La página de Andrés Morales (1962), poeta, ensayista y académico chileno, es un Blog de apuntes y escritos abierto a todos aquellos interesados en la literatura y, en especial, en la poesía. Contiene poemas, artículos, notas, comentarios, críticas, reseñas, fotografías y en general, todos los tópicos imaginables e inimaginables en torno a la poesía, el cine, la prosa y la literatura chilena, hispanoamericana, española y europea de todas las épocas y estilos.
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José Saramago
domingo, 31 de julio de 2022
sábado, 30 de julio de 2022
viernes, 29 de julio de 2022
martes, 26 de julio de 2022
"ANTONIA DE LOS BARES" POR EL ESCRITOR CHILENO ANÍBAL RICCI
Nunca me agradó mi casa. Me sentía incómodo,
principalmente porque el living era poco acogedor. Los sillones no te hacían
sentir confortable, por lo que prefería ir a la casa de Antonia. Pero a ella
tampoco le gustaba estar en la suya. Lo que se llama un par de seres errantes.
Cada vez que nos juntábamos era para conocer un lugar diferente y cuando mi
papá no me prestaba el auto, teníamos que ir obligados al Reloj, un pub situado a pocas cuadras del
departamento de Antonia. Desde la primera vez, quedé sorprendido por la cantidad
de relojes colgados en las paredes. Pero a pesar de que todos ellos anunciaban
la hora, el lugar parecía suspendido en un espacio sin tiempo. No era del todo
antiguo, puesto que sus paredes estaban empapeladas con una arpillera que le
daba un toque informal. Y sobre esa tela había cientos de nombres,
dedicatorias, frases inventadas e incluso poemas, que le daban cierta frescura
a los distintos rincones del primer piso. Sus lámparas, en cambio, proyectaban
tonos amarillos que añejaban la atmósfera, junto a varias reproducciones de
Toulouse-Lautrec que transportaban hasta los comienzos del siglo XX. Con Antonia casi siempre nos
sentábamos en el segundo piso, en un pequeño rincón junto a la escalera de
caracol. Me encantaba lo pequeñita que era la mesa, pues nos permitía estar más
cerca. Antonia me contaba de alguna película que había visto recientemente,
mientras Charlie Chaplin nos observaba desde su afiche colgado en la pared. Yo
era feliz cada vez que la besaba en ese espacio reservado solo para nosotros. Otras
veces, cuando nos sentábamos en el primer piso, Antonia se dedicaba a leerme
los rayados de los muros. Lo hacía concentrada, como si leyera grabados
antiguos. Pero cuando volvía sus ojos hacia mí, la luz de la vela iluminaba su
rostro. Yo veía como, con ademán infantil, tomaba los lápices de cera de la
palmatoria de greda y se ponía a escribir en las paredes. No titubeaba en
ningún momento, como si cada palabra le fuese susurrada por un espíritu. Sin
embargo, yo prefería el segundo piso, debido a que con Charlie Chaplin, Antonia
se mostraba más relajada y me dejaba besarla más a menudo. Desde la primera vez
que mis labios probaron los suyos, tuve la sensación de estar besando a una
niña. Yo la besaba, en tanto ella abultaba sus labios. Como si jamás la
hubiesen besado antes. Pero luego me cortaba la inspiración con una sucesión de
palabras lanzadas a toda velocidad.
