Texto de la contraportada:
El andén parece el adecuado para no ser detectado. La mujer se desliza sobre el cubrecama y despierta deseos atávicos en Daniel. Respira profundo y la espiral desciende sobre su cabeza. Retoma el rumbo y en la bifurcación hacia Olmué vuelve a escapar. El aire lo purifica y las voces van desapareciendo. Ha logrado permanecer fuera del radar de los ecos. Exhala tres veces y enfrenta la pantalla multidimensional. Es hora de rectificar cualquier comportamiento anómalo menos el suyo. Un sujeto aspira unas líneas de cocaína y el lago Rupanco vuelve a ser iluminado por la luna. Victoria y Daniel se sumergen en sus aguas mientras el padre lo observa desde la ventana de la cabaña. Daniel no puede escapar del pasado, en cambio Victoria prefiere concentrarse en futuras campañas publicitarias. El bombardeo a La Moneda fue el detonante de este destino inconcluso. Las palabras del padre replicaron retorcidos caminos de la historia. Victoria desciende del andén y se extravía en un sótano sin ventanas. La única claridad provenía de un ojo de buey que Daniel se quedaba observando durante horas. «Maldito degenerado», escucha al interior del tren subterráneo. Su mente revive pensamientos engendrados por los recovecos de la dictadura. Observa a través del cerrojo de la puerta e imagina los vejámenes de sus esbirros. Victoria llega puntual a la consulta del psiquiatra. Está consciente del daño que le provocaron las continuas violaciones. Las drogas fueron una forma de autodestrucción, el subconsciente requirió de castigo para encontrar algo de luz. Daniel ocupa el lugar del psiquiatra y observa por el ojo de buey.
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