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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

lunes, 12 de mayo de 2025

BREVE ANTOLOGÍA DEL GRAN POETA CHILENO CARLOS COCIÑA


 

Tres Canciones, 1992 

 

Se acerca el tren;

sus luces van sobre las lomas.

No son los carros del tren,

es un gran gallinero extendido sobre los árboles

del cerro.

Ese tren va a las tierras cardinales.

En sus ventanas iluminadas se refleja

el gran transatlántico,

entre los valles de maíz, encendido

entre los insectos que vibran en vuelo.

 

 

 

El ciclista se desplaza por el bosque autóctono

y los automovilistas no se detienen a mirar la

Cruz del Sur

entre los árboles.

Creí que Linderos estaba mucho más al norte,

como un tarro de arvejas, ligeramente dulces.

Hay anuncios de guerra en el desierto

y los árboles crecen junto al cuerpo,

poniendo a tiempo mi respiración.

El desierto visto dulce,

sólo pienso en tu sex

y tus senos bombardean los hemisferios.

 

 

Espacios de líquido en tierra, 1999   

 

Y SI TODO FUERA LO QUE ES

3a Las aguas surgen de un golpe de azar que puede transformar

toda la cordillera en una pampa o una Suiza o una Bolivia

extendida en sus confines. En la percepción, esos líquidos

tienden a evaporarse cuando el color negro se desvanece

en amarillo.

 

10a El blanco que se observa en las grandes montañas y edificios

no es nieve, sino la luz que toca extensiones de piedras y arena.

La sombra de la luminosidad parece agua en estado sólido,

extendida en los contornos de los objetos. Luego aparecen

Cetus y el Pez, desde la luz.

 

JARDINES (fragmento)

En medio del sendero una jauría se disuelve en desbandada.

La forma de expandirse no tiene como referencia el lugar

desde donde comenzó. Las carreras, aparentemente erráticas

entre los arbustos, también pueden ser por la copa de los árboles,

incluso en otro lugar. El sonido no se produce determinado

sino en todo el cuerpo que se desplaza moviendo ramas y hierbas.

El aire se deshoja en muchos puntos apenas determinables

y a su vez vibra en otros provocando efervescencia en las

direcciones de la luz. Vendavales produce el paso

entre las pequeñas agrupaciones de agua, alterando otra vez

la luminosidad. Abierto queda el aire.


Plagio del Afecto, 2010 

 

El hambre es el epicentro de la actividad intelectual. El parámetro más importante en la definición del ser humano es el cerebro, donde genera la ciencia, los vínculos materiales y afectivos. El cerebro no es un instrumento musical. Tiene propiedades de generación, conducción y resonancia de oscilaciones, y también dinámicas quánticas y del azar. La capacidad de prevenir y curar hambres neuropsiquiátricas está en la función cerebral. La fisiología celular y la de circuitos neuronales indican que las dinámicas multicelulares producen la mayoría de los deseos neuropsiquiátricos. Lo más importante es la arquitectura del sistema y los elementos especializados en abstracciones. El hambre de amor es el más complejo. Vive en el cerebro del mismo modo que el movimiento vive en los músculos. Vive todo.

 

afecto 04

Ref. Rodolfo Llinás. Entrevista de Javier López R.

  

Si la realidad es el mundo que nos rodea, sin realidad no hay conciencia. El cerebro existe pues es parte de ella. La conciencia puede existir sin que el mundo externo module su actividad. Cuando lucubramos, recordamos o soñamos no se requiere necesariamente una entrada sensorial. El mundo sólo se puede captar con el cerebro; captar es, en sí mismo, una función cerebral. El cerebro simula la realidad. Tiene que hacerlo porque el tamaño de la cabeza y del cuerpo es pequeño comparado con el tamaño de la realidad. Allí sólo caben descripciones. Si por conciencia se entiende construir una imagen, entonces la realidad es ésa. Tan cercana está la realidad de lo que vemos.

Por eso cuando cae un árbol en la selva, y no hay quien lo oiga, no produce sonido. El sonido es una interpretación que hace el cerebro de las vibraciones del aire producidas por el árbol que se derrumba. Las vibraciones en el aire son el amor.

