Fundar un
lugar triste
Fundar un
lugar triste
que siempre
huela a invierno
instalar una
casa
y que los
vecinos den colores a las paredes.
Vivir en ese
lugar por años
mirar
siempre para arriba
y darse
cuenta que las nubes
son vendas
cubriendo las heridas del cielo.
Caballo negro
Pájaro
blanco en un caballo negro
se erizan
las espinas del camino
un gato
ronroneando se hace ovillo
entre el
serrín mojado de silencio.
Pájaro
blanco vuela pronto a casa
te esperan
los inviernos de madera
los niñitos
lluviosos sin escuela
y las miradas
tristes que se cansan.
En un lugar
llamado Siempre invierno
el pájaro
lluvioso ya no vuela
la luna se
desangra de lo llena.
No creas lo
siguiente que te cuento:
En esa brasa
amarga que no quema
yacen los
huesos del caballo negro.
Aquí muere
la forma de tu cuerpo
Aquí muere
la forma de tu cuerpo
y la sombra
escondida que dejaste
espera la
llamada de unos ojos
de pájaros
mojados en parrones.
Aquí nace la
pena y su grandeza
llevándonos al fondo de otra pena
el llanto no
aliviana a los vencidos
en las camas
mojadas del verano.
Aquí muere
la forma de tu canto
ninguna voz
te llama desde lejos
hay un
sonido negro que acompaña
al pueblo que te encierra para siempre .
Cesar Cabello en Siempre invierno
galopa sin
chupalla en la neblina
su frente
lleva negra serpentina
bajo el
cielo parido por los rayos.
Despierta la
mañana con los gallos
el gran
César Cabello ve su ruina
pues su
caballo cojo no camina
por los
vientos lluviosos de este mayo.
César
Cabello llora a campo abierto
cómo un
rosal secándose en la tierra
ya vio caer
lo verde de su huerto
y siente que
la vida es una perra
obligada a
parir sus perros muertos
en la herida
del mundo que no cierra.
Hora de bajar la voz
Se te fue a
dormir el tiempo Letelier
sólo la
humedad te mantiene
como el muerto más hermoso del sur.
Es hora de
buscar otra existencia
que el pecho
se te abra
y encuentres el cadáver del grito.
Intacto te
pudres
Y tus hijos comienzan
a ser más parecidos a ti
de lo que tú
mismo lograste.
Pobres son
las palabras
es hora de
bajar la voz
escuchando el paso de la
sangre
cada vez más vieja.
En la casa de los hombres sureños
Sosteníamos la noche
y las pelusas
se hacían piedras de tanta quietud.
En la casa de los hombres sureños
aprendimos a llorar
después
vinieron ángeles demasiado viejos
que no podían salvarnos.
Campo mojado
Hay música
en el agua que me duerme
y una visión
dormida en el recuerdo
trayendo los
aromas del invierno
y el barro
de la infancia que no vuelve.
La musica
del agua ya me duerme
con su
lluvia calmada por el techo
ablanda la
memoria de los suelos
con juguetes
perdidos que aparecen.
La lluvia
baja lenta en la madera
mojando el
corazón de los difuntos
difuntos
transparentes como nieblas
limpiando la
dureza de este mundo
Reverdece el
camino de mi tierra
con mi casa
silente por el musgo.
En esta casa
de campo
En la casa
del campo los amigos envejecen
los objetos
se hacen anchos por la quietud
el perro
babea sangre
y las
abuelas tejen abrigos
para los
pájaros muertos al emigrar.
Hay que entrar
de espalda a la casa de campo
esperar que
el familiar postrado se levante a mirar el agua
que
ilumina los cielos.
.
En la casa
de campo
el hijo
menor sube al árbol
esperando
otra niñez
y la
oscuridad baja por los muros
pintando a los grillos siempre de negro.
Arriba de la
noche en siempre invierno
Arriba de la
noche sangra un rayo
los niños de
juncales han crecido
con algo de
sordera por el ruido
del potreril
consejo de los gallos.
Entonces
mientras cantan, yo me callo
y el canto
va tomando otro sonido
de perro que
no encuentra su ladrido
de persona
enterrada el mes de mayo.
Entonces me
hago quieto y no comparto
la cama con
la mosca que me observa
no quiero
nadie más en este cuarto
que la rabia
espumosa que me enerva
Ya se viene
noviembre y pronto parto
al invierno
escondido por la hierba.
Un hombre vestido de papeles
Un hombre vestido
de papeles congelados por la luz
camina hacia
el río y la luna lo agranda
entra en sus
aguas
y bebe las
esquirlas de los antiguos universos.
Escucha a
los pidenes
que al fin dejaran
caer sus bozales.
En algunas
horas
sus huesos serán de espuma
y otros
jóvenes bajaran de las rocas
para bañarse
en él.
Dos tumbas
anónimas
1
Hoy pierde
su calor esa azucena
que amainaba
mi cuerpo en este polo
y tan
Vallejo vuelvo a verme solo
en el jueves
lluvioso de mi pena.
Me
acostumbro al viento de los difuntos
tiñendo el
campo mudo con mi ruda
la muerte en
una esquina, me saluda
me dice que
me meta en mis asuntos:
No esperes
ni un abrazo, ni una ayuda
al silencio
nos vamos todos juntos.
2
Hay golpes
en la vida desde abajo
que nadie
notaría cuando vienen
dolor que
desde niño el hombre tiene
con años en
penurias de trabajo.
Los hondos
Cristos lloran su tortura
en la
miseria rica de los pobres
para llorar
pa siempre vino el hombre
y ese llorar
te juro es sin ternura.
Escrito:
Ojalá yo
tuviese sepultura
en una tumba
negra sin un nombre.
Resignación
de César Cabello
Me sacaron
las ganas y el latido
trabajaron
mis ojos sin mirada
enterraron
mis huesos tan roídos
que a mi
tumba no llegan las amadas.
Los pájaros
negreros forman nidos
y en mi
lápida blanca y sosegada
la noche por
mis huesos se ha metido
a buscar
otra tumba más helada.
Hay un olor
a mierda por los charcos
olor a santo
muerto en basurales
mientras un
punky depre y un anarco
escriben sus
consignas en murales:
La muerte
para ti es subir a un barco
un barco
mudo y quieto por las sales.
No puedes
volver de Siempre invierno
Hay un
conejo muerto en el camino
que lleva a
Siempre invierno en el verano
y niñas
negras con el pelo cano
embalsamando
pájaros sin trinos.
Hay un
ternero muerto con disparos
una mula sangrando en su intestino
un cartel
que te dice" ya no vuelvas"
el camino
pasado, no es camino.
Hay tres
caballos muertos, ya llegaste
al centro de
la tierra en Siempre invierno
pero al
verte a ti mismo te alejaste
y vuelves a
vivir en el infierno
que tiene a
los eternos caminantes
intentando escapar de siempre invierno.
Ignacio Herrera López (Curicó,1986), Escritor, vive en su ciudad natal. Fue incluido en Camada (2015), antología de la poesía joven maulina, Obtuvo el primer lugar en el concurso Gonzalo Rojas de Lebu. En el año 2016 obtuvo mención honrosa en el concurso literario Stella Corvalán (I. municipalidad de Talca); el mismo año recibe también la primera mención honrosa en el concurso literario Fernando Santiván de Valdivia con su texto Caballos sin pelajes, publicado en Concurso Santiván de poesía (Ediciones Kultrún 2016). En 2020 aparece Mala Luna su primer libro (Ediciones etcétera, concepción). También el mismo año aparece su segundo libro llamado Nahuilte (la colección Ínsula Barataria de la editorial Kultrún).
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