El día 13 de septiembre a las 19:00 horas en la Librería del Fondo de Cultura Económica "Gonzalo Rojas" se realizará un homenaje a la gran poeta chilena Stella Díaz Varín, organizado por el "Movimiento Derrame", la editorial F. C. E. y la familia de la escritora.
La página de Andrés Morales (1962), poeta, ensayista y académico chileno, es un Blog de apuntes y escritos abierto a todos aquellos interesados en la literatura y, en especial, en la poesía. Contiene poemas, artículos, notas, comentarios, críticas, reseñas, fotografías y en general, todos los tópicos imaginables e inimaginables en torno a la poesía, el cine, la prosa y la literatura chilena, hispanoamericana, española y europea de todas las épocas y estilos.
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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."
José Saramago
José Saramago
martes, 28 de agosto de 2007
lunes, 27 de agosto de 2007
Encuentro de escritores Jorge Teillier: Un viaje a la poesía del sur de Chile
Programa
Miércoles 29 de agosto
16:00 Horas “Presentación encuentro de escritores: Sergio Bravo Escobar, Rector Universidad de La Frontera.
Charla Inaugural : “Idilio y catastrofe en la poesía de Jorge Teillier” (Federico Schopf)
17:00 Horas Lectura de un poema de Jorge Teillier por invitado y mesa redonda en torno a la vigencia de la poesía de Jorge Teillier. Moderador: Juan Manuel Fierro.
18:30 Documental “Nostalgias del Far West”
19:15 Lectura poetica: Manuel Silva Acevedo, Andres Morales, Jaime Quezada.
Miércoles 29 de agosto
16:00 Horas “Presentación encuentro de escritores: Sergio Bravo Escobar, Rector Universidad de La Frontera.
Charla Inaugural : “Idilio y catastrofe en la poesía de Jorge Teillier” (Federico Schopf)
17:00 Horas Lectura de un poema de Jorge Teillier por invitado y mesa redonda en torno a la vigencia de la poesía de Jorge Teillier. Moderador: Juan Manuel Fierro.
18:30 Documental “Nostalgias del Far West”
19:15 Lectura poetica: Manuel Silva Acevedo, Andres Morales, Jaime Quezada.
Jueves 30 de agosto
10:30 Horas Mesa redonda: Jorge Teillier y la poesía de los 80 y 90.
Invitados: Andrés Morales, Damsi Figueroa, Guido Eytel, Floridor Pérez.
12:00 Horas Mesa redonda: “Jorge Teillier: El poeta y este mundo.”
Invitados: Manuel Silva Acevedo, Jaime Quezada, Federico Schopf, Dario Oses.
15:00 Conversaciones.
- Jaime Quezada : “Aportes de Jorge Teillier a la poesia de Chile.”
- Floridor Pérez: “Jorge Teillier: Generación de espacios de difusión y creación literaria”
- Federico Schopf: “Importancia de la poesía de Jorge Teillier para la generación del 60.”
- Darío Oses: “Neruda y Teillier”
- Andrés Morales: “La poesía de la generación del ‘50”
- Thomás Harris: "El paisaje de 'Paisaje de clínica' de Jorge Teillier”
- Guido Eytel “Dibujando en la escarcha”
- Manuel Silva Acevedo “Mito y memoria”
- Teresa Calderón: "Jorge Teillier en San Diego (En la casa de mi padre)"
18:30 Lectura poética: Damsi Figueroa, Thomás Harris, Teresa Calderón, Floridor Pérez.
19:30 Mesa redonda: Poesía actual del sur de Chile. (Participan todos los invitados)
Viernes 31 de agosto
10:00 Bienvenida alcalde de Lautaro
10:30 Presentación Liceo Politécnico.
Invitados: Floridor Pérez, Jaime Quezada y Sebastián Teillier.
10:30 Presentación Liceo B-15
Invitados: Thomas Harris, Manuel Silva Acevedo, Guido Eytel.
10:30 Presentación Escuela Rural
Invitados: Andrés Morales, Herrera.
10: 30 Presentación Escuela Nº 1
Invitados: Darío Oses, Federico Schopf.
