyn-Mayer) ha encargado un cortometraje falso, donde entrevistan a actores haciéndose pasar por gente común. Representa el nacimiento de las fake news, allá por la década del 30 (saliendo de la Gran Depresión), mostrando la influencia que podían tener los estudios en la política de Estados Unidos. El candidato republicano terminará venciendo en los comicios al escritor socialista Upton Sinclair, gracias a representar como mendigos a sus partidarios (una amenaza al derecho de propiedad privada) y a los republicanos como representantes del estilo de vida estadounidense.

 

David Fincher se vale del talento de Gary Oldman para interpretar a un sujeto difícil como Mank, de gran talento como escritor, pero que tras el alcohol oculta a un sujeto cínico e irreverente, que los estudios mantienen cerca, ya sea por miedo o admiración. Sus contrincantes también son complicados: un magnate y este nuevo director que lo contrata para escribir un guion.

 

«Ciudadano Kane» se inspiró en la vida del editor periodístico William Randolph Hearst, con paralelismos sin cabida a interpretaciones, razón por la que el propio empresario, su pareja Marion Davies y otras personas del círculo de Mankiewicz, trataron de persuadirlo para que la película no se estrenara. El mismo Louis Mayer intentó comprar el corte final, pero Orson Welles (de veinticuatro años) hizo prevalecer su incipiente fama de enfant terrible.

 

William Randolph Hearst mantenía un imperio periodístico, fue quien originó el término «prensa amarilla» (sensacionalista), pero tras la fachada de hombre público, Mank sabía que anidaba pensamientos muy acordes al fascismo. Hearst era el financista de Louis Mayer, presumiblemente también apoyó su intervencionismo político.

 

Mankiewicz también participaba de esos círculos aristocráticos, frecuentemente fue invitado a la mansión de Hearst en San Simeón (California). Pero Mank era un intelectual al que molestaba el poder del dinero. Para Fincher, la película resulta un ajuste de cuentas tras el verdadero artífice de «Ciudadano Kane». Resalta la valentía que tuvo el guionista para el logro del corte final.

 

David Fincher ofrece un retrato de época memorable, gracias a la fotografía en blanco y negro de Erik Messerschmidt, encuadres prolijos y un montaje que utiliza los flashbacks como si se tratasen de piezas de un guion. Detrás del entramado hay un homenaje al sustrato del cine: los guionistas.

 

Gran parte del metraje se refiere al proceso creativo que llevó a Mankiewicz a obtener el único Oscar de la cinta por guion original. Orson Welles lo contrató como ghost writer; tan desmesurado era el ego del joven director que prefería pagar generosamente a Mank (quizás el mejor guionista de la época), con la condición de que no apareciera en los créditos. En un punto álgido, Mankiewicz se da cuenta del alcance de la historia: quiere pasar a la posteridad, desnudando al mayor magnate de la prensa. No le importa que sea de su círculo cercano, sino desenmascarar la hipocresía que representa.

 

El guionista plasma a Hearst como un rey absoluto, pero que no cuenta con el apoyo del pueblo. Lo retrata como un ser solitario que se va esconder a su mansión en Xanadú, que se queda solo cuando su pareja lo abandona, pero Fincher lo dibuja (con mayor realismo) como un hombre poderoso que siempre contó con el cariño de la actriz Marion Davies.

 

David Fincher nos brinda una versión de claroscuros acerca de la personalidad de Mankiewicz. No eran tanto los principios de sus ideas los que defendía (aunque a la postre eso prevaleció), sino simplemente quería algo de la gloria que recaía en la gente que lo rodeaba. El guion de «Ciudadano Kane» fue su máximo logro y pagó un precio altísimo por enfrentarse a los poderosos. Pero no era valentía, simplemente se le acababa el tiempo. Sus excesos lo llevarían tempranamente a la muerte a la edad de 55 años.

