Buscar este blog

"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

domingo, 6 de julio de 2025

FEDERICO GARCÍA LORCA Y LA POESÍA CHILENA CONTEMPORÁNEA POR ANDRÉS MORALES (DISCURSO DE INCORPORACIÓN COMO MIEMBRO A LA ACADEMIA DE BUENAS LETRAS DE GRANADA)

 


Federico García Lorca y la poesía chilena contemporánea

 

Andrés Morales

 

 

Excelentísimo señor Presidente, ilustrísimos señores académicos, colegas escritores y poetas, señoras y señores:

 

Así es la vida, Federico, aquí tienes
las cosas que te puede ofrecer mi amistad
de melancólico varón varonil.
Ya sabes por ti mismo muchas cosas.
Y otras irás sabiendo lentamente.

PABLO NERUDA. “Oda a Federico García Lorca”

 

 

                                      Como pocos países en el mundo, Chile puede ser considerado entre aquellos escasos territorios privilegiados que fueron descubiertos y poblados por andaluces, extremeños y vascos y que, además, caso único en América, fue fundado o refundado a través de la palabra poética con la escritura incomparable y magnífica de La Araucana de Alonso de Ercilla y Zúñiga que -es de conocimiento general- es la muestra más alta de la épica española, como muy bien subrayara Cervantes en aquel famoso escrutinio de El Quijote.      

                                      Pareciera que en las páginas de este gran poema se esbozara el destino de ese lejano reino (el llamado “Flandes indiano”) que luego alumbraría con el nombre de República de Chile. Ya es un tópico empalagoso decir que mi país es un “país de poetas”, sobre todo con los dos grandes premios nobeles de literatura Pablo Neruda y Gabriela Mistral, pero el asunto se proyecta mucho más allá, pues, a partir, fundamentalmente, del siglo diecinueve (y gracias a la influencia rectora de otro genio, el venezolano Andrés Bello) la poesía florece de forma casi abrumadora como el nortino y hermoso “desierto florido”. Eusebio Lillo, Guillermo Matta, Francisco Contreras, Carlos Pezoa Véliz, Manuel Magallanes Moure, Pedro Prado y un larguísimo etcétera configuran (bajo el influjo de otra figura universal residente en Valparaíso y Santiago, el nicaragüense Rubén Darío) las primeras voces de la gran poesía chilena de finales del siglo XIX y de todo el siglo XX.

                                      Pero es, precisamente, en el siglo veinte donde aparecerán figuras que tiendan puentes permanentes entre España y Chile, entre Andalucía y Chile, entre Granada y Chile. Figuras de las dos orillas del mar: Vicente Huidobro, Federico García Lorca, Pablo Neruda, Vicente Aleixandre, Nicanor Parra, Rafael Alberti, Gonzalo Rojas, Miguel Hernández, Enrique Lihn, Pedro Salinas, Miguel Arteche, Luis Cernuda... Otra larga lista donde los influjos van y vienen: el creacionismo de Huidobro y el surrealismo de García Lorca y del primer Neruda, por ejemplo, donde, como nunca, a través de las tertulias de Cansinos Assens y Gómez de la Serna y de las revistas ultraístas y de vanguardia los poetas españoles y chilenos se unieron en la búsqueda de nuevos rumbos para la poesía en castellano. Desde luego, y desde hacía ya mucho tiempo, los clásicos peninsulares eran una fuente permanente en la lírica de Chile: Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz, Luis de Góngora, Lope de Vega y Francisco de Quevedo… Pero, insisto, es a partir de los encuentros “en primera persona” donde los influjos se consolidan mucho más allá de las lecturas, para así construir realidades literarias concretas como revistas de poesía (“Ultra” o “Caballo verde para la poesía”, entre muchas otras), congresos literarios (el famosísimo “II Congreso de intelectuales antifascistas” de 1937) o iniciativas personales que perdurarán en el tiempo y en la amistad profesada por muchos de los citados más arriba.

