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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

jueves, 28 de febrero de 2013

"SESENTAYCINCOAVO ANUNCIO" , POEMA INÉDITO DEL POETA CHILENO RODRIGO VERDUGO






      A  mi primo Felipe Rivano Pizarro

                                                            “Un pez engulle una manzana”
                                                                                  Andrés Morales                               



Cubierto de innumerables mascaras voy barriendo lenguas de ese festín que arrastra el cielo
Había agua celeste en algunas tumbas
Las esfinges jugaban a las escondidas
Las esfinges se miraban en el jardín que una muchacha llevaba debajo del alma
Ventana y círculo, ventana y círculo
Dormíamos sobresaltados, por el emerger de esos astilleros
Bebíamos esa miel que caía del murciélago
Replica ciega de lo que la luz se enterró en si misma
Llegando a nosotros en ese amanecer rasmillado por el brazo de un maniquí
Astilleros que emergen
El águila ojerosa soltaba por fin los hilos de nuestra sangre
Nos espolvoreábamos encima el desierto
Un niño llevaba un jardín debajo de los pantalones
Los astros lograban contenerse
Emergían los astilleros
Llegábamos con la ventana y el círculo
Como dos semillas que rápidamente mostrábamos y escondíamos,
Para preguntar en cual de estas esta la crueldad
Noche a noche los astros erialmente se contienen
La noche deja de ser un hilo, cada pelo vuelve a crecer
Ah filtración desiste, desiste esta al menos esta noche
Todo es ventana y circulo, ventana y circulo
Dormimos sobresaltados
En algunos baños los esqueletos hacen una playa
En algunos subterráneos llenos de cebollas los esqueletos
Sin grito de guerra, se subían a un carro
Sin grito de guerra atábamos a un carnívoro y a un herbívoro a un aerolito
Para avivar la memoria que ambos guardan del festín 
Para presenciar cual de los dos sucumbirá primero
Todo en conmemoración de ese festín que arrastra el cielo
Mientras sigo barriendo lenguas 
Con el propósito de mirar en el jardín que una muchacha lleva debajo del alma
Ya tengo el viaje sobre la estrella, el número y la antena para eso
Ella juega a las escondidas con su propio jardín
A veces salta, saca cuentas, recuenta los pequeños cuadrados del suelo  
Bajo el mármol deberían estar todos los relámpagos sepultados
Nosotros los bebedores de la miel que cae del murciélago tomamos ese brazo de maniquí
Seguimos sin remordimientos rasmillando el amanecer
Muchacha, te atormenta saber que bajo el mármol deberían estar todos los relámpagos sepultados
Pues bien contrata a alguien muy alto, fornido y cubierto de innumerables mascaras
Que de un solo puñetazo rompa todo ese mármol
Por fin dejarías de jugar a las escondidas con tu propio jardín
Te cerciorarías de que dentro de los hilos de la sangre
Hay algo que ya esta repetido en los abismos,
Ya repetido en los laberintos rebalsados
No como esa replica ciega de lo que la luz se enterró en si misma
No, eso deja que languidezca en la miel
Yo sigo barriendo esas lenguas
Miro a veces hacia el subterráneo
Donde tantas cebollas que casi llegaron al techo
No dejan que arranque el carro con esqueletos
Niño, has de saber que aquella vez que el águila ojerosa soltó los hilos de mi sangre
Todos los espectros se estremecieron,
Bebieron tintura mezclada con miel en cada astillero
Ella ya no jugaba a las escondidas con su jardín
Replica ciega de lo que la luz enterró en si misma
El niño llevaba otro jardín debajo de los pantalones
La muchacha lo llamo
Y en esa playa que los esqueletos hicieron en un baño se saco los pantalones
Una campana deseaba caer dentro de la aurora,
Deseaba caer a pesar de tantos desembarcos y hollejos
Los jardines jugaron a las escondidas con los relámpagos sepultados
Abalorios que la muchacha precio desde su niñez, pequeños cuadrados del suelo  
Un ovillo re direcciono los arroyos
La muchacha cuido del ovillo,
El niño logro con los hilos de su sangre encontrar los caballos del primer crepúsculo
Donde se deslizaron todos los bastones
La muchacha le decía: “Este es mi ovillo, mi ovillo que redirección a los arroyos,
Con los hilos de tu sangre encontraste todos los ardores
Que se perdieron en mi sombra, lo has ganado todo”.
El niño le decía: “Mi sed se acuesta a tu lado, hay batallas y jeroglíficos en tu saliva,
No despiertes todavía, yo te voy ciñendo a través de las cavernas,
Y si lo gane todo es porque preparé mis idiomas para los enjuagues estelares”
Yo los perdía de vista,
Seguramente el niño y la muchacha se siguieron diciendo
Todo lo que solo se puede decir jugando a las escondidas con sus propios jardines
Yo cubierto de innumerables mascaras
Sigo barriendo las lenguas de ese festín que arrastra el cielo
Miro a veces hacia el aerolito
El carnívoro y el herbívoro todavía yacen atados
Ninguno ha sucumbido, se dicen proverbios 
Las lenguas como vilanos ahora orbitan al lado de aquellos dos
Les dicen: “Así que tenéis cada uno memoria de vosotras,
Deciros como se ve todo desde ese aerolito
Deciros si preferís al nacer o al morir ver el fondo de la tierra 
Fluirá la miel en vosotros, espectros de vuestra propia purificación,   
Fluirá la tintura en vosotros, puertos de vuestra propia purificación
Habéis imaginado al niño y a la muchacha atados a este aerolito
Que se podrían decir, que se estarían diciendo, que ya se han dicho
Que filtración inocente lo permite pasada la medianoche
Oíd otra vez a la muchacha: “Niño, se que estas detrás mío,
Cual la sombra de un soplo darás la vuelta, llegaras frente a mi,
Al estilo del príncipe que petrificaba gusanos, me ofrecerás el remolino como anillo
Te extenderé mis dedos, te darás cuenta que yo estoy enmudecida,
Y es que arden en mis labios, los signos que destruyeron la luna”
Oíd al niño: “Muchacha, no te saques nunca este anillo, recuérdalo todo,
El mar es un recuerdo que tiene la neblina, una persecución mas en los laberintos rebalsados
Los vasos como los hombros del alba, deben ser tomados”
Pero reparad en que no sois la muchacha y el niño 
Sois vosotros, guardando memorias distintas de vosotras
Como debe ser, en la ascensión o en el descenso
Sin embargo ni la carne, ni la hierba, ni aun la piedra misma
Impiden que la nada os filme desde que nacéis  
¿Para que guardáis memoria de vosotras?
Acaso cuando os mostraron las semillas pudisteis saber en cual de ellas estaba la crueldad
No os parece que esto ya esta repetido en los abismos,
Mírennos desde el aerolito en que yacéis por causa justa atados
Somos los restos de ese festín que arrastra el cielo
Seremos barridas de toda la tierra,
Hasta que no hayan replicas ciegas de lo que la luz se enterró en si misma,
Que para nosotras y para vosotros es y será
El más memorable de los festines que pudo haber arrastrado el cielo
Sobre estos emergentes astilleros 
En los que nunca lograron hacer algo equivalente a la ventana y el círculo”.

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