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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

viernes, 12 de diciembre de 2014

TRES POEMAS DEL LIBRO "VENTANAS QUEBRADAS" DEL POETA CHILENO RODRIGO VERDUGO QUE SE PRESENTARÁ MAÑANA, 13 DE DICIEMBRE DE 2014 EN EL "CAFÉ LITERARIO" DE ÑUÑOA






DESPUÉS DE ESE DÍA

Cambiaron la ubicación de las cosas
sabían demasiado de una música de tierra para el viaje enemigo
el aura del mar levantándose, dejando atrás nuestros terribles ejes
nuestra forma de mirarnos a los ojos, de mirar a las piedras.
Sabían demasiado bien como unirse, por eso recibieron el revés de las cosas
y se empezó gota por gota, nombre por nombre
mientras el mito se deshojaba a nuestros pies.
Sabían demasiado bien y no esperaron retratar a sus muertos
les bastó que el revés del mundo se levantara contra los árboles y las aguas
contra las cosas y las vidas,
contra cualquier herida que no tuviese un arrojo de estrella.
Lo sabían demasiado bien apareando a las sílfides contaminadas,
saldando algo con ellas
poniendo plumas quemadas dentro de las almohadas, reanudando las capturas
para que así llegaran y se ubicaran gota por gota, nombre por nombre
como antes cuando las cosas no limitaban con los hombres
sino que el tiempo limitaba con la piedra, limitaba con la luz
y piedra y sangre por igual buscaban legitimar el rayo
mientras la belleza ahuecaba los mares
y al final dios estaba esperándonos con un ramo de accidentes en las manos.






ANOCHECE   

En memoria de Stella Díaz Varin


Nos tapamos el rostro con un escombro viudo
pero igual vemos el mar y el cielo: los mismos delirios enraizados
tampoco sabemos que hacer durante el día
salvo tocar la flauta para que se abra la matriz blasfema
donde tú estarás desaprobando ciertas sombras, ciertas llamas
o perfumándote para que los salvajes
te conduzcan en medio de una tempestad de imanes
mira como en ninguna casa nos reciben, como nos cierran sus puertas
le temen a tu cabellera, porque tiene el designio de esos padres laberínticos
que no tuvieron piedad de la luz e hicieron un lecho sobre aberraciones de sal.
Vas engrandecida por cenizas lujosas, por armas de hielo que te rodean en círculos
hasta que ninguno de nosotros puede entrar, salvo que tú lo quieras
salvo que le hagas la señal a la copa y el cielo enrojezca
mientras aquí nos aferramos al polvo jactancioso,
nos quedamos fuera de todo linaje
mientras la piel atrapa al día y una amenaza de cascara se cierne sobre el mundo.
Esos padres laberínticos te están vaciando los ojos,
infringiendo lo conocido del agua
quedan escombros viudos al centro de la noche
donde tú estarás viendo a los pájaros alcanzar la angustia del fuego
mientras nosotros vemos que hombres y pájaros
se han quedado para siempre en ello.
Te tapas el rostro con una roca cubierta de pelos y te despides
la misma que te hace odiarnos, la misma que altera las restauraciones
le otorgas a las lámparas la locura de los cadáveres, pero se la quitas sin decir nada
y resta nada más ver como son las alas
ahora que ningún abismo le falta a la luz.




CONTINUIDAD

Nació de un retrato de niebla
Olas inconfesables alumbraron esa voracidad.
Los fundamentos del día pasaron a la sangre
Las ciudades se quedaron blancas
Velaron las mitades de un mismo cuerpo en distintos ataúdes.



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