                                      Desde estos mencionados “encuentros” (al decir de Vicente Aleixandre) se puede vincular con absoluta propiedad la relación de Federico García Lorca con dos autores centrales de la poesía chilena. El primero, Pablo Neruda, con quien entablaría una fructífera amistad desde que se conocieran en Buenos Aires el 13 de octubre de 1933 (existe un bellísimo retrato de García Lorca en el libro de memorias nerudiano Confieso que he vivido) y con el cual escribiría un texto extraordinario “Al alimón sobre Rubén Darío”. De allí, en un tono común (propio del vanguardismo y, en especial, del surrealismo de Residencia en la Tierra y Poeta en Nueva York) cito algunos fragmentos:

N.:

Federico y yo, amarrados por un alambre eléctrico, vamos a parear y a responder esta recepción muy decisiva.

N.

 

L:

¿Dónde está, en Buenos Aires, la plaza de Rubén Darío?

 

Dónde está la estatua de Rubén Darío?

N.:

Él amaba los parques. Dónde está el parque Rubén Darío?

L.:

Dónde está la tienda de rosas de Rubén Darío?

N.:

Dónde está el manzano y las manzanas de Rubén Darío?

L.:

Dónde está la mano cortada de Rubén Darío?

N.:

Dónde está el acento la resina, el cisne de Rubén Darío?

L.:

Rubén Darío duerme en su "Nicaragua natal" bajo su espantoso león de marmolina,  como esos leones que los ricos ponen en los portales de sus casas (…)”

N.:

Federico García Lorca, español, y yo, chileno, declinamos la responsabilidad de esta noche de camaradas, hacia esa gran sombra que cantó más altamente que nosotros, y saludó con voz inusitada a la tierra argentina que pisamos.

L.:

Pablo Neruda, chileno, y yo, español, coincidimos en el idioma y en el gran poeta, nicaragüense, argentino, chileno y español, Rubén Darío.

 

Por cuyo homenaje y gloria levantamos nuestros vasos.”

 

                                             Federico, deslumbrado por la poesía del chileno, será quien lo reciba en la Universidad de Madrid en 1934 y lo presente como un “poeta más cerca de la sangre que de la tinta”, es él quien le abrirá todas las puertas para que Neruda pueda iniciar su andadura literaria en España.

                                                Pero he aquí un hecho que, al parecer, muchos críticos han pasado por alto. Y no me refiero a la amistad entre estos dos poetas, sino al influjo que ambos se ejercieron mutuamente. La famosa “Oda a García Lorca” de Neruda, una elegía presentida, en clave poietomántica sobre una misteriosa y extraña muerte presunta del granadino (escrita en 1935 en su Segunda Residencia) parece totalmente imbuida en el espíritu del Nueva York lorquiano de la “Niña ahogada en el pozo” y del seductor Divan del Tamarit. Igualmente, muchos de los escritos en prosa y algunos de los últimos poemas amorosos de García Lorca parecen también influenciados por los poemas del mismo registro de ese tormentoso ciclo del sudeste asiático reflejado en la Primera Residencia.

