La página de Andrés Morales (1962), poeta, ensayista y académico chileno, es un Blog de apuntes y escritos abierto a todos aquellos interesados en la literatura y, en especial, en la poesía. Contiene poemas, artículos, notas, comentarios, críticas, reseñas, fotografías y en general, todos los tópicos imaginables e inimaginables en torno a la poesía, el cine, la prosa y la literatura chilena, hispanoamericana, española y europea de todas las épocas y estilos.
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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."
José Saramago
José Saramago
viernes, 31 de julio de 2015
jueves, 30 de julio de 2015
miércoles, 29 de julio de 2015
martes, 28 de julio de 2015
CONCURSO SOBRE LA OBRA DEL ESCRITOR ARGENTINO GUILLERMO PILÍA
El grupo literario “Amigos del
maestro Guillermo Pilía”, con el apoyo de la Hermandad Literaria Generación del
27, la Fundación Andrés Bello y la Academia Hispanoamericana de Buenas Letras,
convocan a concurso de ensayo breve sobre la obra del prestigioso escritor
argentino y con arreglo a las siguientes bases:
PRIMERA: Podrán participar
todos los escritores y críticos literarios que así lo deseen, sin distinción de
nacionalidad, con textos inéditos de entre 2000 y 3000 palabras, presentados en
archivos Word, que aborden el análisis de alguno de los libros del escritor
argentino Guillermo Pilía o algún aspecto particular de su obra.
SEGUNDA: Podrán componerse
ensayos sobre los libros que están a disposición en las siguientes páginas de
Facebook:
“Herido por el agua”
“La pierna de Rimbaud”
“Cazadores nocturnos”
“Río nuestro”
“Huesos de la memoria”
“Tauromaquia lírica”
“Ojalá el tiempo tan sólo
fuera lo que se ama”
Asimismo, se recomienda la
utilización de los fondos documentales del sitio web personal del escritor: www.guillermo-pilia.com.ar.
TERCERA: Los ensayos deberán
remitirse bajo la modalidad de archivo adjunto, por mensaje privado, a la
cuenta de Facebook de la Fundación Andrés Bello, https://www.facebook.com/andres.bellofundacion. Al final del
ensayo deberá incluirse una breve nota bio-bibliográfica.
CUARTA: El grupo convocante ha
designado un jurado internacional de preselección integrado por María del
Carmen Alarcón (España), María Agustina Pianta Doria (Argentina) y Carles
Martín Gaite Lucena (España), y un jurado de premiación al que integran Cayetano
María Higueras de Santa Ana (España), Guadalupe García Romero (México) y
Guillermo Borja Fambano (Colombia).
QUINTA: El jurado determinará
los premios a otorgar de acuerdo a la cantidad de trabajos presentados, que no
podrán ser en número inferior a tres. Los premios consistirán en la edición de
los ensayos completos en formato libro, que bajo el título “Nuevas
aproximaciones a la obra poética de Guillermo Pilía” se editará en 2016. Los
ganadores del certamen compartirán la coautoría con otras prestigiosas figuras
del mundo de las letras invitadas especialmente para este homenaje. Además,
fragmentos de los ensayos premiados se publicarán en la página “Amigos del
maestro Guillermo Pilía” https://www.facebook.com/pages/Amigos-del-maestro-Guillermo-Pil%C3%ADa/555646481200861.
SEXTO: Los autores premiados
recibirán un ejemplar de la publicación y un diploma acreditativo. Dado que la
obra se donará a bibliotecas e instituciones culturales, no se admitirán
reclamos en conceptos de derechos porcentuales de autor ni de ninguna otra
índole. Las instituciones intervinientes no están obligadas a mantener
correspondencia con los participantes, como así tampoco los miembros del
jurado. Cualquier situación no prevista será resuelta por el jurado de
premiación.
SÉPTIMA: La convocatoria queda
abierta el 15 de julio de 2015 y cierra el 15 de noviembre del mismo año. Los
resultados se darán a conocer el 15 de diciembre.
