¿Cómo despierta el alba
en un crepúsculo de sangre,
cómo construye su marcha
el caracol que regresa?
No es el claro horizonte
ni son los dedos de Homero,
no es el futuro secreto
de una niña que ríe.
Algo cruza el aire
rompiendo la mañana,
abriendo un mar de
sombras en pálido desorden.
Así la tierra quieta y el
monte en frío pánico
deslizan su cuchillo de
incertidumbre vana.
Y llegan los de siempre
con calaveras huecas,
llegan resolutos de
muerte presentida.
Un hálito susurra ceguera
al mediodía
y todo ya ha cambiado y
todo permanece.
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