                                                Y este no es un asunto que se limite sólo a la relación Neruda-Lorca, sino que abarca, evidentemente, a buena parte de la poesía escrita en lengua castellana en ambas orillas del Atlántico. Es el llamado “espíritu de la época” en donde se ha avanzado del “protovanguardismo” del Góngora de las Soledades a la pureza juanramoniana y de allí a la cuerda floja de un nuevo decir poético acuñado en todos los istmos al uso en esos años. Y la segunda figura chilena que aparece en forma señera, vinculado a Lorca, es el del padre del creacionismo, Vicente Huidobro. Poco se sabe de la relación entre ambos, pero hay constancia de lecturas cruzadas y de una admiración mutua. Poemas Árticos, Ecuatorial, Tour Eiffel y el extraordinario poema Altazor de Huidobro se publican en el Madrid de los años veinte y treinta. Es bien sabido que la llamada “generación” o “grupo poético” del 27 ya está en total plenitud creativa y muchos de los poetas pertenecientes a esta denominación literaria publican sus poemas en revistas frecuentadas por los creacionistas españoles (Gerardo Diego y Juan Larrea) y por los jovencísimos e inexpertos poetas ultraístas. Como se ha dicho, hay un “tono común” una búsqueda y un estilo muy similares. También habría que estudiar en profundidad la configuración de la imagen poética lorquiana en sus poemas neoyorkinos y la posible influencia de la vanguardia creacionista en la factura de la metáfora urbana. Como ha predicho e insinuado el gran Borges, escribimos en un tejido vivo y en un palimpsesto donde los límites y las fronteras no pueden definirse con ligereza. Todos somos “los otros” y ellos, qué duda cabe, “nosotros”. En esa tesitura García Lorca (firmando como “Federico Conpreamor” [sic]) le dedica a Vicente Huidobro un poema “de circunstancia”, sin duda con mucho humor, pero también reconociendo la importancia del poeta chileno:

 

Una abeja me ha contado

desleída en dulce miel

que te vas de nuestro lado

hacia la torre de Eiffel

Y yo que siempre te admiro

Vicente Balart poeta

recibí en mi pecho un tiro

de saeta

Porque la poesía española

ya no te puede olvidar

Pues sin ti se queda sola

Abeja en seca amapola

sin néctar en que libar”

(…)

“Por eso guarda Vicente

la fresca rosa mejor

que te ofrece humildemente

Federico Conpreamor (sic).”

 

 

                             Este poema, que alguna vez fue custodiado en los archivos del poeta chileno (y que tuve el honor de clasificar en 1998 junto a otros destacados especialistas), hoy se encuentra desaparecido, pero existen fotografías del mismo que dan fe de su autenticidad.

                             Quiero insistir en la necesidad de confrontar, estudiar y profundizar los lazos que existen entre Federico García Lorca, Pablo Neruda y Vicente Huidobro. No basta con evocar, una vez más, la amistad que los unía. Es hora de penetrar en el estilo; en la forma y en el resultado de la conjunción metafórica; en las relaciones intertextuales y en las temáticas y recursos similares que construyen estos tres autores, cada uno en sus búsquedas y hallazgos personales.

                            

                                      *********************

 

                             En otro ámbito generacional, García Lorca se vincula, no presencialmente, sino a través de lecturas y homenajes, con poetas chilenos de otra promoción: aquella de 1938. Se trata de un grupo de jóvenes, de ese entonces, que configurarán un “segundo momento áureo” –o, si se quiere, “de plata”- de la poesía chilena contemporánea. Los surrealistas del grupo “La Mandrágora” (Teófilo Cid, Braulio Arenas, Enrique Gómez Correa, Omar Cáceres) y otros no afiliados como Gonzalo Rojas, Eduardo Anguita, Jorge Cáceres, Óscar Castro o Nicanor Parra. Todos estos autores –unos más, otros menos- alternan la vanguardia con el compromiso político. Algunos, muy a su pesar, otros muy comprometidos, se desligan o se acercan a las cuatro o cinco figuras de las generaciones anteriores: Mistral, Huidobro, Prado, De Rokha y Neruda, pero todos buscan referentes distintos (como ocurrirá más tarde con la promoción de 1950) y serán los poetas españoles del 27, con García Lorca, Aleixandre, Alberti y Cernuda a la cabeza quienes despierten su admiración y con quienes establezcan un diálogo que enriquecerá sus poéticas y, fundamentalmente, sus primeras obras.

