Julio Cortázar nació en Ixelles,
un suburbio situado en el sur de la ciudad de Bruselas, el 26 de agosto de
1914. Fue hijo de Julio José Cortázar y María Herminia Descotte. Su padre era
funcionario de la embajada de Argentina en Bélgica, desempeñándose en esa
representación diplomática como agregado comercial. Más adelante en su vida
declararía: «Mi nacimiento fue un producto del turismo y la diplomacia». En ese
entonces Bruselas estaba ocupada por los alemanes.
Hacia
fines de la Primera Guerra Mundial, los Cortázar
lograron pasar a Suiza gracias
a la condición alemana de la abuela materna de Julio, y de allí, poco tiempo
más tarde a Barcelona, donde vivieron un año y medio. A los cuatro años
volvieron a Argentina y pasó el resto de su infancia en Banfield,
en el sur del Gran Buenos Aires, junto a su madre, una tía y
Ofelia, su única hermana (un año menor que él). Vivió en una casa con fondo (Los
venenos y Deshoras, están basados en sus recuerdos
infantiles), pero no fue totalmente feliz. «Mucha servidumbre, excesiva
sensibilidad, una tristeza frecuente» (carta a Graciela M. de Sola, París, 4 de
noviembre de 1963).
«Pasé mi
infancia en una bruma de duendes, de elfos, con un sentido del espacio y del
tiempo diferente al de los demás» (revista Plural,
México, mayo de 1975). Cortázar fue un niño enfermizo y pasó mucho tiempo en
cama, por lo que la lectura fue su gran compañera. Su madre le seleccionaba lo
que podía leer, convirtiéndose en la gran iniciadora de su camino de lector,
primero, y de escritor después. Declaró: «Mi madre dice que empecé a escribir a
los ocho años, con una novela que guarda celosamente a pesar de mis
desesperadas tentativas por quemarla» (revistaSiete Días, Buenos Aires,
diciembre de 1973). Cortázar también recuerda que en cierta ocasión un pariente
suyo («un tío o algo así») descubrió una serie de poemas suyos y se los dio a
su madre, diciéndole que «evidentemente esos poemas no eran míos, que yo los copiaba
de alguna antología de poemas», por lo cual su madre llegó a preguntarle si
esos poemas realmente eran suyos.2
Leía
tanto que algún médico llegó a recomendarle leer menos durante cinco o seis
meses y salir más a tomar un poco de sol. Muchos de sus cuentos son
autobiográficos, como Bestiario, Final del juego, Los venenos y La
señorita Cora, entre otros. Después de realizar los estudios primarios en
la Escuela Nº10 de Banfield, se forma como maestro
normal en 1932 y profesor en Letras en 1935 en la Escuela
Normal de Profesores Mariano Acosta. De aquellos años surgió «La
escuela de noche» (Deshoras). Fue en aquella época que comenzó a
frecuentar los estadios a ver boxeo, donde ideó una especie de filosofía de este deporte
«eliminando el aspecto sangriento y cruel que provoca tanto rechazo y
cólera» (La fascinación de las palabras). Admiraba al hombre que
siempre iba para adelante y a pura fuerza y coraje conseguía ganar (Torito,
Final del juego). Un día de 1932, caminando por el centro de Buenos Aires,
se topó con un libro de Jean Cocteau, un total desconocido para él
hasta aquel momento, titulado Opio. Diario de una desintoxicación.
Aquella lectura lo marcaría para el resto de su vida: «Sentí que toda una etapa
de vida literaria estaba irrevocablemente en el pasado… desde ese día leí y
escribí de manera diferente, ya con otras ambiciones, con otras visiones» (La
fascinación de las palabras, 1997). Comenzó sus estudios de Filosofía en
la Universidad de Buenos Aires, aprobó el
primer año, pero comprendió que debía utilizar el título que ya tenía para
trabajar y ayudar a su madre. Dictó clases en Bolívar, Saladillo (ciudad que figura en su
Libreta Cívica como oficina de enrolamiento); y luego en Chivilcoy.