 

La película da cuenta de una despiadada lucha de egos. Nunca queda del todo claro si es el monito quien hace tocar al organillero o es el organillero el que hace bailar al monito. Supuestamente, el intelecto de Mank es el que vence a los poderosos. Pero a qué costo. El escritor quedará solo y Fincher no es un maniqueísta. Hay una historia de grises, donde los millonarios del cine y los medios probablemente siguieron al frente de sus empresas. Pero la estocada a sus egos fue obra de Mankiewicz, aunque Fincher no elude retratarlo (a veces) como un bufón.

 

Hearst, por asociación del guion, operó como alter ego de Welles, debido a que este joven director creía estar por encima de los grandes estudios, siendo comunes los costosos rodajes y queriendo imponer su propio montaje sobre las sugerencias de los productores. Welles también quería conquistar el mundo.

 

Al igual que en «Ciudadano Kane», Fincher se vale de los múltiples puntos de vista para abordar a sus personajes principales. Los créditos iniciales y la música también nos introducen en la ambientación de la célebre cinta.

 

El padre de Fincher (el fallecido Jack Fincher) escribió un guion acerca de otro guion, una especie de estructura de matrioshkas. El visionado es interesantísimo, debido a que propone que la ficción crea el mito del magnate. El espectador podría pensar lo contrario, quizás la vida de Hearst fue la que originó el fantástico guion.

 

Pero esas matrioshkas son mucho más de dos. Cada ego contiene al otro, en un juego sin fin, pero el ego de Mank, luego de ochenta años, es rescatado por Jack Fincher y llevado a la pantalla por su hijo. Un homenaje emotivo que da cuenta del gran trabajo de David Fincher, engrandeciendo al rubro de los escritores, dándole un cauce tan alejado de los delirios de grandeza de Orson Welles. Sólo un artesano humilde es capaz de tocar las teclas finas de esta película.

 

El director también rinde homenaje a los tiros de cámara de Welles (un Mank borracho deja caer la botella, tal como Kane dejaba caer una esfera de cristal al morir), pero Fincher no se nos aparece como un tirano dispuesto a imponer su punto de vista.

 

Ver esta película es entender por qué vamos al cine. A ver buenas historias, con magníficas puestas en escena, diálogos agudos, montaje preciso y sobre todo basadas en guiones que dan cuenta perfecta de una época.

 

Pretender que una palabra resuma toda una vida podía sonar sobredimensionado: «Rosebud era apenas la pieza de un rompecabezas», escribía Mankiewicz para Orson Welles. Pero para Fincher tenía otra interpretación: «No puedes capturar la vida de un hombre en dos horas de película», palabras puestas en la boca de Mank por otro guionista (su padre).

 

David Fincher lo ha logrado con creces. No sólo ha rescatado la memoria de Herman Mankiewicz, nos ha hecho disfrutar de la magia de hacer cine, un cine de excepción.

 

viernes, 15 de julio de 2022

[TRISTE LENGUA, TRISTE LENGUA], POEMA INÉDITO DE ANDRÉS MORALES

 


                 

Triste lengua, triste lengua,

veleidosa y cruel amante,

furtiva como ajada.

 

Triste y viva, triste y muerta

loca en estas sílabas

de idiomas y canciones.

 

Triste, mi triste lengua

y triste en el nosotros

sin trabas ni mesuras

sin pactos verdaderos.

 

Lengua muerta, lengua agraz:

lengua repetida, injusta, seca:

lengua traidora, lengua vengadora.

 

Y cobarde como piedra

y salvaje como grácil

y perdida en otras lenguas

en los cuerpos, en la sombra.

 

 

Catedral de los prodigios,

cielo de los ángeles,

purgatorio de culpables

e infierno en su mentira.

 

Lengua torpe, inútil, vana

consumida por incendios

y en el desaire, helada.

 

Temeraria en las palabras,

comedida en su silencio.

 

Triste lengua, triste lengua,

amante de mi boca,

espejo de mis ojos. 

