La página de Andrés Morales (1962), poeta, ensayista y académico chileno, es un Blog de apuntes y escritos abierto a todos aquellos interesados en la literatura y, en especial, en la poesía. Contiene poemas, artículos, notas, comentarios, críticas, reseñas, fotografías y en general, todos los tópicos imaginables e inimaginables en torno a la poesía, el cine, la prosa y la literatura chilena, hispanoamericana, española y europea de todas las épocas y estilos.
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José Saramago
martes, 31 de mayo de 2022
"LA SOLEDAD DE LA HISTORIADORA MILITAR" POEMA POR MARGARET ATWOOD (VERSIÓN CASTELLANA DEL POETA CHILENO CARLOS ALBERTO TRUJILLO)
Confiesa: es mi profesión
lo que te alarma.
Es por eso que pocos me invitan a cenar,
aunque Dios sabe que no me esfuerzo por dar miedo.
Llevo vestidos discretos
y tonos de beige poco llamativos,
Huelo a lavanda y voy a la peluquería:
nada de melena de profetisa,
llena de serpientes, eso asustaría a los jóvenes.
Si pongo los ojos en blanco y murmuro,
si me agarro el corazón y grito de horror
como una actriz de tercera masticando una escena loca,
lo hago en privado, así que nadie me ve
excepto el espejo del baño.
En general, podría estar de acuerdo contigo:
las mujeres no deben contemplar la guerra,
no deben evaluar tácticas con imparcialidad,
ni evitar la palabra enemigo,
ni mirar a ambos lados y no denunciar nada.
Las mujeres deben marchar por la paz,
o repartir plumas blancas para despertar la valentía,
escupir ellas mismas las bayonetas
para proteger a sus bebés
cuyos cráneos serán destrozados de todos modos,
o, habiendo sido violada repetidamente,
ahorcarse con su propio cabello.
Estas son las funciones que inspiran el consuelo general.
Eso, y tejer calcetines para la tropa,
y una especie de porrismo moral.
También: luto por los muertos.
Hijos, amantes, etc.
Por todos los niños asesinados.
En vez de esto, digo
lo que espero que pase de verdad.
Una cosa contundente, no encantadora.
La verdad rara vez es bienvenida,
especialmente durante la cena,
pese a que soy buena en lo que hago.
Mi oficio es el coraje y las atrocidades.
Los miro, pero no los condeno.
Escribo las cosas tal como sucedieron,
tan cerca como puedo recordarlas.
No pregunto por qué, porque habitualmente es lo mismo.
Las guerras ocurren porque quienes las inician
creen que pueden ganarlas.
En mis sueños hay glamour.
Los vikingos dejan sus campos
cada año durante unos meses para matar y saquear,
así como los muchachos van de caza.
En la vida real eran agricultores.
Vuelven cargados de esplendor.
Los árabes cabalgan contra los cruzados
con cimitarras que podrían cortar
la seda en el aire.
Un corte rápido en el cuello del caballo.
y un trozo de armadura que se derrumba
como una torre. Fuego contra metal.
Un poeta diría: romance contra frivolidad.
Cuando despierto, lo sé mejor.
A pesar de la propaganda, no hay monstruos,
o no hay ninguno que pueda ser enterrado.
Termina uno y las circunstancias
y la radio crean otro.
Créanme: ejércitos enteros han orado fervientemente
a Dios toda la noche, y lo hacían en serio,
pero fueron masacrados de todos modos.
La brutalidad gana con frecuencia,
y los grandes resultados han dado lugar a la invención
de un dispositivo mecánico. A saber, el radar.
Cierto, el valor a veces cuenta para algo,
como en las Termópilas. A veces funciona —
aunque la virtud última, por tradición acordada,
la decide el ganador.
A veces los hombres se lanzan sobre las granadas
y estallan como bolsas de papel llenas de tripas
para salvar a sus camaradas.
Puedo admirar eso.
Pero las ratas y el cólera han ganado muchas guerras.
Eso y las papas,
o la ausencia de eso.
No sirve de nada poner todas esas medallas
sobre el pecho de los muertos.
Impresionante, pero sé demasiado.
Las grandes hazañas simplemente me deprimen.
En aras de la investigación
He andado por muchos campos de batalla
que una vez fueron líquidos con cuerpos
de hombres hechos pulpa y salpicados de proyectiles que explotaron
y huesos desparramados.
Todos ellos habían vuelto a ser verdes.
cuando llegué allí.
Cada uno inspiró unas cuántas citas buenas en su día.
Tristes ángeles de mármol se ciernen como gallinas
sobre nidos cubiertos de hierba donde nada nace.
(Los ángeles también podrían describirse como vulgares
o despiadados, dependiendo del ángulo de la cámara.)
La palabra gloria se repite mucho en las puertas.
Por supuesto que elijo una flor o dos
de cada uno y las pongo, como recuerdo, entre las páginas
de la biblia del hotel.
Soy tan humana como tú.
Pero no sirve de nada pedirme una declaración final.
Como digo, me ocupo de las tácticas.
También de las estadísticas:
por cada año de paz ha habido cuatrocientos
años de guerra
(Puesto en castellano la noche del 22 de mayo de 2022)
lunes, 30 de mayo de 2022
domingo, 29 de mayo de 2022
viernes, 27 de mayo de 2022
martes, 24 de mayo de 2022
"POEMAS" DE LA GRAN POETA CHILENA STELLA DÍAZ VARÍN
VEN DE LA LUZ, HIJO
Ven de la luz;
Desde donde la pupila sueña
y vuelve atormentada,
como un escombro vivo,
como especie de flor, como pájaro.
Carbón de víscera terrestre,
así como víscera de árbol.
Desciende como los antiguos ángeles,
como los malos discípulos,
ardiendo en su pasión, desheredados.
Así como las fieras, hijo.
absolutas, tristes.
Ese será el día
-presentimiento que no quise,
tú sabes, los conoces-
que tomaré la forma deseada.
aprisionaré tu llama,
tu superficie extraceleste
tu mirada de centro obscuro,
tu trigal;
la tibia voluntad de tu piel
me ayudará y seremos.
Yo era como esas pequeñas fuentes secas.
Desciende, hijo, de la luz;
avizora el espacio,
avizora el horizonte.
La curva que deja el corazón de un muerto,
la mano que se esconde,
la mano que nadie quiso acariciar.
Tú y yo venidos
irremisiblemente;
unidos como dos tallos jóvenes aún;
Queriendo apenas lo que no se nos dio.
Amando
lo que la luz aconseja:
el vértigo, la hondonada, el silencio.
el color de las piedras;
tantas cosas simples y distintas.
Llegaremos a amar la contextura de Dios
tan difusa;
tan perfecta como tus pequeños ídolos.
La madera de Dios
tan bella y roja
como el corazón de los árboles.
Tan bella y roja
como el corazón del veneno.
Que te ciegue la luz, hijo.
Que te atormente.
Ven de la luz, inúndate;
Ten la luz y desmiente la tiniebla.
Ven, hijo, arrodíllate.
Cree en los amaneceres.
En la luz son más bellos los ojos de Dios.
Y mi triunfo;
Encontrar la palabra escondida
aquella vez de nuestro pacto secreto
a pocos días de terminar la infancia.
Debes recordar
dónde la guardaste
Debiste pronunciarla siquiera una vez...
Ya la habría encontrado
Pero tienes razón ese era el pacto.
Mira cómo está mi casa, desarmada.
Hoja por hoja mi casa, de pies a cabeza.
Y mi huerto, forado permanente
Y mis libros cómo mi huerto,
Hojeado hasta el deshilache
Sin dar con la palabra.
Se termina la búsqueda y el tiempo.
Vencida y condenada
Por no hallar la palabra que escondiste.
Que mis muertos descansen en paz
Tienen la obligación
De estar presentes
Vivientes en cada flor que me robo
A escondidas
Al filo de la medianoche
Cuando los vivos al borde del insomnio
Juegan a los dados
Y enhebran su amargura.
En cada pensamiento que desvelo
Se me olviden bajo tierra
Los que allí los acostaron
No resolvieron la eternidad
Que mis muertos me los hundan
Me los ignoren
Me los hagan olvidar
Aquí o allá
En cualquier hemisferio
En su día
Los descubro, los trasplanto
Los desnudo
Los llevo a la superficie
A flor de tierra
Donde está esperándolos
El nido de la acústica.
Cuando los sirlos
Esos bellos pájaros
Emigran
Y la lejanía hiere sus alas
El hombre no lo sabe
Porque duerme
Oculto por causa de la luz
Para no prever la muerte.
Entrega el dominio de sus sueños
Y emancipa el caos
Y pierde el poder
sobre su propio río
que lo recorre en longitud.
Los abismos se acercan
Y las múltiples aguas
Devienen creaturas de espanto.
Uncido al gran anillo
Olvidará su trayectoria astral
su fecundidad perecedera.
Ocurrió
Que cerró las pupilas ante la luz
Y no estuvo más allá
De las cosas presentes
Ni creó una analogía superior
a la distancia entre los astros
Ni escuchó el soberano mandamiento
De crear al hombre verdadero.
Olvidado en el tiempo
Aún persistirá en creer
que fue un símil de su conciencia.
Sólo el espinazo de la muerte
A tranco largo
Mirando fijamente
A mis ojos deslucidos
Doblando por la esquina
La miserable luz
De los días empañados.
Muy de tarde en tarde
Vestido de domingo.