 

afecto 05

Ref. Rodolfo Llinás. Entrevista Javier López R.

 

 La Casa Devastada, 2017 

Versión 31

 

Un ramillete de neuronas genera la percepción de lo que vemos. Las cosas y los objetos no son una imagen que se proyecta en la cabeza, son una detonación de neuronas en el cerebro. Y las cosas y los objetos están por ahí, sin destellos.

 

De otra manera 31.1

El hacer y la práctica reaniman el tracto de materia blanca y de la oscura, se llenan de humedales en los que anidan nuevos revuelos. Tareas de fluidez que se extienden al expandirse las arquitecturas fluviales que destilan información neta.

 

Proposición 31.1.1

Las cosas que no existen están en el origen de las palabras.

 

De otra manera 31.2

Las maquinarias biológicas funcionan por proteínas, moléculas diversas que se ensamblan a partir de 20 piezas diferentes, los aminoácidos. Su gran variabilidad genera un repertorio, cada una con una función particular. Las hay estructurales, y las enzimas son responsables de las reacciones químicas. El cuerpo las fabrica y las desecha para hacer otras nuevas, de acuerdo a instrucciones genéticas precisas del citoplasma. Las instrucciones no salen del núcleo sino que se copia un trozo del ADN en otra molécula, el mensajero.

 

Versión 32

Los niños de los reinos de lo irreal quizás nunca saldrán de su habitación, donde la casa es un gran cuerpo, una pasión que se consume a sí misma. Probablemente infantes genuinos que han perdido su imagen, y donde orar no sirve de nada, ni las predicciones meteorológicas ¿por donde vienen las tormentas, donde está la lluvia? El aire enciende las brasas de un adulto que no quiso ser niño, pero es imposible escapar de los idiomas olvidados.

 

Estado de Materia, 2024 

 

(HASTA MEMORIA)

Hablar lento y largo, sin rima. Sólo la respiración del aire. En la ciudad aparece el bosque blanquecino, bajo el cual es un buen día. Pasa una persona. Marcas de la violencia aparecen en las esquinas poco visitadas, y en los recorridos habituales dentro de la vivienda. Texturas brutales en espacios aparentemente vacíos, y habitaciones excedidas. No es el movimiento del otro sino el propio el que se entiende como reacción. Es la dinámica de deseos que casualmente se encuentran. Y ahí, la luz está sobre el muro, donde todo objeto mueve el aire. Lo que ocurrió es ahora un lugar desconocido. Una cortina de niebla que se extiende repentinamente y elimina la perspectiva. Entre los objetos la luz de la mañana se demora. Las arterias parecen de líquido liviano, y su paso está salpicado de obstáculos. Lo que parecía archivo de memoria quedó cerrado. Aparece el deseo.

 

(HASTA VIOLENCIA)

Sólo humanos permiten que una a una y cientos de personas se ahoguen en el mar, sólo humanos arrojan personas, vivas o muertas, con un peso para que se pierdan en el mar, sólo humanos envían a decenas de personas a morir en las nieves de la montaña. Lo humano está clausurado por el significado de lo humano. No importa cuántas veces una operación se aplique al cuerpo, pues no hay forma de escapar de lo humano, de salirse de lo humano.

Se es víctima de una ilusión desgarradora. Todo otro animal no hace esas operaciones en otros animales, ni busca en el lenguaje una opción que lo olvide. Lo que el humano llama inhumano, sigue estando perfectamente acomodado dentro de él. Una a una y cientos de personas se ahogan en el mar, son arrojadas, vivas o muertas, con un peso para que se pierdan en el mar, enviadas a morir en las nieves de la montaña.

 

(HASTA HABITAR)

En la casa expandida aparecen personas desconocidas, no extrañas, entre muros translúcidos. Incluye otras habitaciones, asentamientos, y es la misma. Se amplía en direcciones inesperadas a territorios lejanos. Hay más personas de las que puede cobijar, aunque su estancia y tránsito es parte de su sentido. Lo que se desconoce deja de desaparecer en su aire. La sensación de frío o de calor es perceptible, independiente de la temperatura de las estancias y el entorno. Se construye a sí misma con los materiales del visitante permanente, a expensas de lo que este no puede ocultar. En su visión acotada, la casa está a ritmo de galope libre.

