Buscar este blog

"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

miércoles, 17 de mayo de 2023

"LA GRAN POESÍA DE TERESA CALDERÓN" POR ANDRÉS MORALES (PRÓLOGO AL LIBRO "EROS, POEMAS DE AMOR Y OTROS LUGARES COMUNES", SANTIAGO DE CHILE, 2023)

 


                                  La obra de Teresa Calderón es, sin ninguna duda, una de las más importantes de la poesía chilena de los últimos cincuenta años[1]. Su contribución a la lírica chilena ha significado una integración de diversas corrientes asumidas con propiedad y, más que eso, una relectura y reprocesamiento de las mismas en el seguro hallazgo de una voz propia y original. Así, encontramos al coloquialismo, al hermetismo, al humor, a la intertextualidad, a un intimismo reflexivo, a una pertenencia urbana, a una clara conciencia del género y a una asunción de la modernidad que han logrado construir un público lector de inusitada fidelidad y que han merecido el reconocimiento nacional e internacional de su poesía.

                                  El libro que hoy nos entrega, Eros, poemas de amor y otros lugares comunes, es una perfecta síntesis de lo que he señalado más arriba y, también, una muestra de madurez conseguida a fuerza de escritura, de experiencia y de talento. Hay veces que, con los años, hay poetas que sólo se limitan a repetir estructuras ya aprendidas y dominadas, a insistir en ciertos “vicios y virtudes” de sus propias temáticas o a insinuar una lánguida despedida de la literatura con textos sin mayor trascendencia o efectividad. El caso de Teresa es absolutamente opuesto. Celebro su capacidad de transmutación, su ingenio libre y fresco, su meditada certeza en conseguir poemas que deslumbran y sorprenden pero que, a la vez, se conectan con su obra anterior y prometen una obra futura. Aquí no se encontrará a una autora epigonal y reiterativa, por el contrario, aquí he podido descubrir a una poeta renovada que revisita temas y obsesiones (lo erótico y lo amoroso, evidentemente, entre otros), pero que los y las observa (las vive, las escribe) desde un nuevo punto de vista: como si inaugurara su mirada, por primera vez, frente al mundo y frente a si misma.  

                     Este poemario es un nuevo Arte de Amar que se desenvuelve en las circunstancias del mundo contemporáneo con sus encuentros y desencuentros, sus miedos y sus iras, su ternura y su rudeza. La poeta registra múltiples vicisitudes con el amado siempre en la búsqueda insaciable de un sentimiento que, por momentos, aparece prefecto y, por momentos, aparece trágico, como suele suceder, casi siempre, en la gran mayoría de los afectos humanos.

                     La brevedad de los textos convierte cada página en un tránsito hacia la otra, pero, a su vez, cada poema como protagonista de una realidad diferente. El lector se enfrenta a una multitud de luces y sombras, donde la sabia factura de cada verso hace de espejo del texto anterior y, también, del texto siguiente. Existen “momentos” diferentes, pero nunca contradictorios, se constituyen la analogía y la ironía como descripción de un escenario cotidiano que explora en y detrás de las palabras la realidad continua y discontinua de la existencia. Es en estos espacios donde la poeta afirma un pensamiento poético y filosófico que ahonda en su experiencia de la humanidad y del mundo que le ha tocado vivir. Así, quede avisado el lector, que la aparente “facilidad” de muchos de los poemas no es tal, y que, necesariamente, deben releerse con la pausa y con la meditación que sólo nos entrega la mejor literatura.

                           Por último, quiero destacar la sutileza y la gracilidad del estilo de Teresa Calderón. Esta es una poesía que nos “encanta”, nos seduce, nos conmueve, es decir, que logra hechizarnos desde que empezamos a leerla. Mucha de la poesía actual no consigue, ni muy lejanamente, el mismo efecto… Pero, cuidado (otra advertencia al lector), esta aparenta dulzura y esta fluidez hace que la autora incorpore también trazas de crítica descarnada a las circunstancias del amor y, en general, a las de la vida. Cada palabra, medida y calibrada, encierra un universo de sentidos que la gran poesía consigue muy raramente, como aquí, hacer de quien la lee o la escucha, un ser distinto, un “otro yo” que ha cambiado los átomos de nuestra sensibilidad. Esta “magia calderoniana” es algo que merece redescubrirse y relatarse cuando cerremos el libro y, en silencio, quede vibrando, la palabra y su eco, en nuestro corazón y en nuestra inteligencia.

  

Madrid, mayo de 2023.- 



[1] Y, desde luego, de su promoción, la llamada “Generación de los ochenta, del ’87 o “N. N.”.

No hay comentarios.: