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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

miércoles, 11 de agosto de 2010

"MJ" TEXTOS DE GONZALO GERALDO (CHILE)






TUROLDUS GUNDISALIVUS



lo único que sabemos hacer con convicción es llorar


en memoria de tus colores y temores, Auxilio



LAS PALABRAS NOS DUELEN

no es cuestión de menester salir de la vida de una mujer, ni siquiera tomando pesar de ello. quizá la promesa de dar la palabra mostrábase semejante cuando tu pupila del ojo pedía a dios una gracia. sin embargo, unos ojos obtusos y miserables te juraron bajo la retórica del execramento cuando una de las medidas de este amor estaba en peligro de muerte o próxima a ella. hasta-nunca es la palabra de la que sólo podemos abusar, aquella pérdida de don o mixtura de tus colores. finalmente, no llegaste nunca a pronunciar la palabra fatal de nuestras historias frías en que el amor nunca se calcina, Auxilio.


NO DIGO YO NI TÚ

de lo que ya se habló infatigablemente en las memorias y monumentos, errancia y deshonra del dicho de la mujer, en silencio: nunca fue. perderse como si se fuera a arrimar o privar del accidente de los nombres propios, hilos de un telar que nunca se destiñen. dar razón de sí oscilando entre el sollozo y las sílabas, para así, dejarse hundir en un espolón. sin embargo, cuando se retiran las metáforas se habla a la ignorancia porque no digo yo ni tú, aunque el amor no deje de ser una palabra.


LOCUS HORRIDUS

a tus locos amores, Ovidio

los súbitos e inesperados movimientos de la retórica, Auxilio, merecen una pena capital por hacernos creer en estas disonancias del lenguaje. ella misma es la distancia, farmacopea que nos insinúa en el estremecimiento último de la expulsión y la desolladura: el sutil veneno de vos lo penetra y defiende todo. para este arte de bien decir todo sería artificio del canto como si de las rocas escarpadas y densos bosques se arrastraran las líneas y expresiones del silencio, esperando en vano tal error de dulce engaño. luego, maltrechos hasta la desesperación en fuentes cristalinas y verdes prados se responde a quien suplica o en su defecto habla, Auxilio, “somos nuestros propios demonios, nos expulsamos de nuestro paraíso”.


AMO Y NO ESPERO PORQUE ESPERO AMANDO

permanecer y extenderse en la significación del amor casi como el verbo devanear redunda de mi motivo a reducirte con la hermosura de la doctrina platónica. con honestidad se trazan o dictan una sucesión de límites, duplicado que arde en miras de la guerra y muerte del alma mía. desde allí verás que al corazón no ofende su fuerza toda como si se embargara cada adjetivo poseído y conocido. las voces no debieran quemarse en tus labios de hermosa y fría nieve, ya que, se muere idolatrando deudas, prendas y epifanías.


CARNET DE IDENTIDAD

señalas con el dedo y convienes en pocas palabras que tu rúbrica se desdobla y desprende. a la deriva de una confesión tomas un auricular, término y tono perentorio del condenado ante su patíbulo: no me venga usted a mí con retóricas. sin embargo, el que oye empeña la palabra de matrimonio a la prosodia porque a fin de cuentas se da fe tan sólo de los números y sus sílabas. por ello, cuando contraes y estrechas los oídos como si estuvieras en una guerra sorda no importa el adiós ni la quiebra si es que punto a punto se zurce y disimula: prefiero alejarme y eso es lo que haré.


EN VANO BUSCA LA TRANQUILIDAD EN EL AMOR

vamos a desgraciarnos separadamente, Lisi

tropiezo y advierto por fortuna quizá del azar que mi porfía es forzada a tus galeras como si de los pequeños acontecimientos o incidentes se sobreviviera en peligro. del sino y el abandono se cansa el alma mía, puesto que esta mañana estabas de buen humor o esta noche lo volviste a encontrar. y entonces, la euforia desaparece y tus repetidas infracciones te convierten en ley, para luego burlarte y correr la misma mala o buena suerte de los malentendidos: tomar nota de que todo puede irse a pique, Auxilio.


SHE HAS NO TIME

con sólo mover un dedo cierras los ojos a la verdad, y en virtud de las palabras aparentemente fingidas desencadenas la ruina. todo pareciera clavarse en los pliegues de la “última palabra”, la escena de los ya casados que jamás dicen tú sin mí. por ello, en esta justa o tragedia el desfacedor de agravios y sinrazones replica los silogismos aplastados sobre el muro, la venganza de la otra: “pronto te verás desembarazada de mí”.


¿POR QUÉ NO HAS ESCRITO?

simplemente no voy, mi fiel Ludwig

equivocas de calles para errar en tres o cuatro movimientos a viva voz. de aquella sonata se apartan los ojos que fueron las lenguas, y de sus curvas se omite a quien pasa por ese puente de papel. sólo unas pocas palabras hoy grabadas con lápiz de labios, con el tuyo deciden en efecto un horrible camino donde el carruaje tenía que romperse. y como llevados por el viento, ella y el puente confunden las palabras con el temor y la sospecha que los obliga a sufrir de nuevo.


EL LAMENTO DE ARIADNA

me aligero de esta enfermedad y pienso parir al final de nuestro laberinto una herida que no se supo plegar: ¿quién me calienta? ¡dadme manos ardientes! ¡dadme un brasero para el corazón! de ti Teseo, falso salvador de muchachos y muchachas, el fulgor fue cautiverio y el quebranto un ovillo semejante a la medianoche. fulminada y cazada por ti me arrojo y ciño con recelos a tu cruel aguijón, para siempre inútil al secreto silencio de mi único compañero, mi gran enemigo: tu laberinto.