10:30 Presentación Escuela Nº 2 (niños séptimos y octavos básicos)
Invitados: Damsi Figueroa, Teresa Calderón.
15:30 Inicio de Talleres Literarios.
Talleres para adultos. Sala de consejo municipio.
Invitados: Thomas Harris, Andrés Morales, Jaime Quezada.
Talleres para jóvenes. Sala de consejo Municipio.
Invitados: Federico Schopf, Manuel Silva Acevedo, Guido Eytel.
Talleres para niños. Escuela Nº 1.
Invitados: Floridor Pérez, Teresa Calderón.
Talleres para niños. Escuela Nº 2.
Invitados: Herrera, Sebastián Teillier, Damsi Figueroa
17:00 Término de jornada. Cena y Posterior Ruta Teillier; Reconocimiento, caminata por casa de Teillier, puente, sidrería, entre otros.
miércoles, 15 de agosto de 2007
POEMAS de Antoni Clapés
CUATRO POEMAS
(traducidos por Carlos Vitale)
1
No hables de lo visible y de lo invisible
de la luz que recrea cada día el mundo
del oro de las amapolas de la sangre del trigal.
Muestra anverso y reverso
con una sola palabra:
la opacidad del decir.
Detén el poema:
esta escritura
no escrita.
2
La poesía dice el enigma de las palabras.
El silencio, la pura esencia del decir.
En una palabra caben todas las palabras.
(¿El silencio necesitaba, justamente,
este poema, para ser dicho?)
3
Atravesar la llanura infinita
de la seda donde despliegas sueños
recorrer con la mirada las arrugas los valles
que la caligrafía perfila.
Cruzar el río: la frontera que hiende
los mundos que habitas: el del conocimiento
el de la contemplación.
Separar consiste
acaso
sólo en juntar.
4
El aliento del trazo expande
la luz de las tinieblas
desvela la sombra de la nada
en cada cosa.
Ilumina la ausencia
de señales en el camino.
Te aproximas al límite: entrevés
el lugar donde se borra tiempo y espacio
la razón. La palabra que inicia el ahora.
Ah, el fatigoso sueño de vivir.
1
No hables de lo visible y de lo invisible
de la luz que recrea cada día el mundo
del oro de las amapolas de la sangre del trigal.
Muestra anverso y reverso
con una sola palabra:
la opacidad del decir.
Detén el poema:
esta escritura
no escrita.
2
La poesía dice el enigma de las palabras.
El silencio, la pura esencia del decir.
En una palabra caben todas las palabras.
(¿El silencio necesitaba, justamente,
este poema, para ser dicho?)
3
Atravesar la llanura infinita
de la seda donde despliegas sueños
recorrer con la mirada las arrugas los valles
que la caligrafía perfila.
Cruzar el río: la frontera que hiende
los mundos que habitas: el del conocimiento
el de la contemplación.
Separar consiste
acaso
sólo en juntar.
4
El aliento del trazo expande
la luz de las tinieblas
desvela la sombra de la nada
en cada cosa.
Ilumina la ausencia
de señales en el camino.
Te aproximas al límite: entrevés
el lugar donde se borra tiempo y espacio
la razón. La palabra que inicia el ahora.
Ah, el fatigoso sueño de vivir.
LLAURÓ (1)
(traducción de Gabriel Vinyals)
(para Alícia Casadesús)
La mirada atraviesa el aire, la tierra.
Más allá de la mirada misma, la luz es un glauco mantel tendido sobre trigales, sobre el polvo del mediodía.
(Sin embargo, ¿a quién pertenece esta mirada?)
Vuelo de aguilucho, gruñido de jabalí que el bosque engulle, rocío desprendiéndose con pereza.
Presagios.
Cimbrea un tañido metálico sacudido por el viento.
Agua sonora, barro callado.
El aire quema la piel.
El sonido –inaudible apenas– de una palabra depositándose sobre una hoja.
Con cada palabra que el azar te ofrece, dibujar un sentimiento.
Imaginar un lugar que sólo el ausente habite.