Madrid, Julio de 2015.
domingo, 26 de julio de 2015
PRESENTACIÓN DE SU LIBRO “EN EL SUR” POR EL ESCRITOR ESPAÑOL EDUARDO DELGADO
Buenas tardes a todos:
En primer lugar quisiera
agradecer a la Editorial Mundi Book Ediciones las
facilidades que ha puesto para
la publicación de este libro, especialmente a la editora
Ana Cuesta, que tuvo la
gentileza de leer el primer capítulo del libro y obsequiarme
con sus elogios. En segundo
lugar quiero agradecer a Ángel Jiménez su apoyo y
respaldo para poder realizar
esta primera edición de mi obra. Sin su empeño para que
publicase, nada se hubiera
realizado. Igualmente quisiera agradecer a los miembros
de mi familia y, a mis hermanas
y, especialmente a Ángeles y Nieves aquí presentes,
el respaldo que siempre me han
prestado para que esta ilusión pudiera convertirse en
realidad y se viera cumplida una
expectativa largamente esperada. Así mismo,
agradezco a todos los amigos la
estima en que han tenido siempre mis escritos
porque, sin ellos, tampoco me
hubiese decidido a publicar.
En el Sur: un título con
connotaciones reales y mágicas. El sur implica estío, fiesta,
incongruencia, desesperación,
intensidad, abotargamiento y en el sur es donde la
historia se sitúa y donde los
personajes hacen acopio de su propia realidad de ser. En
el Sur el drama se encuentra
consigo mismo, se hunde y resurge como si nada de lo
acontecido hubiese pasado. Este
sur no es otro que Sevilla y sus alrededores, que se
desplazan por el Guadalquivir
sin más fronteras que las de la mente.
En cuanto al género literario,
se supone que tendría que ser una novela y, no una
nivola unamuniana, ni un diario
republicano salido de las manos de Azaña, ni un
ensayo filosófico que siguiera
los pasos de Nietzsche o de Schopenhauer, aunque
mucho tenga de Zubiri y de algún
que otro estoico y cínico, ni se trata de
descripciones paisajísticas del
tipo de Camus, ni una realidad mágica contrapuesta a
un Macondo, siempre cansino y
desesperado. Tampoco es una teoría artística, ni la
suma de tradiciones literarias,
aunque mucho de ello se encuentre. Ni por ser, es
crítica musical, porque al fin y
al cabo, la narración exige la presencia de todos ellos
y a todos ellos les debe el
reconocimiento aportado por la tradición.
La historia ha querido ser
ficticia y real a la vez. Ficticia porque ha de ser construida
de nuevo, palabra a palabra, sentimiento
a sentimiento, pudiendo quitar y poner el
autor según su antojo. Real
porque expone lo que se da en un lugar y un tiempo y,
aunque participen en ella
algunos personajes, se corresponde con las experiencias de
las cuales todos sabemos y en la
que nos vemos reflejados de una manera u otra. Por
ello es universal y particular
y, por eso también, es plenamente contradictoria, dando
a lo real un valor simbólico y a
lo simbólico un valor real y, no es mero juego de
palabras, aunque en nuestro
relato el culteranismo-conceptismo lo usamos
reiteradamente.
Si el tema es el amor o el
desamor, el consuelo y el desconsuelo, el orgullo y la
humillación, las bajas pasiones
y el universo de los principios, el misticismo o la
procacidad, la monotonía o el
placer de los sentidos, lo dejo a vuestro libre albedrío.
Sí, hay un hilo argumental que
se mezcla con otros mil, confundiéndose y
confundiéndolo todo. Las digresiones
son un factor importante a tener en cuenta
porque obedecen a la propia
idiosincrasia de la obra, ya que es así como suele
funcionar la vida en un
discurso. No se trata de narrar una historia, sino contemplar
en compulsión cientos de ellas,
para rendir homenaje, no sólo a la memoria personal,
sino a la cultura diversa y
aparatosa a la que estamos ligados y que en sí, ya es
suficiente recompensa.
El estilo pasa de un barroco
obsesionado, contradictorio, conceptista en la forma y en
el fondo, a otro ligero y
coloquial, tal vez cansino, reiterado y repetitivo, pero así la
ficción se transforma en
realidad y así me he propuesto escudriñarla. El diálogo con
el lector está presente como una
señal más de la literatura, porque la propia literatura
es una conversación con el otro,
ocupe el lugar que ocupe. Así, como obligaban los
clásicos, al lector se acude
para llamarlo por su nombre, aunque solo sea con una
referencia concisa, con
pronombres y adjetivos. Quizá esta manera, un tanto barroca,
nos sirva para volcar la
literatura en la vida de cada cual, convirtiendo por un
momento una página de la novela
en la vida del lector y a la literatura en realidad
existencial. Y, si después del
llamamiento, le describes lo intrínseco de la realidad,
aquello que es y no es al mismo
tiempo, le mantienes la desazón con la que comenzó
a leer la obra, le despiertas la
curiosidad para seguir comprendiendo el transcurso de
las cosas, de los
acontecimientos y transformas una historia general en episodios
cotidianos de la vida misma,
algo ya has conseguido pues, más que contar o narrar,
quiero convertir la literatura
en una realidad por sí misma, que deja lo secundario de
las cosas de lado preocupándose
por un sentimiento más profundo, indeleble e
inequívoco, que a todos nos
lleva al hundimiento y a todos nos incorpora de nuevo
con su astucia. Por eso, la
literatura es el lugar ideal para captar y describir, no las
formas, ni las cosas, sino la
esencia misma de la vida.
En cuanto al tiempo, la sucesión
de días y meses posee un carácter cíclico, de
devenir. Todo puede cambiar en
un día y en una hora. Si la realidad no cambia acude
la ficción a rescatarla. Esta
argucia permite mezclar los tiempos y las secuencias y, al
pasado le sigue el presente que,
ha dejado de ser presente en un instante para
convertirse en pasado, sea
cercano o lejano y, cuando vuelve a ser presente para
volcarse hacia el futuro, ya no
sabe si el porvenir es presente, futuro o pasado pues,
por mucho que concibamos el
tiempo de forma cíclica, es más una espiral que se
retuerce sobre sí misma
ahuyentando cualquier concepción lógica, aunque frente a la
pantalla del ordenador siempre
haya motivos para la esperanza.
Los personajes siempre son
modelados siguiendo los contornos de la realidad
próxima, como si los hubiese
estado buscando por la calle para meterlos dentro de la
literatura, como hizo tantas
veces Caravaggio para componer sus obras. Son
particulares y universales al
mismo tiempo. Se perfilan como ellos mismos quieren y
esa forma de ser es la que
traigo a colación. El personaje principal habla en primera
persona y se deja llevar por su
antagonista al que quiere convertir en principal. El
resto de los personajes asumen
papeles preponderantes en circunstancias
determinadas. Despiertan
simpatías o recelos según el carácter que muestren en cada
momento. Coléricos, flemáticos,
racionales, dubitativos, hipócritas, irresolutos,
envidiosos, paranoicos...Un
amplio espectro del carácter humano. Si no es una
autobiografía ¿qué lugar ocupa
el autor? Y si lo es ¿cuál?. Podríamos argumentar que
todos los personajes son el
autor, hasta el narrador en primera persona, que al igual
que el resto de los personajes
son, todos y cada uno, imagen y semejanza del autor.
A veces se desespera y deja de
contar con ellos. Ora los mata, ora los abandona al
final de cualquier historia
destartalada. Algunas veces el rechazo se convierte en una
anécdota pasajera y los vuelve a
retomar como si de un creador todopoderoso se
tratase. Otras veces quiere
convertir a los autores citados en verdaderos personajes de
la obra pero, el elenco es tan
grande que las miríadas saldrían despavoridas para
introducirse en el sueño de un
bibliotecario de Alejandría o en las páginas del Aleph
de Borges.
En cuanto a la música, se
escucha largo y tendido; tanto cuando se desarrollan los
acontecimientos persiguiendo sus
formas, tanto cuando produce emoción al tiempo
en que leemos. El factor musical
ha sido primordial en la composición y desarrollo de
la obra. La música se convierte
en literatura, no solo por el tránsito de nombres de
autores y de obras, sino porque
el sentimiento musical produce pasajes íntimamente
relacionados con el argumento. Y
de los autores, filósofos, escritores, poetas,
pintores, escultores ¿qué
podríamos decir?. Fluyen entre las palabras dando
profundidad a sus significados y
dignificando el texto, inmerso en una tradición
cultural rica en dichos,
pensamientos, sentencias, imágenes, formas, trazos,
iconografías, sentimientos, ya
que toda palabra, por áspera que sea, expresa alguna
idea que es mía porque la he tomado
de ellos y en ellos se ha depositado la tradición.
El tema se metamorfosea como una
ola que viene y va. Se concentra, se obsesiona, se
agría, vuelve a constreñirse y
se esparce para acabar diluyéndose. El sentimiento es
así: asimétrico. Una relación afectiva
no satisfecha; la sublimación de una idea y la
depresión más abyecta. El amor
transitando hacia el odio para terminar en el olvido.
