Fragmentos del poema Nuevas aliteraciones para un ojo crítico, del libro
“lengua muerta” (Editorial La Trastienda, Santiago de Chile, 1998)
las luces -lumbres leves-
levantan líquido lejano
los labios liberan lucidez
las letras luchan
limpiando las lágrimas
los lunares -latiendo-
llevan llamas lentejuelas
lasciva lectura los lamo
catalejo carajo
como cuando carraspeas
ciñes cañerías certeras
ciegas crines
cumbres caídas como cantinas
cálidas caballerizas colmadas
centellean como cálamos
cubriendo cada centímetro
con cuerpo con cadera
abra sus ojos mire estos signos unidos
robándose -oscuros- su tiempo
retroceda orille esta nueva música
imagine páginas invisibles
eléctricas llagas
asome su rostro en mi piel
mientras imagina
recorra este ademán sobre un único llanto
trueque intimidad minutos o alas
los relojes errarán dulcemente
esplendor de oscuro ritmo
mire a su último alrededor
postdata
aconsejaría malgastar el olvido
es decir soplar sobre las caras de los otros
como si fueran las velas intactas de algún festejo
porque además se es feliz soplando así
yendo a buscar algo de comida para la noche
que es tan larga en sí misma
y nos duele por ser tan honda y negra como es
aconsejaría correr por los peldaños de uno
caer por ellos cada noche
mirar los perfiles del mundo
tocarnos hasta perdernos
como si fuéramos la sombra de algo
más intenso y pleno que nosotros
basta decir que el cielo
no nos tuvo entre sus elegidos
y esto es digno de los condenados
Jadis
Jadis, si je me souviens bien, ma vie était un festin
où s’ouvraient tous le coeurs...
arthur rimbaud
antes mucho antes de ser
antes de hablar de esa mitad de uno
que anda suelta que se hunde hasta el cuello
del festín fetal del arrullo de esas yeguas aladas
del llanto veo labios partidos veo sangre
a lo largo y a lo ancho del mundo
y una hermana impensable
vuela a los brazos feroces del verbo
y no hay oxígeno no hay luces
en la nueva placenta y su cuerpo
cae lejos del mío antes mucho antes de ser
cuando soplaba el uno en la violencia materna del vértigo
y alcanzamos aún a tocarnos como animales que fuimos
como estrelas que fuimos en el tren familiar de los beijos
de algún plazo escrito en los labios mal escrito
en los guiños del sueño alcanzamos a unir
nuestros dedos sólo eso escuchamos el canto
de unas venas veloces que se desvestían
y la sangre corriendo y unos hilos
colgando hacia el suelo sólo eso
antes mucho antes de ser
antes de hablar de esa mitad de uno
que anda suelta
huenún
a jaime luis huenún
fue así como ocurrió cabezas cayeron bajo los puentes
y el acero se impregnó de ciénaga y de flores
sin desnudez los caballetes estallaron de olor y muerte
y en el alcohol de cada párpado
se escondió el oído intacto de un metal que florecía al viento
el cabello suelto del mar fermentaba en la risa opaca de las olas
y la arena la arena devoraba a los cuerpos
que detenían el silencio del rapto
fue así los columpios de la memoria -quietos aún-
fueron recogiendo el vaivén de su infinita cautela
y caídas las carnes de su desolación
los cuchillos y las crines los cisnes temblorosos de su niñez
galoparon tristeza de un papel sonámbulo en sus dedos
en la muda mirada de yugos oblicuos
de cicatriz de aquella voz tatuada en el río
como en espejo y memoria
huenún jaime luis sietemesino feo
cada vez hay más preguntas y oídos que quisieran ser piel
en tus papeles de origen y destello página
y metro rapto en el vientre del lenguaje
temblor y furia huilliche pétalo efímero
como esos días de lluvia o de cisnes
en esta ribera tan fugaz
donde te escribo
lengua en blues
a vicente y francisca
“soy, pero soy también el otro, el muerto,
el otro de mi sangre y de mi nombre”
jorge luis borges
escuché tiernos pétalos tristes
navegando por rieles que cercaban mi voz
galopé en la piedra imaginé una lengua
que desangraba sus máscaras e indagué en la sombra
del espejo y no me vi sino en la síncopa ciega de mi tacto
que no es sino lo que es y lo que la noche me dice que es
recordé la luz intacta y errante
desnudé esa piel oscura que huía y traté de atarla
a su límite le ordené caí bajo su manto
la asemejé a mi mano e intenté dibujar el vuelo
del colibrí que se oculta que la trae y la lleva
que la entrega y la quita con su zumbido y su prisa
porque para mí la idea es el hecho la idea
es la imagen concreta del vuelo -pero no su figura-
