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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

viernes, 12 de julio de 2024

NUEVA EDICIÓN 2024 DEL FESTIVAL "CHILLÁN POESÍA" (CHILLÁN, CHILE, 25-26 DE JULIO DE 2024)

 


"GUILLERMO NÚÑEZ: ARTE Y MEMORIA DE LA DICTADURA CHILENA" POR EL POETA ANTONIO ARÉVALO



 

El ángel que prefirió mirar eternamente al pasado


Guillermo, quizá nunca pude llegar a decirte lo importante que fuiste en mi proceso de formación. En los años setenta, siendo poco más que un adolescente, fui a París a una de las conferencias que organizaban los exiliados chilenos para hablar del futuro de nuestro país. Rotos y humillados por la barbarie fascista que nos habían impuesto arrancándonos de nuestra realidad.

Estábamos con José Balmes, Gracias Barrios y Ernest Pignon en uno de aquellos ateliers de artista en un París inolvidable. Fueron los años en los que surgió una gran amistad con Soledad Bianchi, tu compañera, a la cual hoy abrazo fuerte.

Recuerdo aquellos ojos infantiles que no dejaban de brillar cuando hablabas de tu activa participación en la campaña presidencial de Salvador Allende. Entre 1971 y 1973 fungiste como director del Museo de Arte Contemporáneo. Tras el golpe de Estado, te detuvieron dos veces. La segunda, en marzo de 1975, a causa de la exposición en el Instituto Chileno Francés, se convirtió en uno de los casos más emblemáticos de censura artística durante la dictadura. Se ubicaron diversas jaulas que contenían objetos cotidianos, una corbata tricolor que colgaba como una horca. La exposición permaneció abierta apenas cuatro horas. Inmediatamente te detuvieron y torturaron. Fuiste expulsado de Chile. Con la ayuda de la Unesco pudiste llegar a Francia, donde tú y tu Soledad se establecerán durante once años.
Nos relataste cómo fue para ustedes vivir lejos de Chile, usando algunas tiernas metáforas que hacían sonrojar a Soledad, ese tipo de cosas que les hicieron tan diferentes de los demás.

Desde la década de los sesenta el trabajo continuó desarrollándose, te aproximaste al pop, siempre con un acentuado sentido de denuncia humana y social.

Con la Guerra de Vietnam, nuevos motivos hasta entonces inéditos aparecieron en la pintura de Núñez, empleando las estrategias visuales del arte pop para lanzar su protesta y crítica social.

Asimismo, precipitan en su obra plástica recuerdos tenebrosos relacionados con las brutales experiencias de la dictadura chilena. Durante el régimen militar de Pinochet, vigente entre 1973 y 1990, el arte tal y como lo entendía Guillermo Núñez, políticamente comprometido, lo condujo a su detención, tortura y, finalmente, exilio. De estas experiencias nacieron el dolor y el miedo que generan las torturas, luego solidificados en el signo de un trauma que dejó cicatrices profundas en su conciencia y memoria.

Sentado en el suelo, en esa oscuridad oía desde la pieza vecina los gritos de los que eran torturados en «La Parrilla», un somier metálico donde se amarra desnudo al prisionero o prisionera y se le aplica electricidad por todo el cuerpo, especialmente en los ojos, la lengua y los genitales.

Escuché durante todo el día los aullidos y los interrogatorios, los golpes que la música de una radio trataba inútilmente de amortiguar. Incluso tuvieron la osadía de colocar un disco de Víctor Jara, el primer mártir del canto popular.

Era imposible dejar de temblar, el cuerpo se estremecía aterrorizado y mi mente con toda mi voluntad puesta en ello no podía controlar el castañeteo de los dientes y las convulsiones espasmódicas de las manos. Un terror abisal en el cual el ser consiente desaparece para dejar paso a una animalidad asustada que no puede responder de su cuerpo ni de sus actos.

(Guillermo Núñez)

Las abstracciones de tus obras se fueron poblando cada vez más de formas similares a, o evocadores de, huesos, articulaciones y costillas. Cuerpos blancos y pinceladas de rojo sangre resaltando sobre el fondo oscuro.

Tu coraje y tu poesía abrieron en mí un resquicio de esperanza. Finalmente pude visualizar plenamente la contemporaneidad. Recuperar aquello de lo que me habían privado la dictadura y la política. Esa fue la clave. Años más tarde, en Florencia, Pancho Smythe me confesó que te veía como un gran maestro.

Está prohibido soñar, sobrepasar los límites, dormir con la Virgen. Está prohibido colgar corbatas bocabajo, recopilar jaulas, usar camisetas en color tomate, tomates y tomateras, romper frascos, cultivar la cultura, crear ilusiones, acercarse al paraíso, pasar a la clandestinidad.

(Texto de Los zapatos de la Utopía, que te dediqué desde Roma el 30 de enero de 1981)

Tu obra es cruel, dicen. Pero no siempre ha sido igual, al principio mostraba los colores de todos nuestros sueños. Hasta que se produjo el golpe de Estado militar.

Una obra marcada por todo lo vivido. Escribe Elisa Massardo:

Es cruel porque ofrece el testimonio de la inhumanidad de los seres humanos, porque muestra la tortura y los juicios a través del cuerpo colgado.

