Más allá del puente colgante no advierto ningún café.
Una escuela de flamenco.
O un cine para ver una película de Almodóvar.
La casa de mi novia tampoco está en aquella dirección.
A mis espaldas está el Museo de Picasso.
Una cocinería de las mil maravillas.
La apasionante Plaza de Toros.
Y una librería donde puedes encontrar
las primeras ediciones de García Lorca.
Más allá del puente colgante solo diviso las cruces
de un cementerio.
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