Inventar un lenguaje donde la palabra “yo” no exista.
Recrear un espacio de contemplación (interior).
Cuerpos en diálogo.
Movimiento: pura inmovilidad.
Liturgia sin religión.
El tiempo se transforma en urna de barro que la lluvia de los días descompone lentamente.
La luz no nace, ni muere. Es.
Viaja contigo: siempre está en el mismo lugar.
Un gesto dibuja el trazo y el todo.
Dice el texto sobre miradas, rozando todas las letras.
Lee la mirada.
El cuerpo ha ido excavando su propia forma en la piedra, para habitarla.
Para ser el lenguaje de la piedra. Para ser la piedra misma.
El hielo llena el vacío del cuerpo que no está.
En el vacío, palabras, nomás. No más.
Un cuerpo hecho de letras, de silencio. Para completar las palabras.
Hielo de cera, hielo de olvido.
Leer el hielo: las palabras de la muerte.
Decirlas. Juramento o blasfemia.
En el lecho de la tumba brillan palabras: honor a esta piedra de
silencio.
Gozo de la tierra. De esta tierra.
Llauró.
(1) Llauró, en catalán, significa “tierra de labranza”.
Antoni Clapés nació en Sabadell, España. Es, sin duda, uno de los poetas catalanes más importantes de su generación y de la actualidad. Ha publicado diversos volúmenes de poesía y ha sido invitado a importantes festivales y encuentros literarios en España y el extranjero ("Festival Internacional de Poesía de Quebec", Canadá, "Encuentro Iberoamericano de Poesía Centenario de Vicente Huidobro", Sqntiago de Chile, etc.). Es, además, editor de la prestigiosa editorial Café Central de Barcelona que ha publicado ininterrumpidamente a autores de muy distintas tradiciones y lenguas.
lunes, 13 de agosto de 2007
LA CULTURA NACIONAL O LA DESIDIA por Andrés Morales
Desde hace algunos años, esto es, desde la recuperación de la democracia, los esfuerzos por reconstruir el entramado cultural, recuperar algunos espacios y fomentar la creación de instancias que permitan el desarrollo de una cultura nacional son hechos que nadie puede discutir o menospreciar. El problema es que los políticos y funcionarios, en su afán por dotar al país de esta institucionalidad no han reparado en las constantes injusticias, en la improvisación y en el desorden que, poco a poco y tras las buenas intenciones, se han ido apoderando de ministerios, agregadurías culturales, fondos de cultura y, en general, y, lo más grave de todo, de un “concepto de cultura” que poco o nada tiene que ver con lo que en otros países, digamos más civilizados, se entiende como “política cultural” o, sencillamente como cultura. Se ha argumentado que no es bueno el dirigismo: vale. Se ha argumentado que la autogestión y las iniciativas “naturales” de personas u organizaciones es preferible a un camino previamente trazado por un grupo de especialistas: vale. ¿Pero qué ha pasado finalmente? Simplemente que, lo quieran ver o no, se ha creado un Ministerio de Cultura –o al menos el cargo de ministro de cultura-, se ha controlado a quién entregar presupuestos (instituciones que a veces son “juez y parte”) y se han manipulado con frecuencia los fondos destinados a becas y proyectos que caen en manos inescrupulosas, escribientes de segunda o tercera clase o amigos y parientes del jurado de turno.
Debo confesar que yo mismo creí en la transparencia de fondos y consejos. Recibí algunas distinciones e integré (honestamente y junto a jueces que nadie podría cuestionar en su imparcialidad) jurados de esta “nueva institucionalidad”. Pero pasados los años, me asombro que algunos criterios que, supongo, hoy operan -al menos en el campo de la literatura- hayan sido desvirtuados en pos de un extraño regionalismo (la excusa de entregar dinero a las regiones es una manera de repartir muchas veces favores políticos o aparecer ayudando con mano limpia y generosa a personas e instituciones que parecieran postergadas y que no representan verdaderamente a una determinada provincia pues, muchas veces, se trata de proyectos bastante cuestionables). ¿Pero, volviendo a la realidad, qué es lo que pasa realmente? En 1998 organicé el "III Encuentro Iberoamericano de Escritores", con más de 50 invitados de Europa y Latinoamérica: el Consejo de la Cultura no entregó más que migajas. Hace 3 años ya que en Temuco y Lautaro se ha intentado montar un homenaje al poeta Jorge Teillier, recién este año se cuenta con algunos fondos y en agosto podrá llevarse a cabo. Otro asunto con ribetes de escándalo es el que aconteció hace poco con las Becas para Escritores Profesionales, donde autores de la talla de Teresa Calderón, Mauricio Electorat, Ricardo Brodsky y otros (donde me incluyo) obtuvieron los máximos puntajes para que finalmente no se les entregase la ayuda que ganaron limpiamente con la excusa que el dinero debía repartirse a regiones, entre otros absurdos argumentos. Es legítimo meditar entonces dónde está la lógica y cuáles son los lineamientos en la aprobación de proyectos, en la entrega de reconocimientos, y, más aún, en la justa distribución de la riqueza de un estado que permanentemente se ufana de sus letras (y de sus reservas económicas) pero que poco las cotiza. Y aquí se llega a otro de los puntos centrales de los problemas que he mencionado. ¿De qué tipo y de cuál cultura hablamos? ¿Hablamos sólo de los tragafuegos, de las batucadas, de los curiosos personajes en zancos, de los conciertos de rock, con todo respeto a cada uno de ellos? ¿Esa es la cultura nacional? ¿Sólo los actores participantes en campañas políticas son merecedores de la beca como agregados culturales? ¿Es que en Chile no hay pintores, escultores, músicos, bailarines, dramaturgos, poetas, novelistas, filósofos, etc.? ¿Todo ha de ser un toma y daca? ¿Eso es pluralismo o sólo “repartija”? Nuestros agregados culturales en la bien antigua democracia, nuestros diplomáticos: Mistral, Neruda, Subercaseaux, Arteche, Díaz Casanueva por nombrar sólo a algunos, creo, no sólo representaban un rostro bonito de Chile (como aquel témpano de hielo en la Exposición Internacional de Sevilla: hermoso, pero frío), sino que transmitían la profundidad de un país con claroscuros y contrastes.
Sin querer sentar cátedra de nada ni encender revoluciones, creo que llegó el momento en que los artistas, los intelectuales, los escritores, los universitarios y todos aquellos que verdaderamente viven por la cultura sean valientes para reclamar lo propio; sean consecuentes para exigir lo que es necesario para Chile (¿por qué no una Editora Nacional? ¿Existe miedo a que exista un consejo representativo para formarla o que se llame a concurso y se financien publicaciones? ¿No hay dinero para revitalizar editoriales?). Ha llegado la hora para que, finalmente, los auténticos críticos y creadores, de forma más que urgente y ahora, de una vez por todas, no se dejen avasallar por esa clase política, tecnócrata y burocrática que hacen de lo mediocre –salvo contadísimas excepciones- su discurso, su pan y su fatua impronta de cada día.
Debo confesar que yo mismo creí en la transparencia de fondos y consejos. Recibí algunas distinciones e integré (honestamente y junto a jueces que nadie podría cuestionar en su imparcialidad) jurados de esta “nueva institucionalidad”. Pero pasados los años, me asombro que algunos criterios que, supongo, hoy operan -al menos en el campo de la literatura- hayan sido desvirtuados en pos de un extraño regionalismo (la excusa de entregar dinero a las regiones es una manera de repartir muchas veces favores políticos o aparecer ayudando con mano limpia y generosa a personas e instituciones que parecieran postergadas y que no representan verdaderamente a una determinada provincia pues, muchas veces, se trata de proyectos bastante cuestionables). ¿Pero, volviendo a la realidad, qué es lo que pasa realmente? En 1998 organicé el "III Encuentro Iberoamericano de Escritores", con más de 50 invitados de Europa y Latinoamérica: el Consejo de la Cultura no entregó más que migajas. Hace 3 años ya que en Temuco y Lautaro se ha intentado montar un homenaje al poeta Jorge Teillier, recién este año se cuenta con algunos fondos y en agosto podrá llevarse a cabo. Otro asunto con ribetes de escándalo es el que aconteció hace poco con las Becas para Escritores Profesionales, donde autores de la talla de Teresa Calderón, Mauricio Electorat, Ricardo Brodsky y otros (donde me incluyo) obtuvieron los máximos puntajes para que finalmente no se les entregase la ayuda que ganaron limpiamente con la excusa que el dinero debía repartirse a regiones, entre otros absurdos argumentos. Es legítimo meditar entonces dónde está la lógica y cuáles son los lineamientos en la aprobación de proyectos, en la entrega de reconocimientos, y, más aún, en la justa distribución de la riqueza de un estado que permanentemente se ufana de sus letras (y de sus reservas económicas) pero que poco las cotiza. Y aquí se llega a otro de los puntos centrales de los problemas que he mencionado. ¿De qué tipo y de cuál cultura hablamos? ¿Hablamos sólo de los tragafuegos, de las batucadas, de los curiosos personajes en zancos, de los conciertos de rock, con todo respeto a cada uno de ellos? ¿Esa es la cultura nacional? ¿Sólo los actores participantes en campañas políticas son merecedores de la beca como agregados culturales? ¿Es que en Chile no hay pintores, escultores, músicos, bailarines, dramaturgos, poetas, novelistas, filósofos, etc.? ¿Todo ha de ser un toma y daca? ¿Eso es pluralismo o sólo “repartija”? Nuestros agregados culturales en la bien antigua democracia, nuestros diplomáticos: Mistral, Neruda, Subercaseaux, Arteche, Díaz Casanueva por nombrar sólo a algunos, creo, no sólo representaban un rostro bonito de Chile (como aquel témpano de hielo en la Exposición Internacional de Sevilla: hermoso, pero frío), sino que transmitían la profundidad de un país con claroscuros y contrastes.
Sin querer sentar cátedra de nada ni encender revoluciones, creo que llegó el momento en que los artistas, los intelectuales, los escritores, los universitarios y todos aquellos que verdaderamente viven por la cultura sean valientes para reclamar lo propio; sean consecuentes para exigir lo que es necesario para Chile (¿por qué no una Editora Nacional? ¿Existe miedo a que exista un consejo representativo para formarla o que se llame a concurso y se financien publicaciones? ¿No hay dinero para revitalizar editoriales?). Ha llegado la hora para que, finalmente, los auténticos críticos y creadores, de forma más que urgente y ahora, de una vez por todas, no se dejen avasallar por esa clase política, tecnócrata y burocrática que hacen de lo mediocre –salvo contadísimas excepciones- su discurso, su pan y su fatua impronta de cada día.
Publicado en "El Pluralista", el periódico de la Universidad de Chile, N. 7, agosto de 2007.
viernes, 3 de agosto de 2007
LANZAMIENTO DEL LIBRO "EL OJO Y OTROS PUNTOS DE VISTA" DE VÍCTOR LOBOS
El poeta Manuel Silva Acevedo y el poeta Germán Muñoz Pilichi.
Los poetas Germán Muñoz Pilichi, Andrés Morales y Víctor Lobos.
El doctor y músico Patricio Henríquez Huerta y el poeta y académico Germán Muñoz Pilichi.
PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE VÍCTOR LOBOS EL OJO Y OTROS PUNTOS DE VISTA
por
Andrés Morales
La visualidad, lo visual, es uno de los elementos centrales en el quehacer de la poesía. El escritor, el poeta, se ha movido desde siempre en este campo. No existe gran literatura sin un ojo, lúcido o ciego, que abra o cierre su horizonte.
La poesía es el espacio de la visión: interna o externa. Aunque parezca un tanto teórico y hasta arbitrario, creo que es posible concretar dos formas de acercarse a la realidad mediante la visión en la poesía: Primero, a través de una recreación de lo visto: “la visión y la memoria”. El poeta rememora, recuerda, reconstruye lo observado. Segundo, a través de la “visión interna”: la experiencia del vidente. Un buen ejemplo es el famoso “desdoblamiento doloroso” de Rimbaud. El poeta se observa, se cuestiona, es transcriptor de una experiencia íntima y única que extrae de sí mismo.
