La página de Andrés Morales (1962), poeta, ensayista y académico chileno, es un Blog de apuntes y escritos abierto a todos aquellos interesados en la literatura y, en especial, en la poesía. Contiene poemas, artículos, notas, comentarios, críticas, reseñas, fotografías y en general, todos los tópicos imaginables e inimaginables en torno a la poesía, el cine, la prosa y la literatura chilena, hispanoamericana, española y europea de todas las épocas y estilos.
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José Saramago
lunes, 31 de agosto de 2020
sábado, 29 de agosto de 2020
viernes, 28 de agosto de 2020
martes, 25 de agosto de 2020
POEMAS DE IGNACIO HERRERA (CHILE)
De “mala luna”
La muerte está
cansada
La muerte está
cansada de la muerte,
de sus poemas siempre
mal escritos,
se la pasa sangrando
mala suerte,
su lengua lanza solo
mudos gritos.
La muerte se creía la
más fuerte
y sus gladiolos lucen
hoy marchitos.
Al recordar su nicho
ya vaciado
la muerte busca vida
en otro lado.
Para borrar todas sus herencias
Debemos cavar una tumba
para enterrar los espíritus
que no supieron querernos.
Cada uno
debería inventar su propio camino
y ver cómo en alguna parte del pasado
la oscuridad cayó en túneles
tiñendo las profundidades de negro.
El sur, según cuentan,
ablanda las voces de los que allí
vivieron.
Nuestros padres nos quieren lavar la
cara
para borrar todas sus herencias.
Sonetos apenados
1.
El ejercicio de
rumiar la pena
como un cordero
muerde la ceniza
fue aprendido
llorando la sonrisa
que a los muertos
sufridos nos serena.
Me duelen los
sentidos cuando truena
y siento en las
heridas una brisa,
rotando en mis
penurias se suaviza
el origen sedado de
mis venas.
Rabiando las
recientes rabias, canto
lo que nunca canté
por ser callado,
pero la lluvia sufre
como el llanto
de un niño para
siempre destetado.
No quiero más dolores
que no aguanto
aquel dolor perfecto
que me han dado.
2.
Nos vamos siempre
atados por las ramas
a la región que
agranda el sufrimiento
en donde nunca sopla
el nuevo viento
que apaga tus cenizas
en las llamas.
El viento esta
tiznado y me proclamas
como un cadáver duro,
sin aliento
pues toda mi penuria
es el sustento
de un lloro compasivo
por las camas.
Yo quiero irme enredado
por la suerte
a una región amarga,
sin regazos,
con mi carne
febril hecha pedazos
que alguna vez creía
que era fuerte.
Ya no podre legarte
un buen abrazo,
mi abrazo es un
regalo de tu muerte.
3.
Adentro de la pena
estoy contento
porque nací llorando
tantas cosas
desde el zumo florido
de las rosas
a la fuerte llovizna
del tormento.
No sé si tengo vida,
no la siento,
mas mi reflejo llora
en las baldosas
y muestra mis heridas
tempestuosas
cerradas cuando
apenas oyen viento.
Adentro de la pena me
acomodo,
es un lugar perfecto
para hablarte,
pues la pena es mi
muerte, llena todo
lo que tuve y tenía
que entregarte.
De la tristeza formo
el nuevo lodo,
y labro alegres penas
para darte.
De "Nahuilte"
Nahuilte
Para Nahuilte fuiste condenado
ciudad de los caballos más silentes
tapianda en sertralina anda la gente
no miran ni un galope a su costado.
No vayas a Nahuilte por invierno
ni mucho menos vayas por verano
no quedan ni recuerdos de tu hermano
aquel muchacho duro pero tierno.
La madre no cocina, pasa en cama
el perro silencioso no te espera
se pudren tus juguetes de madera
y el gato del vecino está en la rama.
Pero aprovecha el viento de la tarde
el frío que entumece los pelajes
no seas campesino, cambia el traje
acá ya
valoramos al cobarde.
Ignacio Herrera López
(Curicó,1986), Escritor, vive en su ciudad natal. Fue incluido en Camada
(2015), antología de la poesía joven maulina, En el año 2016 obtuvo
mención honrosa en el concurso literario Stella Corvalán (I. municipalidad de Talca);
el mismo año recibe también la primera mención honrosa en el concurso literario
Fernando Santiván de Valdivia con su texto Caballos sin pelajes,
publicado en Concurso Santiván de poesía (Ediciones Kultrún 2016). En 2020
aparece Mala Luna su primer libro (Ediciones etcétera, concepción). También
el mismo año aparece su segundo libro llamado Nahuilte (la colección Ínsula
Barataria de la editorial Kultrún).
