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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

domingo, 30 de marzo de 2014

FRAGMENTOS DE "ESTELARES" LIBRO INÉDITO DEL POETA CHILENO PATRICIO HENRÍQUEZ LORCA





Entrevista a Arturo Lorca, Suplemento de Espectáculos, 1989
( las preguntas y el nombre de la publicación han sido borrados)


Hemos perdido en elegancia,
La sensualidad  aristocrática de nuestras canciones
Será borrada parcialmente y con alevosía
Por el coloquialismo comercial comprometido
De los Serratines, los Milaneses, y los Silviciosos.
Verá ud. que vendrán grupetes de rock por docenas
Neomarxistas con letras no las entiende ni Dios.
Serán peores que los Cabezas y los Gonzales 
Caudillos de esta década que fenece
Con los falsetes del emblema de la futura alegría.
¿ Es que nosotros no lo fuimos?
¿Cuántas gentes fueron felices por mi voz,
Y la delicadeza de nuestros arreglos?
Tantas son que no los puedo contar.


….

El hecho de escribir canciones de amor
No me vuelve un ser sensible.
No tengo musa y realmente no creo haber amado
A alguna mujer de las tantas que me endosan.
Cuando empecé en el negocio
Había una chica de ojos tristes
Y carácter militante.
Pensé que no se me olvidaría,
Y la llame J, la J de mis primeros discos,
Encriptada, alegórica, inefable,
Y ahora….
¿ Cree ud. que yo creo en la J?
¿Quién cree en la J hoy en día?






Sólo el Sol ha de superar mi legado,
Y será Rey, ese que no fue niño ni viejo,
Subsiste en su propio limbo.


El concepto de Bach sobre el concierto
He de utilizar en mi próximo espectáculo
El público ( de todas las clases y naciones)
En el centro, y alrededor, nosotros los músicos,

No obstante, de una divina manera
SIEMPRE EN EL CENTRO HE ESTADO
YO





1973, 11 de septiembre. Chile

¿ Quieren que Dios le aprete la tuerca?
¿Quieren que Dios le aprete la tuerca?
Hijos de puta,  se lo buscaron.
Conchesumadres, lo encontraron.
SI VIS PACEM, PARA BELLUM

  


Al rey

Primavera de 1988 :
Paseo en los Jardines Reales:
Naranjas en las manos, naranjas:

“ No llores como una mujer
lo que no supiste defender como un hombre”


La Familia Chilena

La estulticia es el dogma que habita en la piedra del dogma
del óvulo perfecto que en que la lacra española se une con la miseria indígena,
el perro muerto que se come la verga hermafrodita y purulenta de los niños que habrá que formar,
es que es la prueba evidente de que los alacráneos habitan en el maricorazón de todos los criadores,
y escriben en la piedra y escriben en la mierda que La Faimilia Chilena es la base de todos los microbios que la microhabitan.
Una vez que todos los leprosos somos impugnados e insiliados,
Viene la Asociación Nacional de la Gangrena a cagarse en la madre y en el padre.
Me dirán los contrarreformistas de siempre que al cachorro no se le pega ni aunque bestia fuese,
Pero bien les dicen desde la cuna de oro, de mimbre o de fibra óptica, justo cuando entrarán en sus primeros sueños:

“ no tienes dedos para el piano y la lira está muy podrida
sé un digno miserable que roba monedas a los vagos
sé un digno miserable: preserva mi sangre”

Qué bien se siente ser un papito corazón de cuchillo carnicero
Que nunca le ha dado placer a su mujer, sino sólo mocosos de mierda
Para que la muy puta los abandone mirando lacradas estrellas , o en sobregiros de amores venéreos.
Como te maldigo, Familia de cabrones, de delincuentes, de egoístas patas de perro tiesas,
Cortados por las mismas sierras eléctricas,
Mantenedores de toda estas mariconería que llaman principios.
Hay que tomar el fusil otra vez y echarlos de mesa,
Como se echa a los mercaderes del templo,
Y si se vuelven hay que renovarles la muerte cada 24 horas,
Y arrancarse toda la carne frente al cielo de huesos y hacer la revolución de la lepra,
Y renacer lleno de sangre y tripas mirando por primera vez este mundo de culebrazos y babosastres.



