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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

sábado, 23 de octubre de 2010

"UN PANORAMA DE LA GENERACIÓN BISAGRA" POR CONSTANZA ROJAS V. (DIARIO "EL MERCURIO", SANTIAGO DE CHILE, SÁBADO 23 DE OCTUBRE DE 2010)




 

Santiago de Chile, sábado 23 de octubre de 2010


Desde noviembre en librerías:

Un panorama de la generación "bisagra"

 
Andrés Morales publica "Antología poética de la generación del ochenta", un grupo que para él sirvió de puente entre la tradición y las nuevas perspectivas. Incluye a autores como Raúl Zurita, Diego Maquieira y Teresa Calderón.


Constanza Rojas V.


Se cumplen 30 años del surgimiento de esta generación, que es la suya, por lo que a Andrés Morales le pareció necesario detenerse a mirarla. Como resultado, el poeta y académico lanzará el 31 de octubre en la Feria del Libro de Santiago su Antología poética de la generación del ochenta (Editorial MAGO).

Para el investigador Cedomil Goic, se trata de la "Generación de 1987", la que también se ha conocido como "Generación N.N." o "Generación de la dictadura". Ha recibido muchos nombres y se ha clasificado según diversos criterios. Para Morales, se trata de autores nacidos entre 1950 y 1964; y para seleccionar a los 40 que componen esta antología, pesó más que todo la calidad literaria. Raúl Zurita, Diego Maquieira, Teresa Calderón, Rodrigo Lira, Elicura Chihuailaf, Arturo Fontaine, Tomás Harris, Roberto Merino y Francisco Casas son algunos de los integrantes.

"Con este grupo surge por primera vez la voz de la poesía femenina en pleno, la de la poesía mapuche y la de la poesía homosexual", dice Morales. Éste es uno de los puntos que quiere dejar en claro acerca de esta promoción, sobre la que opina que ha habido algunas "inexplicables confusiones". "Burdamente se ha caracterizado como una poesía de la resistencia a la dictadura militar. La hubo, pero no fue lo único".

Morales distingue siete líneas de creación. La poesía neovanguardista avanzó en el territorio del experimentalismo, y de ésta hoy ha quedado una "sensación de fracaso". De la literatura testimonial de la contingencia, contestataria, "poco o casi nada queda (...), de la confrontación política se ha pasado a la confrontación económica y social".

La poesía religiosa apocalíptica, junto a la metapoética y la poesía urbana, se ha mantenido viva por vincularse con la inagotable tradición literaria chilena. Así como la etnocultural y de las minorías sexuales siguen vigentes por ser de reciente aparición en la poesía nacional.

Pero, más allá de estos subgrupos, el rasgo que cruza a la generación sería la pluralidad. "Si hoy es posible descubrir en Chile una gran diversidad temática y estilística, esto es, en parte, por el influjo de esta promoción", dice Morales, a quien le parece que el principal rol de su generación en la historia de la literatura chilena ha sido el de tender puentes. "Ha sido una bisagra. Abrió las puertas hacia nuevas líneas y perspectivas, pero por otro lado está muy tocada no sólo por lo político, sino también por la tradición literaria que recibe: Lihn, Arteche, Uribe, Rojas y Parra. Consolida espacios nuevos y hace una revisión de lo que se ha escrito hacia atrás".





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