¿Leíste
Sueños infinitos?
Reí
con el primer párrafo.
Sabía
que eras tú.
No
has respondido mi pregunta.
Saliendo
del encierro virtual, sin celular ni redes sociales.
Pasaron
dos cosas cuando te vi.
No
quería coquetear contigo.
Y la
segunda.
Me
he acostado con seres extraños.
Pero
llegaste por alguna razón.
¿Cómo
te fue en tu cita de Tinder?
Lo
sabías bien antes que llegara.
Soy
esquizofrénico.
¿Escuchas
voces de otras personas?
Es
como si mi cabeza fuera un dial de radio.
¿Había
pensado mucho si hablarte o no?
Nunca
quise tener hijos.
Espero
que no creas que estoy loca.
Adoptaste
dos hijos.
¿Eso
me da credibilidad?
Eres
humana al menos.
Yo
también he escuchado voces.
¿Algo
espiritual que todavía no canalizas?
Diagnosticada
por años con depresión.
Supongo
que tu racionalidad te mantuvo cuerda.
Las
voces me generaban un dolor embriagante.
¿No
te insultan?
Conecto
con algo profundo cuando escucho tu voz.
No
iba a conversar con cualquiera.
Sentí
tu dolor.
Pero
no arrancaste.
¿Qué
sentiste cuando me viste?
No
tenía idea que escribías. Pero sabía que estabas ahí por algo.
Nunca
te juzgué a pesar de las cervezas.
Entendí
que veías las mismas cosas que yo.
Esperé
que tu cita se fuera.
Cuando
volví a casa te busqué en Internet.
¿Cómo
me ubicaste?
Tenía
tu nombre y eras escritor. ¿Qué tan difícil podía ser?
Intuí
que eras tú por el inbox.
Leí
tus escritos y entendí lo que nos había pasado.
Trato
de ser honesto cuando escribo. La gente me ve muy normal y eso me perturba.
Nunca
le había mencionado a alguien lo de las voces.
¿Estás
casada?
Buscas
algo que no sabes que es.
Siento
que mi tiempo se acaba.
Buscas
un lugar donde descansar, pero te confundes con tus pensamientos.
He
escrito treinta cuentos en el último mes.
¿El
amor de pareja es una de tus teorías?
La
idea de una compañera de viaje.
Te
sientes solo.
Enamorarse
es una maldición.
Si
una mujer no entiende lo que sientes jamás va a funcionar.
Cada
vez que me desmorono salgo peor parado.
Tengo
menos experiencia que la tuya.
Conversar
es tan sanador y el ostracismo me lleva a pensamientos delirantes.
¿Cómo
entiendes el bien y el mal?
Esconder
el pasado a otra persona lo relaciono con el lado oscuro.
Me
separé hace un año.
Cuando
pierdes a un amigo es doloroso, no me refiero a la muerte.
Admiro
la valentía de tus escritos, pero creo que asustas a las personas.
Valentía
muchas veces se confunde con miedo.
¿Te
gusta el vino?
Con
quesos, uvas y manzana.
A
ver si otro día me aceptas una copa.
¿En
el mismo lugar?
Me
complica ir al cine.
Cuando
sientes voces, el cine es un barómetro.
¿Será
tan difícil conocernos?
Naciste
en Osorno y yo en Santiago.
La
típica Carmela que caminaba quince cuadras para llegar al colegio.
En
kínder yo llegaba en bicicleta a todas partes.
Tenía
una pistera, pero no alcanzaba el asiento, así que andaba parada.
La
primera vez destrocé la horquilla al estrellarme contra un árbol.
Me
saqué la cresta mil veces, siempre andaba con las rodillas ensangrentadas.
Mi
bicicleta tenía frenos de pedal.
Los
niños se reían y a mí no me importaba.
Era
fantástico sentir esa libertad, mientras el resto se quedaba en sus casas.
No
era una niña muy dócil.
Me
escapaba a Plaza Egaña y mis padres no tenían idea.
No
teníamos auto e iba en micro a la casa de mis amigas.
Mis
padres eran aburridos y nunca servían onces.
Me
daban doscientos pesos por cada nota arriba de seis.
Terminé
tomando onces en las casas de todos mis compañeros.
Todo
cambió cuando entré a la universidad. Puros carretes en bares y chicherías de
Valparaíso.
No
te imaginaba tan aperrada.
Me
asaltaron tres veces y una vez me patearon en el suelo.
Qué
rico que nos juntemos en dos semanas más.
¿Por
qué tu encierro actual?
Tengo
que salir de las espirales mentales.
Diez
días se pasan volando.
No
sabes cuánto me gusta hablar contigo.
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