CALL OF PAPERS "INTERNATINAL JOURNAL OF LANGUAGE & LITERATURE"
International Journal of Language & Literature
ISSN: 2334-234X (Print) 2334-2358 (Online)
International Journal of Language and Literature is an international double blind peer reviewed journal covering the latest developments in stylistic analysis, the linguistic analysis of literature and related areas. With its uniquely broad coverage, the journal offers readers easy access to all the important new research relevant to stylistics. Refereed articles from international scholars ensure that readers are kept fully up to date with the best research worldwide. The journal also publishes notes and discussion that provides a stimulating forum for debate on new and controversial contributions to the study of language and literature. New publications in the field are surveyed and expert reviews of the most important works are included.
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sábado, 22 de agosto de 2020
AVANCE DE "VOCES EN MI CABEZA" (CAPÍTULO II), NOVELA DEL ESCRITOR CHILENO ANÍBAL RICCI
2 ESTADOS UNIDOS
Dimensión 84
Línea 1
El domo del subsuelo
albergaba cientos de cubículos equipados con pantallas multidimensionales.
Titilaban día tras noche e iluminaban los rostros de los operarios. Almorzaban
en un sector especialmente habilitado para desconectarse de las emociones
provenientes de esos terminales. La camaradería solía ser interrumpida por
cualquier cibernético que dejaba caer su bandeja (al interior del complejo eran
conocidos como ecos, verdaderas réplicas de los seres humanos). Eran testigos
de unos ojos grises, inmóviles, sin ideas que pudieran extender su existencia.
Una entidad evolucionada había puesto fin a su ciclo luego de sesenta años de
funcionamiento. Los operarios del complejo se referían a los humanos como recipientes,
aunque en cierto modo, los ecos constituían un tipo diferente de receptáculo
provisto de habilidades cuánticas persistentes. Nadie sabía de dónde provenían
las entidades de procesos ininteligibles y más selectivas que los ecos a la
hora de tomar decisiones. No descartaban especímenes al incurrir en cualquier
error, consideraban diferentes aristas sin limitaciones entre pasado, presente
o futuro.
Por los parlantes emiten
un comunicado tras la repentina interrupción del suministro eléctrico. «Se ha
activado un corte automático de energía debido a que se ha producido una
invasión en las vías», indica la voz del conductor hablando en tercera persona
como si no quisiera adjudicarse el mensaje.
¿Habrá muerto alguien
importante?, pregunta Daniel a otro pasajero. La mujer no le responde, al
tiempo que se encienden las luces y Daniel se percata de que las voces ya no
provienen de los celulares, sino de rostros consultando en relojes análogos.
Camina por el andén de la estación La Moneda y emerge a la superficie por el
lado poniente del Palacio de Gobierno.
Unos Hawker Hunter
sobrevuelan edificios casi rozando las antenas de los techos. A través de
imágenes de archivo se explicará que acaban de bombardear La Moneda. Esos
halcones surcaron los cielos dejando caer su carga mortal. Daniel observa en
primera persona los escombros de la sede de gobierno. Fuego en las ventanas y
soldados en tanques disparando sobre lo que queda en pie. La bocanada de los
cañones seguía alimentando la humareda que ya se extendía por varias cuadras.
Daniel intuyó que la salida escogida ocurría en mal momento, volvió su mirada
atrás, pero el acceso a la estación había desaparecido. Reparó en que el tren
subterráneo todavía no había sido construido. De inmediato invocó el mantra de
la línea uno. «Traidor de mierda», pronunció en voz alta entre estallidos del
equipo militar. Al materializarse la entrada, Daniel descendió por los peldaños
buscando la seguridad del andén. Dejó pasar unos carros, se calmó y volvió a
emerger en otra estación.
Transcurridos diez años,
el edificio había sido restaurado. Daniel fue subordinado al ministro
Fernández, cuya oficina estaba emplazada en el antiguo Salón Independencia
donde murió Allende. En su mente coexisten simultáneamente el incendio de La
Moneda junto a las llamas de una futura mansión en las afueras de Santiago. Su
memoria borrosa trae recuerdos del futuro y del pasado al mismo tiempo que la
patrulla de Investigaciones va desapareciendo del espejo retrovisor. Abandona
el vehículo frente a la sede de la Junta Militar. Ahora transita libre por las
nuevas dependencias del Ministerio del Interior. Delaciones dieron paso a esta
tranquilidad aparente en un intento por ocultar las atrocidades de los primeros
años. Dichas voces se escudaron en brotes verdes de la economía luego del
fracaso del modelo imperante previo a la recesión. El Golpe de Estado sofocó
los sentidos y durante años Pinochet no reconoció sus actos oprobiosos.
