My
heart is lying there and will be till my dying day.
Una
taza de café será el punto de partida. Cinco de la mañana y cierro los ojos.
Medito unos minutos y escucho algo sobre los años perdidos en la voz de Bruce
Dickinson. Sentado frente al computador llegará la inspiración, retrocedo a
esos años de juventud. La canción de Phil Collins y al final de la pista de
baile esa chica responderá mi súplica. En la oscuridad rodeo su cintura y le
susurro al oído. Mi corazón está vacío y que vuelvas a mí va contra toda
lógica. Giramos en silencio sin nadie alrededor. Respiro profundamente,
esperando que brillen sus ojos. Tú eres la única que rompió mis corazas.
Conozco la letra, pero no quiero romper la magia. Desearía que me hubieses
visto llorar. Una sola frase para sentir sus manos. Te fuiste cuando más te
amaba. No ha llegado el estribillo y presiono su cuerpo. Me dejaste bailando en
medio de la discoteca. Sólo hay un espacio vacío y nada que me lo recuerde. Mis
manos entrelazan su cuerpo. Hay tanto que necesito decirte, aunque quizás una
palabra vuelva a alejarte. Acaricio su cabello y huelo el perfume. ¿Cómo pude
dejarte ir? No dejaste ningún rastro. Otra vez el estribillo, ojalá eternice
las palabras. Si hubieras querido conocerme.... habría compartido mis lágrimas,
pero ya no existía retorno. Mírame ahora esperando que no acabe esta melodía.
Notas de piano anunciando el final, tomo su mano y vamos a sentarnos a la mesa
donde esperan los tragos.
So understand,
don't waste your time always searching for
those wasted years.
Nunca
bailé esa canción, no en mi juventud ni tampoco cuando estuvimos juntos. Mi
cabeza inventó todos esos recuerdos a través de los años. Pero compartimos
hermosos momentos llenos de magia. Celebraciones en las casas de tus amigos,
los míos no iban a tomar partido. Olor a marihuana y música envolvente.
¿Querías lucirte o echar vistazo a otros hombres? Me encantaba bailar contigo y
te acompañé a esos lugares de gente desconocida. Te veía animada y no
entendería a futuro que estuvieras deprimida. No me confiaste tus secretos,
sacaste tus propios pro y contras. Lo pasamos genial con tu hijo, lo vimos
divertirse y disfrutamos de Jurassic Park, los dinosaurios murieron en una
explosión y tuvimos que contenerlo. La muerte de un humano le daba igual, no
así la de esos animales prehistóricos. Nunca entendiste que fuese tan
primitivo. Eras seductora y muy peligrosa a los ojos de otras mujeres. Te
acompañé hasta el fin del mundo, pero mi amor era pasional. No creí ser celoso,
te quería para mí. Debiste expresar que deseabas dinero, hacíamos todas las
compras en conjunto. No hubiera sido problema, pero me endeudaste
emocionalmente. Sin saberlo, contraje préstamos con cada una de mis decisiones,
yo era el responsable de esa deuda. No firmé ningún pagaré, aunque fuiste
exigiéndome pagos mensuales. Creíste que yo no daría crédito a tus exigencias.
Lo fuiste anotando en una libreta imaginaria y la deuda se fue acumulando.
Mientras más obligaciones, menores eran tus afectos. Supuse que me amabas como
yo a ti. Para mí el dinero no era lo importante. Un día cualquiera ejecutaste
el pagaré y fui el culpable de tu tristeza. Fumabas en mi ausencia para
olvidarme, pero no intentaste hablar conmigo. Nunca me amaste, simplemente
anestesié tus conflictos familiares. Yo también los tenía, pero de un plumazo
mis padres se transformaron en Los locos Addams. Te amaba y quise compartir tu
dolor. Me iniciaste en las drogas porque te pareció divertido. Ellas me
aturdieron, pero me dejaste cuando no te acompañé a ver una película. Realmente
me traspasaste tu depresión, dejaste un cargamento de pitos sobre el velador y
fui tragado por el colchón. Desaparecí en esa cama donde antes hacíamos el
amor. Te llevaste la música de mi vida, literal, huiste con todos los discos
compactos. Esos que me enseñaste a disfrutar.
My heart is lying there and will be till my
dying day.
Me
transformé en un violador. No me querías cuando compartías tu cuerpo. Notaba la
distancia y todo el acto se volvía violento. Señor Juez, soy inocente. Teníamos
sexo y yo no sabía que violaba. Prefiero asumir mi defensa en persona. No
quiero un abogado que haga dilatar mi condena. Yo actué de buena fe, enamorado
y si soy culpable de algo es que no supe escuchar. Uno cree que basta con el
amor y eso parece ser un error. Di por descontado demasiadas cosas y no me
percaté que hacía infeliz a esta mujer. Cometí el error de suponer que mis
problemas eran los mismos de ella. Pensé de manera estúpida, hoy lo entiendo,
que la entendía y era capaz de cuidarla. Hoy sé que comprender a otra persona
es casi imposible. Cada uno tiene sus propios anhelos y carencias. Yo debí
saber escuchar e interpretar las señales. Su Señoría, creo que soy inocente y
considero que el castigo fue brutal. Me condenó sin derecho a una apelación. Un
día pescó sus cosas y me dejó solo con las deudas. Señor Juez, tengo deudas
bancarias, pero las que me duelen fueron las que contraje sin saber. Ella tenía
un talonario imaginario y cuando se acabaron las hojas, su intuición personal
sacó las cuentas y decidió que nunca podría pagarle. Vio la relación como una
transacción, de alguna forma contraer matrimonio por el civil también será una
transacción lamentable.