Vivió en cuartos solitarios de pensiones aprovechando todo el tiempo libre para
leer y escribir (Distante espejo). Entre 1939 y 1944 Cortázar vivió
en Chivilcoy, en cuya Escuela Normal daba clases como profesor de literatura, y
era asiduo concurrente a las reuniones de amigos que se hacían en el local de
fotografía de Ignacio Tankel, y a propuesta de éste realiza
su primera y única participación en un texto cinematográfico colaborando en el
guion de la película La sombra del pasado, que se filmó en
esa ciudad entre agosto y diciembre de 1946. Ese episodio fue tratado en el
filme documental pasado dirigido por Gerardo
Panero que se estrenó en 2004.3 En
1944 se muda a la ciudad de Mendoza, en cuya Universidad Nacional de Cuyo imparte
cursos de literatura francesa. Publica su primer cuento,
«Bruja», en la revista Correo Literario. Participa en
manifestaciones de oposición al peronismo. En 1946, cuando Juan Domingo Perón gana las elecciones
presidenciales presenta su renuncia. «Preferí renunciar a mis cátedras antes de
verme obligado a sacarme el saco, como les pasó a tantos colegas que optaron
por seguir en sus puestos». Reúne un primer volumen de cuentos, La otra orilla. Regresa a Buenos
Aires, donde comienza a trabajar en la Cámara Argentina del Libro y ese mismo
año publica el cuento «Casa tomada» en la revista Los Anales
de Buenos Aires, dirigida por Jorge Luis
Borges, así como también un trabajo sobre el poeta inglés John Keats,
«La urna griega en la poesía de John Keats» en la Revista de Estudios
Clásicos de la Universidad de Cuyo. En 1947 colabora en varias revistas,
entre ellas, Realidad. Publica un importante trabajo teórico, Teoría
del túnel, y en Los Anales de Buenos Aires aparece su
cuento «Bestiario». Al año siguiente obtiene el título de traductor público de inglés y francés,
tras cursar en apenas nueve meses estudios que normalmente llevan tres años. El
esfuerzo le provoca síntomas neuróticos,n. 1 uno
de los cuales (la búsqueda de cucarachas en la comida) desaparece con la
escritura del cuento Circe, que junto con los dos anteriores
citados aparecidos en la revista Los Anales de Buenos Aires, será
incluido más adelante en el libro Bestiario. En 1949
publica el poema dramático «Los reyes», primera obra firmada con su nombre real
e ignorado por la crítica. Durante el verano, escribe una primera novela, Divertimento,
que de alguna manera prefigura Rayuela,
que escribiría en 1963. Además de colaborar en la citada revista Realidad,
lo hace también en otras revistas culturales de Buenos Aires, como Cabalgata y Sur (8
textos, principalmente de crítica literaria y cine). En la revista
literaria Oeste de Chivilcoy publica el poema «Semilla» y
colaboraciones en otros tres números. En 1950 escribe su segunda novela, El
examen, rechazada por el asesor literario de la Editorial
Losada, Guillermo de Torre. Cortázar la presentará a un concurso
convocado por la misma editorial, sin éxito, y, como la primera, verá la luz
solo en 1986. En 1951 publicó Bestiario, una
colección de ocho relatos que le valieron cierto reconocimiento en el ambiente
local. Poco después, disconforme con el gobierno de Perón, decide trasladarse a
París,
ciudad donde, salvo esporádicos viajes por Europa y América
Latina, residirá el resto de su vida. En 1953 se casó con Aurora Bernárdez, una traductora argentina.
Vivían en París con
condiciones económicas bajas y le surgió el ofrecimiento de traducir la obra
completa, en prosa, de Edgar Allan
Poe para la Universidad de Puerto Rico. Dicho trabajo
sería considerado luego por los críticos como la mejor traducción de la obra
del escritor estadounidense. Juntos se fueron a vivir a Italia durante el
año que duró el trabajo, luego viajaron a Buenos Aires en
barco y Cortázar se pasó el trayecto escribiendo en su máquina portátil una
nueva novela. En 1967, rompió su vínculo con Bernárdez y se unió a la lituana Ugné Karvelis,
con quien nunca contrajo oficialmente matrimonio, pero quien le inculcó un gran
interés por la política.4 Con
su tercera pareja y segunda esposa, la escritora canadiense Carol Dunlop,
realizó numerosos viajes, uno de los primeros fue a Polonia,
donde participó en un congreso de solidaridad con Chile. Otro de los viajes que
hizo junto a Carol Dunlop fue plasmado en el libro Los autonautas de la cosmopista que
cuenta el trayecto de la pareja por la autopista París-Marsella. Tras la muerte
de Carol Dunlop, Aurora Bernárdez lo acompañará durante su
enfermedad y se convertirá en la única heredera de su obra publicada y de sus
textos.5 «La Revolución cubana… me mostró de una manera
cruel y que me dolió mucho el gran vacío político que había en mí, mi
inutilidad política… los temas políticos se fueron metiendo en mi
literatura» (La fascinación de las palabras). En 1963 visitó Cuba invitado
por Casa de las Américas para ser jurado
en un concurso. A partir de entonces, ya nunca dejaría de interesarse por la
política latinoamericana. En ese mismo año aparece lo que sería su mayor éxito
editorial y le valdría el reconocimiento de ser parte del boom latinoamericano: Rayuela,
que se convirtió en un clásico de la literatura en español. Según declaró en
una carta a Manuel Antín en agosto de 1964, ese no iba
a ser el nombre de su novela sino Mandala:
«De golpe comprendí que no hay derecho a exigirle a los lectores que conozcan
el esoterismo búdico o tibetano; pero no estaba arrepentido por el cambio». Los
derechos de autor de varias de sus obras fueron donados para ayudar a los presos políticos de varios países, entre
ellos Argentina.