El barrio Bellavista era otro de nuestros lugares
habituales. Nos internábamos en cualquiera de los restoranes de calle Purísima,
ya fuera el Libro Café o la Tasca Mediterránea, donde por lo general pedíamos
champiñones al ajillo. Pero otras veces ingresábamos por Dardignac y nos
tomábamos un par de birras, bien heladas, en el Manifesto, lugar donde vendían
cervezas de todas partes del mundo. Para comer no ofrecían nada. Solo cabritas
saladas para que siguieras pidiendo más chelas. Un bar nada que ver con los
locales de Pío Nono. Tú entrabas y de inmediato veías, desde arriba, la totalidad
de la barra en forma de U. Había que descender unos peldaños para acceder al espacio
subterráneo. Con Antonia nos sentábamos de inmediato en unos pisos de metal súper
incómodos, mismo material de la tosca barra, y nos poníamos a mirar las
pantallas de televisión desmembradas que le daban al lugar un aire similar a la
película Brazil de Terry Gillian. Hice catas de muchas marcas de cerveza hasta
dar con mi favorita: la Corona de cuello largo. El limón le daba un sabor
incomparable a ese brebaje amargo. Siempre me tomaba dos, mientras Antonia me
conversaba de otros bares. Era una especie de ratoncito que conocía todos los
rincones de la ciudad. Antonia siempre me transmitía del restorán que quedaba al
lado: La Cava de Dardignac estaba cerrando cada vez que nosotros llegábamos,
por lo que invariablemente perdía la oportunidad de degustar sus vinos y de
probar su famoso café de bola. Descubrimos el Mala Sangre, en plena comuna de
Providencia, la versión cuica del Manifesto. Te servían el trago que quisieras
y además podías pedir una tabla de quesos. La idea metálica de la decoración
vinculaba a ambos bares, aunque el Mala Sangre era más elegante. Las sillas,
verdaderas esculturas de metal, resultaron tan incómodas como las del bar de
Bellavista. Pero si había algo que hacía único al Mala Sangre, era el baño de
hombres (supongo que el de mujeres era igual de peculiar). Apenas cerrabas el
cerrojo metálico, quedabas atrapado en un espacio claustrofóbico de madera
rojiza. Era como una cabina telefónica, donde a duras penas te dabas una
vuelta. Las paredes estaban llenas de aplicaciones de metal, destacando el
lavatorio cónico de latón, cuyo chorro de agua era accionado por una simple
llave de paso. Totalmente distinto a los baños, con rayados en las paredes, de
los restoranes que había frecuentado en mi época de colegio. Yo solía
defenderlos en mis discusiones con Antonia. En ellos había comido los mejores
queso-calientes al regresar de las fiestas y cuando nos daban las cinco de la
madrugada, volvíamos al Rincón Tirolés. Disfrutaba de las historias de Antonia
mientras el pasado se volvía innecesario. Sin darnos cuenta nos convertimos en
un par de ermitaños en busca de pláticas y lugares ocultos.
lunes, 25 de julio de 2022
jueves, 21 de julio de 2022
lunes, 18 de julio de 2022
"MANCK" DE DAVID FINCHER, CRÍTICA DEL NARRADOR CHILENO ANÍBAL RICCI
MANK (2020)
Dirigida por David Fincher
«Estoy acabado»,
confiesa Herman Mankiewicz (Mank, para sus amigos y enemigos). Recién terminó de
escribir el guion de «Ciudadano Kane» (1941), tras treinta días de reclusión en
un motel solitario, donde Orson Welles corrió con los gastos, contratándole una
dactilógrafa y una enfermera, esta última para asistirlo luego de un accidente
carretero que lo dejó con movilidad reducida.
No está acabado
por sus heridas físicas, tampoco por el alcoholismo que arrastra desde hace
años, sino que está destruido porque él mismo se ha encargado de convertir su
vida en un infierno. Su hermano Joseph le reprocha su papel de cínico portavoz
de la sinceridad en el mundillo de Hollywood. «Tú mismo te pusiste el sombrero
de bufón», le dice, e intenta convencerlo de que su guion no vea la luz
pública. ¿Por qué lo haces?; Mank le responde que para pasar a la posteridad. «Es
tu mejor trabajo», agregará el hermano, y el guionista intuye que no podrá
escapar de la ratonera que construyó.
Su ego ha
vencido, prefiere traicionar a los suyos a costa de destruir su entorno social.
El alcohol ha ido mermando su vitalidad. Sabe que no vivirá demasiados años, quedará
solo y desempleado, pero decide no traicionar sus principios.
Mankiewicz está
desilusionado de Hollywood: el famoso productor Louis Mayer (de la
Metro-Goldwyn-Mayer) ha encargado un cortometraje falso, donde entrevistan a
actores haciéndose pasar por gente común. Representa el nacimiento de las fake
news, allá por la década del 30 (saliendo de la Gran Depresión), mostrando
la influencia que podían tener los estudios en la política de Estados Unidos.
El candidato republicano terminará venciendo en los comicios al escritor
socialista Upton Sinclair, gracias a representar como mendigos a sus
partidarios (una amenaza al derecho de propiedad privada) y a los republicanos
como representantes del estilo de vida estadounidense.
David Fincher se
vale del talento de Gary Oldman para interpretar a un sujeto difícil como Mank,
de gran talento como escritor, pero que tras el alcohol oculta a un sujeto
cínico e irreverente, que los estudios mantienen cerca, ya sea por miedo o
admiración. Sus contrincantes también son complicados: un magnate y este nuevo
director que lo contrata para escribir un guion.
«Ciudadano Kane» se
inspiró en la vida
del editor periodístico William Randolph Hearst, con paralelismos sin cabida a
interpretaciones, razón por la que el propio empresario, su pareja Marion
Davies y otras personas del círculo de Mankiewicz, trataron de persuadirlo para
que la película no se estrenara. El mismo Louis Mayer intentó comprar el corte
final, pero Orson Welles (de veinticuatro años) hizo prevalecer su incipiente
fama de enfant terrible.
William Randolph Hearst mantenía un imperio periodístico,
fue quien originó el término «prensa amarilla» (sensacionalista), pero tras la
fachada de hombre público, Mank sabía que anidaba pensamientos muy acordes al
fascismo. Hearst era el financista de Louis Mayer, presumiblemente también
apoyó su intervencionismo político.
Mankiewicz también participaba de esos
círculos aristocráticos, frecuentemente fue invitado a la mansión de Hearst en
San Simeón (California). Pero Mank era un intelectual al que molestaba el poder
del dinero. Para Fincher, la película resulta un ajuste de cuentas tras el
verdadero artífice de «Ciudadano Kane». Resalta la valentía
que tuvo el guionista para el logro del corte final.
David Fincher ofrece un retrato de época
memorable, gracias a la fotografía en blanco y negro de Erik
Messerschmidt, encuadres prolijos y un montaje que utiliza los flashbacks
como si se tratasen de piezas de un guion. Detrás del entramado hay un homenaje
al sustrato del cine: los guionistas.
Gran parte del metraje se
refiere al proceso creativo que llevó a Mankiewicz a obtener el único Oscar de
la cinta por guion original. Orson Welles lo contrató como ghost writer;
tan desmesurado era el ego del joven director que prefería pagar generosamente
a Mank (quizás el mejor guionista de la época), con la condición de que no
apareciera en los créditos. En un punto álgido, Mankiewicz se da cuenta del
alcance de la historia: quiere pasar a la posteridad, desnudando al mayor
magnate de la prensa. No le importa que sea de su círculo cercano, sino
desenmascarar la hipocresía que representa.
El guionista plasma a Hearst
como un rey absoluto, pero que no cuenta con el apoyo del pueblo. Lo retrata
como un ser solitario que se va esconder a su mansión en Xanadú, que se queda
solo cuando su pareja lo abandona, pero Fincher lo dibuja (con mayor realismo)
como un hombre poderoso que siempre contó con el cariño de la actriz Marion
Davies.
David Fincher nos brinda una
versión de claroscuros acerca de la personalidad de Mankiewicz. No eran tanto
los principios de sus ideas los que defendía (aunque a la postre eso prevaleció),
sino simplemente quería algo de la gloria que recaía en la gente que lo
rodeaba. El guion de «Ciudadano Kane» fue su máximo logro y
pagó un precio altísimo por enfrentarse a los poderosos. Pero no era valentía,
simplemente se le acababa el tiempo. Sus excesos lo llevarían tempranamente a
la muerte a la edad de 55 años.
La película da
cuenta de una despiadada lucha de egos. Nunca queda del todo claro si es el
monito quien hace tocar al organillero o es el organillero el que hace bailar
al monito. Supuestamente, el intelecto de Mank es el que vence a los poderosos.
Pero a qué costo. El escritor quedará solo y Fincher no es un maniqueísta. Hay
una historia de grises, donde los millonarios del cine y los medios
probablemente siguieron al frente de sus empresas. Pero la estocada a sus egos
fue obra de Mankiewicz, aunque Fincher no elude retratarlo (a veces) como un
bufón.