Que sea cualquier tipo de amor
es lo de menos. Certificar la orientación sexual en el
amor es de otra época y de otro
tiempo ya vencido, si de literatura queremos seguir
hablando. Del poder, de la
consideración social al hundimiento solo media un instante
de desesperación que se
multiplica en la precariedad del vivir cotidiano. No cobrar,
no ver horizontes, ser un parado
más te convierte en un Sísifo a punto de despeñarte,
al tiempo que se despeña la
quimera del orgullo que un día poseíste y que te dice:
“fracasaste”. El elevamiento y
la caída son caras del amor y desamor, del triunfo y
del fracaso, del prestigio y de
la terrible soledad. Se comunican entre sí como en el
rostro de un Jano bifronte, por
la testuz. Realidad frente a irrealidad, razonamiento
frente a paranoia. Si los
personajes muestran tipos de ser y la realidad es
contradictoria, el tema no puede
ser otro que la vanidad de la vida pues, todo fluye,
todo pasa en un devenir inseguro
pero cierto, a veces desquiciante, a veces certero.
Por eso, los recuerdos aparecen
trastocando el argumento. Lo marean, confunde a los
personajes reales con los de
ficción, al lector con el escritor y, hasta el editor, en este
caso editora, después de tanto
esfuerzo, sale malhumorado con tanto intrincamiento,
que aburre unas veces y otras
produce hilaridad, pero a nadie deja indiferente porque,
¿acaso no estamos acostumbrados
a ciertas dosis de locura?.
Termino reiterando mi gratitud a
la Editorial Mundi Book por brindarme esta
oportunidad y esperando que se
cumplan las expectativas.
Muchas gracias a todos y buenas
tardes.
sábado, 25 de julio de 2015
LA NOTICIA DEL LANZAMIENTO EN INTERNET DE LA WDL, LA BIBLIOTECA DIGITAL MUNDIAL.
Reúne mapas, textos, fotos, grabaciones y películas de todos los tiempos y explica en siete idiomas las joyas y reliquias culturales de todas las bibliotecas del planeta. Tiene, sobre todo, carácter patrimonial, anticipó ayer a LA NACIÓN Abdelaziz Abid, coordinador del proyecto impulsado por la Unesco y otras 32 instituciones. La BDM no ofrecerá documentos corrientes, sino "con valor de patrimonio, que permitirán apreciar y conocer mejor las culturas del mundo en idiomas diferentes: árabe, chino, inglés, francés, ruso, español y portugués. Pero hay documentos en línea en más de 50 idiomas".
"Entre los documentos más antiguos hay algunos códices precolombinos, gracias a la contribución de México, y los primeros mapas de América, dibujados por Diego Gutiérrez para el rey de España en 1562", explicaba Abid. Los tesoros incluyen el Hyakumanto darani, un documento en japonés publicado en el año 764 y considerado el primer texto impreso de la historia; trabajos de científicos árabes que desvelan el misterio del álgebra; huesos utilizados como oráculos y estelas chinas; la Biblia de Gutenberg; antiguas fotos latinoamericanas de la Biblioteca Nacional de Brasil. Es fácil de navegar.
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Cada joya de la cultura universal aparece acompañada de una breve explicación de su contenido y su significado. Los documentos fueron escaneados e incorporados en su idioma original, pero las explicaciones aparecen en siete lenguas, entre ellas, EL ESPAÑOL.
La biblioteca comienza con unos 1.200 documentos, pero ha sido pensada para recibir un número ilimitado de textos, grabados, mapas, fotografías e ilustraciones.
¿Cómo se accede al sitio global?
Aunque será presentado oficialmente hoy en la sede de la Unesco, en París, la Biblioteca Digital Mundial ya está disponible en Internet, a través del sitio http://www.wdl.org/. El acceso es gratuito y los usuarios pueden ingresar directamente por la Web, sin necesidad de registrarse. Permite al internauta orientar su búsqueda por épocas, zonas geográficas, tipo de documento e institución.
El sistema propone las explicaciones en siete idiomas (árabe, chino, inglés, francés, ruso, español y portugués). Los documentos, por su parte, han sido escaneados en su lengua original. Con un simple clic, se pueden pasar las páginas de un libro, acercar o alejar los textos y moverlos en todos los sentidos. La excelente definición de las imágenes permite una lectura cómoda y minuciosa.
Entre las joyas que contiene por el momento la BDM está la Declaración de Independencia de Estados Unidos, así como las Constituciones de numerosos países; un texto japonés del siglo XVI considerado la primera impresión de la historia; el diario de un estudioso veneciano que acompañó a Hernando de Magallanes en su viaje alrededor del mundo; el original de las "Fabulas" de Lafontaine, el primer libro publicado en Filipinas en español y tagalog, la Biblia de Gutemberg, y unas pinturas rupestres africanas que datan de 8000 A .C.
