DONDE
LOS DEMÁS TRABAJAN
Donde
los demás trabajan
hay
una inclinación de grietas.
Donde
yo trabajo
¿Qué
hay?
Donde
el azufre es más azufre
y
la hostilidad se contorsiona,
hay
hombres que trabajan
y
no piden, no piden
como
yo…
Aunque los demonios no lo
aprueben
apago un cigarrillo sobre una moneda.
apago un cigarrillo sobre una moneda.
YO SOY EL HIJO DE KAFKA
A Mauricio Ramírez Pino
Yo soy el hijo de Kafka
que sigue presente
en cada ciudad de hierro y azufre,
en cada estridencia de papeles terribles.
en cada ciudad de hierro y azufre,
en cada estridencia de papeles terribles.
Yo soy el niño judío,
similar a un tormento,
descrito y borrado,
borrado y descrito,
que apenas conversa,
que apenas recuerda.
similar a un tormento,
descrito y borrado,
borrado y descrito,
que apenas conversa,
que apenas recuerda.
Yo soy el hijo de Kafka
muerto a los siete años de edad.
muerto a los siete años de edad.
(Pude haber sido el
muchacho de Auschwitz.)
HE PEGADO EN LOS MUROS DE MI CRÁNEO
He pegado en los muros de mi cráneo
un rostro de mujer con antifaz,
y no he querido suicidarme
aunque mis manos se lamentan.
y no he querido suicidarme
aunque mis manos se lamentan.
Balbucear, impregnar los bares con
temblores
y decidir por todos los muertos del planeta,
no son tareas que yo acepte.
y decidir por todos los muertos del planeta,
no son tareas que yo acepte.
No finjo preguntas, mi Señor,
como tampoco visito las iglesias.
Blasfemo me dicen las gargantas,
eres un blasfemo irremediable,
y usted sonríe.
como tampoco visito las iglesias.
Blasfemo me dicen las gargantas,
eres un blasfemo irremediable,
y usted sonríe.
Hay tiempos y canallas que he borrado,
quemaré todos mis retratos,
todos mis aullidos de una vez.
quemaré todos mis retratos,
todos mis aullidos de una vez.
Como ve, Señor,
estoy en un mes opaco
sacudiendo el polvo de mis versos.
estoy en un mes opaco
sacudiendo el polvo de mis versos.
LOS QUE HAN SIDO PENA Y MOVIMIENTO
A Pilar
Pallaviccini
"…todo poema es un epitafio."
T.S. Eliot
Los que han sido pena y movimiento,
los que uno conoce, mueren de repente,
y es mejor detenerse en una calle
y no entrar a casas que pronto caerán.
los que uno conoce, mueren de repente,
y es mejor detenerse en una calle
y no entrar a casas que pronto caerán.
Por sobre tiempos desdichados,
por sobre tiempos enemigos de la sangre,
anduvo una mujer que ha muerto sin abrazo.
Hoy la conducen al epitafio y a los rezos,
hoy la mencionan, pero la tierra se acomoda.
por sobre tiempos enemigos de la sangre,
anduvo una mujer que ha muerto sin abrazo.
Hoy la conducen al epitafio y a los rezos,
hoy la mencionan, pero la tierra se acomoda.
Es mejor detenerse en
una calle
y no entrar a casas que pronto caerán.
Cada alimento es un engaño,
cada familia es un cortejo detenido algunas veces.
y no entrar a casas que pronto caerán.
Cada alimento es un engaño,
cada familia es un cortejo detenido algunas veces.
LA NOCHE DE SAN JORGE
No falta mucho para
que dejemos este pueblo
(el pueblo de nuestros padres, de nuestras madres), caserío y voces
juzgando apenas anochece; aunque es grato su pequeño cementerio:
aquel saludar interminable. Los veranos en la memoria, los veranos
que recién han transcurrido; brasas en la cara a las cuatro de la tarde
y cigarras que distraen, que invaden la lectura.
No falta mucho para que nosotros, los que no tuvimos un pueblo
(a pesar de nuestra sangre, nos sienten extranjeros), abandonemos
el valle, la tierra trabajada o la distancia. Sólo nos importan los detalles,
el vidrio empañado tras el cual se adivina una muchacha, la conversación,
un tintinear de espuelas, los fardos, la bodega,
el alacrán cerca del pie
descalzo de la infancia.
(el pueblo de nuestros padres, de nuestras madres), caserío y voces
juzgando apenas anochece; aunque es grato su pequeño cementerio:
aquel saludar interminable. Los veranos en la memoria, los veranos
que recién han transcurrido; brasas en la cara a las cuatro de la tarde
y cigarras que distraen, que invaden la lectura.
No falta mucho para que nosotros, los que no tuvimos un pueblo
(a pesar de nuestra sangre, nos sienten extranjeros), abandonemos
el valle, la tierra trabajada o la distancia. Sólo nos importan los detalles,
el vidrio empañado tras el cual se adivina una muchacha, la conversación,
un tintinear de espuelas, los fardos, la bodega,
el alacrán cerca del pie
descalzo de la infancia.
*
Nosotros, los que
no tuvimos un pueblo,
estamos sentados a la mesa, y alguien nos sonríe.