 

Te quiero ver aquí,

guerrera y en la paz

cuando mis dientes se rompan

mordiendo tu destino.

 

"GONE GIRL" DE DAVID FINCHER, CRÍTICA DEL ESCRITOR CHILENO ANÍBAL RICCI

 


GONE GIRL (2014)

Dirigida por David Fincher

 

El nudo dramático se desata a partir de un supuesto rapto de la esposa de un matrimonio modelo del medio oeste norteamericano. El guion está a cargo de la autora del libro homónimo, Gillian Flynn (Kansas, 1971). Justamente la acción transcurre en el estado de Missouri y toma como eje la vida de la «asombrosa» Amy Elliott, cuya niñez ha sido explotada televisivamente por unos estrambóticos padres a través de una imagen pública distorsionada, esto es, la vida de la protagonista ya ha sido expuesta desde pequeña a un forzado dramatismo.

 

La historia está ambientada en la época previa a la moda de los reality shows, incluso la niñez de Amy transcurre en tiempos donde la pseudo realidad era difundida a través de la televisión, época anterior a la masificación de las redes sociales y los celulares inteligentes.

 

Amy proviene de Nueva York y es una mujer sofisticada que se casó con el convencional Nick Dunne, cuya madre ha enfermado de cáncer. A raíz de este acontecimiento, la idílica vida de la mujer pierde brillantez y se enfrasca en el bienestar de esa madre. Una vez muerta, Amy debe recuperar su protagonismo.

 

La película está muy bien equilibrada y ninguna de las hebras resulta descuidada, mérito de un director que sabe dosificar la tensión. Hay un relato policial, un matrimonio quebrado, un medio televisivo sensacionalista y una sociedad expectante.

 

Imaginen esas mismas hebras en la actualidad, mediadas por redes sociales que interpretarían la intimidad de este matrimonio.

 

Se vislumbran tres actos en el transcurso del filme. El primero, es un hombre aburrido de su matrimonio, con un romance a cuestas, que de pronto ve desaparecer a su mujer. Es un supuesto culpable del fracaso matrimonial. La propia Amy describe al matrimonio de forma despiadada, como el lugar donde «guardamos rencores, nos manipulamos y causamos dolor al otro». A Nick le falta fuerza vital para defenderse y la opinión pública (aguijoneada por la TV) lo va retratando como el posible asesino de su esposa.

 

El canal sensacionalista alimenta el morbo de la sociedad, mientras los televidentes en sus casas hacen conjeturas. Es obvio que no hay noticias que valgan la pena en este retrato de Missouri. Al parecer, el mundo político tampoco aporta demasiado al imaginario colectivo.  

 

En un segundo acto, Amy aparece viva y tratando de pasar por muerta para que la justicia dictamine la pena capital contra Nick. Se muestra la manera en que plantó las pruebas incriminatorias, limpió la sangre que ella misma se extrajo del brazo, todo como una forma de hacer pagar a Nick por la vida mediocre a que la ha condenado. Incluso es capaz de escribir un falso diario de vida para hacer todo más convincente ante la policía. Al final de este acto arrestan a Nick que debe esperar un milagro para zafarse de la justicia.

 

La manipuladora Amy está aburrida de su vida actual y desea rememorar los años televisados de su niñez. Aprendió a alimentarse del drama y está dispuesta a sacrificar a su marido con tal de recuperar el protagonismo. Sólo le importa el presente, la fotografía del instante, esa planicie que las redes sociales instalarán en la última década del siglo XXI.

 

El tercer acto se desencadena al fallar el plan de escape de Amy que es despojada de su dinero por un par de delincuentes. Ante el imprevisto, ella contacta al ex novio acosador y el espectador espera que se salga con la suya, escabulléndose en la oculta casa del lago de su antiguo novio. Posee un complejo sistema de circuito cerrado y en ese mismo instante Amy maquina volver a los brazos de Nick como una sufriente esposa que ha sido torturada por un sicópata del pasado. Al verse en las cámaras, ella urde el descabellado plan que la convertirá en una sicópata asesina.