En una carta a su amigo Francisco Porrúa de febrero de 1967,
confesó: «El amor de Cuba por el Che me
hizo sentir extrañamente argentino el 2 de enero, cuando el saludo de Fidel en
la plaza de la Revolución al comandante
Guevara, allí donde esté, desató en 300 000 hombres una ovación que
duró diez minutos». En noviembre de 1970 viajó a Chile, donde se solidarizó
con el gobierno de Salvador Allende y pasó unos días a
Argentina para visitar a su madre y amigos, y ahí el delirio fue una especie de
pesadilla diurna contó en una carta a Gregory Rabassa. Al año siguiente, junto
a otros escritores (Mario Vargas Llosa, Simone de Beauvoir, Jean-Paul
Sartre), se opuso a la persecución y arresto del autor Heberto
Padilla, desilusionado con la actitud del proceso cubano. En mayo de
1971 reflejó su sentir ambivalente hacia Cuba en «Policrítica en la hora de los
chacales», poema publicado en Cuadernos de Marcha y
reproducido después incluso por Casa de las Américas.6 A
pesar de ello, sigue de cerca la situación política de Latinoamérica. En
noviembre de 1974 fue galardonado con el Médicis
étranger por Libro de
Manuel y entregó el dinero del premio al Frente Unificado
de la resistencia chilena.7 Ese
año fue miembro del Tribunal Russell II reunido en Roma para
examinar la situación política en América
Latina, en particular las violaciones de los Derechos. Fruto de esa
participación fue el cómic editado posteriormente en México Fantomas
contra los vampiros multinacionales, que Gente Sur editó en 1976.8 Aunque
Cortázar es reconocido principalmente por su narrativa, escribió gran cantidad
de poemas en prosa (en libros mixtos como Historias de cronopios y de famas, Un tal Lucas, Último round);
e incluso poemas en verso (Presencia, Pameos y meopas, Salvo
el crepúsculo). Colaboró en muchas publicaciones en distintos países, grabó
sus poemas y cuentos, escribió letras de tangos (por ejemplo con el Tata
Cedrón) y le puso textos a libros de fotografías e historietas. Grabó en
Alemania con el bandoneonista Juan José Mosalini el poema Buenas
noches, che bandoneón9 y,
con otros autores latinoamericanos, Poesía trunca, discos de Casa de las Américas en homenaje a
vates revolucionarios (1978).10
En 1976, viaja a Costa Rica donde se encuentra con Sergio
Ramírez y Ernesto
Cardenal y emprende un viaje clandestino y plagado de
peripecias hacia la localidad de Solentiname en
Nicaragua. Este viaje lo marcará para siempre y será el comienzo de una serie
de visitas a ese país. Luego del triunfo de la revolución sandinista visita
reiteradas veces Nicaragua y sigue de cerca el proceso y la realidad tanto
nicaragüense como latinoamericana. Estas experiencias darán como resultado una
serie de textos que serán recopilados en el libro Nicaragua, tan
violentamente dulce. En agosto de 1981 sufrió una hemorragia gástrica y
salvó su vida de milagro. Nunca dejó de escribir, fue su pasión aun en los
momentos más difíciles. En 1983, vuelta la democracia en Argentina, Cortázar
hace un último viaje a su patria, donde es recibido cálidamente por sus
admiradores, que lo paran en la calle y le piden autógrafos, en contraste con
la indiferencia de las autoridades nacionales. Después de visitar a varios
amigos, regresa a París. Poco después François Mitterrand le otorga la
nacionalidad francesa. Carol Dunlop había fallecido el 2 de
noviembre de 1982, sumiendo a Cortázar en una profunda depresión. Julio murió
el 12 de febrero de 1984 a causa de una leucemia.
Sin embargo, en 2009 la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi afirmó en su libro
sobre el escritor que creía que la leucemia había sido provocada por el sida, que Cortázar se
habría contagiado durante una transfusión de sangre en el sur de Francia.11 Dos
días después, fue enterrado en el cementerio, en la misma tumba donde yacía
Carol. La lápida y la escultura que adornan la tumba fueron hechas por sus
amigos, los artistas Julio Silva y Luis Tomasello.12 Es
costumbre dejar un vaso de vino y una hoja de papel o un billete de metro con
una rayuela dibujada o una piedrita para jugar a la rayuela.
