EL CAFE
Sentado en el café cuentas el día,
el año, no sé qué, cuentas la taza
que bebes yerto; y en tu adiós, la casa
del ojo, muerta, sin color, vacía.
Sentado en el ayer la taza fría
se mueve y mueve, y en la luz escasa
la muerte en traje de francesa pasa
royendo, a solas, la melancolía.
Sentado en el café oyes el río
correr, correr, y el aletazo frío
de no sé qué: Tal vez de ese momento.
Y en medio del café queda la taza
vacía, sola, y a través del asa
temblando el viento, nada más, el viento.
CUANDO SE FUE MAGDALENA
Cuando se fue Magdalena.
Cuando tan lejos se fue.
Nadie supo si llovía
la noche de su partida
cuando se fue Magdalena,
cuando se fue.
Nadie vio si se alejaba
por el mar y la montaña.
Nunca se fue Magdalena,
nunca tan lejos se fue.
Nadie dijo si algún día
Magdalena volvería.
Nadie sabe
............Yo lo sé.
Nunca volvió Magdalena.
Yo, que estoy muerto, lo sé.
Sentado en el café cuentas el día,
el año, no sé qué, cuentas la taza
que bebes yerto; y en tu adiós, la casa
del ojo, muerta, sin color, vacía.
Sentado en el ayer la taza fría
se mueve y mueve, y en la luz escasa
la muerte en traje de francesa pasa
royendo, a solas, la melancolía.
Sentado en el café oyes el río
correr, correr, y el aletazo frío
de no sé qué: Tal vez de ese momento.
Y en medio del café queda la taza
vacía, sola, y a través del asa
temblando el viento, nada más, el viento.
CUANDO SE FUE MAGDALENA
Cuando se fue Magdalena.
Cuando tan lejos se fue.
Nadie supo si llovía
la noche de su partida
cuando se fue Magdalena,
cuando se fue.
Nadie vio si se alejaba
por el mar y la montaña.
Nunca se fue Magdalena,
nunca tan lejos se fue.
Nadie dijo si algún día
Magdalena volvería.
Nadie sabe
............Yo lo sé.
Nunca volvió Magdalena.
Yo, que estoy muerto, lo sé.
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