                                      El caso de Óscar Castro (1910-1947) es, quizás, el más evidente de todos los autores que escriben influenciados (y más que eso, yo diría, en absoluta consonancia de estilo) por el gran autor granadino. Su obra poética –de una extensión moderada- acusa una voluntad por construir, a través del campesino chileno (símil del gitano andaluz), un universo rural, donde existen injusticias y dolores y donde el decir sencillo será el vehículo para cantar las virtudes del pueblo, su entrañable belleza y las características de un folklore lleno de creencias, costumbres, tradiciones y características que, por un lado, lo hermanan con el espíritu andaluz y, por otro, lo distinguen al tener particularidades exclusivamente propias.

                                      Y es que Chile y Andalucía se parecen mucho en muchas cosas: desde el traje típico del “huaso” o campesino chileno (una vestimenta casi idéntica a la de un andaluz en la Feria de Sevilla) hasta el modo de hablar, las expresiones populares, los proverbios, los refranes, los dichos y, quizás -pensando en la Andalucía de los años veinte y treinta y del Chile de los treinta y cuarenta- en una región, en un país, donde la pobreza, el analfabetismo y el aislamiento hacían de la existencia algo difícil, muy dura y muy injusta.

                                      Oscar Castro, también un gran lector de Góngora, encuentra en el neopopularismo de Lorca (y también en su gongorismo) un ejemplo a seguir. Cultor de la “novela criollista”, pero esencialmente poeta (y así mayoritariamente reconocido en Chile), sus escritos sencillos cultivarán la décima, el romance y el soneto. Perteneciente a un singular grupo de autores autodenominados “Los inútiles” de la ciudad de Rancagua (ciudad y zona campesina por excelencia) sus textos, como en buena parte de Romancero Gitano, evocarán seguidamente el universo celeste, la materialidad de lo telúrico, la muerte y el paso del tiempo. Así es posible leer en el fragmento segundo de su “Poema de la tierra”:

                                                                                   

                                 

Tierra humilde y reseca del patio de la casa
Pintada por la sombra de movedizas parras
Tierra sin horizontes, heredad que termina
Junto a la vertical tierra de las murallas.

El sol se acuesta en ella, como un perro, a la siesta
La luna le derrama sus linos y sus platas
Grises guijarros duermen junto a sus partiduras
Sobre su rostro caen hojas y sombras de alas.

Dura como las manos del destino y la angustia
Y en la actitud divina del que sufre y se calla,
Debe sentirse, cuando maduran los luceros
Fondo del pozo de la noche milenaria.”

 

                                       García Lorca no es sólo el poeta a seguir e imitar en su obra, sino también una figura mítica que se debe cantar en su fulgurante actitud de vida y en su trágica muerte. El poema de Óscar Castro “Responso a García Lorca” convierten al chileno en un autor muy popular (es menester recordar que eran los años del exilio republicano español hacia Chile que inicia su llegada con el arribo a Valparaíso del famoso vapor “Winnipeg” fletado por nuestro Pablo Neruda, donde llegarían al país más de dos mil españoles, entre ellos mis abuelos, Dolores y José, mi tío, el dramaturgo José Ricardo Morales, Premio García Lorca de Teatro 1990 y mi padre, el bioquímico y decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, Juan Alberto Morales Malva). Este poema elegíaco sitúa definitivamente a Castro en el escenario literario de la época. El texto se imprime en revistas y periódicos, se musicaliza y se graban discos con un éxito recordado hasta el día de hoy. Valgan algunos versos para rememorar su trayectoria:

 

(…)

“Romances de luces nuevas
se abrían en su garganta.
los ayes del canto jondo
lo lamían como llamas.”

(…)

Muerto se quedó en la tierra,
tronchado por cinco balas.
Este año no darán frutos
los naranjos de Granada.
Este año no habrá claveles
en las rejas sevillanas.”

 

******************************

 

                                      El poeta Nicanor Parra (1914-2018), hermano de Violeta Parra, Premio Reina Sofía y Premio Cervantes de Literatura, es, fuera de Mistral, Neruda, Huidobro y Rojas el poeta chileno más conocido y reconocido. Eterno candidato el Premio Nobel, su autodenominada “antipoesía” (escrita a partir del año 1954 con la aparición del volumen Poemas y Antipoemas) tiene su origen en una línea de escritura que ha sido llamada la “poesía de la claridad” (donde comparte estilo junto al ya mencionado Óscar Castro y a los filósofos y ensayistas Jorge Millas o Luis Oyarzún y al poeta Alberto Baeza Flores, todos de la generación de 1938). Poco o nada tiene que ver este Parra con el de 1954 y con el posterior de la poesía ecologista y de sus chistes o de los discursos. Hasta la aparición de sus casi últimas Obras Completas (2006), el autor no mencionaba casi nunca ni a nadie un primer volumen de poemas publicado en Santiago de Chile en 1937 y titulado Cancionero sin nombre. Bajo el influjo del oscuro y olvidado poeta chileno Carlos Pezoa Véliz (quien se caracterizó por una sencillez absoluta en la composición en una evidente y opuesta dirección al modernismo de Rubén Darío) Nicanor Parra comparte con Óscar Castro al menos dos características esenciales en esta etapa de su proceso creativo: la transparencia del lenguaje poético y la marcada deuda estilística y temática con Federico García Lorca.

                                      La escritura de poemas dialógicos, la constante alusión a temas y leyendas telúricos, la aparición de personajes tradicionales, el uso de expresiones populares y hasta la imaginería religiosa no pueden sino situarlo como un continuador de gran parte de la estética lorquiana. Esta obra es tan marcadamente andaluza (y, por lo mismo, tan chilena) que se entiende –en parte- la aparente vergüenza del autor al tener que reconocer el influjo del poeta granadino. No es que esto fuese una desgracia innombrable, al contrario, como he señalado, la España republicana, la guerra civil y el propio García Lorca eran un tema ineludible entre los poetas, los escritores, los artistas y los intelectuales chilenos de esos años. En la Biblioteca Neruda de la Universidad de Chile se conserva un ejemplar dedicado a Pablo, amigo público de Federico, por lo que, al menos, al final de la década de los treinta, Parra reconocía ante el “jefe” (como llama a Neruda en su escrito) la presencia tutelar de Federico García Lorca. Años después, en una permanente e incomprensible necesidad de originalidad, Parra persiguió su Cancionero para, incluso, eliminarlo de librerías de viejo y de las colecciones particulares de sus amigos.  Aquí no se pretende minimizar la figura del poeta chileno, todo lo contrario, precisamente, filiando su procedencia, es posible constatar la “aristocracia poética” a la cual pertenece y con la que enriqueció su escritura. Textos como “Asesinato en el Alba” recuerdan los poemas sobre Antoñito el Camborio y lo proyectan a una atmósfera chilena en donde el misterio del poema atrapa a su lector:

 

                             “Con una lanza de plata

                             yo puedo matar al viento

                             con herramienta de lilas

                             puedo castigar al cielo.

 

                             Con mis espuelas de nieve

                             matar a la luna puedo.”

                          

                            (…)

 

                           “Con una huasca de helechos

                           a la paloma y al fuego,

                             con mi escopeta de guindo

                             yo mato a los cuatro vientos”

 

 

                                      La presencia de diversos elementos de la naturaleza e, incluso, con la antropomorfización de los mismos, Parra recurre a recursos utilizados en el Romancero Gitano y en poemas como “Preciosa y el aire”. Otros textos como “Lance” evocan el famosísimo “Romance Sonámbulo”:

 

                           “Mi corazón va subiendo

                             por una escalera larga

                             por verlo subir te cobro

                             la cinta de tus enaguas.

 

                             Cuando la luna despierta

                             me atraviesa la garganta,

                             mi corazón va escribiendo

                             cuadernos de felpa amarga.”

 

                             (…)

 

                             “Acaso lo alcanzas, niña,

                             yo te regalo mi manta.”

 

 

                                     

                                  La distancia estilística que Parra manifestará a partir de sus Poemas y Antipoemas será amplia. Aun así, el poeta conservará algunos elementos que ha desarrollado en Cancionero y que provienen de esa incomparable frescura lorquiana. En primer lugar, una mirada sobre la naturaleza que conmueve al hablante en su sencillez maravillosa. En segundo lugar, el neopopularismo y la raigambre folklórica que se ligará a los hallazgos de las composiciones de Violeta, su hermana, presencia viva a lo largo de toda su obra. En tercer lugar, la defensa a ultranza de esa belleza implícita en los personajes populares que atrae a sus poemas. Aquello que vemos en libros tan –aparentemente- lejanos de García Lorca como Romancero Gitano y Poeta en Nueva York: las oposiciones entre el mundo de los negros y blancos, de los gitanos y payos, de los opresores y oprimidos.

 

 

                                  *********************

 

                                 

                                  Para concluir estas páginas sobre la evidente cercanía entre andaluces y chilenos, entre sus poetas y su pueblo, me parece fundamental hacer un llamado a los autores y lectores de ambas orillas para incrementar y profundizar en nuestras raíces comunes y en las proyecciones que, sólo juntos, podemos alcanzar. De nada sirven las diferencias que algunos quieren profundizar en aras de un discurso donde conquistadores y conquistados, colonizadores y colonizados, europeos y pueblos originarios se desencuentran siempre en oposiciones irreconciliables y estériles. Andaluces y chilenos, hispanoamericanos y españoles poseemos un océano común e inconmensurable: el de la lengua. Ese bien extraordinario y milagroso ha logrado unir al pastor de la Patagonia con el gitano del Albaicín. Nada puede borrar ese bien común que poseemos. En mis más de treinta años de docencia universitaria enseñando la gran poesía española, siempre insistí en que Quevedo o Cervantes eran tan chilenos como Neruda o Huidobro españoles. Lo que parecía, aparentemente, una locura, mis estudiantes lo iban entendiendo poco a poco. Así el Viaje al corazón de Quevedo de Neruda o la ya citada Araucana de Ercilla podían verse en un mismo universo donde la lengua los articulaba juntos en un espacio donde también las costumbres, las tradiciones y hasta las cosas más cotidianas podían verse juntas y complementarias. Hago votos para que esta modernidad postmoderna que vivimos hoy no destruya el entendimiento que puede profundizarse, insisto, más y mucho más. Como ejemplo y recordando mi infancia, quiero dejarlos con un recuerdo que me une en lo personal a Federico García Lorca y a Granada y España. No olvidaré que las primeras canciones que aprendí fueron aquellas que me cantó mi madre desde pequeño. No eran otras sino las extraordinarias “Trece canciones populares” recopiladas y armonizadas por Lorca. El universo de Paquiro, de la Tarara, de Aixa Fátima y Marien poblaron mis primeros años con melodías que me han hecho encarnar tanto la poesía como la música española. Agradezco que la vida pueda ir completando ese círculo y ese ciclo que, en el día de hoy, con estas palabras quieren manifestar mi agradecimiento a la Academia de Buenas Letras de Granada, a sus Ilustrísimos Académicos tan generosos conmigo, a la ciudad y a Andalucía por la inmensa gracia al incorporarme como correspondiente por Santiago de Chile a su Honorable Institución. De esta forma, quiero manifestar mi amor incondicional por la obra de tantos andaluces y granadinos que han hecho de sus emociones y de su pensamiento una parte sustancial de la existencia y los valores de este mestizo europeo y americano que hoy vibra de alegría y cariño.


Muchas gracias.