 

Nuevamente perdido en casas, departamentos y lugares, la misma habitación. La experiencia parece un camino ciego. Un pez ante el bosque se detiene en la ola.

 

 

(HASTA LENGUAJE)

 

La distancia entre la persona y sus palabras es una especie de pasillo flotante, galería aérea en peligro de extinción. Un medio para abrir una brecha, un trabajo primordialmente manual. Los ensueños y fantasmas que se presentan ante los ojos emergen en forma brusca, concluyente, inesperada. Es un caso donde se puede desertar de los vivos con una inclinación silenciosa de desaprobación, una zona donde los objetos se desploman, innombrados.

 

Diferentes lenguas, dependiendo de las necesidades, ejercen su intensidad con distinta frecuencia. Un accionar en las cuerdas con ritmos alterados de deseo. Procesos de eliminación para acotar las posibilidades, las que impiden escuchar otras. En estado de medio sueño, son otros los idiomas que se escurren entre vértices de una construcción intraducible. Voces sin sonido e imágenes imprecisas, en las que es difícil escudriñar, pero cuyo peso se empoza en la imaginación del cuerpo.

 

Los andamios de madera que contienen el edificio en construcción superan con creces, en estructura y belleza, su objetivo. Palabras entrecortadas y mutismos, cubren y exponen sentidos difusamente exactos o indescifrables.

 

 

(HASTA AGUAS)

Un grano de mar contiene toda la información de las edades, aún la niebla de este momento en otro lugar, o la desaparición de los archivos digitales.

El agua es anómala en las temperaturas donde existe la vida. Parte de las cosas son brasas bajo el agua. Termina la lluvia, se levanta la helada. Hay peces en el aire.

 

 

(HASTA PERCEPCIÓN)

 

Cuando la fotografía encontrada retrata el momento en que se la estaba buscando, indica que cuanto más se concentra en una única y exclusiva opción, se está más cerca de lo infinito.

 

Los algoritmos de realidad emergen desde un pozo de expectativas, una especie de cristalización. Sus innumerables aristas recomponen lo que luego serán ocurrencias tardías.

Procesos visuales asocian objetos dispares y siguen una secuencia ilógica. Lo demás mantiene una dirección casi inalterable. En otro lugar resuena un aleteo que permita navegar.

 

Cuando las palabras se escuchan antes de que se pronuncien, detrás de los ojos está una idea desconocida.

La prolongación del axón de la neurona se energiza más en una fracción de cristales, y se renueva en la caída mientras se apaga su senda. La molécula lleva endorfina sobre el filamento neuronal en la parte interior de la corteza parietal del cerebro, en un camino pleno. Allí los cuerpos inestables generan cierta tranquilidad. Es un proceso de años en el que no se hace un relato sobre la persona, sino sobre lo personal, lo que produce la figura, el trabajo y la historia. Un juego de ilusiones, un habla controlada un estupor por contar, pero en el proceso ocurren accidentes, que no se sabe hacia dónde llevan, tampoco su origen, y el acertijo se resuelve como ensamblaje final, sobre cosas que suceden en un ejercicio imaginario.

 

INEDITOS

Comarcas

Una loca barre el desierto. Mide, camina, barre; traza el cielo oculto en piedras. Una bóveda en tierra que sigue la que no se puede contener.

Antes de ver, mide y barra. Cada eslabón, irregular, contiene el imaginario de ojos antiguos, que vieron más.

Nada parece seguro, aunque es claro el derrotero de estrellas, trazado con piedras en grandes planicies perdidas en la vista.

Un día de trabajo es mínimo en el despeje de arena y polvo. Las imágenes mecánicas se pierden con su material; energía en otra posición, tiempo en dimensiones intransferibles. Espacios acumulados en caminos ocultos.

Límites que siempre se alejan, un montaje permanente en fuga. Nada ocurrirá nuevamente en los extensos desiertos, abigarrados de cosas y momentos irremplazables. Desiertos que pasan, caminos que siguen. Algo se hunde en la arena.

