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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

lunes, 25 de agosto de 2008

FALLECE EN ESTOCOLMO EL POETA CARLOS GEYWYTZ

Carlos Geywytz

Carlos Geywytz junto a Nicanor Parra


Las malas noticias llegan siempre muy pronto… El poeta y amigo Sergio Badilla me escribe comunicándome el fallecimiento de nuestro querido amigo, el poeta Carlos Geywitz, quien desde hace más de tres décadas vivía en Estocolmo, Suecia, donde había sido integrante del Grupo “Taller de Estocolmo” y, además, un destacado traductor (véase la página en Internet: http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Geywitz).


Me he quedado inmóvil, helado...

Su deceso se habría producido, al parecer, por causa de una trombosis y casi con seguridad este lunes. No se sabe bien cómo murió ya que vivía solo. Su amigo Tito Estrella lo encontró ayer ya fallecido. Según él ha relatado, Carlos tuvo una trombosis en una pierna hace unos días y estaba delicado por esa afección.

Tito Estrella disponía de unas llaves de la casa de nuestro amigo poeta y una vez que se cansó de llamarlo por teléfono fue a verlo, tocó el timbre de su departamento, y como éste no abrió, entró y lo halló ya muerto.





VIDA Y OBRA





Carlos Geywitz (Santiago de Chile,22 de agosto de 1948, †Estocolmo, Suecia, 19 de agosto de 2008) fue un destacado poeta chileno residente en Suecia desde 1977, miembro fundador del “Grupo Taller de Estocolmo”. Sus estudios iniciales los realiza en la ciudad de Santiago de Chile, luego, en años de su adolescencia se traslada junto a su familia a la ciudad de Arica, donde finalizará su enseñanza secundaria, posteriormente estudiará la carrera de Sociología en la Universidad de Concepción. Como consecuencia del golpe de estado de 1973, Geywitz es objeto de persecución política por lo que debe salir al exilio. Así llegó a Suecia, donde en conjunto con los poetas Sergio Infante y Adrián Santini, funda el Grupo Taller de Estocolmo al que se integrará más tarde el poeta Sergio Badilla Castillo. En 1991 viajó a Chile invitado por el Instituto Sueco y la Universidad de Chile junto a los poetas Adrián Santini, Sun Axelsson, Bengt Emil Johnson y Bruno K. Öijer, presentando su creación en distintas ciudades del país. Además, participó en la Revista Arte Magma de Suecia donde escribió artículos de interés como Mito y Símbolo en la Trinidad y En pos de una morsa desnuda. Carlos Geywitz, al referirse a su oficio de poeta y escritor, señaló que “escribir poesía para mí es organizar permanentemente el caos para luego hacerlo pedazos y empezar de nuevo". Entre sus obras destacan las siguientes: El Ojo Privado de la Ira (primera edición Editorial Nordan, 1982, Suecia); Distancias (Editorial LAR, 1990, Chile) y Años de Asedio (RIL Editores Santiago de Chile 2004). Fue incluido en las siguientes antologías: Poesía Chilena en Suecia (Ediciones del Archipiélago, 1987, Suecia); Bevingade Lejon compilada por Sun Axelsson, Editorial Bonniers, 1991, Suecia y Las palabras vuelan, cinco poetas de Suecia - Adrián Santini, Sun Axelsson, Carlos Geywitz, Bengt Emil Johnson, Bruno K. Öijer, Instituto Sueco, 1991, Suecia. Como traductor destacan su trabajos: Världen i Sverige (El mundo en Suecia) Ediciones En bok för alla, 1995, Suecia; Snödroppe (Gota de nieve) Samklang, 1997, Suecia y Det Nya Landet (La nueva tierra), Lindelöws Förlag, 1998, Suecia.