Hearst, por asociación del guion, operó como
alter ego de Welles, debido a que este joven director creía estar por encima de
los grandes estudios, siendo comunes los costosos rodajes y queriendo imponer
su propio montaje sobre las sugerencias de los productores. Welles también
quería conquistar el mundo.
Al igual que en «Ciudadano Kane»,
Fincher se vale de los múltiples puntos de vista para abordar a sus personajes
principales. Los créditos iniciales y la música también nos introducen en la
ambientación de la célebre cinta.
El padre de
Fincher (el fallecido Jack Fincher) escribió un guion acerca de otro guion, una
especie de estructura de matrioshkas. El visionado es interesantísimo, debido a
que propone que la ficción crea el mito del magnate. El espectador podría
pensar lo contrario, quizás la vida de Hearst fue la que originó el fantástico
guion.
Pero esas
matrioshkas son mucho más de dos. Cada ego contiene al otro, en un juego sin
fin, pero el ego de Mank, luego de ochenta años, es rescatado por Jack Fincher
y llevado a la pantalla por su hijo. Un homenaje emotivo que da cuenta del gran
trabajo de David Fincher, engrandeciendo al rubro de los escritores, dándole un
cauce tan alejado de los delirios de grandeza de Orson Welles. Sólo un artesano
humilde es capaz de tocar las teclas finas de esta película.
El director
también rinde homenaje a los tiros de cámara de Welles (un Mank borracho deja
caer la botella, tal como Kane dejaba caer una esfera de cristal al morir),
pero Fincher no se nos aparece como un tirano dispuesto a imponer su punto de
vista.
Ver esta película
es entender por qué vamos al cine. A ver buenas historias, con magníficas
puestas en escena, diálogos agudos, montaje preciso y sobre todo basadas en
guiones que dan cuenta perfecta de una época.
Pretender que una
palabra resuma toda una vida podía sonar sobredimensionado: «Rosebud era apenas
la pieza de un rompecabezas», escribía Mankiewicz para Orson Welles. Pero para
Fincher tenía otra interpretación: «No puedes capturar la vida de un hombre en
dos horas de película», palabras puestas en la boca de Mank por otro guionista
(su padre).
David Fincher lo
ha logrado con creces. No sólo ha rescatado la memoria de Herman Mankiewicz, nos
ha hecho disfrutar de la magia de hacer cine, un cine de excepción.
domingo, 17 de julio de 2022
viernes, 15 de julio de 2022
[TRISTE LENGUA, TRISTE LENGUA], POEMA INÉDITO DE ANDRÉS MORALES
Triste lengua, triste
lengua,
veleidosa y cruel amante,
furtiva como ajada.
Triste y viva, triste y
muerta
loca en estas
sílabas
de idiomas y canciones.
Triste, mi triste lengua
y triste en el nosotros
sin trabas ni mesuras
sin pactos verdaderos.
Lengua muerta, lengua
agraz:
lengua repetida, injusta,
seca:
lengua traidora, lengua
vengadora.
Y cobarde como piedra
y salvaje como grácil
y perdida en otras
lenguas
en los cuerpos, en la
sombra.
Catedral de los
prodigios,
cielo de los ángeles,
purgatorio de culpables
e infierno en su mentira.
Lengua torpe, inútil,
vana
consumida por incendios
y en el desaire, helada.
Temeraria en las
palabras,
comedida en su silencio.
Triste lengua, triste
lengua,
amante de mi boca,
espejo de mis ojos.
Te quiero ver aquí,
guerrera y en la paz
cuando mis dientes se
rompan
mordiendo tu destino.
"GONE GIRL" DE DAVID FINCHER, CRÍTICA DEL ESCRITOR CHILENO ANÍBAL RICCI
GONE GIRL (2014)
Dirigida por David Fincher
El nudo dramático se desata a partir
de un supuesto rapto de la esposa de un matrimonio modelo del medio oeste
norteamericano. El guion está a cargo de la autora del libro homónimo, Gillian
Flynn (Kansas, 1971). Justamente la acción transcurre en el estado de Missouri
y toma como eje la vida de la «asombrosa» Amy Elliott, cuya niñez ha sido
explotada televisivamente por unos estrambóticos padres a través de una imagen
pública distorsionada, esto es, la vida de la protagonista ya ha sido expuesta
desde pequeña a un forzado dramatismo.