MÚSICA DE CÁMARA

No creas, señora, que por las galas que me brindas
y que por el oro y las especias con que me sustentas
soy yo vuestro, como un ácaro en vuestro Monte de Venus.

Tuyos serán los males venéreos del alma

No pienses, amiga, que venero la mano
con que me lanzas algún título menor,
algo que justifique la condición de mis ropas
y la lozanía de mi rostro, el brillo de mis cabellos.

no es que tú me tengas aquí,
es que estoy porque quiero
y hago lo que quiero.

Jamás me pienses esclavo,
que aunque soy Henríquez y Lorca,
 y tú más nombres y feriados que un calendario,
eres  puta de cualquier taberna,
ya sea del Viejo o Nuevo Mundo.
Una zorra carroñera y arribista,
“Una amante de las buenas letras y el progreso”.


 Nada más y mucho menos.

  

Así que mujerona
deja de joder con eso
de que haremos la eternidad,
sí, a fin de cuentas, la eternidad
y me cuelga de dos velludos pedazos de carne.
Yo, la eternidad se la reparto a viejas y mozas,
cortesanas y reales y extranjeras:
Siembro la mala hierba,
la que se fuma buena.

Señora, yo te insisto,
no es que tú me tengas aquí,
es que estoy porque quiero
y hago lo que quiero.

Y el día que más no quiera
te degüello todos tus perros
te quiebro las costillas
y me hago un collar con tus ovarios,
recuerdo y homenaje de nuestros amores.
ejemplo para todas las que me pretenden:

Sepan que siempre “me estoy yendo y acabando”.


 Crematorio

                                                             A Andrés Morales Milohnic

No basta haber vivido el triunfo o la derrota total.
una sola vez frente al espejo,
en la desnudez o lleno de galas.
Es haber desaprovechado la vida propia y ajena,
y haber afrentado a Dios con toda su nada.
Es lo mismo que reírse de la desgracia del verdugo,
puesto que dicho corazón que se vanagloria de su “humanidad”
y el cerebro portentoso y laureado
no son más que juegos de muñecas rusas
y la última de ella, la de arena
nunca pudo ver que el triunfo y la derrota
se reflejan en un espiral de espejos


y en todos los espejos hay un necesario derramamiento de sangre.


Nunca ha valido la pena luchar por los pobres,
nunca ha valido la pena el enriquecimiento honesto y esforzado,
y da exactamente lo mismo al alma y al cuerpo
haber recorrido todo el mundo
o haber quedado en un sólo lugar
desempeñando cualquier oficio bien o malpagado
y asar carnes y bromas groseras junto amigos y familiares
de todos los linajes y calidades existentes


La lepra llega a todos y es merecida,
porque los actos honestos se desmiembran
por el egoísmo, el prejuicio y la insana tendencia al sacrificio.
Le das tu cetro de oro a los pordioseros,
le enseñas también a tocar la lira,
pero le niegas condición y figura humana al verdugo



niegas tu crueldad con crueldad,
te niegas a ti mismo,
cortas la mano que con gusto desuella lentamente al prójimo,
y aquello te granjea tu lepra de hielo,
aquello te condena a la necedad absoluta.


Y te lo mereces,
te lo expreso yo desde la hoguera
a la que me mandaste por crímenes de lesa humanidad
y me llamaste inhumano cuando estaba en la brasas.


No lo niego, no puedo ni quiero hacerlo:
me cambié de chaqueta y me enorgullezco,
goce de hacer daño a hombres, mujeres y niños,
y a todo lo que se arrastra por la Tierra,
desfloré  Vírgenes y las abandoné con gloria,
y cuando fui Rey mandé a matar a mis enemigos,
y cuando fui pobre maté a mis propios amigos
y no tengo arrepentimiento


aquí en el fuego que me dejaste, me rio
y me rio de ti, me la paso en grande
porque tuviste un sólo espejo en tu casa
y yo tengo miles en este espiral de azules y rojos


Aunque no sea profeta
y aunque goces cuello, rostro, labio,
te harás de hielo y como hielo seguirás


Prefiero siempre el fuego,
porque el fuego es impredecible y vago,
porque en el lloro y río,
gozo padeciendo de todos los placeres crueles
y no sufro las bondades obligatorias.


