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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

lunes, 17 de mayo de 2021

CRÍTICA DE CINE DEL ESCRITOR ANÍBAL RICCI: "LE HAVRE" ("EL PUERTO", 2011) DE AKI KAURISMÄKI

 


¿Existen los rumores positivos en la vida real?

 ¿Son tan potentes como aquellos de tradición negativa?

 Asociamos el rumor a lo negativo, aunque el cineasta finlandés Aki Kaurismäki quiere mostrarnos lo contrario. Un rumor positivo corre rápido como una bala a partir de la figura del lustrabotas Marcel Marx, un hombre bueno, viviendo como propias las desventuras de un muchacho inmigrante de áfrica, recurriendo al barrio y a su círculo de amigos para reunir el dinero y evitar que deporten al chico.

 

Todo transcurre en la zona francesa de Normandía, específicamente en el puerto de Le Havre, arrasado durante la Segunda Guerra Mundial y reconstruido en las décadas siguientes. El puerto es el punto de llegada y de partida, el lugar de donde todo proviene, una metáfora potente acerca del origen de las relaciones humanas.

 

La película transcurre en los tiempos actuales, cuando no hay guerra, pero donde las migraciones ilegales suceden al igual que en tiempos de guerra.

 

Kaurismäki lleva el relato por la vertiente del cine negro, donde los policías representan a las fuerzas represoras, pero jamás abandona la veta humorística, digamos luminosa.

 

Los planos fijos bien podrían haber sido filmados por algún cineasta japonés, donde las flores son importantes, rematando el film con un cerezo en flor despuntando en medio de un día esplendoroso.

 

Existe un nexo evidente con «Casablanca» (1942), aunque Kaurismäki aísla todo patetismo oponiendo el color al blanco y negro de Michael Curtiz. La película transcurre en Francia (donde Rick conoció a Ilsa) pero el inmigrante proviene de África («Casablanca» se filma en Marruecos); ambas películas transcurren en puertos y ambos fueron claves durante las acciones de la Segunda Guerra Mundial. Por último, existe un inspector de policía vestido de negro, pero no muy querido que hace la vista gorda cuando llega el momento, descubriendo que en el fondo tiene buen corazón.

 

Todas las decisiones de Marcel Marx están pensadas en la armonía de su entorno, velan por el pequeño barrio que habita y en definitiva representa el rumbo correcto que debería tomar la sociedad para dejar atrás el odio y el resentimiento.

 

La realidad anterior: la desconfianza, la envidia, la delación, se materializan en la enfermedad de Arletty, la esposa de Marcel, una buena mujer que necesita la fuerza de su marido para vencer al cáncer.

 

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