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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

martes, 13 de diciembre de 2011

"ESCRITO EN UN ESPEJO", POEMA INÉDITO DEL LIBRO "ESCRITO" DE ANDRÉS MORALES (2011)





(Suite amorosa de poemas marinos atribuidos a Claude Debussy)


I

La muerte y el reflejo
jamás serán tu azar
porque tú eres destino
de amor aún viviente.

El hálito oceánico en tus ojos,
la piedra de algún risco que retumba:
hierve en nuestras noches doloridas,
habita en ese mar que nos inunda.


II

El ojo del océano retorna,
el ojo de ese mar nos ha bendito.

Te amo como el mar que nunca acaba
o hiere en esta noche entre los dos.

El óxido, la sal o la ceniza
jamás podrán de muerte presentida
romper el ritmo quieto de este lecho.



III

Hemos visto la bilis y la luna.
Hemos visto la luz de aquella noche.
Entonces, tu y yo, en este infierno,
en este sol, en este paraíso
habremos de besar el mármol roto
de dos que se quisieron siempre solos.



IV

Suena algún teléfono insomne:
juntos esos dos
-nosotros dos-
contestan hacia el cielo y no a la tierra,
responden con sus cuerpos enlazados
por miedo a la noticia de alguna tempestad.



V

Cenizas nada más y tú decías,
cenizas del silencio amortajado.

Nada que decir. Nada a contestar.

El tálamo del mar ha sido nuestro.



VI

Un barco en la marea de algún mar,
un barco que rompió aquella noche,
un barco, nada más,
un barco entonces:
sin anclas, sin cadenas,
sólo por las olas.



VII

Nos vemos en ese amanecer,
nos vemos y besamos madrugados
donde entonces aún nos prometemos
un ritmo y un fulgor, un don perdido.




VIII

Eras el amigo de los faunos,
una de esas estatuas del perfecto
dios que nos rompió con aquel rayo.

Mientras tanto yo rezaba a ese pagano.





IX

Te escribo estas palabras terminales.
Te escribo mi silencio entre cenizas.
Te escribo porque quiero tu silencio:

tu único temor al mar amado.



X

Tu nombre será siempre aquel destello
de luz y de piedad, de roca firme.

Tu nombre que recito y balbuceo
tu nombre quieto que me callo.

Tu nombre solo mío.

Solo mío.

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