DOMINGO POR LA TARDE
En el cuarto de al lado escucho los quejidos de
alguna pareja, la división capitalista del
trabajo y las tarifas del servicio telefónico
contribuyen de igual manera
a que uno se pase la tarde sin pronunciar palabra:
domingos por completo en blanco donde el hecho
objetivo de la soledad difícilmente podría conseguir
el adorno de alguna excusa, algún nombre para
exornarlo como dudosa compañía. Los fantasmas
de la juventud recién perdida se mezclan con los fantasmas
de la madurez que aún no llega, un limbo parecido al del
idioma en el que todos se comunican con señales
aunque tengan ganas de salir gritando.
Yo mismo quisiera salir gritando
en busca de alguna leyenda, los jumpers
maltrechos de bertoni, el orompello
del tomás, la cristalería
frente a frente a un elefante.
Vuelvo los ojos hacia la puerta
pero no consigo que se acerque nadie
a tocar. Ninguna colegiala alegre
vestida de colegiala, ningún zombie
por las calles de concepción.
Al elefante que está parado en la ventana:
sólo le pido que empiece luego a recordar.
NO SE EQUIVOCABAN LOS MAESTROS
(museo de bellas artes, versión libre)
Alguien cree estar escribiendo en el fin del mundo,
pero no puede negar que el camión de los helados
está pasando nuevamente por el parque donde
los niños se arremolinan a su alrededor y la
descripción del paisaje no ha cambiado
porque el ojo del que mira no ha cambiado:
confía impertérrito en que el mundo es una
catástrofe tranquila, una reunión de nubes
diríase que de paso por el cielo
sería el único argumento convincente
para encerrarnos a conversar en un café
:de cualquier cosa, menos de las nubes.
Nadie tiene ganas de salvarse de nada
pero sí de tomarse un par de chelas, de
las últimas profecías sobre algún remoto
apocalipsis las palabras tienen poco que
decir: las danzas de la muerte, un anillo
en el dedo de los que no alcanzan a apretarse
el cinturón, aunque nada tengo en ello que
ver la improbable falta de presupuesto:
y es cierto que no sabemos distinguir
como le gusta enrostrarnos a los catedráticos
de las plazas más preciadas entre el cierzo
y el mistral, ok: touché. Así decía mi hermano
cuando hacíamos esgrima con palos de escoba
y terminaba sacándome cresta y media cuando
a los dos se nos pasaba la mano con el ardor de
los guerreros: él moriría poco después, tendido
en una cancha de fútbol, mordiendo no sé
si con desesperación el pasto, de seguro
ya inconsciente, producto de una falla en
el ventrículo derecho del conjunto arterial.
El camión de los helados pasa haciendo sonar
la sirena, los niños están a punto de alcanzarlo y
el conductor sólo piensa en lo fácil que será entregarle
las planillas al supervisor del turno de las mañanas.
LA ÚLTIMA ESCENA
(El segundo advenimiento)
Le ha ido mal envejeciendo.
En la sala de bailes están festejando a los recién casados.
La mesa la ocupan con la misma devoción de los apóstoles
sentados alrededor de su maestro que se niega a las despedidas.
La ropa ya no le queda, la curva que de a poco se va anunciando
no llegó con majestad hasta su espalda. La invitación llegó
hace menos de una semana, aun cuando se conozcan
desde hace más de diez años. Nunca se imaginó
este momento (tampoco estos comensales.
En aquel famoso cuadro, pareciera que los
encargados de repartir su palabra gozaran
con despreocupación de aquel momento:
con la misma despreocupación, los que
aquí no están encargados de nada
disfrutan de las atenciones del padre
de la novia, de los esfuerzos de una familia,
de la orquesta de músicos retirados
listos para guardar sus instrumentos:
viola de gamba, arpa profunda y
una improvisada flauta traversa
que no ofreció en ningún momento
nota alguna fuera de lugar. Alguien le
sugiere el pastel, otro le consulta
por su trabajo. Una marea teñida
de sangre ahoga por todas partes
la ceremonia de la inocencia.
Sabe que hubiera sido mejor
alegar problemas de salud.
Vuelve a hacer sonar los hielos
del whisky. Vuelve a poner
el vaso sobre la mesa.
El baile de los novios se prolonga
hasta la madrugada. Ella se puso
un par de zapatillas, él temprano
optó por quitarse la corbata:
cuanto más avanza la velada
más hermosos son los invitados.
LAS ÚLTIMAS CONSECUENCIAS
(precedidas de la palabra hasta)
Los padres se encargan de los regalos.
Las amigas de inflar los globos.
Todo está listo para la celebración
que no puede durar más de dos horas.
Los invitados comienzan a llegar.
Los niños comienzan a saludarse.
Corretean por las instalaciones
diseñadas para tales efectos.
Los adultos que nos vemos
cada vez que alguno de nosotros
tiene que organizar un cumpleaños
nos sentamos alrededor de una
cerveza que no es original de
ninguno de nuestros países.
De lo único que podemos
hablar es de lo único que no
nos interesa. La política es
siempre más de lo mismo, las
mujeres están sentadas en la
misma mesa. Pronto serán los niños
el telón de fondo. La música
que proviene de los altoparlantes
algo a lo que tendremos que
acostumbrarnos. Y en medio
de todo eso. Y sin que nadie
lo notara. Haciéndole el quite
a la marea en las piscinas de
tus compañeros de curso. La
plata que entraba a raudales
lo hizo a costa nuestra.