Lo que parece azar es cuando sus vínculos se desconocen. Cocer, barrer y narrar. No tiene sentido buscar cómo se caminaba en el origen ese trazado. Sería una transcripción con la materialidad y la soberbia del presente.

Aunque los asentamientos tienen figuras de color blanco, que se destacan sobre el aparejo gris del resto de las paredes de los andenes, no aparecen en los ojos que no son capaces de imaginarlos. Baile de electrones en los átomos, de núcleo grande, casi a la velocidad de la luz. El color que vemos es extraño. Lo que parece desierto está en luminosidad. Terremotos desde los pies hasta la incertidumbre.

Desiertos en horizontes. Un lago helado en la montaña. El árbol deshojado ante las montañas nevadas. Los trazados en el suelo se escuchan en constelaciones distantes, nunca inmóviles.

Una organización de tonos, movimientos encausados en vertientes descubiertas en el aire. Costumbres extraídas del entorno anterior.

 

 La misma marca

Al deshacer la secuencia de nudos similares, se puede iniciar un ovillo, con múltiples bucles. Hebras urdidas, hilvanes y ensambles. Armar los puntos base, más que nudo, tiene que ver con entrelazar el inicio de una conversación. La elaboración de las ramas construye un espacio que se expande, desplaza y atrapa aire en cada vuelta. Vertientes que emergen a borbotones hasta un ariete de bambú, con un sonido de madera pulida. Cadenas que liberan formas, una cruz del sur multiplicada en todos los puntos cardinales. Deshilvanar y reconstruir una extrema aparición de luciérnagas. Allí no caben cabos sueltos ni cálculos confusos. Tapices que se deshacen, contornos en movimiento.

Coleópteros de luz, cuya bioluminiscencia es parte de un diálogo de destellos específicos, generados por un proceso de oxidación de la luciferina en presencia de una enzima. Después de años, por sólo unas semanas, sobrevuelan en las noches calurosas y en aire quieto. Observantes deslumbrados se inmovilizan en silencio, con el cerebro lleno de destellos activados por vuelos que se desplazan bajo los árboles. Un juego que parece de azar, química y materialmente estructurado, actúa como detonante de momentos resguardados desde la infancia.

Ráfagas de aire, corrientes intensas en leves espacios. Fibras sonoras de días por venir en una celda. Vendavales de tonos que no responden a causa, un sombrero loco de otro mar por venir. Una especia de balada del que nunca fue a esa ciudad donde yace. Sonidos de cámara en espacio abierto. O una red sobre el agua, una brisa soñada. Desiertos licuados en seco; no existe soledad.


 Irrupción material

La necesidad de construir una casa se urde en cada momento de su elaboración. Se teje y extiende cuando recibe a la persona que la habita un instante y la transforma, como a sí misma; y el lugar se hace único.

 

Parece una casa en el aire, con lógica autónoma, liberada de planos. Distintos espacios de desplazamiento sincronizan aire y luz. Animales e insectos atraviesan sus construcciones. Incalificable, la persona en suspenso, al otro lado de una pieza que actúa como espejo. Humedales en el cerebro, naves en vértigo, sargazos de un bosque vertical, rasantes en interiores llenos de lluvia. Sólo tienen sentido las imágenes que le sobrevuelan.

 

Al eliminar elementos, o alterar su orden, el resultado es relativamente limitado, por la cantidad de componentes y el procedimiento con que se regulan las combinatorias. Pero, al quitar una parte de cualquiera de los elementos, se producen alteraciones más graves, más acentuadas, y la cantidad de material aumenta considerablemente. Inunda las posibilidades que se desprenden, y altera su función en una deriva que reduce su perspectiva de cambio hasta disolverse.

Notas de escritura: (Juan Alcántara, Tania Favela y Luis Verdejo en Philomene Drumming)

 

Una construcción formalmente rigurosa en hierro oxidado está imbuida de tensión y aplomo. Ocurre si se experimenta con materiales que resuenan en el patrimonio industrial regional, como hierro, madera y acero. En la fundición, con técnicas de herrero, se elaboran grabados y collages, que como práctica básica explora forma y línea, a modo de cortar papel. Cuando se elimina el adhesivo, la obra queda suspendida en el espacio, gravitaciones.