Estoy mirando desde una ventana ajena
Tras la luz de este rincón desconocido
Desde esta ventana hacia ningún paisaje
Hueco sin distancias
Seca pupila donde no resplandece
ni el más leve trino.
desprovista de sinsabor
es sometida a la sombra.
Sí. A su sombra...
Enciende la bujía y lee.
la venida del apocalipsis,
los hijos anteriores enterrados
y un hilo de sangre desprendido del techo.
No es nada ya el océano y su barco
ni la muerte que intuye la libélula
ni la desesperanza del leproso.
Ya no estaré tan sola desde hoy día.
He abierto una ventana a la calle.
asomados a la muerte desde su infancia.
Y escogeré el momento oportuno
para enterrarla.
Y les he dicho acerca del peligro
de esconder las armas
bajo las ojeras.
Ellos no están de acuerdo.
Y como están todo el tiempo discutiendo
siempre traen perdida la batalla.
Yo no puedo estar en todo;
para eso pago cada gota de sangre
que se derrama en el infierno.
a oxidar uno que otro sepulcro.
Y en primavera, construyo diques
destinados a los naufragios.
Las cuatro estaciones del año
no me contemplan, sino trabajando.
para que las viudas jóvenes
cierren los ojos de sus maridos,
y desperdicio minutos, atisbando
a la entrada de una flor de espliego
de una simple abeja,
para separarla en dos,
y verla desplazarse:
la cabeza hacia el sur
y el abdomen hacia la cordillera.
como el día de Pascua de Resurrección
me encuentra fatigada,
y sin la sombra habitual
que nos hace tan humanos
al decir de la gente.
Ustedes
Son los hombres castigados,
Los labradores
De gestos oblicuos
Que al engendrar falsos surcos
La semilla huyó despavorida.
Con una mano enguantada
A flor de corazón.
Cuál es la fecha exacta
Entre Aldebarán y Andrómeda.
El día en que los cuervos
Cosechen lo suyo
Entre las más grandes estampidas
De todos los tiempos. Amén.
Querido niño ávido
Tendrás tu perro azul
Te lo prometo
Siempre que lo fabriquen.
Además
Te prometo un puro tiempo
para lanzar anillos de por vida
En la cercana sombra de los parques.
sábado, 21 de mayo de 2022
"RÉQUIEM DE LA DUPLICACIÓN" TEXTO DEL POETA CHILENO YVAÍN ELTIT
Es que aún te amo
más en esta noche de peces y hiel,
mientras el barro de los recuerdos
se me escurre como una matemática sigilosa
cuando el corazón esconde los
murmullos,
cuando los magos juegan a la hombría
porque me has dejado solo en Cartago.
Melenas de oro
acampanadas para un réquiem
con guitarrones chilenos y una lira
renquina,
déjame estirarte las pelotas hasta
el alba para fecundar los suicidios,
reconociendo los guachos que me
retiraron la saliva bajo tu ensueño felino.
Echarte se hace poco, quererte en
los obscuros
cuando todo brilla a la distancia,
acaso penetrar a Lavinia se hace
menos frágil que hacer parir naranjas rosas.
Dícese muchacho labios escarcha
los porqués malditos del deseo
vehemente,
apasionado con la letra del feto
muerto,
da lo mismo si es el caso o no,
pero quiero venir en esta madrugada
de brujos a descubrirte la alquimia
para entibiar los pasados rebeldes.
Aunque asistí a tu funeral vestido
como alegre viuda,
aún resuenan en mi piel desde tus
ronquidos
hasta la cantidad de huevos que
comías al desayuno,
pues tus gentiles huéspedes pueden
ser presa de tu hocico,
llevándolos sobre el pasto o
poniéndolos contra el muro
para que un gemido suene como rayo
nuevo,
pero ninguno de ellos hace germinar
al sol.
Quizás sigas buscándome
espectralmente por los versos que vienen,
más mi puño se atreve a escribirte
estas últimas letras,
derribado por el imaginario arrugado,
haciendo un pacto servil con los
cuervos para marcarme como buey guacho.
Ese hijo que tú y yo no tuvimos es
el más claro reflejo de tu dorada palabra de león.
viernes, 20 de mayo de 2022
lunes, 16 de mayo de 2022
viernes, 13 de mayo de 2022
miércoles, 11 de mayo de 2022
[UN MUERTO CON UNA MALETA], POEMA INÉDITO DE ANDRÉS MORALES
[UN MUERTO CON UNA MALETA]
Ucrania, 2022
Un muerto con una maleta,
sin destino, sin partida,
sin terruño.
Congelado al cruzar la
calle,
asesinado sin saber por
qué.
Una maleta y un muerto.
Contenido:
tres fotos de familia,
algo de ropa,
dos pañuelos de una mujer
y el aire inmenso de la
dignidad.
Todo (o nada) es igual
que antes:
pero no, “la vida no tiene
sentido”.