I
“Su
mirada, cansada de ver pasar
las
rejas ya no retiene nada más”.
Su
mirada, decías, la cansada, aquella, la mirada
de
los derrotados, sí, de ver pasar el hoy, el ayer,
el
entonces, cansados de contarlos y lo digo una vez /más,
cansados,
locos, preocupados del tal vez, de las treinta monedas,
pero
ciertos en esos ojos fieros que nos quieren decir /nada
y
nos hunde y atraviesa a cada uno
pero
así nos aleja medio muertos,
terminales,
desatados
en el cruel final.
II
“Cree
que el mundo está hecho
de
miles de rejas y, más allá nada”.
Y
está lleno de rejas,
el
ciego, el mudo, el banquero,
la
esposa que aguarda la golpiza,
el
niño sin juguetes,
el
cielo que nos cae
y
el mar que nos encierra.
Lleno
de rejas, la cárcel del lenguaje,
lleno
de rejas, el hombre sin mujer,
lleno
de rejas, el enfermo ya sin cura.
La
pantera cierta, desvaída, cierta,
la
pantera llora acero y despedidas,
la
pantera muere un poco más por su mirada.
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