Dos regiones del mundo están particularmente bien representadas: América Latina y Medio Oriente. Eso se debe a la activa participación de la Biblioteca Nacional de Brasil, la biblioteca Alejandrina de Egipto y la Universidad Rey Abdulá de Arabia Saudita.
La estructura de la BDM fue calcada del proyecto de digitalización de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, que comenzó en 1991 y actualmente contiene 11 millones de documentos en línea. Sus responsables afirman que la BDM está sobre todo destinada a investigadores, maestros y alumnos. Pero la importancia que reviste ese sitio va mucho más allá de la incitación al estudio a las nuevas generaciones que viven en un mundo audiovisual. Este proyecto tampoco es un simple compendio de historia en línea: es la posibilidad de acceder, íntimamente y sin límite de tiempo, al ejemplar invaluable, inabordable, único, que cada cual alguna vez soñó conocer.
“EL DISCAPACITADO”, TEXTO DEL POETA CHILENO JORGE RAGAL
Soy incapaz de
creer en los fantasmas,
de plagiar a un
joven poeta,
de defender a un
violador.
Soy incapaz de
lanzar una granada,
de guardar un
secreto,
de cazar a un
tiburón.
Soy incapaz de
delatar a un amigo,
de romper un pacto
de no agresión.
de correr una
maratón.
Soy incapaz de
cantar en latín,
de reírme de los
ciegos,
de morir como un
traidor.
"HACE 148 AÑOS NACIÓ RUBÉN DARÍO" POR EL POETA COLOMBIANO HAROLD ALVARADO TENORIO
Yo
nunca aprendí a hacer versos —dice
Rubén Darío (Metapa, 1867-1916) en su Autobiografía —. Ello
fue en mí orgánico, natural, nacido. Niño precoz, versificó en
una ciudad, León, donde se rimaba por cualquier acontecimiento: una boda, un
deceso, un cumpleaños, una victoria o un fracaso político, la consagración de
un obispo o la toma de empleo. Sus versos de entonces imitan a Zorrilla, Campoamor
o a Nuñez de Arce, pero también a Víctor Hugo, el primer poeta francés
que se advierte como influencia en su poesía. Son poemas unas veces piadosos
otras profanos, nacidos de las contradicciones ideológicas que vivía un niño en
una comunidad de fanáticos religiosos y una minoría de liberales y
positivistas, artesanos e intelectuales lectores de Rousseau, Montesquieu y
Juan Montalvo. Sus temas, los del civilismo latinoamericano: la fe en el
progreso, en la democracia, el odio al clero y la iglesia, y los eternos de la
poesía: el amor, el paisaje, las explicaciones de los mundos desconocidos, los
otros mundos del alma.
Durante
su estancia en Chile Darío publicó Azul. . . Ni los
cuentos ni los poemas escritos allí se parecen a los que había publicado en
Nicaragua. La lectura de los parnasianos, con Leconte de Lisle a la
cabeza, deslumbraron a Darío revelándole la forma escultórica de la
estrofa, el colorido de la adjetivación y el brillo de las imágenes precisas.
Sus poemas son breves y aun cuando en ellos impere todavía el formalismo
clásico, en sus versos y estrofas se siente ya un nuevo espíritu. Ese es el
caso de Anagke, la tragedia de una paloma contada en
silvas, o de Estival, cuyo asunto es la crueldad del poderoso.
Poemas donde Darío se va distanciando del dato concreto para ofrecernos
parábolas que interpreten una sociedad o un país, mediante el desvelamiento de
sus contradicciones. Sus otros poemas de esta época, los llamados artísticos,
magnifican y distorsionan los asuntos, a fin de que sus significados se
resuelvan sólo en la conciencia del lector.
En
invernales horas, mirad a Carolina.
Medio
apelotonada, descansa en el sillón,
envuelta
con su abrigo de marta cibelina
y
no lejos del fuego que brilla en el salón.
El
fino angora blanco junto a ella se reclina,
rozando
con su hocico la falda de Alençón,
no
lejos de las jarras de porcelana china
que
medio oculta un biombo de seda del Japón.
Con
sus sutiles filtros la invade un dulce sueño:
entro,
sin hacer ruido; dejo mi abrigo gris;
voy
a besar su rostro, rosado y halagüeño
como
una rosa roja que fuera flor de lis.
Abre
los ojos, mírame con su mirar risueño,
y
en tanto cae la nieve del cielo de París.
