Y es música que entra, entra y entra
sin salir, desde el vientre a la garganta
comiéndome las vísceras, bebiéndose la bilis
para abrirme como presa de los buitres.
Y es silencio que sale, sale y sale
sin entrar, porque todo está vacío
infinitamente en eco de paredes
acolchadas como un cuarto que se cierra.
Y es el blanco y es el negro y no es el gris
tamizado de cómplices sonrisas.
Es el blanco inconsciente de los ojos,
Es el negro terminal de cada sueño.
Y es música y silencio, blanco y negro:
un aullido en medio de otros mil,
una mancha limpia en una casa
sin puertas ni ventanas, sin murallas,
perdida en el final de lo imposible,
vacía de sí misma en su reflejo.
1 comentario:
salud poeta!
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