Reconocimientos
·
El puente Julio Cortázar, situado sobre la avenida San Martín, en
el barrio de Agronomía (en
la ciudad de Buenos Aires), debe su nombre a que el escritor vivió en la zona
algunos años antes de marcharse a París.
·
Varias instituciones educativas llevan su nombre:
·
La Escuela Secundaria Básica N.º 13 «Julio Cortázar»
(en Buenos Aires).
·
La Universidad de Guadalajara (México),
inauguró, el 12 de octubre de 1994, la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar,
en honor al escritor. Dicha inauguración contó con la presencia del escritor
mexicano Carlos Fuentes, del colombiano Gabriel García Márquez y de la viuda
de Cortázar, Aurora Bernárdez. Esta cátedra rinde homenaje a
la memoria, la persona, la obra y las preocupaciones intelectuales que rigieron
la vida del argentino.
·
El profesor Dr. Lanin A. Gyurko, de la Universidad de Arizona (Estados Unidos),
publicó Twilight zone. Reality
and fantasy in the short stories of Julio Cortázar. Nueva Orleans: University Press of the South,
2011.
Sus obras
han sido traducidas a varios idiomas. En China aparecieron versiones en mandarín de
la pluma del académico Fan Yan.
Yo creo
que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha, al mismo tiempo, fue el no
aceptar las cosas como me eran dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que
eso era una mesa, o que la
palabra madre era la
palabra madre y ahí
se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mí un itinerario misterioso que a veces
llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba. En suma, desde pequeño,
mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación
con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal
como me son dadas.
Julio Cortázar.
Cuentos
Prosa
Novelas
·
1949: Divertimento (publicada
póstumamente en 1986).
·
1950: El examen (publicada
póstumamente en 1986).
·
1950: Diario de Andrés Fava, capítulo
desprendido de El examen (publicado póstumamente en 1986).
Misceláneas
·
1978: Territorios, 1978
Teatro
1995: Adiós Robinson y otras piezas
breves (obra póstuma).
Poesía
·
Presencia, 1938 (sonetos, con el
seudónimo de Julio Denis).
·
Pameos y meopas, 1971
·
Salvo el crepúsculo, 1984
Epistolario
·
Correspondencia Cortázar-Dunlop-Monrós, 2009
·
Cartas a los Jonquières, 2010
·
Cartas 1. 1937 - 1954, 2012
·
Cartas 2. 1955 - 1964, 2012
·
Cartas 3. 1965 - 1968, 2012
·
Cartas 4. 1969 - 1976, 2012
·
Cartas 5. 1977 - 1984, 2012
Otros
·
Buenos Aires, Buenos Aires, 1967
·
Viaje alrededor de una mesa, 1970
·
Prosa del observatorio, 1972
·
La casilla de los Morelli, 1973
·
Fantomas contra los vampiros multinacionales, cómic,
1975
·
Estrictamente no profesional, 1976
·
Nicaragua tan violentamente dulce, 1983.
·
Silvalandia (basado en
ilustraciones de Julio Silva), 1984
·
Alto el Perú (en colaboración con
Manja Offerhaus), 1984
·
Imagen de John Keats (obra
póstuma, escrita entre 1951 y 1952).
·
Cortázar lee a Cortázar, 1966
·
Voz de América Latina, 1968
·
Cortázar por él mismo, un libro sonoro, 1970
·
Casa de las Américas, 1978
·
Circe, 1964, de Manuel Antín.
·
Intimidad de los Parques, 1965,
de Manuel Antín.
·
Cortázar, 1994, documental dirigido
por Tristán Bauer.
·
Diario para un cuento, 1998,
de Jana Bokova.
1.
↑ Por
la descripción que hizo de los síntomas —meticulosidad para comer temiendo que
los alimentos tuvieran cuerpos extraños o estuvieran sucios— es probable que
Cortázar hubiera padecido de una neurosis obsesivo compulsiva con
visos paranoides.
2.
↑ Aunque
Alfaguara ha incluido estos dos libros en los Cuentos completos de
Cortázar, no se trata de cuentos, como bien señala el especialista Saúl
Yurkiévich en su edición de los relatos del escritor en Galaxia Gutenberg:
«Ninguna de las otras prosas breves cortazarianas, aunque narrativas, pueden
confundirse con un cuento. Ni las Historias de cronopios y de famas y
de Un tal Lucasnios relatos de los almanaques ―La vuelta al día
en ochenta mundos y Último round―, libros todos que en
nuestra edición forman parte del volumen V, que agrupa la prosa varia»).