(De
invierno)
Juan
Valera acertó en sus juicios sobre Azul. . ., al
señalar que uno de los rasgos maravillosos de la personalidad del autor era no
ser ni clásico ni romántico, ni simbolista, ni decadente sino que lo había
revuelto todo sacando de ello la quintaesencia que definía su estilo. Pero lo
más importante de sus juicios fue decir que la originalidad aparecía en los
cuentos y no en los poemas. El cuento parisién, a lo Catulle
Mendés, le había proporcionado un modelo ajustado a las visiones artísticas de
su tiempo. El fardo, El rey burgués, o La muerte de la
emperatriz de la China recuerdan ese estilo de conversación con la
cual se trasmite un chisme; una escritura que reconoce la existencia de un
mundo nuevo que requiere una nueva forma; un artificio que satisfaga la
subjetividad de los nuevos lectores. En El fardo los
personajes viven en hacinamientos humanos, entre paredes destartaladas, sobre
callejuelas inmundas de mujeres perdidas que deambulan en noches sin luz. El
rey burgués es símbolo de la inmensa riqueza, del gusto refinado; un
mercader del arte que ignora al poeta y lo abandona a la muerte, en una noche
de invierno, mientras él piensa en el Ideal y el día que viene. Un mundo
pesimista y una necesidad de acercarse a los abismos de lo desconocido, para
crear nuevas mitologías, son el retrato que hace de su tiempo quien creía
que el dinero debe ser exclusivamente usado por los artistas.
Un
cambio vertiginoso en el crecimiento de las ciudades se produjo en el último
cuarto de siglo del XIX. Según Richard Morse[1], la población
en Santiago pasó de los ciento treinta a los doscientos cincuenta mil
habitantes, mientras la de Buenos Aires alcanzó los ochocientos cincuenta mil.
En esta populosa ciudad desembarcó Darío el 13 de agosto de 1893. Un
nuevo tipo de hombre de la calle y de negocios, de hogar y de burdel, habitaba
la primera Cosmópolis hispanoamericana. Aventureros que buscaban, como afirma
José Luis Romero[2], el
ascenso social y económico con apremio, casi con desesperación, generalmente de
clase media y sin mucho dinero, pero con una singular capacidad para descubrir
dónde estaba escondida, cada día, la gran oportunidad. «Buenos Aires
modernísimo —escribiría Darío en 1896[3]— cosmopolita y
enorme, en grandeza creciente, lleno de fuerzas, vicios y virtudes, culto y
polígloto, mitad trabajador, mitad muelle y sibarita, más europeo que
americano, por no decir todo europeo».
La
Argentina de Darío, con su capital donde no habían cien personas que comprasen
un libro, pero que editaba el periódico más importante del continente, era el
resultado de una revolución en los medios de producción. Entre 1860 y 1913 se
invirtieron allí 10.000 millones de dólares, el 33% de las inversiones
extranjeras en el área. En ese mismo lapso ingresaron al país 3.300.000
personas que se enrolaron en la economía agropecuaria; en 1887 sus vías férreas
alcanzaban los 6.200 kilómetros y en 1900 totalizaba los 16.600, mientras las
exportaciones pasaron de los 260 millones de dólares en 1875 a los 460 millones
en 1900[4].
1896
es el año de la apoteosis de Darío: se publican Los raros y Prosas
profanas y otros poemas. Los artículos recopilados en el primer libro
habían sido publicados en La Nación, que desde 1888 contaba a Darío como uno de
sus corresponsales. Están dedicados a figuras literarias que llamaban la
atención de los modernistas o eran sus predilectos. Camile Mauclair, Edgar
Allan Poe, Leconte de Lisle, Paul Verlaine, el conde Matías Augusto de Villiers
de L´Isle Adam, León Bloy, Jean Ripechin, Jean Moreas, Rachilde, George
D´Esparbés, Augusto de Armas, Laurent Tailhade, Fray Domenico Cavalca, Eduardo
Dubus, Théodore Hannon, el conde Lautréamont, Paul Adam, Max Nordeau, Ibsen,
José Martí y Eugenio de Castro forman esta galería y vademécum de la nueva
literatura. Cada reseña de la vida y las obras de los autores es un canto de
admiración, con juicios ciertos y valoraciones exactas sobre tan variado
conjunto. Es una obra que resume la lucha de Darío por ventilar, con los aires
de la nueva generación, el enrarecido ambiente romanticoide de América. Las
frases escritas sobre Verlaine parecen un retrato de si mismo:
Verlaine
fue un hijo desdichado de Adán, en el que la herencia paterna apareció con
mayor fuerza que en los demás. De los tres Enemigos, quien menos mal le hizo
fue el Mundo. El Demonio le atacaba; se defendía de él, como podía, con el
escudo de la plegaria. La Carne sí, fue invencible e implacable. Raras veces ha
mordido cerebro humano con más furia y ponzoña la serpiente del Sexo. Su cuerpo
era la lira del pecado. Era un eterno prisionero del deseo. Al andar, hubiera
podido buscarse en su huella, lo hendido del pie. Se extraña uno no ver sobre
su frente los dos cuernecillos, puesto que en sus ojos podían verse aún pasar
las visiones de las blancas ninfas, y en sus labios, antiguos conocidos de la
flauta, solía aparecer el rictus del egipán. Como el sátiro de Hugo, hubiera
dicho a la desnuda Venus, en el resplandor del monte sagrado: Viens nous
en!... Y ese carnal pagano aumentaba su lujuria primitiva y natural a
medida que acrecía su concepción católica de la culpa.