POEMAS



DE LA GRACIA DES



esta es una caída desde la gracia



deambular por esa canción silenciosa


donde tu voz yace entumecida


con la boca abierta de par en par



“es la nueva vida” te musita pálida de labios



entonces te aferras al susurro y perpetúas


en unas gotas la nostalgia de lo que nunca regresa


mientras la corona de espinas hurga en tu sollozo



y ya Rey Tinta sangras más de alguna huella en el papel



CARACOLA CRASH



recógeme


apégame a tu oído


no te hagas el sordo



ahora que puedes escucharme


te juego la paciencia


la obscenidad de estas monedas



te apuesto que esos labios


al que protector laceras


también te pueden besar a desamor



AMOR CIEGO COMO PIEDRA



rodando por aquí he visto demasiado


por eso sólo creo en la mitad del infinito



ocupado en robar aire he soñado un tanto poco


de ahí que desconfíe de la otra porción



mi vida llegó quizá agitando demasiadas ropas


y yo tenía escaso cuerpo que ofrecerle



más decidida se sacó la falda y me dijo


“lo sé todo pero aún tengo sorpresas



escoge de mi cuerpo lo que quieras


gáname para siempre



sostén firme mis caderas” farfulló


“mira que mañana el labio cambia de discurso”



en ese despuntar me apuré en nacer


para ganarle tiempo al tiempo



mas lo que hice, hago o dejo de hacer


muy pronto me enseñó que el tiempo nada cura



(dicho sea de paso,


tarjeta postal aparte,


en el armatoste del pecho


enloquece una reminiscencia minúscula:


a diestra-dicha otorgando,


a siniestra prometiendo,


la entusiasmada abulia del anciano de arriba


aterrizaba relojes en la solapa de mi mundo


y en el interior de cada hora finos alfileres


prestos al embate gracias a hombrecitos dedicados)



rápido pasé del impulso al primer llanto


del llanto a la chifladura de la leche


y de la leche a un cuchillo taciturno…



no joya y sin durezas intermedias


tuve que volverme canto suave



para rodar, protegerme y mantenerme


a prudente distancia del sudario…



mas, vida, en lo remoto de tus húmedas junturas


trato y trato de nacer y renacer



para apuntarle al día y sus designios


y mantenerme calmo en la fuga que me atrapa



porque olvidarme de tu olvido sería doble muerte



LOS CELOS DEL DESHEREDADO



“no te hagas el enigma


el único


el frágil”


dijiste arrimada al vaho de mi boca


“tan solo sucede…algún corto pasado se incendia”



y te duermes…



la superficie del sueño te ha domado


el vuelo ácido del vientre



vuelvo a ti el lado azuldolido del alma


vigilia ciega de la pupila


las noches de estos días


unos días sin presagios



un alcatraz ciego cruza el indeciso amanecer



la sonrisa resurge de la escarcha


vuelve a mostrarme sus fauces generosas



vuelve a domesticarme la angustia hasta ma
ñana…





SIR FRANCIS DRAKE ATISBA ARICA



Nos vemos hacia el Nos,


yo, el que dará la vuelta al mundo


y este pez varado y seco, olvidado de alarifes,


a la que real ciudad de San Marcos


con pompa los desvaríos califican.



¡Ah!, si pudiera toser sin asustarme de los buitres…


¿Debería, después de soportar la malaria,


el escorbuto, a la mismísima reina de Inglaterra,


reponerme con aceitunas de Azapa?



¡Despertadme!, malalepra tengo,


un Guaterí atravesado en la garganta tengo!



Angostad el cajón si queréis,


pues ya no me quedan carnes.


Venid a visitarme,


apostad y pedidme favores


como los estudiantes en apuros,


porque las pestes no me han bajado la barbilla…



¡Clara como una brújula sedienta!





LA EXCELENCIA DE ESTE DIA



Un funeral pasa a la siesta despoblado.



Alguien canturrea una satoma para sostener el sudor


o para agradecer el sagital desprecio de la muerte.



Nada pagaremos por esta ceremonia,


salvo gestos que aprendimos,


y tras el bostezo que deja éste áspero desfile


engañaremos a quien intente adivinarnos.



(Un dedo en alto, un vaticinio:


los ojos que no duermen dormirán.