 

Imaginen las posibilidades que abren las fake news en la actualidad, de transformar a una dulce niña mediante la realidad distorsionadora que se cuela por Internet, resultante del bullying colegial perpetrado en redes sociales y de tener que estar subiendo continuamente material en Instagram para que esa persona pueda construirse una vida.

 

En un un giro inesperado, Amy vuelve a tomar las riendas y asume un papel dominante que Nick nunca adoptó. De regreso en el hogar, Amy se sincera en la ducha (para evitar micrófonos) y le dice a Nick que ha asesinado al ex novio y que lo ha hecho por él.

 

Amy manipula la verdad y Nick conoce perfectamente el juego. Las redes sociales distorsionan de manera extrema las emociones de unos seres humanos que nos hemos acostumbrado a la noticia de última hora sin ningún tipo de filtro. Lo que prevalece es la imagen sin profundidad compuesta de información aportada por dudosas fuentes con el fin de satisfacer a veces oscuros fines.

 

Una sola imagen basta para construir la actualidad y será replicada por los medios de comunicación hasta convertirla en verdad.

 

Nuevamente Amy se ha colocado en el centro de la acción, manipulando a todos, burlando a la policía que sabe que es culpable. Incluso se ha embarazado (con los espermios que Nick había provisto a un banco de espermas) y lo obliga a vivir su papel de esposo o hará sufrir a su hijo al que probablemente la justicia le negará la custodia.

 

La realidad está siendo mediatizada por las redes sociales a no ser que en el futuro se persiga legalmente su contenido. ¿Censura o control de un mundo caótico?

 

En la cinta, el matrimonio aparece como una institución contractual en la que ambos miembros se manipulan ante la sociedad, en este caso ante la policía, la justicia, la TV y nosotros como espectadores, en imágenes que destilan un cuidado humor negro.

 

El rol del abogado disfraza un cinismo hacia lo violento de la relación e incluso los insta a sacar provecho económico de la nueva relación que podrían explotar a través de un reality show.

 

Si extrapolamos fuera del ámbito de las relaciones personales: ¿Las redes sociales influyen en las legislaciones? ¿en el ámbito judicial? En definitiva, ¿serán la fuente donde se nutren nuestros políticos y sus electores?

 

¿Es válido utilizar las redes sociales para alcanzar el protagonismo de la agenda?

 

CONVOCATORIA DE COLABORACIONES PARA LA "NUEVA REVISTA DEL PACÍFICO" DE VALPARAÍSO, CHILE

 


La Nueva Revista del Pacífico de la Universidad de Playa Ancha de Valparaíso, le invita a enviar colaboraciones -estudios y reseñas- en las áreas de Literatura y Lingüística -y sus referentes en cine y medios de comunicación- para su publicación N° 77, correspondiente al segundo semestre de 2022.

La revista acepta artículos en español, inglés, francés y portugués.

La Nueva Revista del Pacífico (NRP) fundada en 1964, recibió en 2010 el Premio Alonso de Ercilla otorgado por la Academia Chilena de la Lengua por su contribución al conocimiento y difusión de la Literatura Chilena. Actualmente, está indexada en  DIALNET, Latindex,  SciELO y Scopus.

 

Paralelamente, en el contexto de la conmemoración del centenario de las vanguardias históricas en Latinoamérica, la Nueva Revista del Pacífico recibirá artículos para el Dossier “Vanguardias de Valparaíso y sus redes culturales transoceánicas”. Ello, en los siguientes tópicos posibles[1]:

 

  • Cultura material e impresa y sus modos de circulación durante la década de 1920.
  • Circuitos culturales transoceánicos durante el periodo de las vanguardias históricas.
  • Política, vanguardia y vanguardismo: modos de vinculación, disputas y disensos.
  • Revaloración historiográfica y proyección crítica de movimientos, grupos o escritores/as de las vanguardias de Valparaíso.
  • Relaciones de las vanguardias literarias de Valparaíso con otras artes.

