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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

miércoles, 7 de enero de 2015

EL ARTE DE COMPRAR CARTÓN Y EDITAR LIBROS POR JORGE PLATA






«Habría que preguntarse hasta qué punto el éxito de las cartoneras tendría que ver con una moda, un deseo entre cierto sector de clase media de la sociedad de participar de un movimiento alternativo o underground, interesándose más por el fenómeno que por el texto en sí». 1
Johana Kunin.

«En el mundo, hace mucho que dejamos de ser sólo esas ocho que fuimos al congreso de Madison en octubre del 2009, las editoriales cartoneras seguramente seguirán surgiendo en el mundo, como una opción a la industria editorial corporativa, sin ser jamás competencia a la misma sino una manera diferente de ver el mundo editorial. Eso sí, como editores independientes, debemos estar conscientes que las formas y los medios de cada editorial, son diversos; para mantenerse, cada cartonera depende de su entorno. Tomar ejemplo pero ser únicas, es el camino».2
Nayeli Sánchez



Desde principios del milenio no hay un proyecto editorial que haya repercutido más en la escena latinoamericana como lo han sido las Cartoneras. Pero, ¿de qué trata ser un proyecto cartonero? En esta ocasión mis queridos lectores, me decidí a investigar una duda que he tenido desde hace largo tiempo y de la cual no había encontrado una respuesta clara. Para ello, entrevisté a todas las cartoneras que me fue posible en tres meses para saber los puntos de vista individuales de cada editor cartonero.Carton_Libros1Sabiendo esto, puedo decir que lo único que comparte cada editorial cartonera con este nombre es que trabajan con el cartón para hacer las portadas y contraportadas de sus libros, y párenle de contar. A partir de ese único material, las ideologías, perspectivas, temas, estilos, precios y objetivos en cada uno de estos proyectos son completamente dispares. En un principio Eloísa Cartonera, fundadora de todo el movimiento en Argentina en el 2001, se tomó el papel de colectivo y se enorgullece a la fecha de ser inclusivo en sus propuestas, mientras que Aurelio Meza de Kodama Cartonera propone que estas editoriales en su ideal deberían de ser «una sola persona [que haga] todo el trabajo de una editorial cartonera, desde la concepción del libro hasta su manufactura”. En su página principal, Eloísa Cartonera sólo reconoce otras nueve editoriales cartoneras alrededor de América Latina, pero a través de esta investigación puedo asegurar que hay cerca de cuarenta editoriales cartoneras alrededor del mundo funcionando y produciendo libros hoy en día. Muchas son cooperativas, y estas se excluyen ya que su trabajo no sólo va en elaborar libros, sino en vivir juntos, trabajar para repartir como comunidad y volver el proyecto cultural sostenible al poder participar para fondos y demás ayuda financiera por parte del estado. Para unos, es la forma de vida que los lleva a levantarse día a día, con una misión filantrópica de por medio, para otros, una forma de emprender un negocio de moda que no necesita mucha experiencia y recursos. Estos son los extremos de la escena editorial cartonera, y existen todo tipo de editores en el panorama de por medio. El negocio cartonero está en esta unión que no queda clara. Todos comparten el nombre y tres acciones en común, juntar cartón, editar libros y hacerlos disponibles al público, pero es todo lo demás lo que las difiere, desde su punto de vista social, participación, distribución y temas a publicar, lo cual significa que de no tener un método en común no habría forma de siquiera hablar de un “movimiento”. Su identificación las debería de competer a algún perfil, pero entre las cartoneras, no existe nada de eso. En México la mayoría de las editoriales siguen el ejemplo de La Ratona Cartonera, que tiene sede en Cuernavaca, ya que se reconoce como la primera en el país y la institutriz de varios talleres más. La Cartonera Editorial que al igual es de esa ciudad vende sus libros en la cafetería que está a escasos pasos de una librería, sin embargo las dos editoriales no venden sus libros en el mismo lugar, por algún tipo de discordia. Este ejemplo se agrega a mi visión de que en México los proyectos de cartoneras siempre están a la vista de la competencia y son más bien discriminatorios hacia las demás propuestas.Carton_Libros2 copia Miren lectores, yo soy el primero en decir que mis artículos no son lo más objetivos, y es que estos artículos siempre los escribo desde el punto de vista de un fanático del medio literario y no tanto como un periodista del mismo. Para que quede claro, mi conocimiento es empírico y las cosas que les cuento a lo mucho tratan de demostrar que hay alguien que le interesa todo lo que está pasando con la escena editorial. En las controversias entre editores, escritores, libros apurados o mal hechos (yo no digo que este sea el caso) pero al final, todos ejercicios de la labor del editor, las cuales sólo puedo criticar esperando que se tome como un consejo y no como una ofensa. Lo que nunca me ha gustado de las cartoneras (ya me excusé así que se aguantan) es que siempre dan como ejemplo negativo a los conglomerados, editoriales de