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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

miércoles, 30 de mayo de 2018

VARIACIONES SOBRE “LA PANTERA” DE RAINER MARÍA RILKE (VERSIÓN INÉDITA CON REVISIONES Y ACTUALIZADA) DE ANDRÉS MORALES (CHILE)






I



“Su mirada, cansada de ver pasar
las rejas ya no retienen nada más”.

Su mirada, decías, la cansada, esa, la mirada
de los derrotados, sí, de ver pasar el hoy, el ayer,
el entonces, cansados de contarlos y lo digo una vez más,
cansados, locos, preocupados del tal vez, de las treinta monedas,
pero ciertos en esos ojos fieros que no nos quieren decir nada
y nos hunde y atraviesa a cada uno
pero así nos aleja medio muertos,
terminales,
desatados en el cruel final.





                                  (A Juan Antonio Huesbe)

II



“Cree que el mundo está hecho
de miles de rejas y, más allá nada”.

Y están lleno de rejas,
el ciego, el mudo, el banquero,
la esposa que aguarda la golpiza,
el niño sin juguetes,
el cielo que nos cae
y el mar que nos encierra.

Lleno de rejas, la cárcel del lenguaje,
lleno de rejas, el hombre sin mujer,
lleno de rejas, el enfermo ya sin cura.

La pantera cierta, desvaída, cierta,
la pantera llora acero y despedidas,
la pantera muere un poco más por su mirada.



III


“Con su caminar blando, pasos flexibles y fuertes,
gira en redondo en un círculo estrecho”

Como gira la luna quebrada de pena
y los cipreses torcidos la miran soñar.
Como si cada centímetro de su cuerpo negro
fuera una montaña donde el mundo rueda.

No haya compasión con estas rejas,
con las rejas que aprisionan el silencio
y con las rejas invisibles en el cuerpo,
y en cada corazón.

Que atraviese la cárcel y beba el agua del río,
que coma sin cesar, que salte encima
de todos los planetas.

No haya compasión con nuestra vida estéril
mientras gire la luna quebrada de pena.



IV


“Al igual que una danza de fuerzas en torno a un centro
en el que, alerta, reside una voluntad impotente”

Anoto en mi agenda, en mis papeles rotos
el paso de mis horas, de un tiempo que no existe.

Porque la muerte cava su tumba en soledad,
la tumba con amantes felices e insensatos
que creen en un cielo libre de fantasmas.

Anoto el movimiento, esa mirada clara
y envejezco un poco y el miedo me derrumba.

Porque mi ritmo es siempre una ciega voluntad
y la pantera observa mi carne con pasión.




V

“Algunas veces, se alza el telón de sus párpados,
mudo. Una imagen viaja hacia dentro…”

Un telón de campanas y de vientos.

Un quebranto de mirada de párpados ajenos.

El hombre que la observa
como si fuera un triste Selk’nam.

Una fuerza que quisiera romper el mundo entero.

Un poema torpe, inútil, escarchado.

Unos ojos que sienten (como César Vallejo)
sus huesos rotos y el corazón en abandono.

Un telón de campanas y de vientos.



                                          (A Christián Formoso)

  
VI

“Recorre la calma en tensión de sus miembros
y, cuando cae en su corazón, se funde y desvanece”

Como el mundo que olvida sus propias rejas
y, sin calma, destroza y asesina su esqueleto,
sus miembros, su corazón,

así muere la pantera y muere el hombre,
muere el gesto delicado y la fragilidad de la esperanza
su condición animal y su destino
se funde y desvanece.

Y se pierde, pierde, pierde. 


                                                                              (A Guillermo Eduardo Pilía)


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