 

La revista puede ser revisada en  www.nuevarevistadelpacifico.cl. Es importante tener presente que los artículos se deben ajustar a las normas exigidas en las “Directrices para autores” (Ver Envíos en página web de la revista.)

 

El cierre de recepción de artículos es el 30 de octubre de 2022.

 

[1] El presente dossier propone articular una serie de perspectivas de análisis sobre actores, grupos y revistas que, a lo largo de la década de 1920, concretaron propuestas vanguardistas desde Valparaíso, poniendo énfasis en su condición portuaria abierta a los intercambios transoceánicos, a través de sus diversas publicaciones (Antena, Elipse, Nguillatun, Litoral, Gong); de sus elencos de artistas e intelectuales (Neftalí Agrella, Julio Walton, Zsigmond Remenyik, Pedro Plonka, Oreste Plath, Jacobo Danke, entre otros y otras); de sus redes construidas u obstruidas, sean estas nacionales o internacionales; para así examinar sus legados y sus desafíos.

 


SOBRE JUAN FRANCISCO GONZÁLEZ POR YVAÍN ELTIT


 

martes, 12 de julio de 2022

LANZAMIENTO DE UNA NUEVA TRADUCCIÓN DEL LIBRO "PROMETEO ENCADENADO" DE ESQUILO (UNIVERSIDAD DE CHILE, 27 DE JULIO DE 2022)


Lanzamiento libro de Esquilo "Prometeo Encadenado"


Miercoles 27 de julio
12:00
Sala Eloísa Diaz
Casa central de la Universidad de Chile.
Aforo permitido 40




El traductor del Prometeo Encadenado de esta edición tuvo especial cuidado en preservar el sentido verdadero de las palabras, así como los objetivos dramáticos y poéticos de la obra. Adolfo Gómez Lasa no olvida que traduce una pieza teatral en verso para ser representada -como se hizo en su tiempo- de modo que aparezca que el verbo expresado demuestra al lector su carácter teatral y elevado. Será fácil advertir así la diferencia de esta con otras traducciones al español, y el lector advertirá que la sonoridad de las palabras, la solemnidad del lenguaje y un cierto uso moderado del hipérbaton griego, le transportarán poéticamente a una puesta en escena en la Atenas del teatro de Dioniso.
Oscar Velásquez, que colaboró como adjunto en la cátedra de latín del Prof. Gómez, preparó el texto griego de esta edición bilingüe, junto a una introducción que precede a esta edición.
Así, este Prometeo Encadenado tiene características que lo distinguen: ser la traducción de un distinguido catedrático de clásicas que se mantuvo guardada por más de cuarenta años, y contar además con una edición del texto griego especialmente preparada para ella por Velásquez.
La traducción del Prof. Gómez fue rescatada del olvido gracias al generoso aporte de Eduardo Cordero, CEO de KOLFF, que hizo posible la publicación de esta cuidada edición bilingüe.

"VARIACIONES DE KOZER Y WINTER" POR EL POETA YVAÍN ELTIT


 

jueves, 7 de julio de 2022

"FIGHT CLUB (1999)", CRÍTICA DE CINE DEL ESCRITOR CHILENO ANÍBAL RICCI


 

FIGHT CLUB (1999)

Dirigida por David Fincher

 

«La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos ... Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco nos estamos dando cuenta, lo que hace que estemos muy, muy hastiados». Simple declaración de principios de la cinta más arriesgada de este gran director que es David Fincher.

 

Corría el año 1999 y la única explicación para que Sexto Sentido (M. Knight Shyamalan) recaudara más de diez veces lo que alcanzó El Club de la Pelea es que esta última denunciaba una realidad incómoda, rechazada incluso por nuestro subconsciente, en donde el consumismo en el que estamos inmersos, entrenado durante décadas, simplemente rechaza la realidad.

