A mi primo Felipe Rivano Pizarro
“Un pez engulle una manzana”
Andrés Morales
Cubierto de innumerables mascaras voy barriendo lenguas
De ese festín que arrastra el cielo
Había agua celeste en algunas tumbas
Las esfinges jugaban a las escondidas
Las esfinges se miraban en el jardín que una muchacha llevaba debajo del alma
Ventana y círculo, ventana y círculo
Dormíamos sobresaltados, por el emerger de esos astilleros
Bebíamos esa miel que caía del murciélago
En ese amanecer rasmillado por el brazo de un maniquí
Emergían los astilleros
Un águila ojerosa soltaba por fin los hilos de nuestra sangre
Nos espolvoreábamos encima el desierto
Un niño llevaba un jardín debajo de los pantalones
Los astros lograban contenerse
Emergían los astilleros
Llegábamos con la ventana y el círculo
Los astros se contienen
Y la noche deja de ser un hilo y cada pelo vuelve a crecer
Ah filtración desiste, desiste esta noche
Todo es ventana y circulo, ventana y circulo
Dormimos sobresaltados
En algunos baños los esqueletos hacen una playa
En algunos subterráneos llenos de cebollas los esqueletos se subían a un carro
Todo en conmemoración de ese festín que arrastra el cielo
Mientras sigo barriendo lenguas
Quiero mirar en el jardín que una muchacha lleva debajo del alma
Ya tengo el viaje sobre la estrella y el número para eso
Ella juega a las escondidas con su propio jardín
Sabe que bajo el mármol deberían estar todos los relámpagos sepultados
Pero nosotros no lo sabemos
Los bebedores de la miel que cae del murciélago
Tomemos ese brazo de maniquí y sigamos rasmillando el amanecer
Muchacha, te atormenta saber que bajo el mármol deberían estar todos los relámpagos sepultados
Pues bien contrata a alguien alto y cubierto de innumerables mascaras
Que de un solo puñetazo rompa todo ese mármol
Por fin dejarías de jugar a las escondidas con tu propio jardín
Te cerciorarías de que dentro de los hilos de la sangre
Hay algo que ya esta repetido en los abismos
Ya repetido en los laberintos rebalsados
Yo sigo barriendo esas lenguas
Miro a veces hacia el subterráneo
Donde tantas cebollas que casi llegaron al techo
No dejan que arranque el carro con esqueletos
Niño, has de saber que aquella vez que el águila ojerosa soltó los hilos de mi sangre
Todos los espectros se estremecieron
Bebieron tintura mezclada con miel
Ella ya no jugaba a las escondidas con su jardín
El niño llevaba otro jardín debajo de los pantalones
La muchacha lo llamo
Y en esa playa que los esqueletos hicieron en un baño se saco los pantalones
Una campana quería caer dentro de la aurora a pesar de tantos desembarcos y hollejos
Los jardines jugaron a las escondidas con los relámpagos sepultados
Un ovillo re direcciono los arroyos
La muchacha cuido del ovillo, el niño logro con los hilos de su sangre
Encontrar los caballos del primer crepúsculo donde se deslizaron los bastones
La muchacha le decía: “Este es mi ovillo, mi ovillo que redirección a los arroyos, con los hilos de tu sangre encontraste todos los ardores que se perdieron en mi sombra, lo has ganado todo”.
El niño le decía: “Mi sed se acuesta a tu lado, hay batallas y jeroglíficos en tu saliva, no despiertes todavía, yo te voy ciñendo a través de las cavernas, y si lo gane todo es porque preparé mis idiomas para los enjuagues estelares”
Yo cubierto de innumerables mascaras
Sigo barriendo las lenguas de ese festín que arrastra el cielo
Nunca lograron en esos astilleros
Hacer algo equivalente a la ventana y el círculo.
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