El poeta ha desarrollado muchas formas de visualidad que le han permitido enfrentarse, contar y. finalmente, poetizar el y al mundo. Entre estos es posible nombrar como ejemplos algunos “ojos curiosos” o formas de observar:
a. El ojo simbólico (presente en gran parte de toda la literatura, trabajando en un lenguaje metafórico y simbólico. Los grandes poemas barrocos de Góngora, la Primera Soledad o los poemas neobarrocos de José Lezama Lima pueden ser magníficas representaciones de este asunto)[1].
b. El ojo místico (patentemente expresado en las grandes obras que se apartan del mundo real y nos hablan de una realidad celeste, iluminada y revelada por Dios, donde un buen ejemplo es el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz).
c. El ojo vidente (ese ojo en la búsqueda en sí mismo, en el desdoblamiento del poeta que se observa y, “dolorosamente” extrae su visión desde sus revelaciones. Las Iluminaciones o Una temporada en el Infierno de Arthur Rimbaud son, quizás, algunas de estas obras paradigmáticas).
d. El ojo erótico (aquella relación entre el ojo, el deseo y el cuerpo. El ojo del voyeur, del “mirón”. Ese que une el placer y la visualidad: la búsqueda a través de los sentidos y, en concreto, de la observación donde la literatura es un espacio del placer. En este acápite podemos incluir a la mayoría de la literatura erótica, siendo La historia de un ojo de George Bataille el caso más revelador). Finalmente,
e. El ojo teórico o reflexivo (desarrollado en la mayoría de las literaturas de vanguardia y neovanguardia, en la poesía visual. Se trata de una reconstrucción del mundo a través del manifiesto, del deseo de cambio, de construir teóricamente buena parte del mundo y del arte. La poesía de Vicente Huidobro o La nueva novela de Juan Luis Martínez pueden constituir un excelente ejemplo).
Estos “ojos”, o formas de ver no son privativos entre sí. Muchas veces se complementan y potencian. A veces, “el ojo erótico” y “el ojo místico” comparten un lenguaje, un espacio y hasta un tiempo común. Otra forma evidente es la del “ojo vidente-erótico-místico” (en una buena parte de la poesía contemporánea). En el caso “del ojo simbólico”, creo que, en mayor o menor medida éste se encuentra presente en combinación con la mayoría de las otras formas de acercarse a la realidad.
Por otra parte, estos ojos y visiones construyen un mundo que puede ser paralelo al real. Alguno diría que siempre es, o debe ser considerado, paralelo al real. Buscan la ruptura con la mímesis, con la reproducción fotográfica y encuentran en la alucinación de la mirada (esto es extremando el campo de visión de ese ojo o combinándolo con otros ojos) la respuesta a un mundo que quieren diferente y que pretenden cambiar.
En otra arista de la visión, el problema del tiempo, el tiempo de la mirada, el tiempo de exposición, el “sostener” la mirada, puede constituirse en un juego o en materia de profunda reflexión. Desde el frágil parpadeo al guiño, desde la oblicua o torva mirada a la idea de mantener, metafóricamente, una mirada que trascienda el hoy e inquiera el mañana es la apuesta de muchos poetas que apunta, justamente, hacia este espacio de lo abstracto, hacia ese territorio.
Desde todas estas visiones, desde todos estos “puntos de vista” el ojo de Víctor Lobos (o el ojo del lobo) se acerca a la realidad (la historia de Víctor Brauner, pintor judío rumano, su trágica vida, su recorrido infernal), pero también a la metáfora y a la ficción (léanse esos bellísimos “Seudo haikus para René Magritte”, por ejemplo, o esa magnifica “Tercera Parte”, titulada simplemente “Ojos”, donde explora las fantasías de Van Gogh y de Hitchcock, de las “Señoritas de Avignon” de Picassso y de esa gran película que es “Solaris” de Tarkovski). Es como si el poeta quisiera hablarnos con la mirada. Retratar la de otros y ser un espejo de sus obras…Su canto es el rayo deslumbrante que emerge de la pupila, ese, aparentemente, mudo testigo que posee las claves de grandes secretos que se revelan, poco a poco y con maestría, en las páginas de El ojo y otros puntos de vista.