 

«Tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos». La película ataca directamente al capitalismo, con variados guiños al poder subliminal que representan las marcas. Al igual que la película de Shyamalan, al espectador también se le oculta la realidad. En la primera habla un muerto sin conciencia de ser tal y en la cinta de Fincher (en off) nos interpela el «narrador», aquel cuyo único objetivo es que despertemos de esta pesadilla, mismo tema que aborda otro gran estreno de 1999: Matrix (hermanos Wachowski).

 

La película de Shyamalan, de excelente factura y escenas memorables, es una cinta que no resiste una segunda lectura debido a que ya conoces el juego que esconde. El Club de la Pelea, en cambio, es un rompecabezas lleno de denuncias al sistema, da gusto revisionarla y en cierta medida (mérito de la novela de Chuck Palahnuik) descubrir al grupo precursor de los indignados encarnados en el proyecto Mayhem de la película, un grupo que utiliza las mismas estrategias anónimas de la publicidad (redes sociales) para enfrentarse a las injusticias de la sociedad. De ahí la partición de la personalidad del «narrador» y creación de su alter ego Tyler Durden, proyección que lleva a cabo los deseos ocultos del personaje principal, ente liberador del sistema capitalista, que también cae en la trampa totalitarista del manejo de masas.

 

Al fin y al cabo, el consumismo es un medio en el que las grandes fortunas (minorías) inducen a consumir a la masa (mayoría) aquellos productos que ofrecen, pero así también, los movimientos sociales ejercen presión a la inversa, prescindiendo de la democracia, que al igual que la publicidad, no pregunta a los ciudadanos lo que piensan, simplemente imponen su punto de vista.

 

El mundo del consumo nos mantiene dormidos (tema principal de la cinta), enfocados en metas que en verdad no existen. Somos meros consumidores inducidos a vivir una realidad falsa alimentada por la publicidad, mecanismo distorsionador de nuestras percepciones, que nubla y tergiversa el auténtico poder de nuestras decisiones.

miércoles, 6 de julio de 2022

APARECE EN VALENCIA UN NUEVO NÚMERO DE LA REVISTA "VEINTIÚNVERSOS" (2022)


 

OCHO POEMAS DE “LA ROSA DE TU AROMA” DEL ESCRITOR CHILENO ERNESTO GONZÁLEZ DÁVILA




La rosa en la piedra

 

Detenido en la piedra de la rosa 

por la luz de la rosa detenido 

escarbando ese cuerpo detenido

entre voces que me hablan de la rosa

 

Esa piedra dormida es como rosa 

y mi paso en la piedra es detenido 

por la voz del aroma detenido

en la suave figura de la rosa

 

Esbozada en la piedra aquella rosa 

como un trozo de tiempo detenido

incrustado en la piedra de la rosa

 

Ese tiempo en la piedra detenido

Ese cuerpo cautivo de la rosa

Ese sueño en la rosa detenido

 

 

La rosa de tu aroma


 

En silencio provienes del aroma 

que mis ojos confieren a la rosa 

de tu pelo en cadencia silenciosa

que entre lámparas y voces se asoma

 

Entonces yo te encuentro en la paloma 

de tu voz y tu rostro y de mi ansiosa 

palabra que te llama y que te acosa

en esa rosa que mi mano toma

 

Y no acude fragancia ni sonido 

si mi mano su gesto no apresura

porque todo lo que viene ya se ha ido

 

Y retrato tu aroma en la hermosura 

de aquella rosa que en silencio pido 

a la brisa que mece la espesura

 

 

 

La rosa capital


 

Floreces de fragancia y de belleza 

de la esencia olorosa en el camino 

cumpliendo solamente tu destino

de rosa inalterable en su pureza

 