Too much time on my hands, I got you on
my
mind,
can't ease this pain, so easily.
When you can't find the words to say,
it's hard to make it through another day.
Su
Señoría, no quiero insinuar que ella prestó su cuerpo. Se hallaba en una
situación incómoda de madre soltera. Por lo demás eso no está penado por la
ley. Ella decidía por su cuerpo y nunca se insinuó ninguna dependencia. Hablar
de dinero envilece este juicio y las relaciones humanas son demasiado
complicadas. Sólo quiero, señor Juez, que no me considere un simple victimario.
Yo nunca la violé ni la obligué a nada. De algún modo fui también una víctima.
Esta mujer me privó de su amor y me hizo sentir culpable. Nos cambiamos de casa
para que estuviera cerca de su hijo. Jamás sospeché que me iba a traicionar con
su expareja. No la supe escuchar, pero ella nunca quiso entablar una
conversación. Le hablaba y supongo que remedaba mi voz. Creo que le caía mal y
aguantaba la situación hasta que pudiera rehacer su vida. Hubo traición de su
parte, hizo que perdiera el tiempo intentando recomponer lo que ya estaba
quebrado. ¿Unas palabras eran mucho pedir? Partió un día y me dejó sus muebles.
No los fue a buscar, tuve que dejarlos en el primer piso del otro edificio.
Cuando le toqué el timbre era evidente su olor a sexo. Su polera sin nada
debajo. Me fui llorando todas las cuadras. Pensé en todas las ocasiones en que
el padre de su hijo estuvo en nuestro departamento.
So understand,
don't waste your time always searching for
those wasted years.
Años
buscando a una mujer. Mis noviazgos no duraban más de cuatro meses. Todas las
veces terminaron en una amistad no deseada. No eres tú soy yo, esa sentencia
lapidaria. Te enamoras de otra mujer y te sientes utilizado. Al menos cuando
dejé de amar siempre fui honesto y de inmediato confesé lo que sentía. Me hizo
pedazos de todas maneras, el amor desapareció y creció el vacío. El corazón
seguirá latiendo hasta mi muerte. Está lleno de cicatrices dolorosas. Y de
pronto, recuerdo la canción de Phil Collins e invito por primera vez a bailar a
la chica que amo. La conocí en un restorán, cada uno en su propia mesa. Estaba
lidiando con mis demonios y las cervezas me volvieron extrovertido. Le conversé
y al parecer le sorprendieron mis palabras. Estaba muy pasado de copas y pese a
todo comprendí que ella había iniciado una búsqueda. Era un mal lugar y las
anfitrionas no comprendieron la situación. El borracho molesto y la clienta
sofisticada. Me dio su teléfono intuyendo que lo perdería. Llegó su cita a
almorzar y me quedé esperando. Perdí la consciencia y llamé a un Uber que me
llevaría a otro lugar no deseado.
Todo
salió mal esa vez. No tuve sexo y caí encima de un computador. Contraje una
deuda de la fueron testigos las cámaras del ascensor. Al día siguiente busqué
el teléfono. Traté de olvidar los molestos flashazos de la droga. Encendí el
ordenador adquirido una semana antes. Abro Facebook y tengo un misterioso
mensaje.
«Hola»
«Quiero
saber si eras tú quien estuvo ayer bebiendo cerveza en plaza Ñuñoa»
«Leí
dos de tus escritos en tu perfil»
«No
sé cómo agradecer que escribas y lo compartas… resuenan en mí tus palabras»
«Siento
tu dolor y soledad»
«Admito
tu valentía y me pregunto si soy tan valiente como quiero»
«¿De
verdad son tan pocos los que te ven?»
Los
siguientes días fueron mágicos. Me estaba recuperando de una crisis de cocaína.
Requería estar bien para esta misteriosa mujer. Al principio chateamos mucho y
una vez me atreví a llamarla. Esperemos otra semana, dije con convicción. No sé
cómo se dieron las cosas, el tiempo no fue un obstáculo y de pronto estamos
compartiendo un vino blanco en la terraza de Casa Lastarria. Imaginé sería un
buen lugar, aunque no conocía ese espacio al aire libre. Ella estaba triste y
yo avergonzado. Me dejó tomarle la mano y quiero creer que la hice sonreír. En
su casa conversamos largo rato y sus labios me hechizaron. Busqué la canción
que siempre quise bailar. Eres la única que ha compartido mi dolor. Secaré tus
lágrimas, son tantas las emociones. Mírame ahora, de verdad te esperé por tanto
tiempo. Contra todos los pronósticos, te perseguí en cada uno de mis sueños y
apenas creo que unas simples palabras nos permitieran estar juntos.
So understand,
don't waste your time always searching for
those wasted years.
And realise you're living in the golden years.
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