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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

miércoles, 13 de septiembre de 2006

POEMAS INÉDITOS de Patricio Henríquez Lorca



Barrancón

Cuantas veces has lanzado al estanque una moneda con tus dedos fríos y sin huesos
observando dos rostros, dos órbitas, dos dentaduras arrancadas y simétricas


***

Una moneda que cae sin ruido sobre tu sueño,
Una liebre que corre sobre pastizales de tripas que se corroen en silencio,
Una liebre metamorfoseada en niebla
lanza una moneda que nunca alcanzaste rescatar de su presidio


Escuela y desaparición


Lavas tus utensilios cada mañana
Careces de huella en tus dedos
Careces de sombra en tu pared
Y das de comer a los barrotes con tu canción


Tus uñas anteanoche quebradas desentierran un caballo,
Un caballo amenazado antes de nuestro pavimento
Con su cabeza arrancada por sus propios pies



San José


Piedras y pavimento desmembrado:
Unos ancianos se quitan las encías,
siguen un sol dentro de sus cuencas,

Sombra de cal en el musgo:
unos perros de vidrios quebrados comen sus propios restos,
unos niños se burlan de una serpiente decapitada en su camino



El Acacio

Una vez te di un niño sentado en un tronco roto
un niño que no envejecía

Sentando al final de un bosque con sus manos en las rodillas

sin un mínimo movimiento

Un niño con rostro de cal



***


Inclinados al silencio de estas noches vivimos bajo piedras, encuadrados,
sin salir hasta la hierba, sin cambiarse del casco un centímetro de cabello abollado,
con movimientos precisos ordenamos los cubiertos clavados en nuestros brazos de hielo


Inclinados al silencio y sin un plazo, comemos trizaduras de piedras y escuchamos
un campo de lombrices descompuestas engullidas por santos de loza



***


Leña de mi vencido esqueleto soy , fe en tu manto de cálida grasa,
en tu rostro me arrancó los ojos y venero estrellas que orbitan en tus espaldas.
no quiero oir más ladridos sin cuerpo que vigilan cazadores y silencios,
no quiero más que tu palabra de hielo y sueño,
Pues esos vientres de vacas mutiladas y esos cauces abrigados de basura
no me dan la quietud de tu soplo:
Avispa que engendra barro en la música de unas acequias


***


Atraviesa calles cortas, se acuesta en la cancha
Junto a su ofrenda; cierra sus peladas orejas

Seis de la tarde en el arco de Los Bajos:
perro descansa, no hay moscas

Los bajos: caverna desdentada
Seis de la tarde: no es breve aquella luz

una sombra se mueve al viento
está recién ahorcada

1 comentario:

la sonrisa del porte de un buque dijo...

Estimado patricio hace ya mucho tiempo que esperaba conocer algo de tu trabajo poético, el cual me sorprende gratamente, muchas gracias por permitirnos leerte.
Un abrazo grande, grande, desde Chillán frío, hoy en día la ciudad de los volantines.

Santiago Bonhomme