Los ojos de Lobos son ojos que reconstruyen una memoria perdida, al decir de Octavio Paz, pero son ojos que crean una realidad interna, intimista, casi perdida en la atroz historia de este mundo que muere en su ceguera pertinaz y frívola. He aquí uno de los mayores méritos de este libro: inquirir, inquietar y desasosegar al lector: estremecerlo apelando a su inteligencia y a su sensibilidad para que esta vida no sea sólo un tránsito fugaz que nos confunde, ahoga o extravía.
La poesía de Víctor Lobos es un hallazgo en estos tiempos donde tanto se vocifera y tan poco se dice, donde abundan los libros de poemas y falta la verdadera poesía. Volumen primero, pero a la vez tardío, este ojo es un calidoscopio finísimo de imágenes dotadas de extraordinaria fuerza que no dejarán indiferente a su lector, más aún, lo provocarán a observar y a observarse, a mirar y a cuestionar al mundo desde un nuevo prisma. Algo que quisieran muchos poetas y escribientes; algo difícil pero no imposible: he aquí la poesía de este “joven viejo” autor. He aquí una obra que respira en la certeza del oficio y en la profundidad de la buena literatura.
Santiago de Chile, agosto de 2007
[1] Juan Eduardo Cirlot, en su Diccionario de símbolos señala; “(...) el acto de ver expresa una correspondencia a la acción espiritual y simboliza, en consecuencia, el comprender (...)”.
por
Andrés Morales
La visualidad, lo visual, es uno de los elementos centrales en el quehacer de la poesía. El escritor, el poeta, se ha movido desde siempre en este campo. No existe gran literatura sin un ojo, lúcido o ciego, que abra o cierre su horizonte.
La poesía es el espacio de la visión: interna o externa. Aunque parezca un tanto teórico y hasta arbitrario, creo que es posible concretar dos formas de acercarse a la realidad mediante la visión en la poesía: Primero, a través de una recreación de lo visto: “la visión y la memoria”. El poeta rememora, recuerda, reconstruye lo observado. Segundo, a través de la “visión interna”: la experiencia del vidente. Un buen ejemplo es el famoso “desdoblamiento doloroso” de Rimbaud. El poeta se observa, se cuestiona, es transcriptor de una experiencia íntima y única que extrae de sí mismo.
El poeta ha desarrollado muchas formas de visualidad que le han permitido enfrentarse, contar y. finalmente, poetizar el y al mundo. Entre estos es posible nombrar como ejemplos algunos “ojos curiosos” o formas de observar:
a. El ojo simbólico (presente en gran parte de toda la literatura, trabajando en un lenguaje metafórico y simbólico. Los grandes poemas barrocos de Góngora, la Primera Soledad o los poemas neobarrocos de José Lezama Lima pueden ser magníficas representaciones de este asunto)[1].
b. El ojo místico (patentemente expresado en las grandes obras que se apartan del mundo real y nos hablan de una realidad celeste, iluminada y revelada por Dios, donde un buen ejemplo es el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz).
c. El ojo vidente (ese ojo en la búsqueda en sí mismo, en el desdoblamiento del poeta que se observa y, “dolorosamente” extrae su visión desde sus revelaciones. Las Iluminaciones o Una temporada en el Infierno de Arthur Rimbaud son, quizás, algunas de estas obras paradigmáticas).
d. El ojo erótico (aquella relación entre el ojo, el deseo y el cuerpo. El ojo del voyeur, del “mirón”. Ese que une el placer y la visualidad: la búsqueda a través de los sentidos y, en concreto, de la observación donde la literatura es un espacio del placer. En este acápite podemos incluir a la mayoría de la literatura erótica, siendo La historia de un ojo de George Bataille el caso más revelador). Finalmente,
e. El ojo teórico o reflexivo (desarrollado en la mayoría de las literaturas de vanguardia y neovanguardia, en la poesía visual. Se trata de una reconstrucción del mundo a través del manifiesto, del deseo de cambio, de construir teóricamente buena parte del mundo y del arte. La poesía de Vicente Huidobro o La nueva novela de Juan Luis Martínez pueden constituir un excelente ejemplo).
