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Todos íbamos a ser Rimbaud.
Todos íbamos a ser Artaud.
Todos íbamos a ser Edgar Allan Poe.
Lo que pasa es que ni Verlaine,
ni un poeta menor, ni aquellas líneas
del pequeño escribano de la corte.
Nada, ni en el aire, ni un poema:
Todos íbamos directo al matadero.
5 comentarios:
¡Potente!
Saludos,
Andrés.
http://belmarblog.blogspot.com/2011/03/grita-cuando-te-quemes.html
Genial este poema que te sirve tan bien como carta de presentación, Andrés. Tuve el gusto de escucharlo de boca de un alumno de Enseñanza Básica, de la Escuela Lucila Godoy, en un acto oficial de las II Jornadas de Estudios Mistralianos, este mes en Vicuña, donde coincidimos. Puedo dar fe de que llevas algo de Rimbaud (conocí un destello de "L'enfant terrible") y agradezco que no hayas terminado en el matadero.
Todos vamos* directo al matadero.
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