Lyon
(Klaus Barbie y Managua
al mismo tiempo)
Las
cuerdas del piano
ahogaron
la belleza
de una
pieza de Liszt
o un
acorde de Bach.
En otra
parte,
los
niños de Nicaragua
descalzos,
o los
niños muertos de Lyon
muerden
la agonía en su hermosura
con
hambre,
con esa
extraña valentía
aquella
de la que nunca,
nunca
más regresarán.
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