Estos “ojos”, o formas de ver no son privativos entre sí. Muchas veces se complementan y potencian. A veces, “el ojo erótico” y “el ojo místico” comparten un lenguaje, un espacio y hasta un tiempo común. Otra forma evidente es la del “ojo vidente-erótico-místico” (en una buena parte de la poesía contemporánea). En el caso “del ojo simbólico”, creo que, en mayor o menor medida éste se encuentra presente en combinación con la mayoría de las otras formas de acercarse a la realidad.
Por otra parte, estos ojos y visiones construyen un mundo que puede ser paralelo al real. Alguno diría que siempre es, o debe ser considerado, paralelo al real. Buscan la ruptura con la mímesis, con la reproducción fotográfica y encuentran en la alucinación de la mirada (esto es extremando el campo de visión de ese ojo o combinándolo con otros ojos) la respuesta a un mundo que quieren diferente y que pretenden cambiar.
En otra arista de la visión, el problema del tiempo, el tiempo de la mirada, el tiempo de exposición, el “sostener” la mirada, puede constituirse en un juego o en materia de profunda reflexión. Desde el frágil parpadeo al guiño, desde la oblicua o torva mirada a la idea de mantener, metafóricamente, una mirada que trascienda el hoy e inquiera el mañana es la apuesta de muchos poetas que apunta, justamente, hacia este espacio de lo abstracto, hacia ese territorio.
Desde todas estas visiones, desde todos estos “puntos de vista” el ojo de Víctor Lobos (o el ojo del lobo) se acerca a la realidad (la historia de Víctor Brauner, pintor judío rumano, su trágica vida, su recorrido infernal), pero también a la metáfora y a la ficción (léanse esos bellísimos “Seudo haikus para René Magritte”, por ejemplo, o esa magnifica “Tercera Parte”, titulada simplemente “Ojos”, donde explora las fantasías de Van Gogh y de Hitchcock, de las “Señoritas de Avignon” de Picassso y de esa gran película que es “Solaris” de Tarkovski). Es como si el poeta quisiera hablarnos con la mirada. Retratar la de otros y ser un espejo de sus obras…Su canto es el rayo deslumbrante que emerge de la pupila, ese, aparentemente, mudo testigo que posee las claves de grandes secretos que se revelan, poco a poco y con maestría, en las páginas de El ojo y otros puntos de vista.
Los ojos de Lobos son ojos que reconstruyen una memoria perdida, al decir de Octavio Paz, pero son ojos que crean una realidad interna, intimista, casi perdida en la atroz historia de este mundo que muere en su ceguera pertinaz y frívola. He aquí uno de los mayores méritos de este libro: inquirir, inquietar y desasosegar al lector: estremecerlo apelando a su inteligencia y a su sensibilidad para que esta vida no sea sólo un tránsito fugaz que nos confunde, ahoga o extravía.
La poesía de Víctor Lobos es un hallazgo en estos tiempos donde tanto se vocifera y tan poco se dice, donde abundan los libros de poemas y falta la verdadera poesía. Volumen primero, pero a la vez tardío, este ojo es un calidoscopio finísimo de imágenes dotadas de extraordinaria fuerza que no dejarán indiferente a su lector, más aún, lo provocarán a observar y a observarse, a mirar y a cuestionar al mundo desde un nuevo prisma. Algo que quisieran muchos poetas y escribientes; algo difícil pero no imposible: he aquí la poesía de este “joven viejo” autor. He aquí una obra que respira en la certeza del oficio y en la profundidad de la buena literatura.
Santiago de Chile, agosto de 2007
[1] Juan Eduardo Cirlot, en su Diccionario de símbolos señala; “(...) el acto de ver expresa una correspondencia a la acción espiritual y simboliza, en consecuencia, el comprender (...)”.
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