LA PALABRA (1955)
Dirigida por Carl Theodor Dreyer
Rigurosidad, austeridad, son palabras que definen el cine de este cineasta danés. Nació en Suecia como hijo ilegítimo y fue abandonado por su madre en Dinamarca. Su padre adoptivo era un rígido luterano, lo que podría explicar su férrea disciplina y su personalidad obsesiva a la hora de filmar. Esta película constituye su penúltimo trabajo, basado en una exitosa obra teatral escrita por el dramaturgo y pastor luterano Kaj Munk. Probablemente la cercanía con el mundo religioso, tanto del escritor como del director, hace que esta cinta aborde la religión con gran respeto, pero a su vez con una mirada sincera que interesará al espectador más ateo. Hay influencia de Shakespeare en los diálogos e incluso la temática recuerda al conflicto entre dos familias abordado en «Romeo y Julieta». La diferencia radica en que estas dos familias viven en un pequeño pueblo de Dinamarca y no son precisamente acaudaladas. La razón de su enemistad es de índole religioso: Morten Borgen (granjero) es luterano y Peter Petersen (sastre) predica las antiguas escrituras. Sus hijos están enamorados, pero el sastre rechaza al hijo de Borgen (Anders) debido a que su religión no es merecedora del Paraíso. Se prescindió del montaje para construir las escenas (los personajes ingresan y abandonan el encuadre), pero de todas formas Dreyer se mantuvo fiel a su impronta narrativa. Otro personaje shakesperiano es Johannes (el hijo loco de Borgen), ex estudiante de teología, que en sus delirios representa la reencarnación de Cristo. Emplea un lenguaje más teatral, predicando la palabra de Dios en la tierra, manifestando que ni siquiera los creyentes tienen verdadera fe. Los diálogos manifiestan la intolerancia existente entre las distintas religiones, su relación con la ciencia, pero sobre todo la relación entre la religión con la vida y la muerte. Se puede ser ateo (como Mikkel, el hijo mayor de Borgen), pero la tesis planteada es que el hombre debe perseguir la bondad y el amor. Dreyer también aborda temas como la culpa y el dolor, pero enaltece al amor como vertiente fundamental de la vida. Intuye que para sentir la fe hay que tener la inocencia de los niños. Sólo mediante la fe ocurrirá el milagro de hacer desaparecer las diferencias religiosas. El cine de Dreyer rehúye lo mundano, establece conexión con los conflictos internos del ser humano, siendo la intolerancia un tópico recurrente. La fotografía en blanco y negro será su sello de fábrica, acorde a la severidad estética y temática de su obra.
(idioma original con subtítulos en español)
(escena en idioma original)
LAS DIABÓLICAS (1955)
Dirigida por Henri-Georges Clouzot
Thriller clásico que combina suspenso y terror, aspectos naturales y sobrenaturales, y un final abierto que serán sello distintivo de numerosas cintas posteriores. Michel Delassalle es un hombre violento que regenta el colegio de su señora. Cristina es la dueña del establecimiento y en los primeros minutos nos enteramos de la desconcertante complicidad que mantiene con Nicole, profesora y amante de Michel. Resulta extraño que sea la esposa la que reconforte a la amante de los maltratos físicos, pero seremos testigos de la crueldad del director, no sólo con las dos mujeres, sino también con los otros profesores e incluso los alumnos. Cristina es una mujer temerosa y no termina de convencerse de la idea de acabar con la vida de su marido. Nicole es una mujer resuelta y en ningún momento duda del plan para deshacerse de Michel. Al interior de una furgoneta ambas mujeres viajan a la casa de Nicole llevando un tremendo baúl. Cristina le dice a Michel que desea separarse y él acude a confrontarla. El plan sigue viento en popa, le echan un somnífero al whisky y lo ahogan en la bañera. Michel la había golpeado, siendo ese el detonante que termina de convencer a Cristina. De vuelta, abren el baúl y arrojan el cuerpo en la piscina del colegio. Las escenas transcurren de noche y en los días siguientes esperan que los alumnos descubran el cadáver. Las horas de clases son interminables y el cuerpo ha desaparecido. La presencia de Michel parece rondar el colegio e incluso uno de los alumnos asegura haberlo visto. Lo que parece sobrenatural encuentra explicaciones (a la manera de Edgar Allan Poe) por parte de los otros profesores, lo que alimenta la idea de un fantasma en la mente de las dos mujeres. Los últimos ocho minutos intercalan planos que insinúan la presencia de Michel, mientras Cristina recorre la casa tras los chirridos de puertas. Un inspector retirado insiste en encontrarle lógica a los sucesos. Las imágenes de corredores oscuros y puertas que se abren serán un recurso muy utilizado en futuras películas de terror. Cuando los encuadres y sombras otorgan una atmósfera irreal, sucede un cambio de dirección (tal como insinuaba un letrero al comienzo de la cinta) y una escena surrealista inspirada en Un Perro Andaluz (1929) de Luis Buñuel, nos hace modificar el punto de vista y nuestras «diabólicas» se convierten en «diabólicos».
(idioma original con subtítulos en español)
(tres actos subtitulado en inglés)
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