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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

domingo, 19 de abril de 2020

"30 CLÁSICOS DEL CINE": "ROMA, CIUDAD ABIERTA", CRÍTICA DEL ESCRITOR CHILENO ANIBAL RICCI




ROMA, CIUDAD ABIERTA (1945)
Dirigida por Roberto Rossellini

El guion, escrito durante la ocupación alemana, reunió varias historias de protagonistas reales cuyos nombres fueron cambiados para la película. El rodaje comenzó en enero de 1945, meses antes del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Roma, Ciudad Abierta es considerada el primer exponente del «neorrealismo italiano», corriente fundamental en la historia del cine. Rossellini dotó a las escenas de una visión naturalista, casi documental, una mirada a la vida cotidiana sin más artificio que lo que muestran las imágenes.
La narración sigue una estricta línea temporal para retratar los escenarios reales donde tuvo lugar la resistencia partisana. El realismo se sustenta en la neutralidad del relato, no estableciendo mayores juicios morales sobre los victimarios.
Un enfoque humanista que busca comprender todas las aristas del conflicto. Un cine comprometido, de gran honestidad, basado en personajes de carne y hueso que sufren las consecuencias de la ocupación, exaltando la solidaridad ciudadana, la dignidad del pueblo en aras de la libertad.
Hay dureza en las imágenes, que se adentran en temas peliagudos (tortura, drogadicción, homosexualidad) muy a contrapelo de la corriente hollywoodense.
Es un homenaje a los héroes anónimos: el tipógrafo de los impresos clandestinos y su mujer Pina (mujer visceral comprometida con la causa); el párroco Don Pietro; los niños de la localidad; unidos al incorruptible ingeniero Giorgio Manfredi. 
El sufrimiento del pueblo italiano se evidencia en los derroteros de Pina, el ingeniero y el párroco. Memorables las escenas de Pina embarazada corriendo entre ráfagas de ametralladoras, la tortura de Giorgio, los niños observando el fusilamiento de Don Pietro.
La cámara de Rossellini no se detiene para enfatizar estos hechos dramáticos, simplemente registra los acontecimientos de una manera sincera, logrando involucrar al espectador en una sensación de realidad. 
Este drama social es una abierta denuncia al régimen nazi, desnudando su ideología de superioridad aria, incluso sugiriendo diferencias de criterio entre sus altos oficiales.

(versión en italiano con subtítulos en español)

(escena final)

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