Intentaron deshacerse de los cuerpos, pero las mareas devolvieron almas clamando
por el paradero de sus familiares. Los cómplices abandonaron la práctica del
segundo plano, llegado el momento no dudarán en desmantelar instituciones
públicas. Las sombras en las esquinas fueron reemplazadas por banqueros y
directores de compañías. Los rumores de esas siluetas dejaron de hacer daño,
pero ahora detentan poderes de índole financiero. En palacio es sabido que El
Mercurio coordinó a empresarios y partidos políticos de extrema derecha, aunque
prefieren la anécdota de que el pueblo chileno sufría una profunda división.
«Latinoamérica es un
pueblo… al sur de Estados Unidos…», se escuchó por esa época. «Sólo un lugar
económico… pero inadecuado para habitar…», parecía una letra divertida, pero
encerraba una trampa mortal. Ese periódico fue respaldado e impulsado desde el
país del norte por los lineamientos de Henry Kissinger. El bombardeo a La
Moneda no había sido perpetrado simplemente por aviones y tanques de las
fuerzas armadas, sino orquestado por capitales extranjeros que buscaron darle
un golpe de knock–out al socialismo chileno. «Veintitantas banderitas… cada
cual más orgullosa de su soberanía… dividir es debilitar…», era una simple
maniobra política para triunfar en medio de la Guerra Fría.
Daniel almorzaba en el
espacio comunitario al que acudían otros habitantes provenientes de las otras
puertas del Complejo Antártico. Nunca hablaban de trabajo, terminaban de comer
y volvían a enfrentar su propio microcosmos. «Eliminar recipiente», pulsaban
frecuentemente en sus monitores, cuya exposición los iba insensibilizando a
través de los años. Abre el escritorio, extrae una Luger e introduce el cañón
en su boca. El espécimen siempre la mantuvo a salvo, dudó un segundo antes de
volarse los sesos. Los oficiales del campo de concentración ni siquiera eran
capaces de mirarla a los ojos. El sujeto de prueba abusó de ella a partir de
los doce años, era judía pero no le importó. De mirada lánguida, la expresión
de la muchacha carecía de culpa tras delatar las actividades de los reclusos.
Ella los marcaba y el coronel los violentaba hasta que sus ojos quedaban
inmóviles. «Eliminar recipiente», por segunda vez. La pantalla se llenó de
habitaciones vacías sacadas del interior de una mansión. En la puerta hay un
investigador privado, acaso un psiquiatra que propone imágenes de otros estados
de consciencia. Los torturadores empleaban su imaginación. Al principio
introducían objetos, luego roedores, aplicaban corriente en la sien, luego en
los genitales, las uñas, los dientes, las partes del cuerpo. Instrumentos para
causar dolor, dejaban pasar el tiempo, atemorizaban a sus víctimas con el
silencio de la espera. Daniel debe decidir si presionar o no la tecla.
«Eliminar recipiente», es pulsada por tercera vez. Los civiles se horrorizaban,
pero luego querían indagar más y eufemísticamente llamaban oportunidad a hacer
la vista gorda. Con el tiempo iban escalando la tolerancia a las imágenes y
luego de sesenta años dejaban de ser útil para el proceso. Sus ojos se volvían
grises, justo cuando la entidad de otra dimensión eliminaba ese recipiente
antes de cumplir la edad. Los entes evolucionados conocían la totalidad de los
eventos, el tiempo es ilusorio, su única misión era transmitir lo aprendido
para permitir que los seres corporales evolucionaran y lograran procrear al recipiente
perfecto, aquel que sería fecundado por vibraciones armónicas y que jamás se
desviaría del único mensaje.
