Enfermo está el tolteca – soldado
En Chichen-Itzà nacido
con una vesícula doble, obvio…
Cicatriz en el cuello y dolor en el sacro.
De dolencias está lleno hasta el colmo
En su cuerpo hay moco y veneno.
De un lado me halagan
Del otro lado, amenazan.
Si enseguida no lo curo
Y permanece doliente
Queda de mi sólo el humo.
Al anochecer
Para dar un aviso a otros médicos .
El núcleo de dolencias va venciendo
Un sintoma tras otro se descubre
Picaduras de avispas, no obstante
son permanentes, bajo el avispero .
Como ensalmador antiguo
La hemoptisis no paraba
Con florecitas curativas coloradas.
Traté con un hechizo
Disipar sus achaques
Mas ni las estrellas en el cielo
Su tortura pueden remediar.
No cree el cerebro en delirio
Que médico-maya no es enemigo.
Lo que no tiene ningun sentido
Pero, sin duda, es mal signo.
Queda vencido por desconfianza, el paciente
esta, como uclera, siempre creciente.
Para apagar su recaida
El tiempo ya no no me queda.
Si cada medio es agotado
E igual paciencia del médico
Sobran cráneos trepanados
Y el resto pasará tal cual,
Si pasará, se entiende…
Y no – que actúe el juzgado
Y qué por ese cuerpo sonriente
de médico, los servidores de la muerte
Pasen ramos colorados.
Y un mes después
Susurraron en terror
Sobre la risa eterna
En aquella cara muerta…
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