La historia está ambientada en la
época previa a la moda de los reality shows, incluso la niñez de Amy
transcurre en tiempos donde la pseudo realidad era difundida a través de la
televisión, época anterior a la masificación de las redes sociales y los
celulares inteligentes.
Amy proviene de Nueva York y es una
mujer sofisticada que se casó con el convencional Nick Dunne, cuya madre ha
enfermado de cáncer. A raíz de este acontecimiento, la idílica vida de la mujer
pierde brillantez y se enfrasca en el bienestar de esa madre. Una vez muerta,
Amy debe recuperar su protagonismo.
La película está muy bien equilibrada
y ninguna de las hebras resulta descuidada, mérito de un director que sabe
dosificar la tensión. Hay un relato policial, un matrimonio quebrado, un medio
televisivo sensacionalista y una sociedad expectante.
Imaginen esas mismas hebras en la
actualidad, mediadas por redes sociales que interpretarían la intimidad de este
matrimonio.
Se vislumbran tres actos en el
transcurso del filme. El primero, es un hombre aburrido de su matrimonio, con
un romance a cuestas, que de pronto ve desaparecer a su mujer. Es un supuesto
culpable del fracaso matrimonial. La propia Amy describe al matrimonio de forma
despiadada, como el lugar donde «guardamos rencores, nos manipulamos y causamos
dolor al otro». A Nick le falta fuerza vital para defenderse y la opinión
pública (aguijoneada por la TV) lo va retratando como el posible asesino de su
esposa.
El canal sensacionalista alimenta el
morbo de la sociedad, mientras los televidentes en sus casas hacen conjeturas.
Es obvio que no hay noticias que valgan la pena en este retrato de Missouri. Al
parecer, el mundo político tampoco aporta demasiado al imaginario colectivo.
En un segundo acto, Amy aparece viva
y tratando de pasar por muerta para que la justicia dictamine la pena capital
contra Nick. Se muestra la manera en que plantó las pruebas incriminatorias,
limpió la sangre que ella misma se extrajo del brazo, todo como una forma de
hacer pagar a Nick por la vida mediocre a que la ha condenado. Incluso es capaz
de escribir un falso diario de vida para hacer todo más convincente ante la
policía. Al final de este acto arrestan a Nick que debe esperar un milagro para
zafarse de la justicia.
La manipuladora Amy está aburrida de
su vida actual y desea rememorar los años televisados de su niñez. Aprendió a
alimentarse del drama y está dispuesta a sacrificar a su marido con tal de
recuperar el protagonismo. Sólo le importa el presente, la fotografía del
instante, esa planicie que las redes sociales instalarán en la última década
del siglo XXI.
El tercer acto se desencadena al
fallar el plan de escape de Amy que es despojada de su dinero por un par de
delincuentes. Ante el imprevisto, ella contacta al ex novio acosador y el
espectador espera que se salga con la suya, escabulléndose en la oculta casa
del lago de su antiguo novio. Posee un complejo sistema de circuito cerrado y
en ese mismo instante Amy maquina volver a los brazos de Nick como una
sufriente esposa que ha sido torturada por un sicópata del pasado. Al verse en
las cámaras, ella urde el descabellado plan que la convertirá en una sicópata
asesina.
Imaginen las posibilidades que abren
las fake news en la actualidad, de transformar a una dulce niña mediante
la realidad distorsionadora que se cuela por Internet, resultante del bullying
colegial perpetrado en redes sociales y de tener que estar subiendo
continuamente material en Instagram para que esa persona pueda construirse una
vida.
En un un giro inesperado, Amy vuelve
a tomar las riendas y asume un papel dominante que Nick nunca adoptó. De
regreso en el hogar, Amy se sincera en la ducha (para evitar micrófonos) y le
dice a Nick que ha asesinado al ex novio y que lo ha hecho por él.
Amy manipula la verdad y Nick conoce
perfectamente el juego. Las redes sociales distorsionan de manera extrema las
emociones de unos seres humanos que nos hemos acostumbrado a la noticia de
última hora sin ningún tipo de filtro. Lo que prevalece es la imagen sin
profundidad compuesta de información aportada por dudosas fuentes con el fin de
satisfacer a veces oscuros fines.
Una sola imagen basta para construir
la actualidad y será replicada por los medios de comunicación hasta convertirla
en verdad.
Nuevamente Amy se ha colocado en el
centro de la acción, manipulando a todos, burlando a la policía que sabe que es
culpable. Incluso se ha embarazado (con los espermios que Nick había provisto a
un banco de espermas) y lo obliga a vivir su papel de esposo o hará sufrir a su
hijo al que probablemente la justicia le negará la custodia.
La realidad está siendo mediatizada
por las redes sociales a no ser que en el futuro se persiga legalmente su
contenido. ¿Censura o control de un mundo caótico?
En la cinta, el matrimonio aparece
como una institución contractual en la que ambos miembros se manipulan ante la
sociedad, en este caso ante la policía, la justicia, la TV y nosotros como
espectadores, en imágenes que destilan un cuidado humor negro.
El rol del abogado disfraza un
cinismo hacia lo violento de la relación e incluso los insta a sacar provecho
económico de la nueva relación que podrían explotar a través de un reality show.
Si extrapolamos fuera del ámbito de
las relaciones personales: ¿Las redes sociales influyen en las legislaciones?
¿en el ámbito judicial? En definitiva, ¿serán la fuente donde se nutren
nuestros políticos y sus electores?
¿Es válido utilizar las redes
sociales para alcanzar el protagonismo de la agenda?
CONVOCATORIA DE COLABORACIONES PARA LA "NUEVA REVISTA DEL PACÍFICO" DE VALPARAÍSO, CHILE
La Nueva Revista del Pacífico de la Universidad de Playa Ancha de
Valparaíso, le invita a enviar colaboraciones -estudios y
reseñas- en las áreas de Literatura y Lingüística -y sus referentes en cine y
medios de comunicación- para su publicación N° 77, correspondiente al segundo semestre de 2022.
La revista acepta artículos en español, inglés,
francés y portugués.
La Nueva Revista del Pacífico
(NRP) fundada en 1964, recibió en 2010 el
Premio Alonso de Ercilla otorgado por la Academia Chilena de la Lengua por su contribución al
conocimiento y difusión de la Literatura Chilena. Actualmente, está indexada en
DIALNET, Latindex, SciELO y Scopus.
Paralelamente, en el contexto de la conmemoración del
centenario de las vanguardias históricas en Latinoamérica, la Nueva Revista del Pacífico recibirá
artículos para el Dossier “Vanguardias de Valparaíso y sus redes culturales
transoceánicas”. Ello, en los siguientes tópicos posibles[1]:
- Cultura
material e impresa y sus modos de circulación durante la década de 1920.
- Circuitos
culturales transoceánicos durante el periodo de las vanguardias
históricas.
- Política,
vanguardia y vanguardismo: modos de vinculación, disputas y disensos.
- Revaloración
historiográfica y proyección crítica de movimientos, grupos o
escritores/as de las vanguardias de Valparaíso.
- Relaciones
de las vanguardias literarias de Valparaíso con otras artes.
La revista puede
ser revisada en www.nuevarevistadelpacifico.cl. Es importante
tener presente que los artículos se deben ajustar a las normas exigidas en las
“Directrices para autores” (Ver Envíos en página web de la revista.)
El cierre de recepción de artículos es el 30 de octubre de 2022.
[1] El presente
dossier propone articular una serie de perspectivas de análisis sobre actores,
grupos y revistas que, a lo largo de la década de 1920, concretaron propuestas
vanguardistas desde Valparaíso, poniendo énfasis en su condición portuaria
abierta a los intercambios transoceánicos, a través de sus diversas
publicaciones (Antena, Elipse, Nguillatun, Litoral,
Gong); de sus elencos de artistas e intelectuales (Neftalí Agrella,
Julio Walton, Zsigmond Remenyik, Pedro Plonka, Oreste Plath, Jacobo Danke, entre
otros y otras); de sus redes construidas u obstruidas, sean estas nacionales o
internacionales; para así examinar sus legados y sus desafíos.
martes, 12 de julio de 2022
LANZAMIENTO DE UNA NUEVA TRADUCCIÓN DEL LIBRO "PROMETEO ENCADENADO" DE ESQUILO (UNIVERSIDAD DE CHILE, 27 DE JULIO DE 2022)
Lanzamiento libro de Esquilo "Prometeo Encadenado"
domingo, 10 de julio de 2022
jueves, 7 de julio de 2022
"FIGHT CLUB (1999)", CRÍTICA DE CINE DEL ESCRITOR CHILENO ANÍBAL RICCI
FIGHT CLUB (1999)
Dirigida por David Fincher
«La publicidad nos hace desear coches
y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos.
Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos ...
Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida.
Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos
millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a
poco nos estamos dando cuenta, lo que hace que estemos muy, muy hastiados». Simple
declaración de principios de la cinta más arriesgada de este gran director que
es David Fincher.
Corría el año 1999 y la única
explicación para que Sexto Sentido (M. Knight Shyamalan)
recaudara más de diez veces lo que alcanzó El Club de la Pelea es que esta
última denunciaba una realidad incómoda, rechazada incluso por nuestro
subconsciente, en donde el consumismo en el que estamos inmersos, entrenado
durante décadas, simplemente rechaza la realidad.
«Tenemos empleos que odiamos para comprar
mierda que no necesitamos». La película ataca directamente al capitalismo, con
variados guiños al poder subliminal que representan las marcas. Al igual que la
película de Shyamalan, al espectador también se le oculta la realidad. En la
primera habla un muerto sin conciencia de ser tal y en la cinta de Fincher (en
off) nos interpela el «narrador», aquel cuyo único objetivo es que despertemos
de esta pesadilla, mismo tema que aborda otro gran estreno de 1999: Matrix
(hermanos Wachowski).
La película de Shyamalan, de
excelente factura y escenas memorables, es una cinta que no resiste una segunda
lectura debido a que ya conoces el juego que esconde. El Club de la Pelea, en
cambio, es un rompecabezas lleno de denuncias al sistema, da gusto revisionarla
y en cierta medida (mérito de la novela de Chuck Palahnuik) descubrir al grupo
precursor de los indignados encarnados en el proyecto Mayhem de la película, un
grupo que utiliza las mismas estrategias anónimas de la publicidad (redes
sociales) para enfrentarse a las injusticias de la sociedad. De ahí la
partición de la personalidad del «narrador» y creación de su alter ego Tyler
Durden, proyección que lleva a cabo los deseos ocultos del personaje principal,
ente liberador del sistema capitalista, que también cae en la trampa
totalitarista del manejo de masas.
Al fin y al cabo, el consumismo es un
medio en el que las grandes fortunas (minorías) inducen a consumir a la masa
(mayoría) aquellos productos que ofrecen, pero así también, los movimientos
sociales ejercen presión a la inversa, prescindiendo de la democracia, que al
igual que la publicidad, no pregunta a los ciudadanos lo que piensan,
simplemente imponen su punto de vista.
El mundo del consumo nos mantiene
dormidos (tema principal de la cinta), enfocados en metas que en verdad no
existen. Somos meros consumidores inducidos a vivir una realidad falsa
alimentada por la publicidad, mecanismo distorsionador de nuestras
percepciones, que nubla y tergiversa el auténtico poder de nuestras decisiones.