la idea es el recuento de esas alas que zumban
como élitros locos como aspas que me comunican
y me alejan del sangramiento del parto como voces
que salpican videncia y se mueven de un lado a otro
en el éxtasis de morder un alfabeto
que se descascara y se ahueca
se relumbra y se inflama y vuelve a arder en la sombra
del torrente sin fin del río que nos llama
por nuestro nombre bastardo y ciego
por ese nombre que aletarga el ala
y misteria la sangre de los hijos
y nos obliga a vivir heridos
la mirada
a través de la cicatriz retorné a las raíces
relajé el reflejo del relámpago en el río
tendí la mano lenta en el agua
y el oleaje respondió mi ruego
me colibrí en el animal que zumba en su talón
me hice hélice del tiempo y traje la aurora y su aullido
me hundí -arena- en su llama y aplaqué el lenguaje de la sangre
me vertí en la luz del espejo y grité
grité de nuevo nombre gemí de nuevo signo
lamí las manos y la sombra
me aletargué tras el último vestigio de la noche
fui directamente a la ceniza y me hice hueso
detalle óseo del que era y del que fui
busqué mi reflejo en los jardines idénticos del fuego
miré mi rostro por última vez
y me reí me reí me rehice
cambié la faz de esas sílabas fugaces
las llené de verdad me revolqué en el filo de mí
me revolqué en el olor de mi nombre
me revolqué en el color de mi sangre
me revolqué en el mirar de los míos
me nombré
y fui Cereño
467
me apego al tránsito del cielo en su retraso
veo una cicatriz que deambula por el margen
por la orilla de mi apego al espejo
por el río -en fin- de oscura terquedad que aún me habita
y que es mi hábito y mi pérdida y mi ser
por albricias que al aleteo se fijan
en los vértices de mi recuerdo
por lámparas que cuelgan con infinito hastío
de tablas que no puedo alejar por la prisa
de esta materia sangrante
que ya nace y no yace dentro del reflejo que fui
por la máscara errática
que fue mi faz por la sombra que idealicé
y no era más que un despojo
en la inmediatez de la noche y el parto
ahí cuando el filo aúlla su terquedad
y la mano trepa en el laberinto líquido
que huele a sangre
ahí cuando despierto
en la penumbra que me nombra
solo suave apaciguando la imagen
de unas horas que aletean su fijeza
la imagen que proyecta mi voz
en las amarras de un oído ebrio
intacto definido
como en los límites de su volumen
ahí cuando la mezcla de tanta ceguera
enluta la errancia y su goce
cuando simplemente soy y aúllo
como un cascabel erizado por su sombra
cuando te veo venir sin luz
y huelo la tristeza del aire
cuando te veo ir hacia otra luz
y destilo esta mitología que me salva
y me asemejo al humo
que es más y es a la vez algo más que más
me asemejo a todo lo que siendo
es más de lo que es
enloqueciendo en el registro inmóvil
de este ser sin ser
que mira al espejo
y fija la atención en la memoria
pues yo no soy más que el frágil simulacro
de este aleteo transparente
que no perdura en la unidad de la llama
alterno con la fugacidad del ropaje
pero no soy ni la fugacidad ni el ropaje
apenas me hundo en lo digital extraño
lo volátil de este templo que no existe
araño el otro rostro
doy vueltas por la piel que está en mi piel sin ser
buscando lo sagrado que habita esta pared de adobe
y vuelvo a unos dedos que me marcan a labios
a figuras que no concluyen con la noche
a un forcejeo de sombra contra sombra
repito mi nombre y por terquedad o por rigor
deslizo la simetría del alba en las paredes de lo idéntico
rasguño entre los puños de la memoria
digo un número
y perduro en lo remoto de esta exactitud sin voz
hablo por ella que anuda en mi rastro
tercas condenas de silencio
-amarras que dibujan lo que no sabría decir-
y escapo de este laberinto que no es
que a nadie aguarda
que huye a la velocidad de la noche
fuga
guardo mi lengua natal en cavidad de troncha angosta
y a veces cuando hay lluvia o cuando hay río
me tiendo a enumerar las gotas
de un lenguaje fantasma que es y no es
que emociona y fastidia cuando arrulla su arrullo
trazo el eje
me encaramo sobre rieles que apenas recuerdo
pero a la memoria a veces le inventamos su redondez
cuando calza en el oído la simetría imperfecta de su roce
una a una llamaradas de una época que no se deja ver
- ecos
- erratas
- manchas que la lengua evapora
calzan como calza el laborioso ser de lo que viene
