De “mala luna”
La muerte está
cansada
La muerte está
cansada de la muerte,
de sus poemas siempre
mal escritos,
se la pasa sangrando
mala suerte,
su lengua lanza solo
mudos gritos.
La muerte se creía la
más fuerte
y sus gladiolos lucen
hoy marchitos.
Al recordar su nicho
ya vaciado
la muerte busca vida
en otro lado.
Para borrar todas sus herencias
Debemos cavar una tumba
para enterrar los espíritus
que no supieron querernos.
Cada uno
debería inventar su propio camino
y ver cómo en alguna parte del pasado
la oscuridad cayó en túneles
tiñendo las profundidades de negro.
El sur, según cuentan,
ablanda las voces de los que allí
vivieron.
Nuestros padres nos quieren lavar la
cara
para borrar todas sus herencias.
Sonetos apenados
1.
El ejercicio de
rumiar la pena
como un cordero
muerde la ceniza
fue aprendido
llorando la sonrisa
que a los muertos
sufridos nos serena.
Me duelen los
sentidos cuando truena
y siento en las
heridas una brisa,
rotando en mis
penurias se suaviza
el origen sedado de
mis venas.
Rabiando las
recientes rabias, canto
lo que nunca canté
por ser callado,
pero la lluvia sufre
como el llanto
de un niño para
siempre destetado.
No quiero más dolores
que no aguanto
aquel dolor perfecto
que me han dado.
2.
Nos vamos siempre
atados por las ramas
a la región que
agranda el sufrimiento
en donde nunca sopla
el nuevo viento
que apaga tus cenizas
en las llamas.
El viento esta
tiznado y me proclamas
como un cadáver duro,
sin aliento
pues toda mi penuria
es el sustento
de un lloro compasivo
por las camas.
Yo quiero irme enredado
por la suerte
a una región amarga,
sin regazos,
con mi carne
febril hecha pedazos
que alguna vez creía
que era fuerte.
Ya no podre legarte
un buen abrazo,
mi abrazo es un
regalo de tu muerte.
3.
Adentro de la pena
estoy contento
porque nací llorando
tantas cosas
desde el zumo florido
de las rosas
a la fuerte llovizna
del tormento.
No sé si tengo vida,
no la siento,
mas mi reflejo llora
en las baldosas
y muestra mis heridas
tempestuosas
cerradas cuando
apenas oyen viento.
Adentro de la pena me
acomodo,
es un lugar perfecto
para hablarte,
pues la pena es mi
muerte, llena todo
lo que tuve y tenía
que entregarte.
De la tristeza formo
el nuevo lodo,
y labro alegres penas
para darte.
De "Nahuilte"
Nahuilte
Para Nahuilte fuiste condenado
ciudad de los caballos más silentes
tapianda en sertralina anda la gente
no miran ni un galope a su costado.
No vayas a Nahuilte por invierno
ni mucho menos vayas por verano
no quedan ni recuerdos de tu hermano
aquel muchacho duro pero tierno.
La madre no cocina, pasa en cama
el perro silencioso no te espera
se pudren tus juguetes de madera
y el gato del vecino está en la rama.
Pero aprovecha el viento de la tarde
el frío que entumece los pelajes
no seas campesino, cambia el traje
acá ya
valoramos al cobarde.
Ignacio Herrera López
(Curicó,1986), Escritor, vive en su ciudad natal. Fue incluido en Camada
(2015), antología de la poesía joven maulina, En el año 2016 obtuvo
mención honrosa en el concurso literario Stella Corvalán (I. municipalidad de Talca);
el mismo año recibe también la primera mención honrosa en el concurso literario
Fernando Santiván de Valdivia con su texto Caballos sin pelajes,
publicado en Concurso Santiván de poesía (Ediciones Kultrún 2016). En 2020
aparece Mala Luna su primer libro (Ediciones etcétera, concepción). También
el mismo año aparece su segundo libro llamado Nahuilte (la colección Ínsula
Barataria de la editorial Kultrún).
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