miércoles, 6 de julio de 2022
OCHO POEMAS DE “LA ROSA DE TU AROMA” DEL ESCRITOR CHILENO ERNESTO GONZÁLEZ DÁVILA
La rosa en la piedra
Detenido en la piedra de la rosa
por la luz de la rosa detenido
escarbando ese cuerpo detenido
entre voces que me
hablan de la rosa
Esa piedra dormida es como rosa
y mi paso en la piedra es detenido
por la voz del aroma detenido
en la suave figura
de la rosa
Esbozada en la piedra aquella rosa
como un trozo de tiempo detenido
incrustado en la
piedra de la rosa
Ese tiempo en la piedra
detenido
Ese cuerpo cautivo
de la rosa
Ese sueño en la rosa
detenido
La rosa de tu aroma
En silencio provienes del aroma
que mis ojos confieren a la rosa
de tu pelo en cadencia
silenciosa
que entre lámparas y
voces se asoma
Entonces yo te encuentro en la paloma
de tu voz y tu rostro y de mi ansiosa
palabra que te
llama y que te acosa
en esa rosa que mi
mano toma
Y no acude fragancia ni sonido
si mi mano su gesto no apresura
porque todo lo que
viene ya se ha ido
Y retrato tu aroma en la hermosura
de aquella rosa que en silencio pido
a la brisa que mece
la espesura
La rosa capital
Floreces de fragancia y de belleza
de la esencia olorosa en el camino
cumpliendo solamente
tu destino
de rosa inalterable
en su pureza
Contemplo tu figura y no respiro
no me atrevo siquiera a decir rosa
inhalo simplemente tu preciosa
sencillez cuando
intento algún suspiro
A tu lado yo espero en larga vela
palabras que traduzcan lo innombrable
que tu imagen de
rosa me revela
Claridad de la rosa indescifrable
a tu lado mi voz se hace gemela
del silencio que
rodea lo inefable
Rosa eterna y pasajera
Secreta humanidad
cuando apareces
Herida en mi costado
tu presencia
Evoco la humedad de
tu inocencia
Sagrada claridad
cuando amaneces
Ajena a tu pasión
nunca pereces
Y pueblas y dominas con tu esencia
Parece que el ser rosa es penitencia
de eterna soledad
cuando floreces
Crepitas al nacer
como si llama
Fulgente amanecer
tenaz belleza
Ni las espinas
quedan de tu rama
Creciendo está la
rosa en la tibieza
Botón cuna y
sepulcro de tu trama
Y siempre eternidad
y fuga presa
La rosa en el río
La rosa no es la misma en este río
ni su olor se refleja esa rosa
porque sólo es una imagen de
la rosa
la que brilla en las
aguas de este río
Mi rosa se estremece ante el sonido
y no logro tomar aquella rosa
del agua que refleja la otra rosa
que escurre con la
imagen del sonido
Imagen de la rosa reflejada
la sombra de tu sombra está en el río
vestida de cristal y de sonido
La rosa en tu ilusión es reflejada
vibrando en las entrañas de este río
en busca del candor
de tu sonido
Mar
El sueño del mar y la edad de su huella
en su canto las olas nos traducen
y sobre el vientre esas
voces relucen
como el brillo del
agua que se estrella
Este mar no descansa y siempre alerta
se agita y se levanta y se hace vuelo
de palomas en el color
del velo
que proviene de
aquella herida abierta
Este mar conjugado en el delirio
del sonido del sueño de su oleaje
refleja la quietud
que tiene un lirio
En mis ojos detiene su carruaje
y su cuerpo se vuelve luz de cirio
cuando enciende mi voz con su lenguaje
La campana
En el bronce modelas tu tañido
similar al sonido de las alas
de las aves que danzan y que igualas
en el vuelo del
grito repetido
La campana es el eco del latido
de la marcha que asciende sin escalas
de las aves vestidas con sus
galas
en la fiesta del
cielo florecido
Al tañer la campana se aparece
el alado sonido y su festejo
en el claro metal
que se estremece
Y en su cuerpo metálico de espejo
el aliento emplumado resplandece
al brillar en la altura se
reflejo
Tiempo
Entre las grietas el tiempo se cuela
en el breve gemido de una puerta
ensortijada por la mano
incierta
de aquel secreto que
no se revela
El tiempo brilla en
la luz de una vela
Danza en las olas de la mar despierta
Su canto se escucha en la voz desierta
de esa tristeza que
no se consuela
Del abismo en el dolor que resuena
el tiempo muestra el poder de su mano
que teje sin cesar
una cadena
Y siempre tan ausente y tan cercano
el tiempo nunca acaba su condena
de silencio que parece lejano
Ernesto González Dávila nació en
Santiago de Chile. Ha publicado No Muere
el Sueño (Mago Editores, 2013); La Rosa
en la Piedra (plaquette) en edición inglés-español (Cuadernos de Casa
Bermeja y Mago Editores, 2017) y La Rosa
de tu Aroma (Mago Editores, 2021). Su poesía ha aparecido en diversas
antologías y revistas. Participó en el
primer taller de poesía “Códices”, de la Universidad de Chile, y también fue
becario del taller de poesía de la Fundación Pablo Neruda.
Sitio web: https://ernestogonzalezdavila.cl