su quejido sangre que en el oráculo no se alcanza a descifrar
por más geometría que uno intuya en el borde
transpiración y lágrimas faenas destinadas al olvido
que corre tercamente por el labio del que susurra sus nombres
aún así tengo la certeza de que el tiempo es sólo esto
- un monólogo infinito plagado de heridas
- el guiño indecible de otras cosas
- un torrente que no se domestica ni se muestra
- el túnel que atraviesa una montaña ausente
- algo de lo que no podremos decir nada
tengo la certeza de que el tiempo es la ausencia de certezas
el límite donde lo que somos parece hilar cada instante
la hoja que se abre para esta letra y su fuga
dorsal
en lo ancho quince líneas que cuelgan
de mis párpados a tus párpados
líneas que trizan los trapecios de tus ojos en los míos
dibujos que en la hoja de izquierda a derecha
van llenando de signos un capítulo blanco de memoria
yo extraigo su olvido arranco el vacío de ese árbol
le entrego frutos de diversas texturas
agrieto el hábito de tanta sombra
y aleteo en la penumbra de un jardín
que empieza a llenarse de sol
luego en el estricto límite que el verso deja atrás
desato oblicuo el rito que llevo dentro
muevo las alas y tras ellas
veo cómo el jardín se empequeñece
hasta ser más estrecho que mi pie
el tiempo
a antonio colinas
se sabe que es también una derrota
un hilo de invisible filamento corroído
por la estela que en el agua se apaga
y aunque siempre recordemos a los muertos
y bailemos tristes rondas sobre pisos florecidos de silencio
algo late en las íntimas esquinas de una calle devastada por la sed y la sombra
algo late en la desolación que al fin pareciera decirnos
acaso las señas del tejido umbilical que alguna vez nos retuvo?
acaso la evidencia de un paisaje que destiñe dolor?
yo sé que el río es el río
y que su curso me cambia irremediable del que he sido al que soy
que me limpia de esos trozos de muerte que se adhieren sin remedio a mi piel
que me encuentra el descanso de una lumbre agrietada en el número exacto
y maltrecho en que voy malherido en la cuenta que en el día se esfuma
en efímera estela que se hunde en la memoria que aún late en el torrente
espejismo infame el de la noche
como si el tiempo fuera algo más que el límite que es
dictando en su filo la simetría del adiós
en los idiomas transparentes de todas las edades
en su arameo polvoriento en su chino que destila inmediatez
yo sé que en venecia en ramo corte querina hay una luz que no se apaga
que parece ventilar el ajetreo del verano lúcida y cautiva
por la extensión de sus errores con ronda y cántico
con magia y fuga para la especulación de lo que fuimos
se sabe que es también una derrota
un hilo de invisible filamento corroído
por la estela que en el agua se apaga
De la presente selección de poemas:
Lengua muerta (Ed. La Trastienda, Santiago de Chile, 1998)
- Fragmentos del poema “Nuevas Aliteraciones para un ojo crítico
- Postdata
27 poemas – lengua en blues (Imprenta Herrera, Valparaíso, 2002)
- Jadis
- Huenún
- Lengua en blues
Lengua ósea (Ediciones del Gobierno Regional de Valparaíso, 2003)
- 467
Las lenguas del jardín (Inédito)
- fuga
- dorsal
- el tiempo
Sergio Muñoz – Gabriel Cereño
Nace en Valparaíso en 1968. Poeta. Licenciado y Profesor de Música por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. En 1994, recibió la Beca de la Fundación Neruda, y ha dirigido desde entonces, el Taller de Poesía de La Sebastiana (1994–2008). En el Centro Cultural La Sebastiana ha organizado, entre otros, los ciclos: “Poesía en Valparaíso”, “Voz de Mujer”, “Encuentro con la Poesía Chilena”, “50 Años del Canto General”, “A 30 Años del Premio Nóbel”, “Literatura en Pareja”, “Neruda: 30 Años de Ausencia”, “Poesía Prisionera”, “Al Encuentro de Neruda” y “Escritores del Alma”. En 1998 dirigió el “Taller de Encuentro con Poetas Chilenos” y al año siguiente recibió la Beca del Consejo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura. El 2003 fue uno de los ganadores del Concurso de Publicaciones del Gobierno Regional de Valparaíso. Ha participado en diversos encuentros de poesía y recitales de su obra en Chile, Argentina y Perú. Desde el 2003, dirige talleres literarios y musicales en la Cárcel de Valparaíso y otros recintos penitenciarios de la región. Desde el 2004 co-dirige el Seminario de Reflexión Poética en el Centro Cultural La Sebastiana.