El fuego es libre y a ti no corresponde,
te lo digo aquí como ceniza de la ceniza
pero que siempre tendrá sentido


para ti es el hielo,
para ti no hay trasformación,
sólo hay una ascéptica continuidad
y aquello que no cambia es lo único que realmente muere.



Exequias


La noche que quiero ser Rocky Balboa
solo me da para ser Jake LaMotta
practicando un monólogo frente al espejo
del camarín de bar,
y miro, y lo que veo es mi mala vida
en un bar de mala muerte.
Hacer la burda imitación de Marlon Brando,
para los yonkis y los borrachos de rigor.
Después beber y fumar y comer a destajo.

Ya dejé de golpear los muros
de mi habitación de abandonado.
Ya sé que soy un animal y algo peor,
algo así como un aborto mitológico
que lo dejaron salir.

No me malinterpreten: 
voy a seguir mi comedia,
después de todo 
es lo que merezco.

POEMAS DE SEBASTIÁN OLASO (ARGENTINA)






DEL LIBRO "TIRANÍA DEL DESBORDE" (2009):


I


Apoyado en lo improbable, adormecido, viendo pasar lo que no llega, viéndome afuera, lejos, preso en el afuera, preso en la distancia, dejo que el desierto me mienta el vaso de agua. Creo en sus promesas. Me entrego. Me dejo llevar por esos ríos que quiero crear, creyendo sin descanso. Creo que no y siento que no espero, pienso que mejor, sé que nunca, intuyo que mañana, deseo que, y sin embargo, cada amanecer me repite el hoy, me unta y me sofoca de presente, absorbe la pena de ayer para embarrarme de otra pena. Enfermos todos los milímetros que piso. Moribundo el oxígeno. Me digo, me impongo y me juro que soy dueño de un dónde. Que los pasos son progreso. Que en la sangre, que aquí, que en siempre hay una fiesta. Me digo, me impongo y me juro, pero sintiéndome afuera, lejos, preso en el afuera, preso en la distancia, apoyado en lo improbable, adormecido.




II


El huésped
revolvió entre los secretos
que yo escondía en mis cajas.
Los manchó de ajenidad.
Y después de llevarse
lo que nadie debió ver
me dejó
vacío de misterios.
Desnudo.
Delatado.




III


Gira, pero no sólo gira. También ofrece, castiga, rompe, mata. También muestra, sana, libera, sopla. El mundo se recuesta sobre uno, sobre los hilos de uno. Los hilos tejen un futuro cuando destejen un sueño. Arman una piel cuando desarman un pliegue de codicia. Muestran el amor mientras esconden un miedo. Y otro miedo, y otro miedo más, pero el amor siempre es uno, es el mismo, es apenas una mancha en un paisaje de arena. Y entonces otro se aprieta contra uno, un universo hecho de hilos misteriosos acomoda los latidos cuando desacomoda la historia, dibuja una guirnalda y desdibuja las brújulas, los mapas salvadores, los pentagramas lúcidos. Y los hilos, los ovillos, las cuerdas se enraciman. Para salir del estanque entran en el mar. Para prenderse en el viento se desprenden de la fuerza. Siempre hay otro lejos, otro salpicado de arte enfurecida, otro que urde, que imagina, que impone la imagen de ninguna soledad. La ilusión de ninguna soledad. Siempre hay un otro, un dictador, un remanso, un fetiche irrenunciable. Un mundo que jura que gira. Que solamente gira. Un hilo que jura que no se enredará.




IV


Pero cuando algo sucede,
lo más importante es lo que sucede
detrás.
Detrás de una guerra
sucede que los pueblos
recuperan la caverna.
Detrás de un nacimiento
sucede que los pueblos
reconstruyen la caverna.
Detrás de un olvido
sucede
que los pueblos
reclaman
la caverna.