Perdido el cuerpo


buscarán un balsero que les traslade el corazón


y, entonces, mordiendo el pestañear


con desesperación, bajarán a buscarte)



Ya más tarde-noche


Clarisa pare luciérnagas


al frotarse contra los postes de luz.



Me obliga al trasnoche



Desde que apareció su belleza canto,


pues debo fabularme, debo reponer algunas pérdidas,



debo mentir la melodía del alerta constante.



AÑOS ÁGILES



El hombre se arroja al río.


Nada, pide socorro hacia los puentes. Nada.



Se ahoga,


y se sacude la humedad como los perros.



Corre a los viaductos y se ve pasar


aleteando en las aguas que se alejan.



Ya más líquido,


baja y se espera en la desembocadura,



se toma de los pelos, se rescata.


Todo es un juego para recomenzar.



Tempranamente,


el invierno ha estacionado niños fríos.



Nubes pasan oficiando de aguadores.


Se cuelan lágrimas del trueno.



El verano


.............se va oyendo más


......................................y más lejano


........................................................más…





DEL GRITO Y SU HUMEDAD



me volví hacia el oído como un sordo


que de pronto recibió ropajes nuevos



el tejido brumoso de las pasarelas


se da cabezazos contra la mañana soñolienta



la penumbra se va calma y la corriente remolca


la queja afónica de una garganta lucífuga



palidez de un cuadro irreversible


¿cuál es el nombre de ese nombre?



el infecundo alarido rasga o acaricia esa boca


que ya no tiene misterios con su lengua



un algo semejante a lo que es asco legítimo


o a un grito mudo postrero o soberano





LO INATRAPABLE Y LO QUE MUERDE



el tiempo pasa fugaz entre mis labios y tus labios


y la múltiple rutina de sus ciegos incisivos


tatúa en mi pecho una escarcha que palpita



el tiempo pasa odiado mutante de piel


se acomoda en una silla sin respaldo


como perro que odia su rol de centinela



el tiempo pasa amado por ardientes reptiles


que acomodan galantes las sábanas carmesíes


que protegen ese beso tuyo que agobia mi nostalgia



la que siempre regresa con los flancos vacíos



ANCLAJE A LA DERIVA



I




Se hace necesario, a veces,


recoger su propio Lucifer de las aguas.


Uno puede anotar, entonces,


en la bitácora húmeda de la desesperación,


que es su presencia hirviente a bordo


lo que renueva la visión cristalizada


de esa lumbre que jadea allá en la playa.



II




Descifrando la tormenta la balsa se hunde al cielo


e incrusta sus remos en la mar sin dejar anillos.


Con el gusto de la piel escarbado por la lluvia,


los mortales agitan sus brazos como si saludaran.


Ese rito los hace, al parecer, más inocentes.



III




“Enciende de nuevo, mujer, esa luz que nunca vieron.


Somos sus abuelos, más se demoran en nacer.


Cada uno cuenta, una y otra vez, su naufragio y su rescate.”



“Volvamos a la cabaña, señor. El frío matinal


cuelga de mis dedos y estoy cansada de alinear


escritos ilegibles en la arena después de la resaca.”



IV




Demasiado grande para nosotros,


demasiado conocido, todo ha sido dicho:


“Quizá haya un relato nuestro entre sus velas.


La única nave que flota tras el diluvio


es el Enigma”, digo


y enciendo el aliento como estrella.



V




Anclada a su propia deriva


esta última frase es el cuerpo insepulto de un náufrago.



La mar golpea aquí, una vez más, e invade


la catacumba que empieza en la garganta,


baja atiborrando inútilmente esa oquedad



perforada por desilusiones de siglos


y exige el muelle exhausto de mi frente.



El escaso resuello es sólo un mascarón.



Sin querer, con el arrullo de su embestida,


el líquido elemento pone en alerta


el terror de murciélagos acuáticos


y desde esa gruta salpicada de ojos cerrados,


desde mí hacia el cielo, desde este cuerpo-agua


voy tosiendo gaviotas con plumas de papiro…



Y todas esas lenguas desesperadas que envío


se pierden en el fuego que alimentan mis abuelos



o en la sal de la champaña que levanto.

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