MAX BAER
Soñé que la nieve ardía
y los muñecos derretidos de la navidad
no eran un recuerdo sino una premonición:
estamos a la espera de que se cumpla. No dio para
profecía, el precio de la bencina no permite
que nadie se arranque con los tarros
pero el asunto de la nieve nos tiene sin dormir.
Dicen que los continentes terminarán cubiertos de
agua, que las lluvias serán torrenciales, que los
precios subirán de manera exponencial
a causa de las cosechas perdidas:
ese día nos convertiremos en agricultores
en nuestro propio patio, esperaremos la
llegada de juan salvo, el único
sobreviviente del terremoto de valparaíso
y la hecatombe nuclear en buenos aires,
el eternauta que podría derrotar a los
escuadrones de la muerte, a los servicios
de inteligencia del gobierno, a los estudiantes
que se hacen pasar por espías
y anotan cada una de mis palabras.
A LUME SPENTO
Ni siquiera has vuelto a mí como un recuerdo.
La historia de los vencedores y la historia de
los vencidos te tienen como protagonista.
Tu nombre se utiliza para hablar de aquellos
que murieron peleando de pie en el campo de
batalla (tú sabes, es sólo una expresión
y también para hablar de aquellos que
esperaban la llegada de la policía con un
vaso de vodka en la mano, como si eso también
hubiera sido parte del libreto que
escribieron para repartir entre sus alumnos.
Ni siquiera entre las murallas que tienen
grabado tu rostro he podido dejar de
hablar en tercera persona: puede
que alguna vez nos hayamos topado
frente a frente, puede que incluso
hayamos compartido la misma
mesa y tiendo a imaginarme
esas conversaciones como
las que uno mantiene con el
enemigo durante la tregua de
año nuevo, incluso podríamos
haber intercambiado unos regalos como
una especie de dialéctica en los hechos,
lo fundamental es no detener el movimiento
literal y metonímicamente hablando, nada
de metáforas, please, nada de símbolos:
sólo la desnuda alegoría de estas palabras
grabadas en la lengua, ojalá también en la memoria:
imposible es una palabra burguesa.
El optimismo es nuestro pan de cada día
SALVO EL PODER TODO ES ILUSIÓN
El hospitalario fracaso nos tiene aquí de vuelta.
Ahora ya no importa describir esas ciudades si ni
siquiera las ciudades ya no existen, si las volaron
en el último atentado que fui imposible atribuirle
a los marcianos: las torres de alta tensión fueron
el primero de sus objetivos, así al apagar la luz
nadie contemplaría el descenso de sus naves:
ya no era posible desplazar a los marginados
hacia la periferia, hace siglos (digo, es un decir)
que todos ya vivíamos en las afueras: nadie
sabe dónde está el adentro. Lo que queda de las
ciudades es más bien lo que queda del tiempo:
una memoria que nos insiste en dibujar
ese patio que probablemente sean los
recuerdos de algún otro, una infancia
adjudicada al mejor postor, los comerciales
que dan en el entretiempo del partido
son los mensajes en clave de la resistencia.
LAS POBRES ESFERAS
Los enanos subidos sobre las espaldas de los gigantes
logran ver más lejos. Los enanos sobre las
espaldas de los enanos
no quieren escucharle el corazón a nadie. La libertad,
dicen, es la conciencia de una necesidad, escribir
en otras palabras la historia de dios:
algo equivalente a pasearse por los pasillos de un mall
pateando tu alma como un perro, dispuesto a todo
en un campus universitario donde el único enemigo
es el escote de tus alumnas y las preguntas que te puedan
hacer después de clase, cuídate de las minifaldas por
encima y por debajo de las rodillas, de no decirle
negros a los negros y por sobre todo de los gigantes
(estos son de lejos los más peligrosos)
montándose en la espalda de los enanos.
LA HISTORIA DE DIOS
Alivio: si algo tenía que ser así, si algo
estaba escrito, no importa donde pero
escrito, con el respaldo que te da el
peso de la tinta: el eternauta
vendría desde otro espacio a ponerle
bombas en el correo a distinguidos
académicos de las más prestigiosas
universidades norteamericanas, por el
pecado de expandir la tecnología entre
los vulgares, la amenaza son los códigos
binarios y no los centros de poder que
los manejan, la amenaza no son los
militares que te torturan mientras al lado
violan a una de tus hijas, sino el código de
barras y las cintas que se escuchan al revés:
cerró la historieta mientras la tarde se
hacía más oscura a medida que su mujer
seguía demorándose en llegar, los geranios
plantados con esfuerzo durante los últimos
días del otoño: verán la llegada de los invasores
que se acaban de cambiar a la casa de al lado
ni hablan el mismo idioma que nosotros
tenemos para rezar, aunque a menudo los
vemos rezar y nos saludan mientras almuerzan
en el jardín y simulan hacer lo mismo que
todos nosotros y hacen la sobremesa durante un
rato y cuando empieza a hacer un poco de frío:
vuelven a entrar a la casa, no sin antes despedirse.
PARA UN CADÁVER INSEPULTO
(a los testigos)
No estás tomando demasiado?
Yo creo que estás tomando demasiado.
Qué significa wanton? ¿ponemos
los Cure o The Police? ¿te queda algo?
No, a esta hora no, demás que nos cuelgan.
De aquí a la botillería no llegamos.
De aquí a la botillería no llegamos,
repetí. La del estribo era el título de
un cuento. Pero entonces préstame
ese libro. Puta, no podíh ser tan ganador poh h’ón.
Vamos al Mulato. Al Galindo. Al Lagar.
Y viene la Daniela? Y el Chico? Y la
Anna Ajmàtova, viene con sus hijos?
Estaremos como de costumbre en
compañía de actores? Y quiénes
serán los grandes invitados?
No cambies el tema, por favor
no cambies el tema. Ojo que
fue así durante años.
1 comentario:
Acabo de leer un artículo escrito por nuestro Thomas Harris, donde menciona tus desventuras en Cuba. Solo quiero enviarte un abrazo fraterno, con todos mis respetos.
Héctor González de Cunco (fotografo)
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