Es un hombre delgado, de estatura media.
Nos sonríe y nos pregunta por Rolando, por Álvaro, por Gabriel,
por su hermano Iván, por el silencio de Mauricio.
¿Qué decirle? El otoño pronuncia versos sueltos.
¿Qué decirle? Conocemos esos nombres.
Es un hombre delgado, de estatura media.
Nos sonríe y nos pregunta por Rolando, por Álvaro, por Gabriel,
por su hermano Iván, por el silencio de Mauricio.
¿Qué decirle? El otoño pronuncia versos sueltos.
¿Qué decirle? Conocemos esos nombres.
Yo escucho hablar a
mi amigo,
escucho su voz inocente en la paz
perdida de una casa.
No puedo decir nada, no puedo mover
mis manos y él no me ve, todavía
no me ve.
escucho su voz inocente en la paz
perdida de una casa.
No puedo decir nada, no puedo mover
mis manos y él no me ve, todavía
no me ve.
Yo escucho aquella
voz cercana
y hace diez años ausente de las cosas.
¿Qué día es hoy?
Un dragón cae vencido en las tinieblas;
una noche demasiado triste
se resigna.
y hace diez años ausente de las cosas.
¿Qué día es hoy?
Un dragón cae vencido en las tinieblas;
una noche demasiado triste
se resigna.
*
El don, obsequio de
un viento dividido,
rompe la bolsa del dinero y te hace hablar
sólo de ti mismo.
Recuerdas al amigo,
tienes presente la noche de su velatorio, la noche de San Jorge.
Pero marchas con otros seres; desde la muerte
partes a la vida (aunque debes regresar).
rompe la bolsa del dinero y te hace hablar
sólo de ti mismo.
Recuerdas al amigo,
tienes presente la noche de su velatorio, la noche de San Jorge.
Pero marchas con otros seres; desde la muerte
partes a la vida (aunque debes regresar).
El último paseo:
piedras verdes en el estero claro;
saltamontes bajo el sol, sobre las hojas caídas del venturoso otoño.
saltamontes bajo el sol, sobre las hojas caídas del venturoso otoño.
El último paseo:
álamos y tiempo; la complicidad de las personas buenas.
Concluyes: Verdaderamente,
querido amigo,
hoy día nos entenderíamos mejor.
hoy día nos entenderíamos mejor.
Y sigues:
Usted yacía lejos,
en aquel campo de canales secos,
en un recinto que no puedo imaginar.
Usted yacía lejos,
en aquel campo de canales secos,
en un recinto que no puedo imaginar.
La gran sombra de
los cerros en la noche de San
Jorge.
*
“La noche era un
trozo de carbón a punto de arder.”
Me rompe el alma una casa lejana allá en Santiago;
el vaso de vino y la queda conversación
sobre libros, tangos y la dura tarea de vivir.
A un poeta no se le puede hacer daño, usted me aseguraba.
Usted, acorralado por momentos insufribles,
indulgente y sabio. Notable desde la memoria y el paisaje.
el vaso de vino y la queda conversación
sobre libros, tangos y la dura tarea de vivir.
A un poeta no se le puede hacer daño, usted me aseguraba.
Usted, acorralado por momentos insufribles,
indulgente y sabio. Notable desde la memoria y el paisaje.
A veces, quienes le
conocimos, nos referimos a sus poemas,
a su vida; lo intentamos.
A veces hablamos demasiado. Usted sonreiría.
a su vida; lo intentamos.
A veces hablamos demasiado. Usted sonreiría.
Escribo en verso
después de recorrer un campo desde cuya tierra brota sangre,
sangre y luz en la atmósfera invadida por innombrables pájaros nocturnos
sangre y luz en la atmósfera invadida por innombrables pájaros nocturnos
Cuántas veces le
hablé de este lugar.
En las calles musgosas del invierno de Santiago, cuántas veces le hablé de este lugar;
En las calles musgosas del invierno de Santiago, cuántas veces le hablé de este lugar;
y usted partía a las tierras de La Ligua,
áridas y misteriosas voces, las muchachas
de sus sueños. Usted se despedía para pronto volver en aquellos días entrañables.
de sus sueños. Usted se despedía para pronto volver en aquellos días entrañables.
Hay algo que decir
cuando el campo, al atardecer,
hace un “recuerdo de la muerte.”
hace un “recuerdo de la muerte.”
2011
Sus
prominencias supra orbitales declaran una desolada forma.
Él
se ha hecho hermano de los santos,
porque
a pesar de las cifras y las palabras divididas
se
detiene ante cuerpos viejos,
ante
rostros de ojos purulentos.
Vislumbra
la cantidad de sangre que Cristo perdió en la tierra,
vislumbra
la abundante sangre que el Hijo del Señor entregó desesperado.
No
me atrevo
a
llamarte “Maestro”.
Sería,
de partida, una presunción
(como
si yo hubiese aprendido algo de ti).
Pero
me siento unido
a
tu luminoso rencor,
y
diviso tus palabras en el follaje amarillo de agosto,
y
sigo tu desgracia en mi propia desgracia.