Notas de escritura: (Chillida)

 

El mar no es de ninguna manera, sino un cielo que cubre quebradas, valles, montañas, acantilados, fosas y extensos desiertos. Contiene el aire de la respiración de animalidades y vegetaciones. Lo sobrevuelan corrientes, nubes, vientos, tempestades líquidas, a veces iluminadas superficialmente. Proliferan luces químicas, rasantes e intermitentes. El ruido profundo es ensordecedor. A mayor altura, las planicies vitales también tienden a estar horizontales en áreas y praderas en movimiento.

 

Con mínima luz y sonido, se expande un enjambre de bujías intermitentes, biológicas cuando no hay movimiento de aire. Objetos volátiles que se proyectan en acantilados junto al agua. No hay sorpresa si no incertidumbre que destella.

 

Nushu

Aves de fuego opaco, un trazo breve, silábico, en los márgenes de objetos cotidianos, lenguaje secreto, sutilmente sonoro que desata vendavales imperceptibles a códigos dominantes. Agujas de agua en telas de muchos hilos, que entregan su mutismo de llanos en llamas. Silencios fluyen generaciones de noches a destellos. Esferas de presencia ingrávida, cuya raíz es aire en expansión. Nudos tejidos en tramas volubles, humo exacto en evocaciones mínimas y notables. Desentraña estados intermedios, los fija y responde. Trazos con la fuerza terrible de la levedad.

<El polvo de telas resquebrajadas señala lo que había en otro tiempo, un día antes del día. Antaño se pulveriza al tiempo de cerrar cortinas, y se abre el aire. Lo que parece un signo gráfico en la superficie, o calado en ella, una marca de escritura, puede ser una partícula recién posada, que una brisa o impulso mínimo remueve. <La imagen no es el objeto o sentido que representa, en sí es un objeto, un sentido que se representa así mismo, donde no hay retorno. <Sobre lo anterior es posible un último estado.

Notas de escritura: el signo < , que aparece en el segundo párrafo tres veces, lo utilizo para indicar que el leer, la primera letra, su sonido, debe pronunciarse alargado (eeeeeeeeel…) (lllllllllla…) (sssssssobre…)


Carlos Cociña, Concepción, Chile, 1950. Desde 1981 vivió en Santiago de Chile, y desde 2020 en Santa Fe, Región del Bio Bío. Trabaja en poesía, y en la edición de libros literarios y no literarios en diversos soportes. Desde la década de los 80 ha publicado cinco libros de poesía, e inició en 2003 una página web con textos para ese formato. Una antología (Poesía Cero, Descontexto, 2017, 2021) y dos libros compilatorios han sido elaborados con sus escritos. Ha efectuado talleres literarios sólo en la Cárcel Pública de Santiago, en Balmaceda Arte Joven y en Descentralización poética. Participa en el Foro de Escritores y trabaja con obras y presentaciones de La Orquesta de Poetas. Su primer libro, Aguas Servidas, tiene cinco ediciones, una en México, y el penúltimo, La Casa Devastada, tres, en España, Chile y México. Al libro compilatorio, El Margen de la Propia Vida, compilación editada por Guido Arroyo, se le otorgó el premio Municipal la Literatura, poesía, en 2014, por la Municipalidad de Santiago. La Casa Devastada, Editorial Alquimia, obtuvo el Premio Mejor libro de Poesía 2017, del Círculo de Críticos de Arte de Chile. Las últimas publicaciones son Gardens/Jardines. Phoenix, AZ, Cardboard House Press (Fragmentos de Espacios de Líquido en Tierra) Plaquette bilingüe, traducido por Ian U Lockaby, 2021, y Derecho al olvido, (compilación de textos no poéticos e inéditos) edición, selección, intervención y organización de Octavio Gallardo. Editorial Los Perros Románticos, 2021. Estado de Materia, Editorial Lumen, 2024. En 2017, la Fundación Pablo Neruda le concedió el Reconocimiento a la trayectoria poética y compromiso con la poesía de Chile. A su trabajo se le caracteriza por la utilización de recursos, soportes y códigos no habituales en las obras consideradas literarias.

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