best sellers y a las grandes librerías para justificar su trabajo. Yo nunca he visto este panorama blanco/negro dentro de la escena editorial, donde uno puede ser el Fondo de Cultura o el hijo de la vecina, y me parece una posición bastante inmadura el no reconocerse como una editorial artesanal y ya, como hay muchas otras que no son cartoneras y trabajan con mejores materiales, diferentes presentaciones, en fin, haciendo el mismo esfuerzo que cualquier otra editorial y sin el aparente apoyo de un “colectivo” internacional. Para los escritores también hay diferentes reglas; en ocasiones las editoriales (como es el caso de Cartopiés) no contemplarán siquiera publicar el libro si no hay una parte de la inversión puesta por el autor, mientras que en otros casos se autofinancia el proyecto, independientemente de si su valor económico concuerda con su valor cultural. También me gustaría dar mi opinión respecto a que estos libros terminan siendo muy difíciles de mantener en buenas condiciones, a pesar de los muchos esfuerzos y práctica que tengan las cartoneras. El papel cartón no está diseñado para fungir como portada de los libros, los usos de pintura como acuarela humedecen y entorpecen su labor al tratar de leerlo, al ser cosido se rompe fácilmente con la tensión, y al ser pegado consigue arrancar una de sus lados con facilidad. El tiempo de vida de un libro cartonero puede ser muy bajo dependiendo de la frecuencia con que este se lea. Yo sólo he sido dueño de un par y puedo decir que mi experiencia siempre se ha visto limitada por la calidad del papel y el grueso del cartón. Para los lectores también se encontraran diversas formas de pago entre las diversas editoriales, desde Olga Cartonera que se niega a poner un precio sobre un libro, dejando que la aportación sea completamente voluntaria, hasta los quince euros (o cerca de los trescientos pesos mexicanos) que cobra Cartopiés en el extranjero. Es irónico ya que, de todo este proyecto que ha impactado tanto en Latinoamérica, la biblioteca que mejor lo ha investigado y quien tiene mayor cantidad de ejemplares archivados es la Universidad de Wisconsin. Ustedes pensarán que ante tanta crítica a mí no me gustarían los libros cartoneros, pero difiero. Creo que la mejor manera para trabajar este concepto de portadas originales y contribución del lector puede ser a través de las libretas, y la Fantasma Cartonera de Querétaro tiene diseños increíbles que bien podrías comprar en vez de tener una Moleskine como todos los demás. Como su directora Nalleli Sánchez lo dice, «para mí una libreta es un libro en potencia y tiene posibilidades infinitas, por eso digo yo, que con el trabajo de mi cartonera, no hago promoción a la lectura, sino a la escritura”. Otra editorial que encuentro estimulante en su visión cultural y política es Pensaré Cartoneras, quienes hace poco pusieron disponible un libro sobre Ayotzinapa y es gratuito para descargar e imprimir (incluyendo las instrucciones de cómo hacer un libro). Tal vez, como apunta Olga de Olga Cartonera, lo más importante es «[Valorar] el trabajo de todas, porque en las diferencias (de títulos, de temáticas, de técnicas, etc.) se amplía el círculo y se abren todas las posibilidades”. Existe una teoría sobre la difusión de innovaciones que habla concretamente sobre el ejemplo que quiero dar con las cartoneras. Como mencioné, en Argentina empieza todo y son estos los innovadores, al encontrar un concepto básico y de fácil interpretación para su situación económica y social. Como escribirían en la Biblia, al ver que todo esto era bueno llegan los primeros seguidores, donde la influencia de la primera idea aún se puede discernir. Con las entrevistas que realicé me di cuenta de que ya existe una mayoría precoz, donde la comunicación con los innovadores ha perdido su presencia en pos de una mayor audiencia. Estoy seguro que en algunos años entraremos a la mayoría tardía, en dónde la idea de un colectivo se descarte de la formación de editoriales, y más bien se convierta en una actitud DIY para editores primerizos y pedagogos.Carton_Libros3 copia También puede que encuentre un nicho en la juventud por su nueva forma de poder escribir y hacer un “diario”, con eso que está tan de moda libros como Wreck this journal y El diario de Greg. Sólo tiro unas ideas al aire porque los mismos editores cartoneros no saben a dónde va parar todo esto. De lo único que están seguros es de que no quieren que pare pronto. Para los que gusten saber más del tema, les invito a leer todas las entrevistas en su entera extensión aquí.


[1] “Notes on the Expansion of Latin American Cardboard Publishers: Reporting Live from the Field”. En Knesija Bibija y Paloma Celis Carvajal (eds.). Akademia Cartonera: Un ABC de las editoriales cartoneras en América Latina. (2009). Universidad de Wisconsin. Págs. 31-52.

[2] La Cartonera. Una aventura editorial: artística, artesanal e independiente. Revista web En el volcán http://www.enelvolcan.com/julago2014/349-la-cartonera-una-aventura-editorial-artistica-artesanal-e-independienteJorge Plata es director de Svarti Ediciones, pueden leer más de él en Citas&Quotes oEstoyenelchisteequivocado.



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