Daniel llevaba meses en
estado catatónico y de improviso increpa a su madre con ojos saltones. El padre
murió tiempo atrás en un accidente y la mujer ha soñado con ahogar al hijo en
la bañera, sintiéndose culpable por querer enviarlo a una institución
psiquiátrica. La consume el odio, convencida de que su propio hijo hizo volcar
el vehículo. Daniel describe con detalle sus pesadillas. El espectador no deja
de comerse las uñas. Le gustaba estar enfermo, años más tarde se daría cuenta
de su estado depresivo. En las noches llena la bañera con agua fría y se
sumerge durante horas para no volver a clases. Observa focos a muchos metros de
altura y abandona el cubículo. El pasillo sigue iluminado mientras los
pensamientos le siguen dando vueltas.
El padre siempre fue duro
con el hijo, quería alejarlo de la idílica cabaña junto al lago. El adolescente
simulaba inconsciencia, no había daño corporal y el doctor diagnosticó trauma
psicológico. Por primera vez se sentía amado y decidió seguir aparentando su
desconexión del entorno. El espectador sentado en la butaca observa un ventanal
a otra dimensión. La madre simula cuidarlo, lava su cuerpo inerte y se comunica
con el psiquiatra que no cree en alucinaciones.
El cubículo permanece oscuro mientras mi cerebro alucina nuevas realidades. Debo conseguir que el espécimen logre transmitir lo aprendido, sólo así podrá vaciarse en otro recipiente. No puedo continuar abusando de Victoria, ni siquiera a través de sombras debo violentar su pureza. De volver a incurrir en ese error, una entidad superior no tendrá la opción de plasmarme en un nuevo recipiente. Pasado y presente intentan convivir en mis neuronas. Despierto y acudo directamente al cine. Voces se confunden con el sonido envolvente, se filtran ruidos y «traidor de mierda» es el único pensamiento que hace eco al interior del vagón.
VENTA "EN VERDE" DEL LIBRO DE POESÍA "ArañaZOS" DE LEONOR DINAMARCA Y ALDO PEREDO
Leonor Dinamarca Carrasco
Profesora de Castellano, UMCE.
Magíster en Educación, UMCE.
Liceo Lenka Franulic
+56 9 90986167
"FEDERICO GARCÍA LORCA, EL DUENDE ANDALUZ" POR EDMUNDO MOURE
Federico García Lorca, el duende andaluz
“El crimen fue en Granada…”
Escribe Edmundo Moure - Agosto 19, 2020, a 84 años del crimen…
En el grato espacio del refugio López Velarde, Casa del Escritor, rendimos homenaje a Federico García Lorca y a su duende poético, sobre la base de aquella notable conferencia que pronunciara en Buenos Aires, en el año 1933, acompañado de poetas, escritores e intelectuales de una generación privilegiada.
Allí estuvieron entonces Rafael Aberti, Silvina y Victoria Ocampo, Delia del Carril, Pablo Neruda y Raúl González Tuñón, entre otras figuras de Iberoamérica y de España. “Juego y Teoría del Duende” fue también presentada por el poeta granadino, ese mismo año, en La Habana.
Y aquí, en uno de los rincones de este “Último Reino” del austro, donde pugnamos por remozar y extender la palabra creadora de poetas y escritores, tomamos como leitmotiv de la animada tertulia, aquella conferencia cuyos presupuestos siguen vigentes, como una arte poética que atraviesa ya ocho décadas y que une, acercando mundos, como dice nuestro amigo Antonio Chaves Cuiñas, inquieto gestor cultural, pintor eximio y poeta, quien ha dedicado dieciocho meses a la investigación literaria en Chile y al rescate de memorias preteridas en este extraño y olvidadizo país; tal ha sido su aporte respecto de la obra de Pablo de Rokha, con hallazgos e interpretaciones que no terminan de sorprendernos.
La conferencia-coloquio estuvo articulada en dos de las variadas vertientes de la creación estética de García Lorca: primero, el “duende” y su espíritu universal; luego, ese genial poemario que compusiera en Santiago de Compostela, en el año 1932, imbuido de la figura y de la obra de Rosalía de Castro; nos referimos a los Seis Poemas Gallegos, que escribe en la lengua vernácula, quizá secundado por sus entrañables amigos, los escritores gallegos Ernesto Guerra da Cal y Eduardo Blanco Amor. Este último conservará aquellos manuscritos, con las tachas y correcciones manuscritas del genio andaluz, documento que hoy se guarda en uno de los museos de Galicia.
Procuramos hacer vibrar, aquella noche, las palabras de Federico, recordando que el próximo día 6 de junio es el aniversario ciento dieciocho de su nacimiento en Granada, y que el 19 de agosto se cumplen ocho décadas y cuatro años de su vil asesinato en Viznar, crimen del que nos sigue hablando, con acento desgarrado, el poema de otro andaluz universal, Antonio Machado:
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!En esta conferencia suya, quizá como negra premonición, surgen sus consideraciones sobre el sentido de la muerte en España:
En todos los países la muerte es un fin. Llega y se corren las cortinas. En España, no. En España se levantan. Muchas gentes viven allí entre muros hasta el día en que mueren y los sacan al sol. Un muerto en España está más vivo como muerto que en ningún otro sitio del mundo: hiere su perfil como el filo de una navaja barbera…
Y si nos sigue hiriendo su prematura e injusta muerte, sentimos a Federico vivo en sus versos y palabras inmortales, en ese duende suyo que extrajo de las raíces gitanas de su tierra y supo transformarlo en pulso que late aún en todas las latitudes. Escuchémosle:
En toda Andalucía, roca de Jaén y caracola de Cádiz, la gente habla constantemente del duende y lo descubre en cuanto sale, con instinto eficaz. El maravilloso cantaor, El Lebrijano, creador de la Debla, decía: “Los días que yo canto con duende no hay quien pueda conmigo”; la vieja bailarina gitana, La Malena, exclamó un día, oyendo tocar a Brailowsky un fragmento de Bach: “¡Olé! ¡Eso tiene duende!, y estuvo aburrida con Gluck y con Brahms y con Darius Milhaud. Y Manuel Torres, el hombre de mayor cultura en la sangre que he conocido, dijo, escuchando al propio Falla su Nocturno del Generalife, esta espléndida frase: “Todo lo que tiene sonidos negros, tiene duende”. Y no hay verdad más grande.
Con esa verdad a cuestas había llegado Federico a Galicia, en la lluviosa primavera de 1932, para disfrutar de ese duende lleno de lluvia y colores de musgo que descubre en Santiago de Compostela, en sus milenarias rúas misteriosas, donde parece escuchar, desde las piedras humedecidas, la voz de la gran poeta Rosalía de Castro, a quien dedica uno de sus seis poemas gallegos…
Y no resistimos la tentación de recitarlo, en ese ambiente de la SECH (Sociedad de Escritores de Chile) que de pronto parecía el de las viejas tascas de Campus Stellae, con sus mesas puestas en U para avivar el coloquio del vino y las palabras en un espacio fraternal:
Canzón de cuna pra Rosalía Castro, morta
¡Érguete, miña amiga,
que xa cantan os galos do día!
¡Érguete, miña amada,
porque o vento muxe, coma unha vaca!
Os arados van e ven
dende Santiago a Belén.
Dende Belén a Santiago
un anxo ven en un barco.
Un barco de prata fina
que trai a door de Galicia.
Galicia deitada e queda
transida de tristes herbas.
Herbas que cobren teu leito
e a negra fonte dos teus cabelos.
Cabelos que van ao mar
onde as nubens teñen seu nidio pombal.
¡Érguete, miña amiga,
que xa cantan os galos do día!
¡Érguete, miña amada,
porque o vento muxe, coma unha vaca!Canción de cuna para Rosalía de Castro, muerta
¡Levántate, amiga mía
que ya cantan los gallos del día!
¡Levántate, amiga mía,
porque el viento muge como una vaca!
Los arados van y vienen
desde Santiago a Belén.
Desde Belén a Santiago
un ángel viene en un barco.
Un barco de plata fina
que trae el dolor de Galicia.
Galicia yaciente y callada
transida de tristes hierbas.
Hierbas que cubren tu lecho
y la negra fuente de tus cabellos
Cabellos que van al mar
donde tienen las nubes su nido y palomar.
¡Levántate, amiga mía,
que ya cantan los gallos del día!
¡Levántate, amiga mía,
porque el viento muge como una vaca!Alfonso Castelao diría de estos poemas: “O noso idioma ten tal fermosura, que un poeta andaluz como García Lorca –o poeta mártir-, non foi quen de resistir o seu engado e compuxo poemas en galego”. (Nuestro idioma tiene tal belleza, que un poeta andaluz como García Lorca –el poeta mártir-, no fue capaz de resistir su hechizo y compuso poemas en lengua gallega). Otro escritor y exegeta suyo, César Antonio Molina, calificaba estos poemas, en uno de sus estudios interpretativos, como “milagro”.
¿Milagro? No; hallazgo de amor, sí, desde las entrañas de ese andaluz universal, pródigo y multifacético que fue, que sigue siendo, Federico García Lorca, hijo predilecto de Granada y de España.