Libertad del sueño
En la libertad del
sueño,
la sombra luz
protege su belleza.
Laberinto de voces
en el destierro
de todos los silencios.
Furia suicida
en la memoria anónima.
La sombra de la cólera
enciende su párpado
contra la injusticia.
Sigue la guerra.
¿Alguna vez hubo razón?
Labio desnudo
La muerte embiste
el deseo.
Lámpara profunda
que siempre espía.
Los soldados recorren
las fronteras
como labios desnudos.
Hay un diminuto perdón
después de la tortura.
La puerta en celo
acumula
tristezas
ante la cámara de gas.
La globalización exige
sombras.
Trazan su sino en los TLC,
en el euro o el dólar,
en la caída anónima…
Sigue muriendo la vida.
Martirio de la vergüenza
Amenazan con borrar
las palabras,
los pecados generales
de todos los deicidas.
Venden grafitis:
el nombre de los desaparecidos
sin la mínima
piedad,
el escarnio
en sus costados.
La culpa convertida
en vergüenza.
Combatís
para no ser cómplice
del genocidio.
Siempre habrá verdades a medias.
Es la insania en el tercer milenio.
¡Cuesta sobrevivir!
¿Es la historia de los pueblos su deuda externa?
El silencio es un cuerpo
El silencio es el pecho.
Un cuerpo roto que suspira
con los desposeídos,
un cielo desnudo en la certeza
de la prisión.
El poema es camino.
El suplicio ante
los números en rojo, la deuda
externa que nadie condona
enceguece
la alegría de los niños.
La hora necesaria del amor.
El auxilio de la limosna o la piedad.
Las calles se pueblan:
¿Somos nosotros?
¿Serán los lisiados en huida?
¿Los sátrapas dándose al olvido?
Ante la amenaza de los genocidas
el pueblo
no se rinde,
no se ha rendido nunca.
Memorial de la condena
El horror domina, es la palabra
contra el silencio:
los desaparecidos de Plaza de Mayo,
la tortura en Las Malvinas,
la indiferencia del encierro.
La seguridad del Estado
arresta
y espía la mentira.
La tortura, su infierno, vastísimos espacios
para exterminar las dudas.
La oscuridad es un rincón sin nombre,
el juego de los torturadores.
El recinto del llanto los denuncia.
Los soliloquios son cautiverios sin noche;
tal vez la ternura sea el ojo del amor.
La memoria Tlatelolco
se revive a contraluz.
Derribamos las trincheras
en la conciencia Tiananmen.
Miguel Fajardo Korea (Costa Rica, 5 de abril de 1956) es Licenciado en Literatura y Lingüística. Académico propietario en la Universidad Nacional de Costa Rica. Profesor titular de español en el Liceo Laboratorio de Liberia, Costa Rica.
Ha publicado en Costa Rica, República Dominicana, España y Colombia: “Urgente búsqueda” (1981); “Estación del asedio” (1981); “Extensión del agua” (1981); “Realidad, mito y dolor” (1986); “Sólo la noche” (1989); “Las puertas del sol” (1992); “Héctor Zúñiga: palabra y canto” (1993); “Sacramento Villegas: canción en el tiempo”; “Otras lunas: presencia femenina en la literatura de Guanacaste” (1996); “Medardo Guido: cantares de la pampa” (1997); “Margen del sueño” (2000); “Todos los días” (2004); “Ausencias” (2005). Tiene en prensa: “TRAVESIAS”, Costa Rica, 2008; “AUSENCIAS”, (2ª ed.) Bogotá, 2008. Ha obtenido las siguientes distinciones:
· Premio Joven Creación de poesía de Costa Rica
· Premio Alfonsina Storni
· Premio Jorge Volio, poesía
· Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural de Costa Rica
En la libertad del
sueño,
la sombra luz
protege su belleza.
Laberinto de voces
en el destierro
de todos los silencios.
Furia suicida
en la memoria anónima.
La sombra de la cólera
enciende su párpado
contra la injusticia.
Sigue la guerra.
¿Alguna vez hubo razón?
Labio desnudo
La muerte embiste
el deseo.
Lámpara profunda
que siempre espía.
Los soldados recorren
las fronteras
como labios desnudos.
Hay un diminuto perdón
después de la tortura.
La puerta en celo
acumula
tristezas
ante la cámara de gas.
La globalización exige
sombras.
Trazan su sino en los TLC,
en el euro o el dólar,
en la caída anónima…
Sigue muriendo la vida.
Martirio de la vergüenza
Amenazan con borrar
las palabras,
los pecados generales
de todos los deicidas.
Venden grafitis:
el nombre de los desaparecidos
sin la mínima
piedad,
el escarnio
en sus costados.
La culpa convertida
en vergüenza.
Combatís
para no ser cómplice
del genocidio.
Siempre habrá verdades a medias.
Es la insania en el tercer milenio.
¡Cuesta sobrevivir!
¿Es la historia de los pueblos su deuda externa?
El silencio es un cuerpo
El silencio es el pecho.
Un cuerpo roto que suspira
con los desposeídos,
un cielo desnudo en la certeza
de la prisión.
El poema es camino.
El suplicio ante
los números en rojo, la deuda
externa que nadie condona
enceguece
la alegría de los niños.
La hora necesaria del amor.
El auxilio de la limosna o la piedad.
Las calles se pueblan:
¿Somos nosotros?
¿Serán los lisiados en huida?
¿Los sátrapas dándose al olvido?
Ante la amenaza de los genocidas
el pueblo
no se rinde,
no se ha rendido nunca.
Memorial de la condena
El horror domina, es la palabra
contra el silencio:
los desaparecidos de Plaza de Mayo,
la tortura en Las Malvinas,
la indiferencia del encierro.
La seguridad del Estado
arresta
y espía la mentira.
La tortura, su infierno, vastísimos espacios
para exterminar las dudas.
La oscuridad es un rincón sin nombre,
el juego de los torturadores.
El recinto del llanto los denuncia.
Los soliloquios son cautiverios sin noche;
tal vez la ternura sea el ojo del amor.
La memoria Tlatelolco
se revive a contraluz.
Derribamos las trincheras
en la conciencia Tiananmen.
Miguel Fajardo Korea (Costa Rica, 5 de abril de 1956) es Licenciado en Literatura y Lingüística. Académico propietario en la Universidad Nacional de Costa Rica. Profesor titular de español en el Liceo Laboratorio de Liberia, Costa Rica.
Ha publicado en Costa Rica, República Dominicana, España y Colombia: “Urgente búsqueda” (1981); “Estación del asedio” (1981); “Extensión del agua” (1981); “Realidad, mito y dolor” (1986); “Sólo la noche” (1989); “Las puertas del sol” (1992); “Héctor Zúñiga: palabra y canto” (1993); “Sacramento Villegas: canción en el tiempo”; “Otras lunas: presencia femenina en la literatura de Guanacaste” (1996); “Medardo Guido: cantares de la pampa” (1997); “Margen del sueño” (2000); “Todos los días” (2004); “Ausencias” (2005). Tiene en prensa: “TRAVESIAS”, Costa Rica, 2008; “AUSENCIAS”, (2ª ed.) Bogotá, 2008. Ha obtenido las siguientes distinciones:
· Premio Joven Creación de poesía de Costa Rica
· Premio Alfonsina Storni
· Premio Jorge Volio, poesía
· Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural de Costa Rica