V


Debería avergonzarme y me avergüenzo. Debería alejarme y los kilómetros me niegan. Sé que no hay haber, pero tanta mañana renovando pertenencia en domicilio equivocado se me ha vuelto tumor. Sólo sé respirar en este infierno. Los miedos han dejado su lugar a la miseria. No temo ya. Sólo duelo. Duelo sin pausa. Sin puertas y sin tránsito. La mirada es un veneno. La memoria, un enemigo. Salgo de mí sólo para estirar las piernas rotas. Me he sorprendido enredado en mis espinas cada vez que logré hospedarme en otros mundos. He erosionado todas las promesas de sosiego. Si son tantos los mundos que se arruinan en mi historia, será cierto entonces que conservo algo de fuerza: Revelaciones malditas para un hombre que avanzaba digno y sin malicia y que hoy, claramente sin malicia, contamina los trabajos de Dios.




VI


el hombre
lucha por su gente
y su gente
pide más
entonces
el hombre
lucha por su mundo
y su mundo
se resiste
entonces el hombre
lucha por dejar de luchar
y las ratas
encuentran
un alimento
extraordinario




VII


Me callo cuando la palabra es lo único. La palabra es la moneda que sobrevive al vacío. Golpea con los huesos, en los huesos se corrige, entre los huesos se modela la moneda y su eco de huecos es la imagen del terror. Yo gritaría la palabra para decir que la palabra no es el hueso, no es el hueco, no es el eco. Y ya no sé si en el grito hay fortuna, si en el silencio hay fortuna. Si hay fortuna.




VIII


El huésped
cuidó cada detalle.
Barrió los pisos.
Estiró las sábanas.
Quitó las migas.
Ahora
su pulcritud
barniza,
destruye,
despoja
mis huellas digitales,
mi aliento,
mis títulos de propiedad.
Mi poder soberano.




IX


El cuerpo se arrepiente. Se estaciona. Es el rincón más alejado del placer. Toda la energía trabaja sin errores para madurar el dolor. Madurarlo para hundirlo. Para hacerlo carne. Encarnarlo para no vivir ya otro minuto, para evitar la próxima lágrima. Son poderosas las heridas que convocan más heridas. Terminar con el dolor revolcándose en hogueras. Basta ya de comodines y amuletos: estas trampas son cultivos de tristeza. Adentrarnos en la nada para que los azotes de la nada si no nos calman, al menos, al menos qué.




X


Sucede
que salvarse es doloroso
y complicado.
Sucede
que vivir es doloroso
y complicado. 
Sucede
que entre la muerte sin rival
y cada muerte
elegimos
conservar el veneno que tenemos.


XXIII


Sé que la distancia vendrá. Recorrerá todo el trayecto volviéndose martirio. Padecerá el cruce entre lo que no fue, lo que no será y lo que pierde su materia. La distancia escondida detrás de la distancia se replegará sin piedad sobre el rincón absoluto. Alguien, no yo, alguien guiará a la distancia hacia mis dudas, le regalará mis miedos, la hidratará de mi ambición. Sin embargo, estoy de acuerdo con el miedo. Coincido con su estaca, con su látigo y su grito. Conozco y reconozco a los duendes monstruosos que lo encumbran en la asfixia. Dentro de su tierra florecen las lombrices de mi lágrima. Reivindico el escándalo de los que se niegan a saltar. Defiendo la debilidad, la tentación y la tristeza. Culpa de mí, culpa de eso, la distancia que antecede a la distancia tendrá un puñado de idiomas desconocidos para nombrar lo que yo oculto. Y lo que suplico a toda autoridad, dispuesto a vender esa muerte que me abre los ojos cuando quiero cerrarlos, apretarlos, atravesarlos con una caricia de espadas, destruirlos, negarlos. Pero grande como siempre, perfecto y poderoso, el odio sale a caminar por una vereda, no la mía, y amenaza con pedirme perdón. Cómo voy a pintar la sombra en este vértice implacable, tan cargado de bruma sin poetas, sin jueces, sin anarquía, sin gobierno y sin oficio, este vórtice ingrávido, este rincón absoluto tan lúcido de castigos, de antorchas sucias, desnudas, imposibles de soñar. Y yo, no otro, yo no seré capaz de impedir que la distancia sobrevuele a la distancia y me contagie de la palabra sin vida, de la vida sin palabras, que me imponga las rejas del camino, las amplitudes del camino, las señales y los mapas de un camino que nadie se molesta en transitar.