Contemplo tu figura y no respiro 

no me atrevo siquiera a decir rosa 

inhalo simplemente tu preciosa

sencillez cuando intento algún suspiro

 

A tu lado yo espero en larga vela 

palabras que traduzcan lo innombrable 

que tu imagen de rosa me revela

 

Claridad de la rosa indescifrable 

a tu lado mi voz se hace gemela

del silencio que rodea lo inefable



Rosa eterna y pasajera

 

 

Secreta humanidad cuando apareces

Herida en mi costado tu presencia

Evoco la humedad de tu inocencia

Sagrada claridad cuando amaneces

 

Ajena a tu pasión nunca pereces

Y pueblas y dominas con tu esencia 

Parece que el ser rosa es penitencia

de eterna soledad cuando floreces

 

Crepitas al nacer como si llama

Fulgente amanecer tenaz belleza

Ni las espinas quedan de tu rama

 

Creciendo está la rosa en la tibieza

Botón cuna y sepulcro de tu trama

Y siempre eternidad y fuga presa

 

 

 

La rosa en el río

 

 

La rosa no es la misma en este río 

ni su olor se refleja esa rosa 

porque sólo es una imagen de la rosa

la que brilla en las aguas de este río

 

Mi rosa se estremece ante el sonido  

y no logro tomar aquella rosa 

del agua que refleja la otra rosa

que escurre con la imagen del sonido

 

Imagen de la rosa reflejada 

la sombra de tu sombra está en el río

vestida de cristal y de sonido

 

La rosa en tu ilusión es reflejada 

vibrando en las entrañas de este río 

en busca del candor de tu sonido


 

Mar


 

El sueño del mar y la edad de su huella 

en su canto las olas nos traducen 

y sobre el vientre esas voces relucen

como el brillo del agua que se estrella

 

Este mar no descansa y siempre alerta 

se agita y se levanta y se hace vuelo 

de palomas en el color del velo 

que proviene de aquella herida abierta

 

Este mar conjugado en el delirio 

del sonido del sueño de su oleaje

refleja la quietud que tiene un lirio

 

En mis ojos detiene su carruaje 

y su cuerpo se vuelve luz de cirio

cuando enciende mi voz con su lenguaje

 

  

La campana

 

 

En el bronce modelas tu tañido 

similar al sonido de las alas 

de las aves que danzan y que igualas

en el vuelo del grito repetido

 

La campana es el eco del latido 

de la marcha que asciende sin escalas 

de las aves vestidas con sus galas

en la fiesta del cielo florecido

 

Al tañer la campana se aparece 

el alado sonido y su festejo

en el claro metal que se estremece

 

Y en su cuerpo metálico de espejo 

el aliento emplumado resplandece 

al brillar en la altura se reflejo

 

 

Tiempo


  

Entre las grietas el tiempo se cuela 

en el breve gemido de una puerta 

ensortijada por la mano incierta

de aquel secreto que no se revela

 

El tiempo brilla en la luz de una vela

Danza en las olas de la mar despierta 

Su canto se escucha en la voz desierta

de esa tristeza que no se consuela

 

Del abismo en el dolor que resuena 

el tiempo muestra el poder de su mano

que teje sin cesar una cadena

 

Y siempre tan ausente y tan cercano 

el tiempo nunca acaba su condena

de silencio que parece lejano



Ernesto González Dávila nació en Santiago de Chile. Ha publicado No Muere el Sueño (Mago Editores, 2013); La Rosa en la Piedra (plaquette) en edición inglés-español (Cuadernos de Casa Bermeja y Mago Editores, 2017) y La Rosa de tu Aroma (Mago Editores, 2021). Su poesía ha aparecido en diversas antologías y revistas.  Participó en el primer taller de poesía “Códices”, de la Universidad de Chile, y también fue becario del taller de poesía de la Fundación Pablo Neruda.  

Sitio web: https://ernestogonzalezdavila.cl