...sin fin hacia su herida.
Dylan Thomas
He sido confinado al más vulgar de los silencios;
muestras de hecatombe,
de brillo perdido,
de fulgor inalcanzado.
He sido desterrado a un pueblo de fantasmas ebrios,
con calles de adoquines negros
que conducen al humilde fin de toda vida.
He sido maniatado,
lacerado y perpetrado, bajo su recuerdo,
malherido, desplomado.
Me ha escrito una vulgar versión de despedida,
como siempre,
sumida en pensamientos de otro tiempo,
propios o distantes.
Me ha olvidado por completo,
aunque su voz lo niegue,
y sus palabras destrozadas,
y su boca entumecida;
aunque su canto se dirija a mí;
aunque sus manos aún me toquen,
cuatro continentes nos separan.
Mejor sería que me ahogara en plumas de animales,
como alguna vez lo prometió.
Veinte abrazos nos separan,
como cada día viernes que no llega,
como cada noche que me duermo en ella,
en su consuelo,
en su inacción.
Cuatro versos lastimados y la sensación constante,
eterna,
de estar hablando al aire ennegrecido
de una interminable noche
que nunca llegará.
Pintura: Jean Dubuffet
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