La poca que cayó en nuestras
manos como los marcadores de
libros que descendían desde el
cielo tuvimos que agradecerla
como si no la hubiéramos sudado
noche tras noche en los restaurantes
donde nos diéramos cita para gastarla.
Los marcadores de libros venían cargados
de poemas. Los poemas venían cargados
a la nostalgia. Antes de que se cumplieran
las dos horas los niños están completamente
exhaustos. Las madres se despiden, los
padres se estrechan las manos. Los
organizadores recogen el lugar y
las sillas desparramadas, los manteles
desechables, las botellas, los servicios,
las challas, las serpentinas, los globos
desinflados. El lugar parece intacto,
nadie podría decir que aquí hubo un
cumpleaños, tampoco que ahora una
niña es ya oficialmente un año mayor
después de haber sido nuestra hija.
Turning and turning in the widening gyre
The falcon cannot hear the falconer;
Things fall apart; the centre cannot hold;
Mere anarchy is loosed upon the world,
The blood-dimmed tide is loosed, and everywhere
The ceremony of innocence is drowned.
Los epígrafes son involuntarios.
MUSÉE DES BEAUX ARTS
(otra versión libre)
Por qué no se le puede dedicar un poema al cansancio.
Cuando alguien se muere siempre es el hijo de alguien.
Todo lo que no sea autobiografía es plagio. Y aunque no
hemos asesinado a nadie en la iglesia, aun así se nos acusa
de ampararnos en la belleza del verano para recorrer con
desvergüenza el litoral central, confundiéndolo con las
playas de una normandía que hasta entonces sólo
nos sonaba como un desembarco. Así y todo,
los concesionarios abren desde mediados de
diciembre hasta que el sol nos acompañe:
las bondades del modelo han pasado desapercibidas
para los que insisten en encontrar el santo grial
ya sea en los restaurantes de cartagena, ya
sea entre los que hablan un francés con el
acento indescriptible de la Alianza: el exilio,
a fin de cuentas, era este cansancio después
de sacar la nieve de la puerta de tu casa,
los ojos irritados por leer los diarios en la
gastada pantalla de tu computador, donde
se comenta la muerte de un niño que siempre
fue el hijo de alguien, las alas quemadas por
haber volado tan alto son la copia que
ennoblece el original: la piel de esos bañistas
que tirados encima de la arena y de la playa
atestiguan con desdén al sol y su autoría.
PARIENTES LEJANOS, LUZ DE CENIZA, HEGELIANO
(el último poema, el último discurso)
Los estudiantes de literatura deambulan por las
librerías de viejo en busca de ese tipo de iluminación
sacada de algún libro de fotografía o de las memorias de un político
arrepentido: cualesquiera que sean sus lectores no son los únicos
que andan buscando. Las primeras ediciones
que se transan en las galerías del centro de santiago
son al mismo tiempo el mapa y el tesoro.
La angustia de las influencias parece un chiste
ahora que los mejores poetas de nuestra generación
han podado lo mejor de sí mismos con tal de encontrar
sus incunables entre un montón de otros libros fervorosamente
dedicados y por el mismo precio de una chela que se
se podrían haber tomado en Las Lanzas. Cajones de saldo
que bien podrían robarse a plena luz
del día, la poesía de los noventa
está indisolublemente ligada
a la muerte del presidente
balmaceda:
la matanza de san vicente
de paul, el enfrentamiento entre el congreso
y el poder ejecutivo, la demagogia según la cual
existe una línea directa entre el pensamiento cartesiano
y los campos de concentración judía, la carencia de un punto de
vista dialéctico y el fin de la educación pública, no sólo las profecías
terminaron por autocumplirse, los filósofos del siglo diecinueve
jamás se imaginaron el espíritu de la historia
con nombre y apellido, pero la libertad es necesaria
sólo cuando se escoge libremente aquello que
ya estaba decidido, cuando se cumple con
la caída sobre el pasto del rocío y
el árbol se decide a echar raíces
una vez que ha dejado de crecer.
Un hombre para quien todas las cosas son
parientes lejanos sabe que el búho de Minerva
emprende su vuelo al atardecer. Mucho más temprano
que tarde: lo hará cuando amanezca. Mucho más
temprano que tarde el espíritu de la historia
se traducirá en carne y en huesos, en el
cumplimiento de alguna profecía
rubia y de caderas anchas. Hasta
entonces seguiremos organizándonos,
hasta entonces seguiremos con el trabajo
de bases y propaganda, la educación
de la masa trabajadora comienza
por las librerías de viejos, con los
libros de los poetas más jóvenes de edad
rigurosamente autografiados.
Cristián Gómez O. (Santiago, 1971) Entre sus libros más recientes se encuentran Homenaje a Chester Kallman (Luces de Gálibo, España, 2010) y, junto con Mónica de la Torre, la antología Malditos latinos, malditos sudacas. Poesía hispanoamericana made in USA (El Billar de Lucrecia, 2009, México). Sus poemas han sido incluidos en diversas antologías, entre las que se cuentan Cantares (LOM, Santiago, 2006), de Raúl Zurita y Fértil Provincia (Casa de las Américas, La Habana, 2009), de Andrés Morales y Reynaldo Lacámara. Es Assistant Professor of Spanish en The University of South Dakota y forma parte del equipo editorial de “Fuga”. Es autor del blog "Epígrafe para un libro condenado" (www.epigrafeparaunlibrocondenado.blogspot.com).