PRESENTACIÓN DEL LIBRO "QUINTO CENTENARIO DE LA CIRCUNNAVEGACIÓN (1522-2022)" DE LOS ACADÉMICOS Y EDITORES JOAQUÍN ZULETA Y MARTINA VINATEA (10 DE JULIO DE 2025)


 

NUEVA SESIÓN DE LA CÁTEDRA HIPANOAMERICANA ORESTE PLATH 2025 DEDICADA A JORGE URRUTIA BLONDEL (SANTIAGO DE CHILE, 17 DE JULIO DE 2025)


 

lunes, 30 de junio de 2025

HOY, 30 DE JUNIO DE 2025, EN BARCELONA, LOS ESCRITORES DOLORS UDINA, MIREILLE GANSEL Y ANTONI CLAPÉS PRESENTAN EL LIBRO "LES DUES ALES D'UN OCELL"


 

EVENTOS EN VALENCIA, ESPAÑA (2 Y 3 DE JULIO DE 2025)




 

SE PRESENTA EN ARGENTINA "POESÍA COMPLETA" DEL GRAN POETA GALÉS DYLAN THOMAS (18 DE JULIO DE 2025)



 Y la muerte no tendrá dominio

Y la muerte no tendrá dominio.
Los hombres desnudos han de ser uno solo
con el hombre en el viento y la luna poniente;
cuando sus huesos queden limpios y los limpios huesos se dispersen,
ellos tendrán estrellas en el codo y el pie;
aunque se vuelvan locos serán cuerdos,
aunque se hundan en el mar de nuevo surgirán,
aunque se pierdan los amantes, no se perderá el amor;
y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.
Los que hace tiempo yacen
bajo los dédalos del mar no han de morir entre los vientos,
retorcidos de angustia cuando los nervios cedan,
atados a una rueda no serán destrozados;
la fe, en sus manos, ha de partirse en dos,
y habrán de traspasarles los males unicornes;
rotos todos los cabos, ellos no estallarán.
Y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.
Ya las gaviotas no gritarán en los oídos
ni romperán las olas sonoras en las playas;
donde alentó una flor, otra flor tal vez nunca
levante su cabeza a los embates de la lluvia;
y aunque ellos estén locos y totalmente muertos
su cabezas martillearán en las margaritas;
irrumpirán al sol hasta que el sol sucumba,
y la muerte no tendrá dominio.

jueves, 26 de junio de 2025

BASES DEL PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA “MIGUEL HERNÁNDEZ-COMUNIDAD VALENCIANA” 2026



PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA 

“MIGUEL HERNÁNDEZ-COMUNIDAD VALENCIANA”

2026

 

 

El Patronato de la Fundación Cultural Miguel Hernández convoca el Premio Internacional de Poesía “Miguel Hernández-Comunidad Valenciana” 2026, con arreglo a las siguientes:

 

BASES

 

PRIMERA. Podrán participar todos los escritores que lo deseen, con una obra original e inédita escrita en castellano. No podrán concursar aquellos que hubieran obtenido el Premio en ediciones anteriores de este certamen.

 

SEGUNDA. La dotación del Premio único será de 8.000,00 euros, sujeta a la legislación tributaria vigente. Se entregará también al ganador un elemento artístico acreditativo.

 

TERCERA. Las obras, de tema libre, deberán contar con un mínimo de 500 y un máximo de 1.000 versos, escritas a máquina o en ordenador a doble espacio y por una sola cara, y con un índice de los poemas. Sólo se podrá enviar una obra por participante.

 

CUARTA. Se podrá participar mediante dos vías: por correo postal o mensajería y por correo electrónico. En caso de correo postal o mensajería, se presentarán las obras grapadas o encuadernadas debidamente, por quintuplicado, en formato DIN-A4. En los originales sólo se hará constar el título de la obra y un seudónimo. En sobre aparte dentro del mismo paquete, cerrado y con el título de la obra y el seudónimo en el exterior, se incluirán los datos personales del autor: nombre y apellidos, dirección, teléfono de contacto y correo electrónico, fotocopia del DNI o del pasaporte y una breve nota bio-bibliográfica.

