El Taller de Poesía de la Fundación Pablo Neruda fue creado el año 1988. De acuerdo con su programa y metodología de trabajo, el Taller realiza sus sesiones de manera interna y privada, con la sola participación de sus ocho jóvenes integrantes; sus directores, el poeta Jaime Quezada y la poeta Malú Urriola y el coordinador del taller, Francisco Martinovich en La Chascona, Santiago. Y desde este año en La Sebastiana, Valparaíso, los poetas y directores Gladys González y Enrique Winter, y coordinador, Sergio Muñoz.
El taller realiza año a año una permanente y sólida tarea, ocupando así un lugar de relevancia y trascendencia en la vida literaria y cultural chilena con proyección internacional. Así, ha permitido a sus jóvenes integrantes realizar sus proyectos de escritura e iniciar y/o concluir sus poemarios propuestos. El Taller representa hoy ‒en las “significaciones de mañana” ‒a las nuevas generaciones de la literatura poética nacional.
La convocatoria a los Talleres de Poesía de la Fundación Pablo Neruda está destinada a jóvenes chilenos o extranjeros, residentes en Santiago y Valparaíso o sus alrededores, desde los 21 años o que cumplan la edad durante el 2020, hasta los 30 años. No podrán postular jóvenes de 30 años que cumplan 31 años en el transcurso del año 2020. Del total de las postulaciones serán seleccionados 4 mujeres y 4 varones como becarios en cada taller. Los seleccionados recibirán una beca durante los meses de trabajo, de abril a noviembre.
Los poetas que sean escogidos deben participar no solo obligatoriamente en las sesiones del taller y lecturas, sino significativamente en los eventos culturales y literarios de las Casas-Museos, siendo motores también de la nueva Escuela Creativa de la Fundación Pablo Neruda.
Los talleres tienen como eje potenciar la formación en la tradición literaria chilena, latinoamericana y mundial, el trabajo de la propia voz poética y la autocrítica a base de lecturas, ejercicios de reescritura y ensayo, dados por los directores. Y el desarrollo y exposición crítica de la propia obra poética de cada tallerista durante el proceso. Y por último, capacitarlos con el fin de prestar servicios culturales y literarios como monitores de futuros talleres dado su aprendizaje y labor en el oficio poético.
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