Este año terrible, donde la muerte parece acechar a cada instante y siempre desde su traicionera sombra, nos ha traído, en sus postrimerías (este 3 de diciembre), la terrible noticia del fallecimiento de Renato Yrarrázaval, un gran poeta, para muchos desconocido, pero de una obra de calidad extraordinaria que, estoy seguro, poco a poco y día tras día se irá reconociendo, no sólo por la "crítica especializada", sino también por los lectores que, tal vez, desorientados (como casi siempre en Chile) siguen los dictados de algunos "genios literarios" que marcan los "territorios" de lo bueno y de lo malo... Con una poesía y una trayectoria más que sólida, honesta e impecable, Renato ha dejado un legado inmenso que ha de perdurar, al igual que su figura, su estampa, su voz cansina y profunda, sus terribles pozos de angustia, su exaltación ante la belleza, su ética a toda prueba y, sobre todas las cosas, su bondad, su calidísima amistad, su generosidad casi inigualable.
Recuerdo muchas noches en su departamento de Avenida Cristóbal Colón, en Santiago, junto al narrador y profesor de literatura Cristián Montes, junto al compositor y profesor de literatura Juan Carlos Palazuelos, junto a la profesora de literatura Jasna Tomicic donde oíamos, una y otra vez, en sus maravillosos discos de vinilo, las mejores versiones de los lieder de Schumann o el poema "Espacio" de Juan Ramón Jiménez recitado por el propio autor (un regalo que aún conservo y atesoro como algo que me fracturo el cerebro y el corazón). Las veladas donde leíamos poesía, donde nos enfrascábamos en larguísimas amables discusiones sobre el hacer de la poesía y del arte. Noches que no se olvidarán nunca, como tampoco estos tres magníficos poemas de Renato que aquí transcribo:
POEMAS DE RENATO YRARRÁZAVAL
Nuestro Instante
Sueño de la nada entre los dedos.
Desasida la luz en el instante supremo,
me devuelve tu mirada en ese dolor predilecto.
Empleo el rito que aprendimos
a leer en el vacio.
Insomnio
Mis espaldas conocieron muchas noches
se perdieron en nieblas y pesados miedos
El arrabal abrió su abismo
con ronco crepitar y espeso aliento.
Sin congregar la piadosa agonía,
la protección de la brisa
o el áspero bienestar encarcelado
En la vastedad del corazón herido,
la nocturna embriaguez de algún apego.
La espera hila la mirada en el insomnio
que arrebata al suelo su vacío.
Epitafio
En al tierra se ha dormido la semilla
de ala grávida abre esa piel suave
y e l musgo va creciendo en la cintura.
La eternidad va tendiendo lo umbrales.
No hay espacio
para mi propia oscuridad arrodillada.
Nacido en Viña de Mar en 1937 y titulado de periodista por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Publicó su primer libro en 1964 titulado Retorno a lo simple. Viajó a España becado por el Instituto de Cultura Hispánica en el año 1966. De regreso a Chile, junto a Roberto Escobar, editó el primer Catalogo de Música Contemporánea desde 1990 a 1968, que publicó la Biblioteca Nacional. Entre los años 1970 y 1980 se publicaron sus poemarios Despierto en el sueño y Por la cerradura del espejo. Durante el año 1983 la obra Interrogo al Olvido fue premiada con el “Premio Municipal de Literatura”, le siguieron muchos otros e intensísimos libros de poesía como Sola sombra transformada (1985), 60 poemas (1988), Otras guerras y deleites (1989) El tiempo nunca estuvo (1992), El ojal del corazón (1994), Más allá del ojo (1997), El espejo de la sombra (1998) entre otros donde continuó su escritura hasta el presente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario