Lejos está lo que fue; y lo profundo
¿quién lo hallará?
Eclesiastés 7:24
Selfie sin biografía
Llegará el momento de lidiar
con el abismo
llamado poesía
no eres un pequeño dios
sólo un micro-
resplandor en el diluvio
temblor de mar si despliegas
insomnio y desmesura.
Hojas del insomnio
1. Se ve convertido en paralaje lo que puedo
obsequiarle al lector. Solo sirve de brújula querer hacer sombra con las
palabras que pienso me corresponden. No es fácil ni efímero el encuentro. Soy
un chata ante la velocidad y destreza que en ellas surgen del diluvio al
susurro y de allí al monólogo del aire. Me toca esquivar las sílabas que en
torno a mí vociferen discordia. Sobrevivir los insólitos asaltos de la espera.
2. Es un lienzo esta ansiedad de escribir y
no poder hacerlo. Frágil lienzo. De perderme en la distracción o en la
abstracción el giro que toma el espacio dentro de ese lienzo generará
enardecidas sílabas. Sé que la ruta hacia las hojas del insomnio puede
extraviarse en el diluvio y no tendré ni mapa Google ni compás para discernir
quién soy. Por eso blasfemo asombro al dejarme llevar por las tentaciones del
camino.
3. Cuando pienso poesía resplandece un diluvio. Las piedras comulgan por el camino con los aromas de su nombre. Insaciables relámpagos. Vuelvo a ponderar la tentación de entrar al arca de la desmesura. Si decido lanzarme entre ruina y laberinto al estallido cada ráfaga del vaivén de sus labios será descalabro. Hojas del insomnio sinfín mientras tiemble su orgía.
Trocitos de tentación
El que esto suscribe amotina tempestades en las hojas. Custodia el arca
intentando acantilar en la rapsodia el despliegue insumiso donde felicidad
busca su ausencia.
El que esto suscribe no es luxación destilando enigmas.
Alumbra caudal cada vez que muerde trocitos de tentación
en lo imprevisto.
He allí el desasosiego. La descomposición de los matices.
La desigualdad.
Quevediana
Sueña con una sola palabra cómo brilla la luz.
Palabra para que el tiempo ulule un espacio
de su casa al vacío. Las estrellas
tragan sílabas ante ese enmudecimiento
advenedizo.
Sólo entiende del sueño el lúcido escombro
del muladar de ruidos.
Cabría en una cápsula su sutra
si el mundo fuera algo más que
lágrimas y caca.
Barranco llamado amor
La noche vuelve cabizbaja a su jolgorio de cervezas. Una caravana de
caballos liberados de sus riendas divisa ecos
de eternidad. La brisa efímera traslada sus boñigas al infierno de los que
quieren ser felices.
La lluvia relincha nubes al pasar.
Dan coces los amantes ante su guerra en la maleza. Resuscitan el tufo de un
osado rumor entre la suma o resta de fracasos.
Herraduras ebrias los descubren sin descifrar cómo llega el diluvio a la cremación de sus gemidos. El
barranco llamado amor.
Cadenza
Acaso sea asombro bajo el cansancio del magnolio en flor. La veo llegar. Es
un atardecer 9 de abril. Aniversario de la muerte de Eduarda. Es ella. Brilla
aún su plateada cola de
caballo en esa sombra mientras Mozart al piano llora lluvia.
La veo llegar. El jardín se mece al compás de su origen.
Su apalabrado aire supera notas tradiciones desgastes.
Pedro López Adorno nació en Puerto Rico en 1954. Desde 1965 reside en la ciudad de Nueva York. Doctor en Filosofía y Letras de New York University (1982) con una tesis sobre el Altazor de Vicente Huidobro. Es poeta, crítico literario, novelista y antólogo. Como poeta ha publicado los siguientes libros: Hacia el poema invisible (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1981); Las glorias de su ruina (Madrid: Playor, 1988); País llamado cuerpo (Lima: Editorial Lluvia, 1991); Los oficios (Sevilla: La Cuerda del Arco, 1991); Concierto para desobedientes (Río Piedras: Editorial Plaza Mayor, 1996); El gran olvido -plaquette (Barcelona: Café Central, 1996); Cumpleaños –poema/plaquette (Nueva York: La Candelaria #10, 1998); Viajes del cautivo (Xalapa: Editorial Graffiti, 1998); Rapto continuo (San Juan/Nueva York: Ediciones Babel, 1999)- edición limitada de 78 poemas que representan un tarot; incluye caja de madera (obra del artesano puertorriqueño, Hipólito Figueroa) e ilustraciones de la grabadora puertorriqueña, Consuelo Gotay; Arte de cenizas/Poesía escogida:1991-1999 (San Juan: Instituto de Cultura, 2004; Opera ardiente (San Juan: Terranova Editores, 2009); Terapia perpetua (Rimini: Raffaelli Editore, 2018)- edición bilingüe español/italiano con traducción de Emilio Coco; Arca de la desmesura (Granada: Valparaíso Ediciones, 2019; y Versión del que surgía (México: Editorial LaOtra, 2020). Aparece antologado en Nueva poesía latinoamericana (México: UNAM, 1999); Una gravedad alegre. Antología de la poesía latinoamericana al siglo XXI (Valladolid: Editorial Difácil, 2007); Puerto Rican Poetry: An Anthology from Aboriginal to Contemporary Times (Boston: University of Massachusetts Press, 2007); Jinetes del aire. Latinoamérica y el Caribe Poesía contemporánea (Ecuador/México: Mayor Books, 2008); Vapor transatlántico (México/ Lima: UNMSM, 2008) y Yunaites. Poesía en español en los Estados Unidos (Brasil: Lummer Editor, 2014), entre otras.
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