Prosas
profanas, está precedido por un prólogo
donde Darío proclama, entre otras preferencias, su amor por la novedad a
condición de que sea inactual; exalta el yo desdeñando las mayorías; declara la
supremacía del sueño sobre la vigilia y la del arte sobre la realidad,
pregonando su horror por el progreso, la técnica, el presente y la democracia:
...vereís en mis versos princesas, reyes, cosas imperiales, visiones de
paises lejanos o imposibles; ¡qué quereís!, yo detesto la vida y el tiempo en
que me tocó nacer; y a un presidente de la República no podré saludarle en el
idioma en que te cantara a ti, ¡oh Halagabal!, de cuya corte — oro, seda,
mármol — me acuerdo en sueños.... (Si hay poesía en nuestra América, ella
está en las cosas viejas: en Palenke y Utlatán, en el indio legendario, y en el
inca sensual y fino, y en el gran Moctezuma de la silla de oro. Lo demás es
tuyo, demócrata Walt Whitman.)
Darío
recoge en este volumen los motivos que más le dieron prestigio: la nostalgia de
los parques del setecientos, los abates galantes, las marquesas crueles, las
elegancias a lo Watteau, la princesa que aguarda al feliz caballero que la
adora sin verla y viene a encenderle los labios con un beso de amor; los efebos
criminales parecidos a los satanes verlenianos, los cisnes simbólicos y
elegantes. La búsqueda de la expresión se hace en base a una musicalidad, que
imprime a las palabras, más allá de su sentido lógico, grandes sugerencias. El
helenismo, a lo parnasiano, está expresado en idilios de espléndido y
artificioso virtuosismo donde lo pintoresco se funde con relieves escultóricos
y las evocaciones, clasicistas, están unidas a imágenes españolas de gran
colorido, precioso y refinado. Pero es también, sustancialmente, un prodigioso
repertorio de ritmos, formas, colores y sensaciones. Sus innovaciones métricas
y verbales son deslumbrantes. Pedro Henríquez Ureña[5] , en un
comentario a la obra de Darío, en 1905, enumera, entre otras, las siguientes:
resurrección del endecasílabo anapéstico y el provenzal; ruptura de la división
rígida de los hemistiquios de alejandrino; auge del eneasílabo y el
dodecasílabo; cambios de acentuación; invención de versos largos; mezcla de
distintas medidas con una misma base silábica, ternaria o cuaternaria; versos
amétricos y retorno a las formas tradicionales del verso hispánico.
El
placer, sostiene Octavio Paz[6] , es el
tema central de Prosas profanas:
La
mujer lo fascina. Es colina, tigre, yedra, mar, paloma; está vestida de agua y
de fuego y su desnudez misma es vestidura. Es un surtidor de imágenes: en el
lecho se "vuelve gata que se encorva" y al desatar sus trenzas
asoman, bajo la camisa, "dos cisnes de negros cuellos". Es la
encarnación de la "otra" religión: "Sonámbula con alma de
Eloísa, en ella hay la sagrada frecuencia del altar". Es la presencia
sensible de esa totalidad única y plural en la que se funden la historia y la naturaleza:
...fatal,
cosmopolita,
universal,
inmensa, única, sola
y
todas; misteriosa y erudita; ámame mar y nube, espuma y ola.