XXVII


Y si la noche me escribe su reclamo alguna vez, si pregunta por qué no me desnudo ante su espejo, por qué me dejo seducir por un sueño sin verdades, sin futuro,  y si la noche me reclama un beso cargado de esperma y carcajadas, una mirada abrumadora, un quejido de macho satisfecho, y si cada gota, cada orgasmo, cada arañazo es parte de los ratos rotos, de los retos, de los ritos, de las rutas rotas de la noche, de la noche que me  hostiga, y si los eclipses se niegan a nadar entre mis hijos paridos hacia el útero sediento, y si después de la pausa que aprieta los párpados de un latido sofocado ya no queda nada adentro, sólo la noche iracunda que me roza para herirme, sólo esa caricia hipócrita que le quita el ropaje a una arteria lúcida de escarcha y mareo, de gaviotas sin pararrayos ni guitarras, sin paracaídas ni pinceles, y si la noche, si la noche que me acosa viaja hacia un músculo deshabitado, sucio y maloliente, si le pide un suspiro, una palabra con las yemas entrenadas en el arte de amparar, una sílaba que arrecie con toda la miseria, una consonante o al menos una vocal armada contra el sabor dictatorial del abandono, y si la noche, si la noche que me juzga se niega a amanecer, a reciclarse entre los labios de una mañana tibia invadida por los pechos de una sombra, de esa sombra, de esa hembra que tiene un túnel para darme, un pasadizo secreto, un paraíso a medias, un espacio regado de locura y vanidad, y miedo, y engaño, y placidez, y si mis líquidos piden el portazo de la noche, de la noche que me condena, el vaivén de sus valijas que se pudren sin destino, la queja que se aleja y se inflama de presencia, de decencia, de paz desencajada, de peces confundidos, y si no encuentro el reloj que desfigura lo invisible, si no puedo soplar un viento hambriento de otra piel, entonces, van a llegar los sicarios de la noche para hundir mis nudos y mis pasos, van a llegar los verdugos y me van a hacer llorar, me van a hacer rodar, me van a encadenar a cada trazo del deseo y a los yunques de un cuerpo que no luchó por nada, que no sangró por nadie, que dejó que la lujuria amaneciera con lágrimas, que eyaculara sus lágrimas en la pelvis de mi página cobarde.


XXVIII


Barrerás tu vereda.
Adheridos a las hojas se irán
los amigos secos, los traidores,
los ingratos.
Echarás a patadas a los que pudieron,
a los que supieron, a los que se animaron.
Los hermanos sin sangre y las mujeres sin huesos
se perderán en el polvo.
Te perderás el polvo.
Tanto vacío detrás de tanta basura.
Los escombros de un hombre

caben en la nada.


SEBASTIÁN OLASO nació en San Nicolás (Provincia de Buenos Aires) en 1968. Desde 1986 reside en la ciudad de Buenos Aires. Estudió Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y periodismo en el Taller Escuela Agencia (TEA). Concurrió a los talleres literarios de Ana María Rodríguez Francia, Pablo Ingberg, Nicolás Bratosevich y Liliana Heker, al taller de periodismo de Vicente Zito Lema y al taller de teatro de Lorenzo Quinteros. Integró los grupos literarios nicoleños ANJE y Disámara. Trabaja como corrector literario, editor y corrector de estilo de traducciones y material pedagógico. También coordina talleres de poesía, de narrativa y de lectura y análisis literario. En 2007 dictó seminarios sobre creatividad en la literatura argentina en el Lateinamerika - Forum de Berlín (Alemania), en la Librería Hispanoamericana La Rayuela, también de Berlín, y en la Maison de l´Amérique Latine de Estrasburgo (Francia). Participó en la antología Animales distintos. Muestra de poetas argentinos, españoles y mexicanos nacidos en los sesentas (Ediciones Arlequín, Fondo Nacional para la Cultura y las Artes -FONCA-, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes -CONACULTA-, Sigma Servicios Editoriales, México, 2008).  Publicó en colaboración el libro de cuentos “El segundo cuento de la historia de la humanidad” (Cangrejal Ediciones, 1993). Ha publicado dos libros de poesía: “Control sobre mis ojos” (Yaguarón Ediciones, 2006) y "Tiranía del desborde" (Editorial Vinciguerra, 2009).