Ha publicado los siguientes libros individuales: “LENGUA MUERTA” (Ed. La Trastienda, Santiago de Chile, 1998); “27 POEMAS – LENGUA EN BLUES” (Imprenta Herrera, Valparaíso, 2002) y “LENGUA ÓSEA” (Edición del Gobierno Regional de Valparaíso, 2003).
Poemas, reseñas y artículos suyos aparecen publicados, entre otros, en los libros y revistas LIBERTAD 250 (Sociedad de Escritores de Chile, Viña del Mar, 1996); EL ESPÍRITU DEL VALLE (Santiago de Chile, 1998); METÁFORAS DE CHILE (Lom Ediciones – Corporación Altamar, Santiago de Chile, 1999); ALCHEMY 2002-2003 (A Magazine of Literatura and Art – Portland Community Collage, Portland, Oregon, USA); LOS POETAS DEL 5 (Mérida, Venezuela, 2004); AS DE COPAS (Santiago de Chile, 2004); AÉREA (Santiago de Chile, 2005); PENSAR Y POETIZAR (Instituto de Arte PUCV 2004 – 2005); ANTÍTESIS Nº 2 Y 3 (Valparaíso, 2006 y 2007); EL MAPA NO ES EL TERRITORIO / Antología de la joven poesía de Valparaíso (Ismael Gavilán, Agencia Editorial Fuga, Valparaíso, 2007).
Desde 1994, ha participado en innumerables conferencias y charlas sobre poesía en Colegios y Universidades chilenas y extranjeras, antologías, recitales y presentaciones de libros en librerías, cafés, pubs, ferias del libro, programas radiales y televisivos regionales y de Santiago.
3 comentarios:
Una buena baratija poética. Los poetas baratos suelen elogiarse entre sí. No cabe duda. Y suelen ganar premios importantes y suelen alcanzar fama hasta en la academia, porque los académicos que se creen poetas no saben de poesía, menos de la buena... demasiada pedantería, demasiado ego, ¿no, señor Morales?
Miguel Ángel Zapatero
Estimado Señor Zapatero:
Le agradezco que perdiera el tiempo entre tantas cosas baratas, según ud. Lamento sus apreciaciones que me parecen injustas y plagadas de una "mala leche" que sólo manifiestan envidia (el peor de los pecados capitales, porque produce dolor en aquel que la siente), rencor y una ceguera evidente. Si Ud. considera a todos los poetas publicados en este página como "malos", incluída mi persona, lo respeto, pero creo que es un juicio muy liviano y que no posee un mínimo de seriedad.
En todo caso lo invito a seguir leyendo mi página para que siga sufriendo y comentando con su lengua afilada.
Una cosa más, la próxima vez no use la modalidad de "anónimo", sea suficientemente valiente para colocar, al menos su correo electrónico para contestarle.
Mis más atentos saludos,
Andrés Morales
Estimado Señor Zapatero:
Le agradezco que perdiera el tiempo entre tantas cosas baratas, según ud. Lamento sus apreciaciones que me parecen injustas y plagadas de una "mala leche" que sólo manifiestan envidia (el peor de los pecados capitales, porque produce dolor en aquel que la siente), rencor y una ceguera evidente. Si Ud. considera a todos los poetas publicados en este página como "malos", incluída mi persona, lo respeto, pero creo que es un juicio muy liviano y que no posee un mínimo de seriedad.
En todo caso lo invito a seguir leyendo mi página para que siga sufriendo y comentando con su lengua afilada.
Una cosa más, la próxima vez no use la modalidad de "anónimo", sea suficientemente valiente para colocar, al menos su correo electrónico para contestarle.
Mis más atentos saludos,
Andrés Morales
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