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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

jueves, 11 de mayo de 2017

HISTORIA DE PEN CLUB INTERNACIONAL





La organización hoy conocida como PEN International comenzó en Londres, Reino Unido en 1921, como simplemente PEN. A los cuatro años había 25 Centros PEN en Europa y en 1931 había varios Centros en Sudamérica y China.
Cuando el mundo se volvió oscuro justo antes del comienzo de la guerra en 1939, los Centros miembros de PEN incluían Argentina, Australia, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Egipto, India, Irak, Japón, México, Nueva Zelanda, Palestina, Uruguay, Estados Unidos y otros. Todos los países escandinavos estaban representados en la afiliación, así como también varios países en Europa Oriental. Los Centros vasco, catalán y yidish estaban también representados.
Por más de ocho décadas, entonces, hemos sido una organización auténticamente internacional, abarcando a una amplia diversidad de culturas e idiomas y hoy la impresionante mayoría de los 145 Centros de PEN International proviene desde afuera de Europa.
PEN fue una de las primeras organizaciones no gubernamentales del mundo y entre los primeros organismos internacionales en defender los derechos humanos. Ciertamente, fuimos la primera organización mundial de escritores y la primera organización en hacer hincapié en que la libertad de expresión y la literatura son inseparables, un principio que seguimos defendiendo hoy en día y que está expresado en nuestra Acta Constitutiva, un documento exclusivo 22 años en su elaboración desde sus orígenes en 1926 y ratificación en el Congreso de 1948 en Copenhague.
PEN ha afrontado los desafíos para la literatura y la libertad durante casi un siglo atormentado, comenzando justo después de la Primera Guerra Mundial hasta la intensificación y erupción de la Segunda Guerra Mundial, luego durante la Guerra Fría y la caída de la Unión Soviética y en un clima más matizado hoy en día en todo el mundo. Ha respondido a los giros más dramáticos de la historia moderna y sus héroes han incluido a los intelectuales más famosos de cada área así como también innumerables miembros incansables y dedicados que han luchado para asegurar que el derecho a escribir, hablar, leer y publicar esté siempre en el núcleo de nuestra cultura.

¿Qué significa “PEN”?

Nuestro nombre fue concebido como un acrónimo: “Poetas, ensayistas, novelistas” (se amplió a “Poetas, dramaturgos, editores, ensayistas, novelistas”). Luego de la Segunda Guerra Mundial, comenzó a ser conocido como International PEN, abarcando una creciente cantidad de Centros en todo el mundo. Con el tiempo, nuestra asociación se expandió para incluir una gama más diversa de personas que participaban con palabras y libertad de expresión, las categorías anteriormente mencionadas ya no definían exclusivamente quienes podrían incorporarse.

Génesis: una nueva clase de dinner club

Catharine Amy Dawson-Scott, poeta, dramaturga y activista de la paz británica fundó PEN como una forma de unir escritores después de la devastación de la Primera Guerra Mundial. Al principio no era nada más que un dinner club, que ofrecía espacio para los escritores para compartir ideas y socializar. Los clubs de PEN se instalarían en otras ciudades europeas para que los escritores en sus viajes pudiesen tener un lugar para reunirse con amigos y colegas.
Los invitados a la cena de Dawson-Scott incluyeron al primer presidente de PEN, John Galsworthy, quien habló sobre las posibilidades de un movimiento internacional, una “Liga de naciones para hombres y mujeres de letras”.


Una cuestión de política

PEN celebró su primer Congreso en 1923, con la participación de 11 Centros. A lo largo de la década de 1920, la organización era la única en reunir a escritores sin importar la cultura, idioma u opinión política, especialmente considerando los disturbios políticos que el mundo había empezado a experimentar. De hecho, una de las ideas originales que guiaron a PEN se expresó como “no política en los Clubs PEN, bajo ninguna circunstancia”. PEN se vio así mismo como representando la libertad de expresión, paz y amistad, no debate político.
Hacia 1933, sin embargo, este pensamiento fue desafiado por la creciente aparición del Socialismo Nacional en Alemania. Los delegados que asistieron al Congreso de PEN en Dubrovnik ese año vieron que era imposible ignorar el clima creciente de represión e intolerancia.
Los disidentes alemanes

Incluso ya en 1926, en el cuarto Congreso de PEN en Berlín, las tensiones habían aparecido entre el Club del PEN alemán y la comunidad de PEN en general. Una variedad de escritores alemanes jóvenes, Bertolt Brecht, Alfred Döblin y Robert Musil, entre ellos expresaron su preocupación en relación a que PEN en su país no representaba el verdadero rostro de la literatura alemana. Se reunieron con Galsworthy para expresar su consternación El dramaturgo Ernst Toller insistía en que PEN no podría ignorar la política, que estaba en todo lugar e influenciaba todo.
Quemar libros, quemar indignación

En 1932, en el Congreso en Budapest se envío una petición a todos los gobernadores en relación a prisioneros religiosos y políticos. Galsworthy emitió una declaración de cinco puntos, otra etapa en la evolución del Acta Constitutiva de PEN como lo es hoy.
El año siguiente vio que las tensiones políticas se elevaron a un nivel sin precedentes dentro de PEN. El novelista británico H. G. Wells, que se convirtió en el presidente de PEN en 1932 después de la muerte de Galsworthy, dirigió una campaña en contra de la quema de libros por los nazis en Alemania. El PEN alemán fracasó al manifestar y además intentó evitar que Toller (que era judío) hable en el Congreso en Dubrovnik. Posteriormente le quitaron su membresía. “Si el PEN alemán ha sido reconstruido según las ideas nacionalistas”, una declaración de PEN leía, “debe ser expulsado”.
Escritores detrás de las barreras: Dos casos incipientes

Hacia fines de la década de 1930, PEN estaba activo en apelar a favor de escritores y manifestar en contra de su trato. El caso del húngaro Arthur Koestler (en ese entonces periodista), que había sido arrestado en la España Fascista y sentenciado a muerte, fue un éxito incipiente: Pronto fue liberado después de que PEN hizo una campaña para su liberación.
El gran poeta español Federico García Lorca, por otra parte fue ejecutado al poco tiempo después de su detención; trágicamente, PEN sólo pudo actuar al recibir un telegrama, demasiado tarde, informando a la organización sobre el daño que había sufrido. Una resolución en el Congreso de PEN de 1937 en París rindió homenaje a Lorca y expresó consternación al pueblo de España en su muerte. Esta respuesta, de hecho posiblemente era un factor en el resultado positivo del caso de Koestler.
PEN de la posguerra

PEN se veía muy diferente al finalizar la Segunda Guerra Mundial. El concepto original detrás de su creación como club que recibía a escritores sin considerar raza, religión o credo había sido quebrado por la realidad. Nuevos grupos de escritores en exilio también se habían establecido en Londres y Nueva York durante la guerra.
PEN enfrentó cuestiones urgentes, cómo tratar con escritores que habían respaldado el Socialismo Nacional en Alemania y en otros lugares y cómo asegurar que la comunidad creciente de PEN International pudiera reunirse lo suficiente en forma regular y ponerse en contacto entre sí rápidamente cuando fuera necesario. Entonces se formó el Comité Ejecutivo.
En 1949, siguiendo a la aprobación de una resolución presentada por el Centro Estadounidense, PEN adquirió estatuto consultivo en Naciones Unidas como “representante de los escritores del mundo”.
Hacia la década de 1950, los miembros de PEN debatían la formación de un comité para examinar casos de escritores detenidos o perseguidos por su trabajo u opiniones. El Comité de Escritores en Prisión se inició como resultado, en abril 1960. A pasar de, o tal vez debido a, el efecto polarizador de la Guerra Fría, la influencia de PEN se extendieron a nivel internacional.
Wole Soyinka y una cierta carta del esposo de Marilyn Monroe

En 1967, bajo la presidencia del dramaturgo estadounidense Arthur Miller, PEN recurrió a Nigeria en representación de un dramaturgo cuyo nombre, en ese entonces no era ampliamente conocido fuera de su país. Wole Soyinka había sido marcado para ejecución inmediata por el jefe de estado del país, General Yakubu Gowon, durante la guerra civil sobre la secesión de General Biafran.
Un empresario le llevó la carta de PEN a Gowon, quién advirtió el nombre de su autor y preguntó si de hecho era el mismo hombre que se había casado con Marilyn Monroe (que ciertamente Miller había sido, en 1956). Cuando aseguró que era el mismo hombre que pedía la liberación de Soyinka, Gowon liberó al prisionero, quien luego abandonó el país y por supuesto siguió para convertirse en uno de los poetas y dramaturgos más eminentes, ganando el Premio Nobel para la Literatura en 1986.
Rusos inmóviles

Miller también viajó a la Unión Soviética para reunirse con la Unión de Escritores Soviéticos y le dijeron claramente que los escritores soviéticos querían incorporarse a PEN si no fuera por un obstáculo: El Acta Constitutiva. Miller aclaró que modificar el Acta Constitutiva para satisfacer a los soviéticos no era para debate, agregando que la visión que articulaba era lo que unía a PEN en todo el mundo. No obstante, aseguró que el diálogo entre la división este-oeste se mantenía abierto; pero no fue hasta 1988 cuando se formó finalmente el PEN ruso.
En las próximas tres décadas hasta la transformación del milenio, el alcance y el impacto de PEN se sentían en la mayor parte de las regiones del mundo. Nuestra voz se valoraba y escuchaba cada vez más, tanto a nivel nacional como internacional, en temas como libertad de expresión, traducción, los problemas que enfrentaban las mujeres escritoras y la cuestión muy simple de cómo reunir a los escritores entre las culturas e idiomas. Nuestras campañas en contra de censura, persecución, arresto y asesinato de escritores tampoco nunca se delimitaron, fueron cada vez más sofisticadas.
La cuestión de Rushdie

Durante las décadas de 1980 y 1990, el trabajo de PEN en representación de escritores perseguidos y detenidos comenzó a ser muy conocido por la comunidad internacional, entre escritores y gobiernos por igual. En 1989 Salman Rushdie, ganador del Premio Booker ocho años antes recibió más atención internacional de lo que había negociado para la publicación de su cuarta novela, The Satanic Verses. Lo obligaron a que se ocultara después de que Ayatollah Khomeini de Irán emitiera un edicto religioso: El fatwa importante (la palabra después comenzó a utilizarse comúnmente en occidente). El fatwa pedía la muerte del autor por, supuestamente haber insultado al Islam en la novela. La ordalía de Rushdie ahora es parte de la historia literaria; rápidamente se convirtió en un símbolo en ese momento, como un escritor perseguido por sus palabras. PEN cumplió una función clave en la campaña mundial que pidió la eliminación del fatwa y respaldó a editores del libro en todo el mundo. Rushdie es hasta el día de hoy miembro activo de PEN International y ex presidente del Centro Estadounidense.
Ken Saro-Wiwa: Un héroe silenciado

El 1995 la concentración regresó a Nigeria A principios de la década de 1990, PEN había seguido el caso del novelista, guionista cinematográfico y activista de derechos humanos Ken Saro-Wiwa, que había sido detenido primero en 1992 por hacer campañas en representación del pueblo Ogoni del delta del Niger. Los Ogoni exigían mayor autonomía y Saro-Wiwa instó a empresas petroleras multinacionales como Royal Dutch Shell para que asuman la responsabilidad de limpiar el daño ambiental a las tierras de Ogoni originado por la extracción de petróleo.
Fue liberado después de algunos meses pero fue detenido nuevamente en enero de 1993 por un mes siguiendo una manifestación pacífica que había sido suprimida violentamente por las fuerzas de seguridad nigerianas. En mayo 1994 los cuatro jefes de Ogoni fueron asesinados por una multitud de activistas militantes de Ogoni. Saro-Wiwa, a quien se le había prohibido que asistiera a una reunión con estos jefes fue detenido otra vez entre catorce líderes del movimiento de derechos de Ogoni.
Acusado de instigar los crímenes fue condenado pese a los reclamos de muchos observadores que el juicio había falsificado. El 10 de noviembre de 1995, después de una extensa campaña internacional dirigida por Centros PEN en todo el mundo, Saro-Wiwa fue ejecutado. Hubo una manifestación internacional y en 1966 se presentó una demanda en contra de Shell alegando la complicidad de la empresa en abusos de derechos humanos en Nigeria, incluso elasesinatodeSaro-Wiwa.


Dos asesinatos

En octubre 2006, Anna Politkovskaya, una periodista rusa de alto perfil del periódico independiente Novaya Gazeta que había recibido amenazas de muerte por su informe sobre la guerra en Chechenia la encontraron asesinada en el ascensor de su departamento de Moscú. PEN International ha estado desde entonces en posición de liderazgo de esfuerzos para hacer rendir cuentas a su(s) asesino(s).
Tres meses después, en enero 2007, al escritor estadounidense-turco y editor del periódico Hrant Dink le dispararon en forma fatal en Estambul. Dink había sido acusado según el Artículo 301 del Código Penal de Turquía por “insultar a la identidad turca” por medio de sus escritos, que desafiaban al rechazo del gobierno turco a reconocer el Genocidio Armenio de 1915. Luego de su asesinato, PEN International ayudó a la familia de Drink y exigió una investigación completa y abierta de su muerte. (Un joven ultra-nacionalista turco con el tiempo fue sentenciado ya que el asesino y algunos otros hombres estaban involucrados y sometidos a juicio también.)
PEN International ahora está activo en más de 100 países y aún repite los principios originales de Dawson-Scott y Galsworthy que defienden la libertad de expresión, paz y amistad. Las voces de aquellos escritores y de los muchos otros que se unieron a ellos en los últimos 90 años de nuestra existencia aún están mucho con nosotros. Sin ellos, PEN International no se hubiera convertido en el movimiento fuerte, vibrante, activo que es hoy.
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