 

En la opción de correo electrónico, se enviará a la dirección  administración@miguelhernandezvirtual.com un único mail que contendrá dos archivos adjuntos, un PDF o Word con el poemario original, indicando título de la obra y seudónimo, y un archivo con los datos personales del autor: nombre y apellidos, dirección, teléfono de contacto y correo electrónico, fotocopia del DNI o del pasaporte y una breve nota bio-bibliográfica.

 

INFORMACIÓN BÁSICA SOBRE PROTECCIÓN DE DATOS Responsable: FUNDACIÓN CULTURAL MIGUEL HERNÁNDEZ

Finalidad: Gestión participación actividad indicada. Los datos personales del autor: nombre y apellidos, dirección, teléfono de contacto y correo electrónico, fotocopia del DNI o del pasaporte y una breve nota bio-bibliográfica solo se tendrá acceso de los finalistas.

Legitimación: Interés legítimo del Responsable y consentimiento del interesado.

  

Destinatarios: Se cederán datos por obligación legal, autorización expresa del interesado o para prestar un servicio como se explica en la información adicional. No se transferirán datos a terceros países.


Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos, así como otros derechos como se explica en la información adicional. Se informa de la existencia de un servicio de denuncias internas.

Puede consultar la información adicional y detallada sobre Protección de Datos expuesta en C/. MIGUEL HERNÁNDEZ, n.º 75 03300 ORIHUELA (Alicante) y solicitar una copia para su conservación en la dirección arriba indicada o en el correo electrónico administracion@miguelhernandezvirtual.com

 

QUINTA. El plazo de presentación de originales finaliza el día 30 de octubre de 2025. Los originales se enviarán a: Fundación Cultural Miguel Hernández, calle de Miguel Hernández n.º 75, 03300 Orihuela (Alicante). Se considerarán incluidas dentro de este plazo las obras que se envíen por correo y tengan matasellos de origen de esta fecha o anterior. En el sobre se indicará obligatoriamente: “Para el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández-Comunidad Valenciana 2026”. Asimismo, será posible también remitir los originales a través de correo electrónico, rigiéndose en todo momento por lo expuesto en las presentes Bases, a la siguiente dirección:  administracion@miguelhernandezvirtual.com

 

SEXTA. La Fundación Cultural Miguel Hernández designará un comité de lectura previo, constituido por especialistas, que seleccionará las obras sobre las que deliberará posteriormente el Jurado, presidido por un miembro del Patronato de la Fundación y con cuatro miembros más con voz y voto, que tendrá al Director de esta Institución como secretario de actas, con voz pero sin voto. El representante de la editorial encargada de su publicación tendrá voz pero no voto. Si en la deliberación previa a la votación se considerase por mayoría de sus miembros que ninguna de las obras presentadas posee calidad suficiente para optar al Premio, éste podrá declararse desierto.

 

SÉPTIMA. El fallo del Jurado será hecho público durante el mes de marzo de 2026, en fecha próxima al aniversario de la muerte del poeta Miguel Hernández. El fallo será inapelable y la asistencia del ganador al acto de entrega del Premio, imprescindible para percibir el mismo.

 

OCTAVA. La obra premiada será publicada por Devenir. El ganador tendrá derecho a recibir cincuenta ejemplares de su obra, entendiéndose que la dotación económica del Premio suple los derechos de autor, tanto mediante impresión como en proceso digital y/o a través de Internet. El ganador deberá facilitar, en el plazo de un mes desde que se le notifique la obtención del Premio, un soporte informático con el contenido íntegro de la obra premiada. Siempre que la obra sea editada se tendrá que destacar el galardón obtenido por la misma, con la indicación ‘Premio Internacional de Poesía Fundación Cultural Miguel Hernández 2026’.

 

NOVENA. Los originales no premiados serán destruidos, no admitiéndose peticiones de devolución.


DÉCIMA. La participación en este Premio implica la total aceptación de las Bases. El Jurado resolverá todos aquellos aspectos no contemplados en las mismas.

 

Orihuela, 1 de junio de 2025