No
me atrevo
a
pronunciar tu nombre extranjero.
He
visto como fotografían tus huesos,
como
estudian el pasado dolor de tus manos.
No
me atrevo
a
citar tus palabras…
LA MANDA
A Álvaro Ruiz
El largo de su
cabello gris,
la barba crecida. Este hombre
se arrastra a voluntad,
entre dolores, entre cuerpo
y alma. Se arrastra a voluntad.
la barba crecida. Este hombre
se arrastra a voluntad,
entre dolores, entre cuerpo
y alma. Se arrastra a voluntad.
Expulsó de su boca
el trozo de corazón asesinado.
Ya olvidó la noche dionisíaca,
el mal de ojo. Ausente se encuentra
el manto de la luna.
el trozo de corazón asesinado.
Ya olvidó la noche dionisíaca,
el mal de ojo. Ausente se encuentra
el manto de la luna.
Entre los arbustos
yacen otros días. Este hombre
se arrastra a voluntad. No sé
su nombre. Y nadie tiene
la respuesta
No puedo hablarle. Deja
un rastro allá en las hojas,
en las piedras de la tierra…
yacen otros días. Este hombre
se arrastra a voluntad. No sé
su nombre. Y nadie tiene
la respuesta
No puedo hablarle. Deja
un rastro allá en las hojas,
en las piedras de la tierra…
ESCRIBIRÉ
SOBRE A VIDA DE UN SANTO
A
Andrés Morales
Escribiré
sobre la vida de un santo.
Me
internaré en la penumbra rojiza,
en
las noches de pena,
en
todo aquello que se difumina o solloza.
Pronto
comenzaré a leer ciertos libros,
páginas
escondidas del hombre,
de
la crueldad recargada de falsos abrazos.
Escribiré
sobre una vida de llagas y encierros,
una
vida no comprendida: una gota de sangre.
VERANO
DE 2013
Y
vendrá, sin saber por qué,
un
ser lastimado
por
la historia de otros hombres.
El
vendaje enrojecido,
la
ropa descuidada,
el
afecto luminoso
de
los perros de la calle.
Sin
saber por qué
beberá
en el desmonte,
a
la sombra de un espino.
COLOCO MI FE
A Horacio
Valenzuela
Coloco mi Fe por
sobre los rostros a veces espantosos de la gente.
Y decaigo ante
ciertas frases, confundido, al salir de la penumbra.
Las telarañas que
brillan entre los álamos de abril, casi deshojados,
sus hilos
inasibles; cuántos pensamientos o imágenes en una mente que padece.
La fortaleza de
espinas no logra ocultar el campanario;
debo (debemos) partir hacia donde la sangre santa se licúa.
No hay más.
debo (debemos) partir hacia donde la sangre santa se licúa.
No hay más.
Suelo evocar un
eucalipto caído contra una pared;
aquella mañana en la parte de cemento, frente al sol:
un niño con el recuerdo de su madre: el único abrazo para él.
aquella mañana en la parte de cemento, frente al sol:
un niño con el recuerdo de su madre: el único abrazo para él.
Mi Fe por sobre los
rostros a veces espantosos, por sobre los objetos,
por sobre mi persona. El estero y el leve metal de su corriente
que aleja
los minutos de arrogancia.
por sobre mi persona. El estero y el leve metal de su corriente
que aleja
los minutos de arrogancia.
No se enfrían las
piedras del fogón,
no desaparecen los canastos, las sillas de mimbre, las vigas tiznadas,
el acento con que se mencionan las bestias y la carga.
no desaparecen los canastos, las sillas de mimbre, las vigas tiznadas,
el acento con que se mencionan las bestias y la carga.
Llevo en mí también
otras semanas de insomnios y muebles de nogal;
pétalos húmedos esparcidos en la mesa, manteles bordados y raídos.
Llevo también otras voces, otras formas, otras decepciones.
pétalos húmedos esparcidos en la mesa, manteles bordados y raídos.
Llevo también otras voces, otras formas, otras decepciones.
Mi Fe por sobre los
rostros a veces espantosos, por sobre los objetos,
por sobre mi persona. La pieza enorme, el ala oeste de una casa
iluminada intensamente a media noche. ¿Qué pasa afuera? ¿Quién
rompe la oscuridad extendida, las historias de los sueños?
Tiembla la puerta despintada, se entreabre.
por sobre mi persona. La pieza enorme, el ala oeste de una casa
iluminada intensamente a media noche. ¿Qué pasa afuera? ¿Quién
rompe la oscuridad extendida, las historias de los sueños?
Tiembla la puerta despintada, se entreabre.
DE LO AMARGO HA SURGIDO MI VIRTUD
De lo amargo ha
surgido mi virtud.
Al rojo vivo las
azadas, los instrumentos
de labranza. No puedo sino decir
cosas relativas a un secreto, a un tiempo
desdichado.
de labranza. No puedo sino decir
cosas relativas a un secreto, a un tiempo
desdichado.
Pido perdón ante el
viejo camino ensombrecido
de la tarde. Aún quedan restos del jardín.
de la tarde. Aún quedan restos del jardín.
Pido misericordia,
una oración.
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