En
abril de l900 y por encargo de La Nación Darío llegó a París para cubrir los
eventos de la Exposición Universal. Allí viviría por algunos años. La Ciudad
Luz arde en esplendor. Sus crónicas sobre el acontecimiento son
juicios valorativos sobre los diferentes sectores y en especial del artístico,
como los que emite sobre la muestra de Rodin, quien, para Darío, no es un solo
creador sino dos: el inventor de la belleza, clásico y comprensible y el otro,
surgido de las mismas fuentes de la naturaleza, el que ha esculpido el
Pensador. Pero su entusiasmo por el mundo europeo va decayendo poco a poco, a
medida que confirma la ruina de unas sociedades que realizarían las mas
horrendas guerras del mundo moderno. El uno de enero de 1901, en Reflexiones
sobre el Año Nuevo parisiense, aseguró:
No
hay mayor contraste que el de esta riqueza y placer insolentes, y este frío en
que tanto pobre muere y tanto crimen se comete, de manera que las bombas que de
cuando en cuando suenan en el trágico y aislado sport de algunos pobres
locos, vienen a resultar ridículas e inexplicables. Esto no se acabará sino con
un enorme movimiento, con aquel movimiento que presentía Enrique Heine,
"ante el cual la Revolución Francesa será un dulce idilio.
Son
estos los años cuando Darío toma conciencia clara de ser latinoamericano. Junto
a los hermanos Cuervo, Vargas Vila, Blanco Fombona, Díaz Rodriguez, Tamayo,
Nervo o Ugarte y Estrada había descubierto que el París y la vida parisina que
tanto amaron les ignoraba. Salutación del optimista, escrito para
un acto en el Ateneo madrileño, organizado por la Unión Iberoamericana, es una
premonición del caos que estaba a las puertas de la historia:
Siéntense
sordos ímpetus en las entrañas del mundo,
la
inminencia de algo fatal hoy conmueve la tierra;
fuertes
colosos caen, se desbandan bicéfalas águilas,
y
algo se inicia como vasto social cataclismo
sobre
la faz del orbe.
Cantos
de vida y esperanza es el más
importante de sus libros. En el prólogo enfatiza en la continuidad de su tarea
realizada e insiste en el carácter personal de sus hallazgos. Aparte de sus
novedades formales, es un retorno a las preocupaciones y actitudes anteriores
a Azul...: la política, el amor por lo hispano y el recelo ante los
Estados Unidos.Cyrano en España, Retratos, Trébol, Un soneto a Cervantes, A
Goya, y Letanía a Nuestro Señor Don Quijote intentan una revalidación
de la cultura española. Su visión del pasado y el presente abarca las
civilizaciones abolidas, los conquistadores y los héroes de las gestas
independentistas. Ve el peligro que representan los Estados Unidos como un
conflicto entre civilizaciones: la norteamericana es joven, agresiva,
nórdica, pragmática, protestante; la nuestra, heredera de dos antiguas
civilizaciones en descenso. En A Roosevelt, al optimismo yanqui,
opone el alma de la América Hispana que sueña, vibra y ama. Son poemas que
buscan las razones de una esperanza en nuestro futuro. Su otra preocupación es
la religiosa. El nuevo Ideal está asociado a la fe, como en Los tres
reyes magos o Canto de esperanza. Ante el poderío
norteamericano y el apocalipsis inminente, fe y poesía son caminos para
acercarse al misterio, a lo inefable del porvenir:
¡Torres
de Dios! ¡Poetas!
¡Pararrayos
celestes
que
resistís las duras tempestades,
como
crestas escuetas,
como
picos agrestes,
rompeolas
de las eternidades!
La
mágica esperanza anuncia un día
en
que sobre la roca de armonía
expirará
la pérfida sirena.
¡Esperad,
esperemos todavía!
(Cantos)
En
la obra y la vida de Darío se resume todo el proceso del Modernismo, y es uno
de los más vivos testimonios de las preocupaciones del alma hispánica en una
época cuando nuevas generaciones de latinoamericanos no se encontraban a gusto
bajo el tutelaje de las culturas dominantes en Europa y América. Desde el
repudio a la realidad y su inicial refugio en mundos mitológicos y exóticos,
hasta el reencuentro con las preocupaciones sociales y la formulación de las
eternas preguntas sobre el arte, el placer, el amor, el tiempo, la vida, la
muerte o la religión, hay en él un poeta que comprendió, a cabalidad y con la
imaginación, la hora y el espacio que le tocó vivir.
[3]Introducción a Nosotros, de Roberto J. Payró,
en Escritos inéditos de Rubén Darío,New York, 1938, pg.,101
[4]Ver: El positivismo y el progreso material
(1870-1890), en Historia General de América, de Francisco
Morales Padrón, tomo IV, pgs., 395-421, Madrid, 1982.
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