Rama de laurel tendida en el
desierto
A Barcelona:
a su sombra.
La he visto temblar sobre la pesada luz
de la noche.
Como un ladrón de fuego he entrado por
sus gemidos.
Oculto entre sus dudas
he reunido mis fuerzas para no perecer
aplastado.
Esa ciudad que existió en la abundancia,
esa ciudad que tuvo nombre y que nadie
recuerda,
esa ciudad que hizo de la vanidad su
mejor puerta,
se erige invisible entre la arena y el
viento,
borrada para siempre de la memoria.
Yo la vi. Yo pude entrar por la chispa de
su consciencia
y la contemplé sedienta y famélica.
Como una mendiga temblorosa
que se duerme en su propia confusión,
la vi partir.
No ha muerto.
Le fue dada la eternidad como castigo
y cree que su existencia vive encadenada
a esa vanidad que la condena.
Cree que su sordera la sentencia.
Porque no puede oír su nombre, le aterra
morir.
Ella no lo sabe: Su nombre es un eco
apagado que,
sin la humildad, no puede tañer como
campana.
Ella no lo sabe. Está muerta.
Y tiembla sobre sí misma,
débil y extinguida como la brisa
que se diluye en la piel.
La he visto; la he oído (pero ella no lo
sabe).
He caminado por sus calles;
he gritado su nombre (pero ella no lo
sabe).
Sigue ahogada en su vanidad.
Sigue invisible para sí misma.
Después de todo y antes de ti
A Raquel:
por su morna,
por su coladeira.
Después del infierno, después de la
tormenta,
tienes la vida y tienes mi amor.
Tienes el camino que nace de tu alma
y tienes las flores de tus pensamientos.
Tienes el viento y tienes la brisa
(para ti es el oleaje del mar),
tienes la lluvia que recorre tu cuerpo
y la caricia de todo lo que eres.
Entonces, ¿qué importa el infierno o la
tormenta?
Si los hilos del río buscan el beso de tu
luz
¿qué importa lo que fue y que ya no es?
Sólo estás en ti tú y tu victoria,
tú y el valor de tus anhelos
y todo el bien que desde tu amor mana
y crece hasta tocar las estrellas.
Nada de lo que fue y ya no es, importa,
nada, absolutamente nada, amor,
ahora que estás en el ser que siendo es
lo que es
y vuelas ajena a cualquier sombra, más
allá de los cielos,
más allá del olvido de cualquier dolor y
de cualquier sufrimiento.
Eres un ave tejiendo su propio cielo,
un cielo cincelando su propia imagen,
una rosa aromando el brillo de sus ojos.
Más allá del fin, en ti y más allá de ti,
a lo lejos,
el nebuloso pasado se va diluyendo
del espejo de tu conciencia.
Después del infierno, después de la
tormenta:
Sólo quedas tú.
Lectura inmaterial de lo que
vemos
A Ti,
a nadie más se le ocurrió
encerrar la consciencia
en una sombra mortal.
A Ti,
a nadie más se le ocurrió
envolver con océano
la luz del aire.
Y dictada toda la memoria
borrar cada uno de los pasos
que se desnudan en la muerte.
Tú cerraste el Olvido
y te quejas cuando te olvidamos.
Tú cerraste el Abismo
que separa lo que fuimos de lo que somos
y te quejas de Tu Soledad.
A Ti,
a nadie más se le ocurrió
sellar la consciencia
con la memoria del presente
y esconder las puertas
que recuerdan el mañana
y el pasado que aún no vivimos.
Hacia la punta de mis dedos
ruge el mar que guarda los secretos.
Más allá de la punta de mis dedos
surge el abismo.
Al interior de esta sangre
que encadena cada uno de mis movimientos
palpita el secreto que encriptaste
con los panales de la duda.
Creer en la Nada es perderse.
Perderse es creer como real
la hoja y el bolígrafo con que escribo.
Perderse es saber que la luz invisible
que surge de cada trazo
es el aliento con el que iniciaste
este infinito de consciencia.
José-Christian Páez (1962), ha publicado
cuatro libros de poesía (Boceto por una
joven muerte, 1986; Narcisiones,
2000; Amoris, 2000; Desaparecidas muertes para la muerte,
2000), una novela (666 hijos de la
ceguera, 1998; segunda edición en España con el título de 666 Los Hijos de la Bestia, 2005);
un diccionario (Diccionario
biobibliográfico de escritores chilenos jóvenes y autoeditados, 1999) y una
autobiografía (Autobiografía, 1999).
Fechas
de creación de los poemas
© José-Christian Páez, 2018-2019.
Rama
de laurel tendida en el desierto: 15.10.2019.
Después
de todo y antes de ti: 25.09.2019.
Lectura
inmaterial de lo que vemos: 19.01.2018.
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