LARGA DISTANCIA

la duración de la espera de una llamada telefónica y la correspondencia inconfensable detrás de las voces difieren en absoluto suspenso como si fuera un error. este guión al que no importa la distancia nos invita mediante una pirueta o un juego de sombras, a mantener los cuerpos distintos y distantes. para ello, la intimidad presencia un lugar que no hay en el espacio, el hueco de dos manos separados por un auricular. la distancia es necesaria, hay que mantenerse a distancia, cosa que no hacemos, cosa que olvidamos hacer, Auxilio.


PAPEL DE CALCO

für dich leben!, für dich sterben!, Almschi!

te mudas y entrampas de palabras sin que yo tenga el calco de tu voz, y el papel guarda silencio: ella (se) escribe. aunque el velo cayera no importa lo secreta que sea cuando escribes, trasuntas la lengua sin hablar del ridículo si no fuera demasiado pedir, Alma. sin embargo, la escena no puede escribirme, el espectro y el cadáver atados a tu ausencia y tu presencia donde precisamente no estás nos fuerza al poema de amor. vivir pensando, temblando en lo que pudo ser o ha hecho de mí, mi propio niño.



LAS VÍCTIMAS DE EROS SOBREVIVEN AL CRIMEN

ni uno ni otro se hace parte del dardo y del carcaj, Dafne, durante el rapto de los apareamientos. como si me acordara del tiempo mismo y solamente del tiempo en que la herida encandila, y la flecha dorada te recuerda un perfume sin soporte, un grano de memoria, una simple fragancia: “todo me es extraño, estoy tan sola”. cuando las estrellas brillaban a los ojos del pastor y su dulce flauta era despreciada, te escabullías entre los rebaños como disipándote de la luz cuajada. pero nunca esa dicha volverá tal cual porque la memoria a su manera nos ama, esa flecha con punta de plomo no olvida: ¡la luz se ha marchado para mí, también para ti, mi amigo!



ECO, LA NATURALEZA ANGÉLICA RÉPROBA

el espejo no me deja ningún lugar, Narciso, al perseguirte con sigilo a través de las despiadadas fuentes y flores. en la selva ya no se escuchan mis voces, quizás soy excluida de ellas como una mala foto que cae, sin duda alguna, a una poza de agua verde sin fin. ¡ay de mí! vanos mis suspiros bajo los nenúfares que me muestran una imagen triste, Narciso, una ninfa bajo una luz polar de ruinas heladas. “aquí, aquí” existe un frío especial, el de los restos de la esperanza captados en los espejos; “tengo frío, me dice una flor más allá de la imagen, volvamos”.


ELLA SE CONVIERTE EN MUJER

ardo en deseos de hablar para ti, amigo mío, pero te haces el desdeñoso como si fuera necesario un yugo pesado. cuanto más el amor dure y creas que mueres en un momento de ofuscación, la fe se mostrará tan repugnante como funesta. no acepto ser dejada de lado ni de día ni de noche por más que me haya equivocado monumentalmente. no dejaba de escribirte cartas de amor, amigo mío, por esa idea de que una mujer debe escribirle siempre a su amante. y como si hablase al mismo hombre de lo hecho, dicho y recordado haciendo de mí un monstruo, una enorme lengua: “el lobo ama al cordero, el amante ama al amado”.


TÚ Y YO NO SOMOS MÁS QUE PALABRAS

hemos perdido el decoro, Auxilio, no hallando camino ni salida con nuestros nombres que no le dicen nada a nadie. valerse casualmente de la deuda y la espera de nuestros cuerpos para así interrogar al destino: “la persona que usted ama lo ama y se lo va a decir esta noche”. pero por más que aquí y allá, en los árboles todavía hayan hojas, la intensa y estrecha angustia cumple los votos del correo de las malas nuevas. tú y yo no somos más que meros espejismos lingüísticos y las palabras esa última hoja que no caerá, y después cae.


HABLÓ FILIS, Y TUVIERON ALMA DE CORAL SUS LABIOS

por ti y por nadie más, Demofonte, dejo aquí clavado un desfile de razones en el nombre de Rea. enferma de desengaños ruego al amor que me mostrabas, las palabras, cruel, con que a todos engañabas: “¡Filis, mal hayan los ojos que en un tiempo te miraban!”. tu voz me hace llorar, soy ante mí mi propio teatro o bien el almendro que agitado se suspende en la muerte de un hombre, mi muerte. y viéndote al fin cerca de mis brazos, Demofonte, con tu desgracia y perdón ofendido, desciendo a la tumba para arrebujarme contra ti.



NO CONSERVO EL MENOR RECUERDO DE ELLO

el coste de declararse vencido por expresiones inoportunas cansa, el enemigo como se sabe no tiene más que su propio nombre, su nombre propio. me es insoportable que en el último capítulo se piense todavía en la posibilidad de pensar en un sujeto. la mujer titubea y pende bajo todas las cosas que no están ahí en un lugar que no hay. dejarse-tomar es necesariamente hablar de nada, puesto que, pensarse mujer como un don-sin deuda reducido a un simulacro equivale a la condena de lo abisal: el valor de todo veneno.



Gonzalo Geraldo nació en Santiago de Chile en 1989. Es estudiante en Lengua y Literatura Hispánica de la Universidad de Chile. Ha participado en varios talleres poéticos y ha sido publicado en diversas antologías poéticas: Introducción a Santiago, 25 años después 1982-2007, Palabras del fin del mundo y Poesía. Colección Géneros. En el año 2008 obtiene el Primer Lugar en los Juegos Literarios "Gabriela Mistral" en la categoría poesía.



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