Fue esa biografía pictórica la que tanto me conmovió. Te hablé de ello una vez, no sé si fue en Bobigny o cuando estuve hospedado en vuestra casa de campo, en Boesse, cerca de París, donde, como dice Soledad, el horizonte era eterno.

Más tarde coincidimos en Berthe Trepat, la revista que Roberto Bolaño y Bruno Montane publicaban en Barcelona, yo con un primer homenaje a Pier Paolo Pasolini y tu Soledad intentando siempre que nos encontrásemos, para hablar e intercambiar ideas. Me acuerdo de El ángel que prefería mirar eternamente al pasado, poemas antiguos que me hablan de un pasado bello, aunque doloroso, como fue el de nuestro exilio.

Nuestro último encuentro fue en 2018, en una galería de arte en Santiago, donde exponía tu hijo, en mi caso tras recién haber dejado de trabajar como agregado cultural en Italia. Pero vamos, me dijiste, tienes que continuar, mientras sostenías firmemente entre tus manos mi libro Le terre di nessuno.

Supe por Francesca Yañez, en Twitter, que la televisión chilena no le dedicó ni cinco míseros segundos a tu despedida del mundo.


"ARTESON IX" EN ÁVILA, ESPAÑA (JULIO-AGOSTO DE 2024)




 

LA COLUMNA DEL POETA YVAÍN ELTIT: "EL CUENTO DE LA IDENTIDAD"



 

HOY 12 DE JULIO DE 2024, ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE NERUDA, PRESENTACIÓN DE LA ANTOLOGÍA "NOSOTROS LOS DE AHORA..."



 

“LA MANO”: NOVELA DE ROBERTO RIVERA POR RUBÉN GONZÁLEZ LEFNO



 

Comparto algunos párrafos placenteramente antojadizos acerca de la nueva obra de este autor.

La más reciente publicación de Roberto Rivera, “La Mano”, permite (y exige) adentrarnos en terrenos que suelen resultar ingratos, léase: incursionar en el agresivo oleaje de la conciencia colectiva desarrollada en nuestro país, la cual se expresa mediante varias voces que constituyen la summa superior de la narración.

Haciendo un corte grueso de los ires y venires de los personajes, mientras avanzamos por las páginas vamos conociendo sus perfiles, conductas contradictorias, más evidentes en algunos de ellos, avanzando impetuosos en un viaje sin retorno. Al parecer ellos tuvieron un pasado de compromisos, conciencia, decisión militante, deseos de cambiar el mundo, etc. Pero las circunstancias se modificaron drásticamente y los personajes se transformaron, abducidos gustosamente por algunas tenazas provenientes del Mall ideológico/político que pasó a dominar el país.

Claro, la novela nos presenta procesos de descomposición individuales, los cuales incluyen la imposibilidad de ser coherentes, leales, respetuosos de valores alguna vez enarbolados cual dogmas, ahora devenidos en retazos salidos de algún servicio de lavasolo.

Decía que luego de iniciar el recorrido por estas páginas, vamos asistiendo al proceso de reconfiguración de los personajes. Descomprometidos claramente de lo que alguna vez fueron, demuestran alguna habilidad para trocar sus antiguos valores en la construcción de un nuevo menú: las conductas arteras, el fingimiento de la amistad, el cálculo como herramienta que atrapa… y no suelta. El nuevo escenario de los personajes radica en emerger lo más funcionales que se pueda al modelo sociopolítico económico vigente.

Es la reconfiguración, la reiterada renovación, tan cara a quienes alguna vez fueron tirios para conseguir el ingreso al territorio troyano. Para ello han debido reunir los requisitos de aceptación, aplicando conductas (ágiles en aprovechar las oportunidades) en la frenética vida diaria, compitiendo en la maratónica lucha del primero yo, segundo yo (narrativas desde múltiples yoes) y su necesaria coronación: sálvese quien pueda Por lo tanto, durante largos pasajes comprobamos estar ante una novela de camaleonismo, especialmente apropiada para los tiempos que corren, lo que explica que los personajes no tengan la menor duda en quemar lo que alguna vez adoraron y…adorar lo que antes quemaron, en cuyo proceso devienen en regentes del espacio descompuesto.

Toda relación, por lo tanto, crecerá empapada de pies a cabeza por lo inauténtico. De ahí que la novela se retroalimenta del engaño y -lo que resulta peor- del juego aceptado por parte del engañado. Estamos, además, ante un mundo espejo, en el que los personajes se observan. Allí pueden ver lo que son, pero también pueden creer que el espejo está empañado y ver solamente algunas cosas: la realidad es demasiado hereje para aceptarla. O sencillamente eluden cualquier espejo, pues tampoco soportan mirarse siquiera de reojo.

Entonces, estos aspectos explican que diversos personajes cuenten la historia, articulando la narración coral de lo falso para hacer coherente lo anormal de cada uno, pues si alguna vez tuvieron algo así como principios, estos regresan cual pesadillas: la mano viene a perturbarlos durante la noche.

En medio del sueño, la mano cual surge y molesta. El narrador nos entrega este inexplicable manotazo que irrumpe en la comodidad de la decadencia, en función de una estética nutrida en lo despreciable. Porque esta mano ya no es la misma, pues ahora desmiente descarnadamente a aquella que alguna vez fue enarbolada con el puño en alto.